lunes, 15 de noviembre de 2010

Pequeñas Semillitas 1215

PEQUEÑAS SEMILLITAS


Número 1215 ~ Lunes 15 de Noviembre de 2010
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)


Hola !!!
Hoy, por decisión de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se celebra el "Día sin alcohol", circunstancia que debe ser un estímulo para reflexionar desde todos los ángulos sobre esta sustancia y sus graves y a veces irreparables consecuencias. En muchos lugares se organizan talleres, exposiciones, y actos de todo tipo para dar a conocer las consecuencias del exceso de alcohol sobre la salud individual y social de las personas. Es pues un buen momento pues para que cada cual, desde la propia libertad personal, haga una prueba que le permita determinar cuál es su relación con el consumo de alcohol, y si está en dificultades adopte las medidas necesarias para superar su adicción.


La Palabra de Dios:
Evangelio del día


En aquel tiempo, sucedió que, al acercarse Jesús a Jericó, estaba un ciego sentado junto al camino pidiendo limosna; al oír que pasaba gente, preguntó qué era aquello. Le informaron que pasaba Jesús el Nazareno y empezó a gritar, diciendo: «¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!». Los que iban delante le increpaban para que se callara, pero él gritaba mucho más: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!». Jesús se detuvo, y mandó que se lo trajeran y, cuando se hubo acercado, le preguntó: «¿Qué quieres que te haga?». Él dijo: «¡Señor, que vea!». Jesús le dijo: «Ve. Tu fe te ha salvado». Y al instante recobró la vista, y le seguía glorificando a Dios. Y todo el pueblo, al verlo, alabó a Dios.
(Lucas 18, 35-43)

Comentario
Hoy, el ciego Bartimeo (cf. Mc 10,46) nos provee toda una lección de fe, manifestada con franca sencillez ante Cristo. ¡Cuántas veces nos iría bien repetir la misma exclamación de Bartimeo!: «¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!» (Lc 18,37). ¡Es tan provechoso para nuestra alma sentirnos indigentes! El hecho es que lo somos y que, desgraciadamente, pocas veces lo reconocemos de verdad. Y..., claro está: hacemos el ridículo. Así nos lo advierte san Pablo: «¿Qué tienes que no lo hayas recibido? Y si lo has recibido, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?» (1Cor 4,7).
A Bartimeo no le da vergüenza sentirse así. En no pocas ocasiones, la sociedad, la cultura de lo que es “políticamente correcto”, querrán hacernos callar: con Bartimeo no lo consiguieron. Él no se “arrugó”. A pesar de que «le increpaban para que se callara, (...) él gritaba mucho más: ‘¡Hijo de David, ten compasión de mí!’» (Lc 19,39). ¡Qué maravilla! Da ganas de decir: —Gracias, Bartimeo, por este ejemplo.
Y vale la pena hacerlo como él, porque Jesús escucha. ¡Y escucha siempre!, por más jaleo que algunos organicen a nuestro alrededor. La confianza sencilla —sin miramientos— de Bartimeo desarma a Jesús y le roba el corazón: «Mandó que se lo trajeran y (...) le preguntó: «¿Qué quieres que te haga?» (Lc 18,40-41). Delante de tanta fe, ¡Jesús no se anda con rodeos! Y... Bartimeo tampoco: «¡Señor, que vea!» (Lc 18,41). Dicho y hecho: «Ve. Tu fe te ha salvado» (Lc 18,42). Resulta que «la fe, si es fuerte, defiende toda la casa» (San Ambrosio), es decir, lo puede todo.
Él lo es todo; Él nos lo da todo. Entonces, ¿qué otra cosa podemos hacer ante Él, sino darle una respuesta de fe? Y esta “respuesta de fe” equivale a “dejarse encontrar” por este Dios que —movido por su afecto de Padre— nos busca desde siempre. Dios no se nos impone, pero pasa frecuentemente muy cerca de nosotros: aprendamos la lección de Bartimeo y... ¡no lo dejemos pasar de largo!
Rev. D. Antoni CAROL i Hostench (Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)


Santoral Católico:
San Alberto Magno,
Doctor de la Iglesia


Alberto nació en Lauingen, Baviera, a inicios del siglo XIII. A los 16 años se trasladó a Padua para cursar sus estudios universitarios. Fue allí donde conoció al superior general de los dominicos, el beato Jordán de Sajonia, que lo encauzó hacia la vida religiosa.

En el año 1229, vistió el hábito de los frailes predicadores y fue enviado a Colonia, en donde se encontraba la escuela más importante de la Orden. Enseñó en Hildesheim, Friburgo, Ratisbona, Estrasburgo, Colonia y París. Era tal la concurrencia de alumnos a sus clases, que se vio obligado a enseñar en la plaza pública, que todavía hoy lleva su nombre. Entre sus discípulos destaca Santo Tomás de Aquino, de quien san Alberto dijo: “Cuando el buey muja, sus mugidos se oirán en todo el orbe”. Con ellos, la escolástica alcanzó la plena madurez.

Ya en su tiempo la gente lo llamaba "El Magno", el grande, por la sabiduría admirable que había logrado conseguir. Lo llamaban también "El Doctor Universal" porque sabía de todo: de ciencias religiosas, de ciencias naturales, de filosofía, etc. Era geógrafo, astrónomo, físico, químico y teólogo, y las personas comentaban que el santo "sabe todo lo que se puede saber" y le otorgan además el título de "milagro de la época", "maravilla de conocimientos" y otros más.

En Colonia, en París y en varias otras universidades fue un profesor brillantísimo y de muchas naciones iban estudiantes a escuchar sus clases. Tuvo el mérito de haber separado la teología de la filosofía, y de rescatar y reconciliar las ideas del filósofo con las cristianas (lo cual perfeccionará luego su discípulo Santo Tomás). Escribió 38 volúmenes, de todos los temas.

Elegido superior provincial de Alemania, abandonó la cátedra parisiense para estar constantemente presente entre las comunidades que se le habían confiado. Recorría a pie las regiones alemanas, mendigando alimento y hospedaje. Posteriormente fue nombrado obispo de Ratisbona y a pesar de su elevada dignidad, supo dar ejemplo de un total desapego de los bienes terrenos. “En sus cajones no había ningún centavo, ni una gota de vino en la botella, ni un puñado de trigo en su granero”. Dirigió la diócesis durante dos años.


Pensamiento


"Caminemos durante este mes con confianza en Dios imitando la Fe de María
Como Ella, también nosotros podemos mirar con atención
y conservar en el corazón las maravillas
que Dios lleva a cabo cada día en la historia.
Así aprenderemos a reconocer en la trama de la vida diaria
la intervención constante de la divina Providencia,
que todo lo guía con sabiduría y amor"


Tema del día:
Un Papa con delantal


No deja de sorprenderme que un anciano de 83 años emplee sus energías en un viaje agotador a España, en 48 horas llenas de ceremonias interminables, que otros podrían llevar a cabo en su lugar. No sé si podría seguirle el trote. ¿Por qué lo hace? He concluido que pretende sembrar desde abajo.

Me explico: si el Papa en persona, viejo y gastado, se pone la capa de peregrino, ¿qué excusa tenemos para no hacerlo nosotros? Benedicto XVI educa con el ejemplo, como un padre sabio. No se salta el protocolo, no llena el espacio con los gestos grandiosos de un Juan Pablo II, es persona recogida, modesta, contenida.

Los periodistas tienen problemas para relatar anécdotas excepcionales, o subrayar gestos emocionantes en sus viajes y, sin embargo, visita tras visita, se repite el mismo fenómeno: la prensa lo destroza antes de llegar, la gente lo acoge con cariño emocionante y, finalmente, la opinión se rinde ante su elemental grandeza. El mensaje final es claro: si él puede, nosotros podemos.

Con naturalidad y energía, se ató el gremial –el delantal litúrgico– y derramó aceite sobre el altar mayor de la Sagrada Familia de Barcelona para consagrarlo, de la misma manera que cualquier ama de casa amasa, retuerce, bate y prepara. Creo que estaba conmovido y concentrado. Gaudí trabajó 43 años en la Sagrada Familia y, en los últimos años, vivía en un local del templo. Dormía en una sencilla yacija y, la verdad, vestía como un mendigo porque lo devoraba la pasión por lo que hacía. El templo expiatorio nació y creció de los donativos y presentaba enormes dificultades económicas. Cuando los amigos y colaboradores del arquitecto se desesperaban, éste se encomendaba sencillamente a su patrón: San José lo terminará, decía. Al final, un Papa ha inaugurado la obra...y resulta que ese Papa se llama José...Joseph.

Benedicto XVI ha relatado su conmoción por la coincidencia e, insisto, creo que era consciente de cumplir una misteriosa pero sencilla misión. Dejo para otros las rotundas consideraciones que ha hecho Su Santidad de la Historia de España y de Europa, de la familia, del valor de la vida. Yo me quedo con su frase en Barcelona: "La belleza es la gran necesidad del hombre".

Ante los gigantescos troncos de piedra elegidos como columnas por Gaudí, o ante las pinturas del Pórtico de la Gloria de Compostela, la frase no necesitaba explicaciones. Como no las necesita cuando una madre ve a su hijo.

El Papa es culto e inteligente, ha hablado de los mártires de los años 30 y de los aspectos positivos de la Ilustración y su búsqueda de la razón, pero me quedo con el hombre sensible y bueno, fascinado por la hermosura, fregando el altar. Hombres y mujeres así reconstruyeron Europa tras la caída de Roma. Hombres y mujeres así son el futuro y la esperanza.

Cristina López Schichting


Video del Papa en la Sagrada Familia de Barcelona:
http://www.youtube.com/watch?v=VnT4vfDjjr4&feature=player_embedded


Meditación breve


Al hacer una afirmación tendremos la sensación de que no es verdad. Si lo fuera, no habría ninguna necesidad de hacerla. Hacer afirmaciones es cómo sembrar semillas en la tierra. Primero germinan, después echan raíces y después crecen y salen a la luz.
Le lleva su tiempo a la semilla convertirse en planta hecha y derecha. Lo mismo ocurre con las afirmaciones. Transcurre un tiempo desde que se hace la primera declaración hasta que ésta se concreta. De modo que hay que tener paciencia. Todo está bien
Louise Hay


Pedidos de oración


Pedimos oración por Xiomara S., de República Dominicana, a quien se ha diagnosticado cáncer de mama, para que pueda superar estos durísimos momentos puesta en las manos sanadoras de Jesús. Que El y su Santísima Madre la protejan y la fortalezcan para superar la enfermedad.


Pedimos oración por Roberto, que vive en San Francisco, Argentina, y se encuentra afectado de cáncer de pulmón diseminado. Que el Buen Jesús le dé lo mejor para su cuerpo y para su alma en estos tan difíciles momentos.


Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades, para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia; escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos, y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad, la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu Hijo ha llamado dichosos, y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén


Ven Espíritu Santo...!


Espíritu Santo, Tú nos haces gustar las virtudes y dones de Jesús, tan diversos en cada uno de los santos; su pobreza total en San Francisco de Asís; su entrega total a la voluntad del Padre en Santa Rosa de Lima; su celo apostólico por la salvación de sus hermanos en San Antonio María Claret con su amor de hijo a su Madre y su amor eucarístico que lo hizo custodia viviente; su amor al pobre y al enfermo en San Cayetano, San Camilo, San Roque, etc. Por esto cuando estamos en alguno de estos santuarios, nos parece oír la voz del Padre que dice a Jesús, a sus siervos y a nosotros que caminamos hacia El: “Te quiero mucho”. Respondamos también nosotros al Padre: “Yo también te quiero mucho”. Así sea.
P. Florentín Brusa cmf


Felipe de Urca
-Jardinero de Dios-

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