miércoles, 20 de marzo de 2013

Pequeñas Semillitas 1979


PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 8 - Número 1979 ~ Miércoles 20 de Marzo de 2013
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
   

Alabado sea Jesucristo…
Señor, si te tengo a ti no me falta nada. Pero a veces te olvido y mi corazón quiere ser independiente. Me confundo creyendo que tu amor no es suficiente. Yo quiero otros afectos, y quiero elegir a quiénes amar y por quiénes dejarme amar. Ignoro o desprecio a los que no me sirven para sentirme bien. Sana esa independencia enfermiza, Señor, para que pueda dejarme tomar por tu amor. Así no despreciaré a nadie, porque los miraré con tus ojos, y cualquier ser humano será un signo de tu ternura y de tu cercanía. Sana todo temor a la soledad, Dios mío, y dame una fe profunda para creer que tú eres real, que tu amor es verdadero, y que puedes saciar y sobrepasar toda mi sed de amor. Amén.


La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy


En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos que habían creído en Él: «Si os mantenéis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres». Ellos le respondieron: «Nosotros somos descendencia de Abraham y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Os haréis libres?». Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: todo el que comete pecado es un esclavo. Y el esclavo no se queda en casa para siempre; mientras el hijo se queda para siempre. Si, pues, el Hijo os da la libertad, seréis realmente libres. Ya sé que sois descendencia de Abraham; pero tratáis de matarme, porque mi Palabra no prende en vosotros. Yo hablo lo que he visto donde mi Padre; y vosotros hacéis lo que habéis oído donde vuestro padre».
Ellos le respondieron: «Nuestro padre es Abraham». Jesús les dice: «Si sois hijos de Abraham, haced las obras de Abraham. Pero tratáis de matarme, a mí que os he dicho la verdad que oí de Dios. Eso no lo hizo Abraham. Vosotros hacéis las obras de vuestro padre». Ellos le dijeron: «Nosotros no hemos nacido de la prostitución; no tenemos más padre que a Dios». Jesús les respondió: «Si Dios fuera vuestro Padre, me amaríais a mí, porque yo he salido y vengo de Dios; no he venido por mi cuenta, sino que Él me ha enviado».
(Jn 8,31-42)

Comentario
Hoy, el Señor dirige duras palabras a los judíos. No a cualquier judío, sino, precisamente, a aquellos que abrazaron la fe: Jesús dijo «a los judíos que habían creído en Él» (Jn 8,31). Sin duda, este diálogo de Jesús refleja el inicio de aquellas dificultades causadas por los cristianos judaizantes en la primera hora de la Iglesia.
Como eran descendientes de Abraham según la consanguineidad, esos tales discípulos de Jesús se consideraban superiores no solamente de los gentíos que vivían lejos de la fe, sino también superiores a cualquier discípulo no judío partícipe de la misma fe. Ellos decían: «Nosotros somos descendencia de Abraham» (Jn 8,33); «nuestro padre es Abraham» (v. 39); «solo tenemos un padre, Dios» (v. 41). A pesar de ser discípulos de Jesús, tenemos la impresión de que Jesús nada representaba para ellos, nada acrecentaba al que ya poseían. Pero es ahí donde se encuentra el gran error de todos ellos: los verdaderos hijos no son los descendientes según la consanguineidad, sino los herederos de la promesa, o sea, aquellos que creen (cf. Rom 9,6-8). Sin la fe en Jesús no es posible que alguien alcance la promesa de Abraham. Por tanto, entre los discípulos «no hay judíos o griego; no hay esclavo o libre; no hay hombre o mujer», porque todos son hermanos por el bautismo (cf. Gal 3,27-28).
No nos dejemos seducir por orgullo espiritual. Los judaizantes se consideraban superiores a los otros cristianos. No es necesario hablar, aquí, de los hermanos separados. Pero pensemos en nosotros mismos. ¡Cuántas veces algunos católicos se consideran mejores que los otros católicos porque siguen este o aquel movimiento, porque observan esta o aquella disciplina, porque obedecen a este o a aquel uso litúrgico! Unos, porque son ricos; otros, porque estudiaron más. Unos, porque ocupan cargos importantes; otros, porque vienen de familias nobles... «Quisiera que cada uno de vosotros sintiera la alegría de ser cristiano… Dios guía a su Iglesia, la sostiene siempre, también y sobre todo en los momentos difíciles» (Benedicto XVI).
Pe. Givanildo dos SANTOS Ferreira (Brasília, Brasil)


Santoral Católico:
San Daniel
Profeta


Daniel significa: "Dios es mi juez". Los datos acerca de este santo los sabemos por el libro de Daniel, en la S. Biblia.

Pertenecía a una familia importante de Jerusalem. Era muy inteligente y estudioso y de agradable presencia. Cuando el rey Nabucodonosor invadió a Jerusalem se lo llevó prisionero a Babilonia junto con otros jóvenes. Al darse cuenta de las cualidades de este adolescente, Nabucodonosor lo hace instruir en todas las ciencias políticas y sociales de su país.

Siendo este profeta todavía muy joven, unos jueces quisieron hacer pecar a una mujer casada y como ella no aceptó las infames pretensiones de ellos, la calumniaron inventando que la habían visto pecar con un joven. La gente creyó la calumnia y la llevaban para matarla a pedradas, cuando apareció Daniel. Llamó a los dos jueces y los interrogó uno por uno, por separado, y les preguntó: "¿Dónde estaba Susana cuando ella cometió la falta?" Uno respondió: "Debajo de una acacia". Y el otro dijo: "Debajo de una encina." Entonces Daniel les dijo: "Ustedes estaban acostumbrados a hacer pecar a mujeres sin fe y sin valor, pero ahora se encontraron a una mujer que cree y es valiente. Su hermosura los sedujo y creyeron poder hacer que ella ofendiera a Dios, pero no lo lograron. Ahora tendrán el pago de su delito". Y el pueblo condenó a muerte a estos dos impuros calumniadores y alabó a Dios por la sabiduría que le había concedido a Daniel.

Los enemigos de la religión acusaron a Daniel porque tres veces cada día se arrodillaba en la azotea de su casa a adorar y rezar a Dios. En castigo fue echado al foso donde había leones sin comer. Pero Dios hizo el milagro de que los leones no lo atacaran, y esto hizo que el rey creyera en el verdadero Dios.

El joven se abstenía de tomar bebidas alcohólicas y de consumir alimentos prohibidos por la Ley de Moisés, y Dios en cambio le concedió una inmensa sabiduría, con la cual logró escalar los más altos puestos de gobierno hasta llegar a ser primer ministro bajo los gobiernos de Nabucodonosor, Baltasar, Darío y Ciro. A su gran sabiduría, a su habilidad para gobernar y a su santidad debe él que a pesar de los cambios de gobierno lograra conservar su cargo durante el reinado de cuatro reyes.

Daniel recibió de Dios la gracia de revelar sueños y visiones. Soñó Nabucodonosor que estaba viendo una estatua inmensa con cabeza de oro, pecho de plata, piernas de hierro y pies de barro y que una piedrecita se desprendía del monte e iba creciendo hasta llegar y chocar con la estatua y volverla polvo. Y Daniel le explicó que este sueño significaba que vendrían varios reinos en el mundo, uno muy rico, como de oro, otro menos rico, como de plata, y un tercero muy fuerte como de hierro y otro más débil como de barro, y que la verdadera religión, que al principio sería muy pequeña, iría creciendo hasta lograr dominar todos los reinos. Esto se ha cumplido con la religión de Cristo que empezó siendo tan pequeñita y ahora está extendida por todo el mundo y es más poderosa que cualquier reino de la tierra.

Dios anunció que al rey Nabucodonosor por haber cometido maldades y ser orgulloso, lo iba a volver loco. Nabucodonosor le pidió a Daniel que le rogara a Dios que le cambiara el castigo por alguna obra buena, y el Señor le dijo que para librarse de los castigos tenía que dar limosnas a los pobres.

El rey Baltasar cometió el pecado de emplear los cálices sagrados del altar de Dios para tomar licor en una fiesta, y estando en esto apareció una mano misteriosa que escribía tres palabras en la pared: Mene, Tequel, Uparsin. El rey se asustó mucho y el profeta Daniel le explicó: "Mene significa pesado. Es que Dios ha pesado sus obras y han resultado faltas de peso para recibir premios. Tequel significa medido. Dios midió sus obras y no dan la medida para recibir gloria. Uparsin significa dividido. Es que su reino será dividido y pasado a otros".

Y esa misma noche llegaron los enemigos del reino y mataron a Baltasar y dividieron su reino y lo pasaron a los persas.

Daniel fue un profeta tan estimado que pudo corregir a los mismos jefes de gobierno de su tiempo y sus correcciones fueron recibidas con buena voluntad. Ante el pueblo apareció siempre como un hombre iluminado por Dios y de una conducta ejemplar y como un creyente de una profunda piedad y devoción.

Fuente: EWTN


¡Buenos días!

“A la sombra de tus alas”

Los salmos son antiguos cánticos donde vibra el alma del creyente con una gran riqueza de sentimientos, como asombro, alabanza, contrición, intimidad, dulzura u otros estados de ánimo. El salmista —por ejemplo— clama a Dios en una situación angustiosa, usando el tierno símbolo de las alas de un ave maternal para expresar su amor y confianza en el Señor.

Salmo 17: Guárdame como a las niñas de tus ojos, a la sombra de tus alas escóndeme de los malvados que me asaltan, del enemigo mortal que me cerca. Salmo 57: Misericordia, Dios mío, misericordia, que mi alma se refugia en ti; me refugio a la sombra de tus alas mientras pasa la calamidad.
Salmo 63: A la sombra de tus alas canto con júbilo, mi alma está unida a ti, y tu diestra me sostiene.
Salmo 91: Él te librará de la red del cazador, de la peste funesta. Te cubrirá con sus plumas, bajo sus alas te refugiarás, su brazo es escudo y armadura.

El mismo Jesús usó esta imagen cuando desde el monte de los olivos mirando a sus pies a la ciudad deicida, lleno de tristeza, exclamó: “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como la gallina reúne bajo sus alas a los pollitos, y tú no quisiste!”. Tómale gusto a los salmos: te enseñarán a orar a Dios con sentimientos auténticos.

Padre Natalio


La frase de hoy

“Dios es bueno, Dios siempre perdona.
Dios es Padre… acérquense siempre a Él.
Que la Madre los bendiga mucho
y por favor, no se olviden de este obispo,
que aunque está lejos, los quiere mucho:
recen por mí”

Papa Francisco
Al pueblo argentino


Tema del día:
El Escudo del Papa Francisco


El escudo del pontificado de Francisco es el mismo que tenía como arzobispo, manteniendo además el lema “Miserando atque eligendo” (Lo miró con misericordia y lo eligió). Así lo informó en conferencia de prensa en el Vaticano el padre Federico Lombardi, portavoz de Su Santidad.

El Escudo

En los trazos esenciales el Papa Francisco decidió conservar el mismo emblema que mantuvo desde su consagración episcopal, particularmente caracterizado por la sencillez.

El escudo azul aparece coronado por los símbolos de la dignidad pontificia iguales a aquellos elegidos por su predecesor Benedicto XVI, a saber: la mitra colocada al centro y en alto con las llaves entrecruzadas, una representada con el color del oro y la otra con el de la plata, unidas (en la parte baja de la imagen) por un lazo rojo. En alto, aparece el emblema de la orden religiosa de proveniencia del Papa, la Compañía de Jesús: un sol radiante con, al centro y letras rojas, la inscripción IHS, el monograma de Cristo. Sobre la letra H se apoya la cruz, en punta, con los tres clavos en negro colocados a la base.

En la parte inferior se percibe la estrella y la flor de nardo. La estrella, siguiendo la antigua tradición heráldica, simboliza a la Santísima Virgen María, Madre de Cristo y de la Iglesia; mientras la flor de nardo evoca la figura de San José, el patrono de la Iglesia universal. En efecto, en la tradición iconográfica hispánica San José aparece representado con un ramo de flor de nardo en la mano. Al colocar en su escudo estas imágenes, el Papa ha querido expresar su propia y particular devoción hacia la Virgen Santísima y San José.

El Lema

El lema del Santo Padre Francisco está tomado de las Homilías de San Beda el Venerable sacerdote (Hom. 21; CCL 122, 149-151), quien, comentando el episodio evangélico de la vocación de San Mateo, escribe “Vidit ergo lesus publicanum et quia miserando atque eligendo vidit, ait illi Sequere me“, que evoca el siguiente pasaje: «Jesús vio a un hombre, llamado Mateo, sentado ante la mesa de cobro de los impuestos, y le dijo: “Sígueme”. Lo vio más con la mirada interna de su amor que con los ojos corporales. Jesús vio al publicano, y lo vio con misericordia y eligiéndolo, (miserando atque eligendo), y le dijo Sígueme, “Sígueme”, que quiere decir: “Imítame”. Le dijo “Sígueme”, más que con sus pasos, con su modo de obrar. Porque, quien dice que está siempre en Cristo debe andar de continuo como él y anduvo».

La homilía de San Beda el Venerable, presbítero, es un homenaje a la misericordia divina y aparece reproducida en la Liturgia de las Horas en la fiesta de San Mateo que además reviste un significado particular en la vida y en el itinerario espiritual del Papa. En la fiesta de San Mateo del año 1953, el joven Jorge Mario Bergoglio experimentó –a la edad de 17 años- en un modo del todo particular, la presencia amorosa de Dios en su vida. Después y tras una confesión, se sintió tocado en el corazón y advirtió que sobre sí mismo descendía la misericordia de Dios, quien con mirada de tierno amor, lo llamaba a la vida religiosa, siguiendo el ejemplo de San Ignacio de Loyola.

Una vez elegido Obispo, S. E. Mons. Bergoglio, en recuerdo de este particular momento de su vida que lo marcó profundamente desde los inicios de su total consagración a Dios en Su Iglesia, decidió elegir, como lema y programa de vida, la expresión de San Beda “miserando atque eligendo”  (“Lo miró con misericordia y lo eligió”), que ha querido reproducir también el propio escudo pontificio.

Fuente: Revista Ecclesia


Cuaresma día por día:
Día 36º. Miércoles quinto

Sé fiel en lo poco.

Plinio, un escritor romano de la antigüedad, cuenta que unos sicarios asesinaron a un hombre que tenía un perro. El perro, que se había quedado sin amo, permaneció junto al cadáver de su amo muchos días, para impedir que las aves de rapiña o las fieras carroñeras lo devorasen.

Habla también de otro perro de un ciudadano romano condenado a muerte, que no quiso alejarse de la cárcel donde estaba preso su amo. Hasta después de¡ suplicio -añade- permaneció junto al cadáver, manifestando su dolor con tristes ladridos. Y cuando el cuerpo del amo fue arrojado al Tíber, se lanzó también al río, donde le vieron emplear todas sus fuerzas para impedir que se hundiera el cadáver.

Es el instinto de los animales. No podemos hablar de auténtico amor. Pero da la impresión de que hasta las criaturas irracionales nos dan lecciones, nos exhortan a dar gracias, a amar y ser fieles a los demás.

¿Eres tú fiel en lo poco? ¿Hablas mal de alguien que no está presente? ¿Cuándo quedas en algo, lo cumples? ¿Dices siempre la verdad, aunque sea en tonterías? ¿Engañas en el juego? Señor, que sea fiel en lo poco, que sea fiel a los demás y a Ti.

Continúa hablándole a Dios con tus palabras.

P. José Pedro Manglano Castellary


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Pedidos de oración


Pedimos oración por la Paz del Mundo; por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de las familias y la fidelidad de los matrimonios; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por Leandro Darién Z., de Rosario, Argentina, que viaja a San Cristóbal de las Casas, México, por razones de trabajo. Que el Señor Jesús lo acompañe siempre y la Santísima Virgen acompañe a su familia durante su ausencia.

Pedimos oración por Julio que vive en Teustepe, Nicaragua, para que Jesús y su Santísima Madre le ayuden en su enfermedad de alcoholismo.

Pedimos oración por Raúl Daniel, de Buenos Aires, Argentina, quien padece cáncer de pulmón con lesiones en huesos, rogando a Dios que le conceda alivio y fortaleza espiritual en estos difíciles momentos de prueba que debe pasar.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la solicitud de oración. Por favor: en los pedidos ser breves y concretos y enviarlos a pequesemillitas@gmail.com y deben poner en el asunto “Pedido de oración”, ya que los correos que llegan sin asunto (o con el asunto en blanco) son eliminados sin abrirlos. No se reciben pedidos de oración a través de Facebook ni por otro medio que no sea el correo antes señalado.
Los Pedidos de Oración se publican de lunes a sábados. Los domingos se publican los agradecimientos por las gracias concedidas.


“Intimidad Divina”

El Hijo de Dios os hará libres

La condición que Cristo pone a los hombres para librarse de la esclavitud del pecado es la fe en él; fe que nace de la escucha atenta, perseverante, de su palabra, la única que contiene la verdad absoluta, sin mezcla de errores ni de engaños. “Yo soy la verdad” (Jn 14, 6), dijo el Señor; es él quien trae la verdad al mundo, él es “la luz verdadera que alumbra a todo hombre” (ib. 1, 9). Su palabra es el vehículo de la verdad ofrecida a los hombres para que, por ella alumbrados, se vean libres de las seducciones de la mentira. La mentira del Maligno había seducido al género humano desde sus orígenes y lo había hecho esclavo del pecado; la verdad de Cristo quebranta la antigua esclavitud y le restituye al hombre su libertad de hijo de Dios. En un mundo trastornado por errores, falsas teorías, costumbres corrompidas, el hombre se salva sólo y únicamente adhiriéndose fuertemente al Evangelio; sólo en él puede encontrar la verdad de la doctrina y de la vida.

La libertad no es patrimonio de los esclavos sino de los hijos, “y si el Hijo os hace libres, seréis realmente libres” (Jn 8, 35). El hombre moderno, sediento de libertad, necesita entender que la verdadera libertad se encuentra sólo en Cristo. “La verdadera libertad –enseña el Concilio– es signo eminente de la imagen divina en el hombre” (GS 17). La libertad del hombre no es más que un reflejo de la libertad infinita de Dios. Dios es libre de un modo absoluto, el hombre de un modo relativo; la libertad de Dios consiste en poder hacer libremente todo el bien que quiere, la libertad del hombre consiste en la “libre elección del bien”; tanto más libre es el hombre cuanto más capaz de elegir y de obrar el bien. Pero el pecado hirió al hombre en su libertad; le oscureció la mente haciéndole difícil conocer la verdad, discernir con prontitud el bien del mal; de ahí se siguió la desviación de la voluntad que con frecuencia inclina al hombre a elegir el mal antes que el bien.

Sólo Cristo puede librar al hombre de este triste estado de esclavitud, fruto del pecado, él, que “muriendo destruyó la muerte” causada por el pecado. Pero para gozar plenamente de la libertad de Cristo, el hombre  ha de confiarse a él, dejarse iluminar por él. Verdad hecha carne, y traducir en vida y en obras su palabra. Liberado del pecado, el hombre debe valerse de la libertad que Dios le ha dado y que Cristo le ha restituido para servir a Dios, para servir a Cristo con amor. Dios, libertad infinita, es amor; el hombre es libre en la medida en que se hace amor y capacidad de amar a Dios y al prójimo. “Vosotros, hermanos, habéis sido llamados a la libertad –escribe San Pablo a los Gálatas–; pero cuidado con tomar la libertad por pretexto para servir a la carne, antes servíos unos a otros por la caridad” (5, 13). La libertad debe servir al amor, y al amor auténtico es, a su vez, servicio generoso y desinteresado a Dios y a los hermanos.

Refugio mío, alcázar mío, Dios mío, confío en ti. Sí, tú me librarás de la red del cazador, de la peste funesta. Me cubrirás con tus plumas, bajo tus alas me refugiaré. No se me acercará la desgracia, ni la plaga llegará hasta mi tienda, porque a tus ángeles has dado órdenes para que me guarden en mis caminos; me llevarán en sus palmas, para que mi pie no tropiece en la piedra. (Cfr. Salmo 91, 2-4; 10-12).

P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.

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