PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 8 - Número 1968 ~ Viernes
1° de Marzo de 2013
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
“Por eso os digo
que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que
produzca sus frutos” Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír sus
parábolas, comprendieron que hablaba de ellos. Y, aunque buscaban echarle mano,
temieron a la gente, que lo tenía por profeta…
Señor, libérame de mis falsas seguridades, no dejes que
me quede envuelto y asfixiado en mis propios proyectos que no me dejan ver tu
luz, que no me permiten escuchar esa palabra que me llama a la entrega, al
cambio, a la vida nueva.
No permites que te elimine de mi vida para que no
perturbes mis estructuras y mis planes.
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús dijo a los grandes sacerdotes y a
los notables del pueblo: «Escuchad otra parábola. Era un propietario que plantó
una viña, la rodeó de una cerca, cavó en ella un lagar y edificó una torre; la
arrendó a unos labradores y se ausentó. Cuando llegó el tiempo de los frutos,
envió sus siervos a los labradores para recibir sus frutos. Pero los labradores
agarraron a los siervos, y a uno le golpearon, a otro le mataron, a otro le
apedrearon. De nuevo envió otros siervos en mayor número que los primeros; pero
los trataron de la misma manera. Finalmente les envió a su hijo, diciendo: ‘A
mi hijo le respetarán’. Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron entre
sí: ‘Este es el heredero. Vamos, matémosle y quedémonos con su herencia’. Y
agarrándole, le echaron fuera de la viña y le mataron. Cuando venga, pues, el
dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?».
Dícenle: «A esos miserables les dará una muerte miserable
y arrendará la viña a otros labradores, que le paguen los frutos a su tiempo».
Y Jesús les dice: «¿No habéis leído nunca en las Escrituras: La piedra que los
constructores desecharon, en piedra angular se ha convertido; fue el Señor
quien hizo esto y es maravilloso a nuestros ojos? Por eso os digo: se os
quitará el Reino de Dios para dárselo a un pueblo que rinda sus frutos».
Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír sus
parábolas, comprendieron que estaba refiriéndose a ellos. Y trataban de
detenerle, pero tuvieron miedo a la gente porque le tenían por profeta.
(Mt 21,33-43.45-46)
Comentario
Hoy, Jesús, por medio de la parábola de los viñadores
homicidas, nos habla de la infidelidad; compara la viña con Israel y los
viñadores con los jefes del pueblo escogido. A ellos y a toda la descendencia
de Abraham se les había confiado el Reino de Dios, pero han malversado la
heredad: «Por eso os digo: Se os quitará el Reino de Dios para dárselo a un
pueblo que rinda sus frutos» (Mt 21,43).
Al principio del Evangelio de Mateo, la Buena Nueva
parece dirigida únicamente a Israel. El pueble escogido, ya en la Antigua
Alianza, tiene la misión de anunciar y llevar la salvación a todas las
naciones. Pero Israel no ha sido fiel a su misión. Jesús, el mediador de la
Nueva Alianza, congregará a su alrededor a los doce Apóstoles, símbolo del
“nuevo” Israel, llamado a dar frutos de vida eterna y a anunciar a todos los
pueblos la salvación.
Este nuevo Israel es la Iglesia, todos los bautizados.
Nosotros hemos recibido, en la persona de Jesús y en su mensaje, un regalo único
que hemos de hacer fructificar. No nos podemos conformar con una vivencia
individualista y cerrada a nuestra fe; hay que comunicarla y regalarla a cada
persona que se nos acerca. De ahí se deriva que el primer fruto es que vivamos
nuestra fe en el calor de familia, el de la comunidad cristiana. Esto será
sencillo, porque «donde hay dos o más reunidos en mi nombre, yo estoy allí en
medio de ellos» (Mt 18,20).
Pero se trata de una comunidad cristiana abierta, es
decir, eminentemente misionera (segundo fruto). Por la fuerza y la belleza del
Resucitado “en medio nuestro”, la comunidad es atractiva en todos sus gestos y
actos, y cada uno de sus miembros goza de la capacidad de engendrar hombres y
mujeres a la nueva vida del Resucitado. Y un tercer fruto es que vivamos con la
convicción y certeza de que en el Evangelio encontramos la solución a todos los
problemas.
Vivamos en el santo temor de Dios, no fuera que nos sea
tomado el Reino y dado a otros.
Rev. D. Melcior QUEROL i Solà (Ribes de Freser, Girona,
España)
Santoral Católico:
San Albino de Angers
Obispo
Etimológicamente Albino significa "blanco".
Viene de la lengua latina.
La gran popularidad de San Albino se debe menos a su
vida, sin ningún hecho notable, que a los múltiples milagros que se le
atribuyeron, sobre todo después de su muerte. Su culto se propagó por Francia,
Italia, España y Alemania y llegó hasta Polonia. El santo es titular de
numerosas parroquias en Francia.
Nació en la diócesis de Vannes en Bretaña, de una familia
originaria de Inglaterra o de Irlanda, según se dice. Muy joven, entró en el
monasterio de Tincillac, del que sabemos muy poco, y llevó ahí una vida de gran
santidad. Hacia los treinta y cinco años de edad, fue elegido abad; bajo su
gobierno floreció extraordinariamente el monasterio y se convirtió en un
verdadero jardín de virtudes. Nada tiene, pues, de extraño que las miradas del
clero y el pueblo de Angers se hayan vuelto hacia san Albino cuando la sede
quedó vacante, el año 529. Para gran pena suya y contento de san Melanio,
obispo de Rennes, san Albino fue elegido obispo de Angers y demostró ser un
hábil e inteligente pastor.
El santo predicaba todos los días, era muy generoso con
los pobres y menesterosos, pero especialmente con las viudas que tenían muchos
hijos. Otra de sus obras predilectas era el rescate de esclavos y gastó enormes
sumas de dinero en rescatar a los prisioneros que los bárbaros habían hecho en
sus numerosas invasiones. Según la tradición, san Albino rescató a un cautivo,
no de los bárbaros, sino del propio rey Childeberto. Se trataba de una hermosa
muchacha en quien Childeberto había puesto los ojos y a la que había mandado
raptar y encerrar en una fortaleza. Tan pronto como la noticia llegó a oídos de
san Albino, fue éste personalmente al castillo a exigir la libertad de la
joven. La figura del obispo inspiró tal respeto a los guardias, que pusieron
inmediatamente en libertad a la muchacha. La leyenda añade que uno de los
soldados intentó detener a la joven, usando de amenazas y violencia; pero el
obispo sopló sobre él y el soldado cayó muerto. El rey no trató de apoderarse
de nuevo de la joven, llamada Eteria; pero cometió la villanía de exigir que el
obispo pagase el rescate. Prescindiendo de la verdad dudosa de esta leyenda, lo
cierto es que el rey Childeberto profesaba gran veneración a san Albino; en
cambio la popularidad del obispo era menor entre algunos de sus súbditos,
porque había puesto en ejecución los decretos de los dos Concilios de Orléans
(538 y 541) contra los matrimonios incestuosos.
Se atribuyeron a san Albino muchos milagros. Además de
varias curaciones de enfermos y de ciegos, se cuenta que resucitó a un joven
llamado Albaldo. En otra ocasión, después de haber intercedido sin éxito por
unos prisioneros, se derrumbó durante la noche una parte del muro de la prisión
y éstos pudieron escapar; inmediatamente fueron a ver al santo y le prometieron
cambiar de vida.
Fuente: Catholic.net
¡Buenos días!
En medio de su pueblo
¡Qué simpático
sería un Presidente o un Rey que, vestido como una persona común, subiera al
ómnibus de la esquina para trasladarse y entrara en el supermercado para
comprar lo que desea! ¿No has pensado que Jesús, el mismo Hijo eterno de Dios,
vino a nuestro encuentro y compartió nuestra vida común en medio de nosotros?
Un soldado norteamericano viajaba un día en
ómnibus haciendo turismo por Suecia. El sueco que viajaba junto a él parecía ser
muy amable, y el soldado empezó a dialogar familiarmente con el simpático
acompañante. Hablaron de todo un poco, hasta que el soldado le dijo:
—Mi país es el más democrático de todo el
mundo. Cualquier ciudadano es recibido cordialmente en la Casa Blanca para ver
al presidente y ventilar cualquier problema o queja con él en persona.
El sueco, para no quedar en inferioridad,
añadió enseguida:
—Eso no es nada, aquí en Suecia, el rey viaja
en el mismo ómnibus que la gente corriente.
Cuando poco después el acompañante bajó del
vehículo, los otros pasajeros le informaron al norteamericano que había viajado
junto al rey Gustavo Adolfo VI.
Esto es lo que
hizo Jesús, al dejar a un lado su categoría de Dios y asumir nuestra condición
humana en toda su humildad. San Juan lo destaca en la introducción a su
Evangelio: “El Verbo de Dios se hizo carne y habitó en medio de nosotros” (Juan
1, 12). ¡Como para meditarlo, y llenarte de admiración y gratitud! Que pases un
día muy sereno y tranquilo.
Padre Natalio
La frase de hoy
“Vamos a experimentar durante unos días lo que es “una Iglesia sin Papa”. El mismo Papa va
a dejar de serlo. Y en la liturgia, cuando llegue el momento, no tendremos
nombre que mencionar. Nuestro Papa será desde el 28 de febrero a las 20.00
horas hasta el momento de la elección de un nuevo papa, ¡Jesucristo!, ¡el Sumo
Pastor! ¡El Espíritu de Jesús y del Abbá! Será otro sábado santo eclesial. Y
María estará aquí con nosotros, convertida en Iglesia orante en todas las
Iglesias locales, suplicando y ahuyentando demonios”
P. José Cristo Rey García Paredes
Sacerdote Claretiano de España
Tema del día:
En la barca de la Iglesia
La historia de la Iglesia es apasionante. Desde su
nacimiento, tras la Muerte y Resurrección de Cristo. Desde sus primeros años,
con esperanzas y con persecuciones. Desde su larga historia, escrita con
páginas de santidad y de amor, con debilidades, pecados y misericordia.
En la nave sopla el viento del Espíritu. La estrella
polar, María, indica el camino hacia Cristo. Dios Padre convoca, desde Oriente
hasta Occidente, a quienes más ama, a los hijos de los hombres.
En esa nave están Pedro y sus sucesores, los Papas. Cada
uno, con su carácter diferente y con su amor a Cristo y a su redil, ha
predicado para conservar viva la fe, ha trabajado para sostener la esperanza,
ha sufrido y luchado para encender el amor.
La barca sigue su travesía. Las tormentas no dejan de arremeter
contra la nave. Algunos sucumben. Otros se levantan tras la caída y vuelven a
formar parte del pequeño rebaño.
"No temas", dijo Jesús a Pedro. "No
temas", susurra el Maestro a cada generación de bautizados. "No
temas", repetían Juan Pablo II y Benedicto XVI. "No temas",
escucho dentro de mi alma.
No seguimos en la nave apoyados en seguridades humanas:
lo que es frágil no garantiza certezas ni robustece las rodillas vacilantes. La
fuerza de la Iglesia católica viene de lo alto y nos permite navegar seguros,
hacia la Jerusalén celestial.
Desde la fe, la esperanza y la caridad seguimos nuestro
viaje. Permanecemos unidos, confirmados en la sana doctrina, gracias al Papa.
No importa su nombre ni su origen. Se llamará Juan o
Pablo o Juan Pablo, se llamará Pío o Benedicto, vendrá de Italia, de Polonia,
de Alemania o de algún otro lugar de la amplia geografía católica. Nos basta
con saber que Jesús lo eligió y le dice, como al primer Papa: "Apacienta
mis ovejas... Sígueme" (cf. Jn 21,15-19).
Sopla el viento del Espíritu. Las velas sienten el
empuje. El timón se mantiene firme, desde la fe de una Iglesia milenaria y
siempre joven.
En el horizonte, un banquete: el Cordero ha dado su
Sangre para que entremos con Él, vencedores, en la gran fiesta de los cielos.
Autor: P.Fernando Pascual LC
Fuente: Catholic.net
Cuaresma día por día:
Día 17º. Viernes segundo
Amar hasta el
martirio.
Los bandidos encuentran al padre Bressini en Canadá con
un ladrón que se acababa de convertir al cristianismo, y a los dos los
torturan. Fue un martirio lento y refinado: Un día es una uña arrancada, al día
siguiente la falange de un dedo y así durante semanas. El padre Bressin¡
mandaba escribir así al Superior de los jesuitas: "No me queda más que un
dedo entero, me han arrancado algunas uñas con los dientes. En seis veces han
quemado seis falanges. Sólo en las manos me han aplicado el fuego y el hierro
más de dieciocho veces y me obligaban a cantar durante el suplicio".
Cuando le tocó el suplicio al ladrón decía: "Padre Bressini,
ya no puedo más. Veo que voy a flaquear. ¡Pronto, pronto, Padre, muéstrame tus
manos! Ellas me dicen cómo hay que amar a Dios".
Cuando miramos un crucifijo, al ver clavadas las manos y
los pies y la cabeza con las espinas deberíamos decir como el joven ladrón:
"En tu Cruz veo cómo me has amado, Señor. Tus llagas
me darán fuerzas para seguir aguantando -amando- las pequeñas cruces que
permitas en mi vida".
Continúa hablándole a Dios con tus palabras.
P. José Pedro Manglano Castellary
Desde el Monasterio del
Cristo Orante
Con la emoción aún de lo vivido, que gracias a la
tecnología, pudimos seguirlo desde aquí muy bien, los saludo en el Señor.
La historia de la Iglesia conoce unos cuántos casos de
monjes que terminaron Papas... y un solo caso inverso, que hoy nos ha tocado
presenciar: un Papa que se hace monje, que ingresa libremente a la fortísima
raza de los cenobitas, como dice san Benito. No va por menos, sino por más; no
se baja de la Cruz, sino que trepa más alto: audazmente ha dado un paso
adelante (no al costado) para afrontar los inmensos retos de la Iglesia con
mejor armamento que el que le posibilitaba la sede de Pedro: la plegaria, la
omnipotencia suplicante. Como dice un famoso texto de Chesterton: al revés de
lo que se cree, cuando las cosas andan realmente mal, ya no se necesita al
hombre práctico; es la hora del hombre teórico, del contemplativo. Por eso este
inmenso Papa que Dios nos ha regalado deja el valle y sube a la montaña. Aún no
se ha entendido del todo el gesto. Nos llevará seguramente algunos años. Sólo
me atrevo a adelantar que decir "me retiro para orar por la Iglesia"
no fue un mero eufemismo para decir sin más "me retiro". Tal vez sea
más bien como decir: no me retiro nada; me adentro en pos de una misión más
ardua y determinante. Que otro, más joven, con menos fuerzas, se ocupe de la
cosa práctica. Yo me ocupo de los dragones.
Si san Gregorio fue el primer Papa monje; Benedicto es el
primer monje Papa. Tal vez, el Papa más agudo de los últimos mil años. La Barca
de Pedro, en breve, tendrá nuevo timonel... y tendrá un vigía nocturno en la
punta de su palo mayor.
Bienvenido Abba Benito XVI a la fortísima raza monacal.
Con Usted, Santidad, acaudillando nuestra plegaria, los monjes del mundo entero
nos sentimos más fuertes, más acompañados, mejor orientados.
Nuevo artículo
Hay nuevo material publicado en el blog
"Juan Pablo
II inolvidable"
Puedes acceder en la dirección:
Estadísticas de los Blogs
El siguiente es el estado demostrativo de la cantidad de
visitas registradas en los dos blogs que llevamos adelante en internet: "Pequeñas Semillitas" y "Juan Pablo II inolvidable".
Esta información se publica el primer día de cada mes.
Debe recordarse que las visitas se cuentan desde el
inicio de cada uno de ellos que ha sido en fechas distintas:
Desde el 1º de
Marzo de 2007 hasta hoy ha sido visitado por 1.841.117 lectores. Durante el último mes (febrero 2013) registró 14.268 visitas.
Desde el 25 de
Diciembre de 2009 hasta hoy ha sido visitado por 343.146 lectores. Durante el
último mes (febrero 2013) registró 5.797 visitas.
“Intimidad Divina”
La viña del Señor
Lo mismo que Jeremías, el profeta perseguido por su
pueblo, así José, el hebreo odiado por sus hermanos, es figura del Mesías
paciente. Recordando las historias dolorosas de aquellos personajes bíblicos,
la liturgia cuaresmal quiere ayudar a sus fieles a que comprendan más
profundamente el misterio de Jesús y a descubrir mejor la hondura de la malicia
humana, con la finalidad de una conversión saludable. En la triste aventura de
José lo que domina es la envidia de sus hermanos que han decidido liberarse,
matándolo, del joven soñador; la piedad de uno de ellos les detiene de cometer
el delito, y entonces terminan vendiéndolo por “veinte siclos de plata” (Gn 37,
28). Un precio poco inferior a aquel que, muchos siglos más tarde, será pactado
por Judas para entregar a Jesús en manos del Sanedrín. También Cristo será
víctima de la envidia y del odio de sus hermanos: los nazaretanos fueron los
primeros en querer apedrearlo, un apóstol lo venderá, sus connacionales, a
quienes tanto había beneficiado, lo colocarán en la cruz. El mismo Jesús
sintetizó esta triste historia en la parábola de los malos viñadores, los
cuales por dos veces mataron a los siervos de su amo y la tercera llegaron a
matar a su hijo. El pueblo elegido, llamado antes que todos a la salvación, no
sólo rechazó y asesinó a los profetas enviados por Dios, sino que reservó
incluso el mismo destino al Hijo de Dios.
La parábola de los viñadores se abre refiriéndose a la célebre
alegoría de Isaías: la viña plantada por Dios, objeto de sus amorosos cuidados,
pero que llegado el tiempo de la cosecha no da más que uvas amargas. Dios se
queja: “¿Qué más se puede hacer ya a mi viña, que no se lo haya hecho yo? Yo la
esperaba que diese uvas. ¿Por qué ha dado agraces?” (Is 5, 4). Es la imagen
transparente de la ingratitud del pueblo elegido que en olvidando los grandes
beneficios recibidos de Dios, le vuelve las espaldas y se hace tan duro de
corazón que rechaza al Hijo de Dios, persiguiéndolo y crucificándolo. Esta historia sigue repitiéndose. Otros hombres
son llamados por Dios a cubrir los puestos que dejara vacíos el antiguo Israel;
el Señor les ha dado su Reino, les ha agraciado con vocaciones privilegiadas,
les ha convertido en su nuevo pueblo, la Iglesia; pero también son pocos los
que rinden los frutos esperados y muchos simplemente no corresponden. Las
pasiones siguen infiltrándose en la viña del Señor y transforman a los
viñadores de siervos e hijos fieles en hombres ingratos, avariciosos, rebeldes,
traidores. Entonces, ¿no se repetirá todo lo que un día se verificó para
Israel?.
La parábola invita a un serio examen de conciencia, a no
cerrar nuestros ojos sobre los movimientos descontrolados de las pasiones, a
controlar con cuidado la propia conducta y así prevenir los estragos del mal.
Pero por mucho que el hombre se vigile y se examine con sinceridad, es incapaz
de descubrir todos los pliegues y las sombras de su corazón; necesita una luz
muy superior, que solamente Dios puede concederle. He aquí por qué el examen de
conciencia no puede reducirse a una fría introspección, sino que debe consistir
más bien en ponerse cara a cara con Dios, mirarse en él, verse a la luz de su
verdad y de su infinita bondad, de su amor eterno, de sus innumerables gracias
y dones. En esta actitud, resaltan con mayor facilidad incluso los más pequeños
defectos, y sobre todo el hombre se siente impulsado más fuertemente al
arrepentimiento, a la conversión, y al mismo tiempo una fuerza nueva le lleva a
confiar más en Dios que en sí mismo.
¡Ven, oh Señor
Jesús! Extirpa todo escándalo de este tu reino, que es mi alma, y reina en él,
pues tienes todo el derecho. Mira: sale a flote la avaricia, y reclama un
puesto en mí; el orgullo, y quiere dominarme; la soberbia, y quiere erigirse en
reina; la lujuria, y grita: “aquí mando yo”; la ambición, la maledicencia, la
envidia y la rabia se pelean dentro de mí por ver a quién doy la preferencia.
Por mi parte, hago todo lo posible por resistir, lucho para desfallecer; te
invoco, Jesús, Señor mío, me defiendo por tu causa, pues sé que te pertenezco.
Quiero que seas tú mi Dios y mi Señor, y grito: ¡No tengo a otro rey fuera de
mi Señor Jesús! Ven, pues, ¡oh Señor!, destruye con tu poder a estos enemigos y
reinarás en mí, porque tú eres mi Rey y mi Dios. (San Bernardo).
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.
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