jueves, 25 de noviembre de 2010

Pequeñas Semillitas 1225

PEQUEÑAS SEMILLITAS


Número 1225 ~ Jueves 25 de Noviembre de 2010
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)



Hola !!!
Nunca hables mal del que está ausente. ¿Has oído lo que dicen? Sí, ¡una sarta de mentiras! El que se conoce bien, no condena a nadie. Los chismes y calumnias dejan huella en la gente. ¡Guárdate tu lengua viperina; puedes necesitarla algún día! Dicen... ¿Qué dicen? ¡Deja que digan! Las malas lenguas son también pura contaminación.


La Palabra de Dios:
Evangelio del día


En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Cuando veáis a Jerusalén cercada por ejércitos, sabed entonces que se acerca su desolación. Entonces, los que estén en Judea, huyan a los montes; y los que estén en medio de la ciudad, que se alejen; y los que estén en los campos, que no entren en ella; porque éstos son días de venganza, y se cumplirá todo cuanto está escrito.
¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días! Habrá, en efecto, una gran calamidad sobre la tierra, y cólera contra este pueblo; y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones, y Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que se cumpla el tiempo de los gentiles. Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y de las olas, muriéndose los hombres de terror y de ansiedad por las cosas que vendrán sobre el mundo; porque las fuerzas de los cielos serán sacudidas. Y entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube con gran poder y gloria. Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación».
(Lucas 21, 20-28)

Comentario
Hoy al leer este santo Evangelio, ¿cómo no ver reflejado el momento presente, cada vez más lleno de amenazas y más teñido de sangre? «En la tierra, angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y de las olas, muriéndose los hombres de terror y de ansiedad por las cosas que vendrán sobre el mundo» (Lc 21,25b-26a). Muchas veces, se ha representado la segunda venida del Señor con las imágenes más terroríficas posibles, como parece ser en este Evangelio, siempre bajo el signo del miedo.
Sin embargo, ¿es éste el mensaje que hoy nos dirige el Evangelio? Fijémonos en las últimas palabras: «Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación» (Lc 21,28). El núcleo del mensaje de estos últimos días del año litúrgico no es el miedo, sino la esperanza de la futura liberación, es decir, la esperanza completamente cristiana de alcanzar la plenitud de vida con el Señor, en la que participarán también nuestro cuerpo y el mundo que nos rodea. Los acontecimientos que se nos narran tan dramáticamente quieren indicar de modo simbólico la participación de toda la creación en la segunda venida del Señor, como ya participaron en la primera venida, especialmente en el momento de su pasión, cuando se oscureció el cielo y tembló la tierra. La dimensión cósmica no quedará abandonada al final de los tiempos, ya que es una dimensión que acompaña al hombre desde que entró en el Paraíso.
La esperanza del cristiano no es engañosa, porque cuando empiecen a suceder estas cosas —nos dice el Señor mismo— «entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube con gran poder y gloria» (Lc 21,27). No vivamos angustiados ante la segunda venida del Señor, su Parusía: meditemos, mejor, las profundas palabras de san Agustín que, ya en su época, al ver a los cristianos atemorizados ante el retorno del Señor, se pregunta: «¿Cómo puede la Esposa tener miedo de su Esposo?».
Fray Lluc TORCAL Monje del Monasterio de Sta. Mª de Poblet (Santa Maria de Poblet, Tarragona, España)


Santoral Católico:
Santa Catalina de Alejandría, Mártir


La veneración de los restos de santa Catalina en el monte Sinaí y la celebridad del monasterio ortodoxo que lleva su nombre y que los guarda ha hecho que casi haya disminuido la figura del mismo Moisés. Se la venera tanto en Oriente como en Occidente. Los aficionados al saber la tienen como patrona.

Nada sabemos con certeza histórica del lugar y fecha de su nacimiento. La historia nos tiene velado el nombre de sus padres. Los datos de su muerte, son tardíos y están pletóricos de elementos espurios. Por esto, algún historiador ha llegado a pensar que quizá esta santa nunca haya existido. Así, Catalina de Alejandría sería un personaje aleccionador salido de la literatura para ilustrar la vida de los cristianos y estimularles en su fidelidad a la fe. De todos modos es seguro que la fantasía ha rellenado los huecos en el curso del tiempo.

Se la presenta como una joven de extremada belleza y aún mayor inteligencia. Perteneciente a una familia noble. Residente en Alejandría. Versada en los conocimientos filosóficos de la época y buscadora incansable de la verdad. Movida por la fe cristiana, se bautiza. Su vida está enmarcada en el siglo IV, cuando Maximino Daia se ha hecho Augusto del Imperio de Oriente. Sí, le ha tocado compartir el tiempo con este "hombre semibárbaro, fiera salvaje del Danubio, que habían soltado en las cultas ciudades del Oriente", según lo describe el padre Urbel, o, con términos de Lactancio, "el mundo para él era un juguete". Recrimina al emperador su conducta y lo enmudece con sus rectos razonamientos.

Enfrentada con los sabios del imperio, descubre sus sofismas e incluso se convierten después de la dialéctica bizantina. Aparece como vencedora en la palestra de la razón y vencida por la fuerza de las armas en el martirio de rueda con cuchillas que llegan a saltar hiriendo a sus propios verdugos y por la espada que corta su cabeza de un tajo.

Sea lo que fuere en cuanto se refiere a la historia comprobable, lo cierto es que la figura de nuestra santa lleva en sí la impronta de lo recto y sublime que es dar la vida por la Verdad que con toda fortaleza se busca y una vez encontrada se posee firmemente hasta la muerte. Esto es lo que atestigua la tradición, la leyenda y el arte.


Pensamiento

“Bueno es dar cuando nos piden;
pero mejor es dar sin que nos pidan,
como buenos entendedores”

Khalil Gibran


Tema del día:
¿Un "aplausómetro" en el cielo?


En muchos lugares hay una auténtica obsesión para medir resultados, éxito, escuchas, audiencia. Cada canal televisivo mide continuamente el nivel de seguimiento de sus programas. Si un locutor o un argumento aumenta el “rating”, es promovido. Si lo disminuye, es marginado de golpe, o poco a poco. La prensa mide cuántos suscriptores hay, cuántas personas leen los periódicos, en qué lugar de la lista se encuentra este periódico concreto en comparación con otros.

En el mundo de internet también hay fiebre por saber cuántos accesos se producen al día, a la semana, al mes, al año, en la propia página. Muchos artículos tienen, a la derecha o a la izquierda, un espacio para indicar cuántas veces han sido leídos. Existen secciones que llevan como título “lo más leído”, “lo más visto”, “lo más escuchado”,…

No faltan concursos donde la gente “vota” a favor de una idea o de otra, de un actor o de otro, de una canción o de otra. Cuando hay público, en festivales o programas televisivos, resulta posible medir el nivel de los aplausos gracias a un “aplausómetro”.

Los gobiernos y los políticos viven bajo la manía de las encuestas. ¿Qué nivel de aprobación otorga la gente a este político, a esta ley, a esta decisión del presidente o del ministro? Números y más números indican quién “asciende” y quién “desciende” en el nivel de aplausos y aprobaciones de la sociedad.

Lo mismo vale para las películas y los libros: el éxito se mide por el número de espectadores o por las ventas de la novela en los primeros meses de estreno. Lo máximo para un guionista y un productor es ver cómo su película llega a ganancias récord en el primer año en los cines.

En el cielo, ¿hay algo parecido? ¿Existe entre ángeles y arcángeles encuestas, "aplausómetros", números, para valorar a las personas que vivimos en la tierra? ¿Hay allá algo parecido a internet, donde se indique el número de accesos que los habitantes del mundo celeste realizan respecto de los seres humanos?

La respuesta, como es obvio, es negativa. Porque en el cielo no se piden opiniones, ni se vota si es mejor el señor X o la señora Y.

Pero si lo hubiera… notaríamos en seguida cómo en el cielo valoran lo que ocurre en nuestro planeta inquieto y emocionante de un modo mucho más profundo y más serio.

Porque entre los ángeles obtendría un “aplauso” muy bajo lo que realiza un deportista famoso en la tierra pero mediocre en su vida espiritual. Porque los “aplausos” se dispararían hasta el infinito ante esa señora pobre y olvidada en las estadísticas terrícolas pero que todos los días hace mil sacrificios llenos de cariño para atender a su hijo enfermo.

Si hubiera un “aplausómetro” en el cielo nos daría muchas sorpresas, y nos permitiría abrir los ojos a lo importante, a lo que sirve en el tiempo y en lo eterno.

Entonces dejaríamos de lado tantos asuntos pequeños, casi mezquinos, que nos obsesionan en nuestro mundo humano. Y descubriríamos los temas realmente importantes, los corazones grandes, las hazañas que merecen ser reconocidas, según la única medida que vale eternamente: el amor que tengamos hacia nuestro Padre Dios y hacia los hombres y mujeres que viven a nuestro lado.

Autor: P. Fernando Pascual L.C.
Fuente: Catholic.net


Meditación breve


Soy uno con la familia de Dios.
Cada día, interactuamos con personas que tienen que lidiar con las experiencias en sus vidas. Algunas encuentran gozo y amor; otros peligros y tribulaciones. Más todos caminamos juntos por la senda de la vida. Bien sea que nos conozcamos o no, cada uno de nosotros es miembro de una familia espiritual, ya que somos creaciones divinas que están unidas por siempre en Espíritu. Al apoyarnos unos a otros en oración, nuestro vínculo se fortalece.
La oración tiene el poder de conectarnos y confortarnos. Sentimos este poder ahora al orar por otros y al brindarles nuestro apoyo. Gracias a este poder unificador, caminamos por la senda de la vida con respeto y amor.
Acerca del amor fraternal... vosotros mismos habéis aprendido de Dios que os améis unos a otros. 1 Tesalonicenses 4:9


Pedidos de oración


Pedimos oración por María Angélica G. que vive en Roque Saénz Peña, Chaco, Argentina, para que el Señor le conceda fortaleza, paciencia, paz, perseverancia y también en acción de gracias por la recuperación de la vista.


Desde Venezuela nos piden oraciones por las siguientes personas que viven en ese país: Luis Alfredo R. de 16 años, por la solución de un prolema legal; Abrahán Gabriel P. bebé prematuro que permanece internado en terapia intensiva en estado reservado; Richard S. para que la Santísima Virgen lo guíe por el buen camino, y finalmente por José de A. que actualmente vive en Puerto Rico, tiene 32 años, para que Jesús le de salud e ilumine su camino.


Desde Costa Rica nos piden oración por el señor Miguel P. que vive en Alajuela y está con tratamiento de quimioterapia y radioterapia, por lo que está con su estado general deteriorado, y también por todas las personas de ese país que han resultado damnificadas en diversa medida por la tormenta tropical Thomas.


Pedimos oración por Elsa S., lectora amiga de Buenos Aires, Argentina, para que el Señor le dé fuerzas para recuperarse física y emocionalmente, y la Santísima Virgen de Lourdes, mediadora de los enfermos, la proteja y la acompañe hasta su total restablecimiento.


Pedimos oración por dos personas de Bogotá, Colombia, que son: Diocelina A. G. de 65 años de edad, que está siendo sometida a todo tipo de estudios médicos con el objeto de descartar la existencia de alguna situación grave de salud; y su hijo Iván Helí P. A. que ayer ha cumplido 44 años de edad. Que por la intercesión maternal de Nuestra Señora de Lourdes, nuestro Señor Jesucristo derrame sobre ambos todos sus dones y bienes.


Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades, para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia; escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos, y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad, la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu Hijo ha llamado dichosos, y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén


Oración por la Patria


Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos. Nos sentimos heridos y agobiados. Precisamos tu alivio y fortaleza. Queremos ser nación, una nación cuya identidad sea la pasión por la verdad y el compromiso por el bien común. Danos la valentía de la libertad de los hijos de Dios para amar a todos sin excluir a nadie, privilegiando a los pobres y perdonando a los que nos ofenden, aborreciendo el odio y construyendo la paz. Concédenos la sabiduría del diálogo y la alegría de la esperanza que no defrauda. Tú nos convocas. Aquí estamos, Señor, cercanos a María, que desde Luján nos dice: ¡Argentina! ¡Canta y camina! Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos. Amén.


Ven Espíritu Santo...!


Espíritu Santo, Tú has puesto a mi lado una Madre que en las horas difíciles me dice: “No tengas miedo, yo estoy a tu lado para protegerte; yo también he sufrido mucho en mi vida terrena; todo terminará bien; recuerda siempre lo de mi siervo San Bernardo: en las perplejidades, en los peligros y en las dudas, mira siempre la estrella e invoca a María, que yo acudiré al instante” Así sea.
P. Florentín Brusa cmf


Felipe de Urca
-Jardinero de Dios-


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