PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 8 - Número 1977 ~ Lunes
18 de Marzo de 2013
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
Aunque algún “despistado” o arrogante se anime a criticar
más de la cuenta al prójimo, todos sabemos que no podemos arrojar la primera
piedra.
A un paso de Semana Santa, la Iglesia vuelve a
presentarnos la infinita misericordia de Dios, siempre pronto a perdonar. El
domingo anterior lo hizo con la parábola del padre misericordioso y ayer es el
mismo Jesús el que administra el perdón.
¿No nos consuela y alienta la delicadeza con que el
Maestro trata a la mujer? Ninguna averiguación ningún reproche. Solamente el
perdón: Yo tampoco te condeno. Y con
suave firmeza, sin concesiones, la envía perdonada a una nueva vida. Vete, no peques más en adelante.
Una vez más, Jesús viene a nuestro encuentro para
recordarnos que él no condena, ¡perdona!
Señor Jesús:
ayúdame a aceptar tu misericordia, tu comprensión, tu perdón. Ayúdame a sentir
la alegría del perdón en el sacramento de la reconciliación. Amén.
El Domingo
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús les habló otra vez a los fariseos
diciendo: «Yo soy la luz del mundo; el que me siga no caminará en la oscuridad,
sino que tendrá la luz de la vida». Los fariseos le dijeron: «Tú das testimonio
de ti mismo: tu testimonio no vale». Jesús les respondió: «Aunque yo dé
testimonio de mí mismo, mi testimonio vale, porque sé de dónde he venido y a
dónde voy; pero vosotros no sabéis de dónde vengo ni a dónde voy. Vosotros
juzgáis según la carne; yo no juzgo a nadie; y si juzgo, mi juicio es verdadero,
porque no estoy yo solo, sino yo y el que me ha enviado. Y en vuestra Ley está
escrito que el testimonio de dos personas es válido. Yo soy el que doy
testimonio de mí mismo y también el que me ha enviado, el Padre, da testimonio
de mí».
Entonces le decían: «¿Dónde está tu Padre?». Respondió
Jesús: «No me conocéis ni a mí ni a mi Padre; si me conocierais a mí,
conoceríais también a mi Padre». Estas palabras las pronunció en el Tesoro,
mientras enseñaba en el Templo. Y nadie le prendió, porque aún no había llegado
su hora.
(Jn 8,12-20)
Comentario
Hoy, Jesús nos da una definición de Él mismo, que llena
de sentido la vida de quienes, a pesar de nuestras deficiencias, le queremos
seguir: «Yo soy la luz del mundo» (Jn 8,12). La persona de Jesús, sus enseñanzas,
sus ejemplos de vida son luz que ilumina toda nuestra existencia, tanto en las
horas buenas, como en las de sufrimiento o contradicción.
¿Qué quiere decir esto? Pues que en cualquier
circunstancia en que nos encontremos, ya sea de trabajo, de relación con los
otros, en nuestra relación ante Dios, ante las alegrías o las penas... podemos
pensar: —¿Qué hizo Jesús en una situación semejante?; siempre podemos buscar en
el Evangelio y responder: —¡Pues esto mismo haré yo! Precisamente, Juan Pablo
II ha incorporado en el Santo Rosario —el “compendio del Evangelio”, como él
mismo recuerda— los misterios de la vida pública de Jesús, y los ha denominado
“misterios de la luz”. Así, dice el Papa: «Él es quien, declarado Hijo
predilecto del Padre en el Bautismo del Jordán, anuncia la llegada del Reino,
dando testimonio de él con sus obras y proclamando sus exigencias».
Jesús es luz; quien le siga «no caminará en la oscuridad,
sino que tendrá la luz de la vida» (Jn 8,12). Como discípulos suyos, el Señor
nos invita también a ser luz para el mundo; a llevar la luz de la esperanza en
medio de las violencias, desconfianzas y miedos de nuestros hermanos; a llevar
la luz de la fe en medio de las oscuridades, dudas e interrogantes; a llevar la
luz del amor en medio de tanta mentira, rencor y apasionamiento como vemos a
nuestro alrededor.
El Papa señala como telón de fondo de todos los misterios
de luz, las palabras de María en las bodas de Caná: «Haced lo que Él os diga»
(Jn 2,5): éste es el camino para que Jesús sea luz del mundo y para que
nosotros iluminemos con esta misma luz.
Rev. D. Jordi PASCUAL i Bancells (Salt, Girona, España)
Santoral Católico:
San Cirilo de Jerusalén
Obispo y Doctor de la Iglesia
Desde el periodo apostólico hizo su aparición la herejía
en la Iglesia; pero sin causar en las comunidades eclesiales esas profundas
heridas producidas por el arrianismo y el nestorianismo en los siglos IV y V.
Pero si este pulular de herejías frenó un poco la
evangelización de los paganos, suscitó también grandes figuras de pastores, de
teólogos, de predicadores, de escritores que con sus obras, por medio de una
catequesis sistemática, las homilías y los sermones, lograron exponer
claramente la doctrina cristiana y penetrar en el mismo ambiente pagano. La
defensa de la ortodoxia hizo más consciente y vívida la fe en el pueblo
cristiano. Una de las figuras más representativas de este período de
apasionadas batallas teológicas es la del obispo de Jerusalén, san Cirilo, que
dirigió esa Iglesia desde el 350 hasta su muerte, en el 386.
Cirilo nació de padres cristianos en el año 315. Tuvo
alguna simpatía por los arrianos; pero se separó de ellos muy pronto y se
adhirió a los semiarrianos homoiusianos, esto es, a esa orientación teológica
que se inclinaba a los convenios, que proponía el término “homoi-ousios” (de
naturaleza semejante) en vez de “homo-ousios” (de la misma naturaleza, es
decir, el Verbo de la misma naturaleza que el Padre): se trataba sólo de añadir
una letra, pero era suficiente para eliminar la idea de la consubstancialidad
entre el Padre y el Hijo. Cirilo abandonó también a los semiarrianos y se
adhirió a la doctrina ortodoxa de Nicea. Por esto fue varias veces desterrado,
bajo los emperadores Constancio y Valente. El primer concilio ecuménico de
Constantinopla, en el que participó Cirilo, reconoció la legitimidad de su
episcopado.
Las primeras incertidumbres de su pensamiento teológico
demoraron, en Occidente, el reconocimiento de su santidad. En efecto, su fiesta
fue instituida sólo en 1882. El Papa León XIII le concedió el título de doctor
de la Iglesia por las 24 Catequesis que Cirilo compuso probablemente al
comienzo de su episcopado y que él dirigía a los catecúmenos que se preparaban
para recibir los sacramentos. De las primeras 19, trece están dedicadas a la
exposición general de la doctrina, y cinco, llamadas mistagógicas, están
dedicadas al comentario de los ritos sacramentales de la iniciación cristiana.
Las Catequesis de San Cirilo nos llegaron gracias a la
transcripción de un estenógrafo, en la íntegra naturalidad y sencillez con que
el santo obispo las comunicaba a la comunidad cristiana en los tres principales
santuarios de Jerusalén, es decir, en los mismos lugares de la redención, en
los que, según la expresión del predicador, no sólo se escucha, sino que “se ve
y se toca”.
Fuente: Catholic.net
¡Buenos días!
Vive
generosamente
La generosidad
caracteriza al corazón noble y compasivo. Cada uno tiene algo para dar. Dinero,
talento, tiempo o una simple oración. La generosidad es una virtud que nos
eleva y nos pone en sintonía con nuestra semejanza divina. Hoy te ofrezco una
oración para acrecentar esta virtud, pidiendo perdón por los límites que notas
en ti. Es del P. Víctor Fernández.
Dios mío, mira mi corazón. Tú sabes que a
veces me falta generosidad, sensibilidad frente al mal ajeno, y a veces estoy
demasiado pendiente de mí mismo. Otras veces me desanimo porque no recibo
elogios o no veo los frutos de mis esfuerzos. Dame un corazón más generoso,
para que realmente me interese la felicidad de la gente, para que de verdad me
duelan los problemas ajenos, y no solamente los míos. Tómame, Señor, una vez
más. Convénceme de que es mejor entregarse generosamente que desgastarse en los
lamentos. Utilízame, Dios mío, para derramar tu poder y tu luz en el mundo. Así
seré feliz en tu servicio. Amén.
Antes de buscar
el beneficio personal, piensa cómo puedes servir. En lugar de querer poseer
empezarás a compartir, guiado por el deseo de ayudar a satisfacer las
necesidades de los otros. Lo asombroso es que verás fluir la verdadera
satisfacción a tu vida. Cuando prestas servicio a la humanidad, te pones en
onda con Dios, infinita bondad.
Padre Natalio
La frase de hoy
“El Señor nunca se cansa de perdonar.
Somos nosotros los que nos cansamos de pedir perdón”
Papa Francisco
Tema del día:
“Vamos a tener un
san
Francisco en el siglo XXI”
El ministro general de la Orden de los Franciscanos
Menores, fray José Rodríguez Carballo OFM, expresó que la Iglesia tendrá “un
san Francisco en el siglo XXI”, en referencia al santo padre Francisco, quien
fue elegido papa, y que asumirá el martes 19 de marzo.
“Creo sinceramente que vamos a tener un san Francisco en
el siglo XXI. Seguro que San Francisco de Asís estaría contento con todo esto,
y seguro que hoy lo bendice, como un día bendijo al hermano [papa] León”,
sostuvo el religioso español.
El ministro general manifestó en un mensaje de video
publicado en el sitio web de la Orden “estar muy contento” con la elección del
nuevo papa, en primera medida porque lo conoce personalmente, lo cual le
permitió sorprenderse “por su cercanía, su austeridad, su sencillez de vida y
su capacidad de escucha”. Asimismo, se mostró alegre de que el Santo Padre
eligiera el nombre de Francisco, en referencia a san Francisco de Asís,
fundador de la orden religiosa.
“Francisco de Asís vivió sencillamente, cercano a todos,
particularmente de los más pobres. El papa Francisco, poco antes de su elección
como obispo de Roma, afirmó que la Iglesia debe estar próxima y hacerse
presente donde está la gente, y eso es lo que hizo como arzobispo de Buenos
Aires, y seguramente infunda ese estilo a la Iglesia”.
Texto completo del mensaje de fray José Rodríguez
Carballo OFM:
Queridos hermanos y hermanas: Paz y bien. Estoy muy
contento con la elección del nuevo santo padre, el papa Francisco.
Esta alegría se debe a dos razones fundamentales:
primero, porque lo conozco personalmente. En 2004 nos vino a visitar a nuestra
curia general en Roma. Quería hablarme de algunas cosas organizativas de la
Iglesia en la Argentina, y de ahí, en un modo u otro, estaba involucrada
nuestra orden. Yo le había dicho: “Eminencia, puedo ir yo a visitarle en su
residencia en la curia general de los jesuitas, en Roma”. El me respondió: “No
se moleste, padre. Voy yo a visitarlo a su casa”.
Llegó a pie. Llovía. Empezamos un coloquio que duró
aproximadamente una hora. Recuerdo todavía que ese encuentro transcurrió en
clima de gran cordialidad, sencillez y fraternidad. En aquel momento, me
parecía tener delante a un hermano francisco, a un compañero de toda la vida,
como si nos conociésemos desde siempre. Lo he encontrado muchas otras veces,
sobre todo en los sínodos, y siempre tuve la misma sensación.
Me llamó mucho su cercanía, su austeridad, su sencillez
de vida, y su capacidad de escucha. Sé que ha sido guía en la Argentina.
Otro motivo que me llena de alegría, y no podía ser de
otro modo, es que se haya elegido llamar Francisco. Yo estoy convencido de que
esto no es, pues, una casualidad. Pienso, estoy seguro, de que esto indica un
verdadero programa de vida y ministerio petrino.
Francisco de Asís vivió sencillamente, cercano a todos,
particularmente de los más pobres. El papa Francisco, poco antes de su elección
como obispo de Roma, afirmó que la Iglesia debe estar próxima y hacerse
presente donde está la gente. En uno de sus libros, afirmaba que la Iglesia
debía acercarse a los caminos.
Eso es lo que hizo como cardenal arzobispo de Buenos
Aires: mezclarse con la gente, viajar con la gente, caminar con la gente. Y
seguramente ése va a ser el estilo que infunda a la Iglesia.
Cuando salió al balcón de la basílica de San Pedro, me
impactó el gesto de inclinarse al pedir la oración de los fieles para que el
Señor lo bendiga. Me impactó también que en las palabras que improvisó, habló
de fraternidad y de proximidad, y pedir por los otros.
Creo sinceramente que vamos a tener un san Francisco en
el siglo XXI. Seguro que San Francisco de Asís estaría contento con todo esto,
y seguro que hoy lo bendice, como un día bendijo al hermano León.
El Señor le dirá: “San Francisco te bendiga señor Papa,
te muestre su rostro y tenga compasión de ti; vuelva su mirada a ti y te
conceda su paz”.
Santidad, bendíganos a todos. Gracias por haber dicho que
sí y gracias por lo que es y lo que ha hecho, y por lo que hará. Paz y bien.
Fuente: AICA
Cuaresma día por día:
Día 34º. Lunes quinto
Dolor de los
pecados porque pensaba en ti.
"¡Qué dolor de muelas! No puedo estudiar, ni leer,
ni jugar, y ni siquiera puedo dormir ", se quejaba desconsoladamente.
Alguna vez habrás tenido dolor fuerte de algo, ¡qué pesadilla!
Pues bien, el dolor de los pecados NO es así. Para
perdonarnos en la confesión Dios nos pide dolor, y este dolor consiste en tres
cosas: 1) reconocer que se ha pecado voluntariamente; 2) desear no haberlo
hecho; 3) querer no volver a hacerlo y, para ello, poner los medios oportunos.
Es bueno que fomentes y busques el dolor de ¡os pecados.
Cristo, como Hombre que era, padeció todos los sufrimientos de su Pasión hace
muchos siglos. Pero como Dios es eterno, no tiene tiempo: no hay para El un
antes y un después. Todo está presente ahora delante de Él. Es igual el año 580
que el 1990 o el 3150.
Y en el año 30, cuando cargó con la cruz, y le
atravesaron sus manos y pies con clavos, etc., tenía presente en su cabeza
divina todo lo que yo -y cualquier otro hombre- hacemos ahora y en cualquier
otro momento de la historia. Por eso en el año 30 pensaba en ti y tú estabas
presente en la pasión.
Dame, Señor, dolor de mis pecados. Dolor de amor. Lo que
yo hago te afecta. Tú pensabas en mí en tu pasión. Y cada día, en cada misa,
renuevas tu pasión. Y la renuevas pensando en mí. Gracias, y auméntame el dolor
de mis pecados
Continúa hablándole a Dios con tus palabras.
P. José Pedro Manglano Castellary
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Paz del Mundo; por la Santa
Iglesia Católica; por el Papa Francisco,
los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que
componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que
seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el
Espíritu Santo; por las misiones, por nuestros hermanos sufrientes por diversos
motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los
presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la
unión de las familias y la fidelidad de los matrimonios; por el aumento de las
vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por cuatro diáconos que hoy serán
ordenados sacerdotes en la ciudad de Córdoba, para que el Señor bendiga su
camino y el Espíritu Santo siempre renueve en ellos la llama del amor y la
entrega a los hermanos. Son ellos: José María Molina, Carlos Rodrigo Longo,
Pablo José Márquez y Nicolás Pedernera Peralta. Que la Virgen del Rosario del
Milagro, patrona de Córdoba, los cubra con su maternal protección.
Pedimos oración por María Ester M. de Z., quien va a ser
operada a corazón abierto hoy en la ciudad de Guatemala, Guatemala. Que Jesús y
la Virgencita obren en las manos de los médicos que la van a operar para que
salga bien de esta operación tan difícil.
Pedimos oración por Dolores E. que vive en la ciudad de
Buenos Aires, Argentina, que fue operada el 12 de marzo por cáncer de mama,
para que Dios, con su infinito amor y misericordia, permita que la lesión haya
sido totalmente extirpada y la curación sea definitiva. También recordamos en
oración a su hermana María Delia que hace seis meses ya habita en el cielo con
Jesús.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por
nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible
dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no
publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la
solicitud de oración. Por favor: en los pedidos ser breves y concretos y
enviarlos a pequesemillitas@gmail.com
y deben poner en el asunto “Pedido de oración”, ya que los correos que llegan
sin asunto (o con el asunto en blanco) son eliminados sin abrirlos. No se
reciben pedidos de oración a través de Facebook ni por otro medio que no sea el
correo antes señalado.
Los Pedidos de Oración se publican de lunes a sábados.
Los domingos se publican los agradecimientos por las gracias concedidas.
Algo más del Papa Francisco:
"De la villa miseria a San
Pedro"
Durante los primeros días del Pontificado de Francisco se
está analizando y comentando todo lo que rodea al nuevo Pontífice. Algo que era
previsible.
Su naturalidad y su estilo de vida sencillo austero están
prevaleciendo durante estos días y son ya muchos los gestos que se han
publicado: como acudió a pagar la factura de la pensión, como comía con el
resto de cardenales o su llamada a la Casa General de los Jesuitas.
Este sábado, los periodistas fueron recibidos en
audiencia por el Papa. Allí apareció él y con él unos zapatos desgastados.
Estaban como escondidos por la sotana pero se le podían ver. Son los mismos
zapatos que han recorrido las calles de Buenos Aires, las villas miseria donde
la pobreza y la violencia abundan por doquier. Ahora, esos mismos zapatos
visten a un Papa, le llevan en su caminar y dan una muestra más de la
universalidad y grandeza de la Iglesia.
Por ello, observando estos zapatos, que no dejan de ser
más que un detalle, lleva a uno a recordar la primera homilía que Francisco
hizo como Papa y donde los zapatos tienen un valor simbólico. Insistió mucho en
el “movimiento”, la Iglesia y la vida están en movimiento: “Nuestra vida es un
camino. Cuando nos detenemos, la cosa no va. Caminar siempre, en presencia del
Señor, en la luz del Señor, buscando vivir de modo irreprensible que Dios pide
a Abraham en su promesa”, afirmaba el recién elegido Papa.
Zapatos desgastados de caminar, de buscar, de atender.
Así añadió que “cuando caminamos sin la Cruz, cuando edificamos sin la Cruz y
confesamos a un Cristo sin Cruz, no somos discípulos del Señor”.
Religión en Libertad
“Intimidad Divina”
No peques más
El episodio de Susana, que resiste a la seducción de
hombres corrompidos a costa de ser falsamente acusada de adulterio e
injustamente expuesta a la muerte, formaba parte de la antigua catequesis a los
catecúmenos; cuantos se preparaban al bautismo tenían que aprender de esta
mujer pura y fuerte la fidelidad a la ley de Dios y la rectitud de la
conciencia, por encima de cualquier rasgo. Al mismo tiempo, Susana, liberada de
las intrigas de sus calumniadores por la intervención de Daniel, era presentada
como figura del bautizado liberado de los lazos de Satanás por la intervención
de Cristo. También el Nuevo Testamento registra el episodio de una mujer
acusada de adulterio; ésta, sin embargo, no es inocente como Susana, sino
pecadora; y como Susana es arrastrada a juicio por hombres malignos. Aunque
adúltera, también esta mujer queda liberada, pero no por un profeta, sino por
el Hijo de Dios, el único que tiene poder para perdonar los pecados.
El bautismo injerta al hombre en Cristo y le hace vivir
su vida, al igual que el sarmiento vive de la linfa que le viene del tronco. La
penitencia refuerza el injerto cuando el pecado lo debilita, remueve los
obstáculos que impiden el curso de la linfa divina y aumenta su flujo. El
sacramento de la penitencia es, de este modo, el remedio para las enfermedades
morales de todos los creyentes, y, como el bautismo, recibe su fuerza y
eficacia del misterio pascual de Cristo. El sacramento de la penitencia, además
de la función que ejerce de perdonar los pecados, tiene también la de sanar las
heridas y la de prevenir nuevas caídas acrecentando la gracia para que el
penitente pueda vencer más fácilmente las tendencias defectuosas, resistir las
tentaciones y practicar la virtud. Todo esto está garantizado por la acción de
Cristo, operante en el sacramento: es él quien perdona, sana, fortalece… De
aquí se sigue la importancia que tiene la confesión frecuente para todos los
que tienden a la perfección.
La frecuencia, sin embargo, no debe ir en detrimento de
la seriedad. El Concilio advierte que la confesión, para ser eficaz, debe ir
“preparada por el diario examen de conciencia”, y debe ser hecha “con espíritu
contrito” (PO 18, 5). La diaria confrontación de la propia conducta interna y
externa con el Evangelio evidencia todo aquello que se contrapone a las
enseñanzas y a los ejemplos de Cristo. Es éste la piedra de toque para
comprobar hasta qué punto la propia vida es efectivamente “cristiana”, es
decir, movida por un auténtico espíritu evangélico, o, por el contrario, no lo
es, influida todavía por las vanidades del mundo y arrastrada por las pasiones.
De este examen de conciencia, hecho bajo la mirada del Crucifijo, nace
espontáneamente la contrición del corazón; y la confesión que tras este examen
se haga será una gran ayuda, no sólo para huir del pecado sino también para
progresar en la vida espiritual.
No apartes de mí,
Señor, tu misericordia; que tu piedad y tu fidelidad me guarden por siempre… Se
me echan encima mis iniquidades, y no puedo levantar la vista. Superan en
número a los cabellos de mi cabeza, y me falla el corazón. Agrádate en
librarme, Señor; corre, Señor, en mi ayuda.
Cuanto a mí, pobre y menesteroso, mi Señor cuidará de mí. Tú eres mi
socorro y mi libertador. ¡Dios mío, no tardes! (Salmo 40, 12-14-18).
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.
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