domingo, 24 de enero de 2021

Pequeñas Semillitas 4560

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 16 - Número 4560 ~ Domingo 24 de Enero de 2021.
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Nadie duda hoy de que el evangelio de Marcos ha resumido el objetivo de Jesús acertadamente con estas palabras: «El reino de Dios está cerca. Convertíos y creed esta Buena Noticia». El objetivo de Jesús fue introducir en el mundo lo que él llamaba «el reino de Dios»: una sociedad estructurada de manera justa y digna para todos, tal como la quiere Dios.
Cuando Dios reina en el mundo, la humanidad progresa en justicia, solidaridad, compasión, fraternidad y paz. A esto se dedicó Jesús con verdadera pasión. Por ello fue perseguido, torturado y ejecutado. «El reino de Dios» fue lo absoluto para él.
La conclusión es evidente: la fuerza, el motor, el objetivo, la razón y el sentido último del cristianismo es «el reino de Dios», no otra cosa. Y para acceder a ese Reino todos necesitamos dos cosas: convertirnos y creer en el Evangelio.
 
¡Buenos días María!
La regla general según la cual vamos "a Jesús por María" vale también para la imitación de Cristo. Sin embargo, que nuestra fe no se vea perturbada, como si la intervención de una criatura en todos los sentidos similar a nosotros, menos en el pecado, ofendiera nuestra dignidad personal e impidiera la intimidad y la inmediatez de nuestras relaciones de adoración y de amistad con el Hijo de Dios.
Reconozcamos más bien la bondad y el amor de Dios nuestro Salvador que condescendiente con nuestra miseria, tan distante de su infinita santidad, ha querido facilitarnos la imitación ofreciéndonos un modelo en la persona humana de Su Madre. Ella es de hecho la creatura humana que nos da el ejemplo más significativo y accesible de esta obediencia perfecta, mediante la cual cumplimos con amor y prontitud la voluntad del Padre Eterno.
Es Cristo mismo, como bien lo sabemos, quien considera que la adhesión plena a la voluntad de su Padre, es el ideal supremo de su conducta de hombre, cuando dice: Yo siempre hago lo que a mi Padre Le agrada.
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Jonás 3,1-5.10
 
Salmo: Sal 25 (24),4-5ab.6-7bc.8-9.
 
Segunda Lectura: 1 Cor 7,29-31
 
Santo Evangelio: Mc 1,14-20
Después que Juan fue entregado, marchó Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios: «El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva». Bordeando el mar de Galilea, vio a Simón y Andrés, el hermano de Simón, largando las redes en el mar, pues eran pescadores. Jesús les dijo: «Venid conmigo, y os haré llegar a ser pescadores de hombres». Al instante, dejando las redes, le siguieron. Caminando un poco más adelante, vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan; estaban también en la barca arreglando las redes; y al instante los llamó. Y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, se fueron tras Él.
 
Comentario:
Hoy, la Iglesia nos invita a convertirnos y, con Jesús, nos dice: «Convertíos y creed en la Buena Nueva» (Mc 1,15). Por tanto, habrá que hacer caso a Jesucristo, corrigiendo y mejorando lo que sea necesario.
Toda acción humana conecta con el designio eterno de Dios sobre nosotros y con la vocación a escuchar a Jesús, seguirlo en todo y para todo, y proclamarlo tal como lo hicieron los primeros discípulos, tal como lo han hecho y procuramos hacerlo millones de personas.
Ahora es la oportunidad de encontrar a Dios en Jesucristo; ahora es el momento de nuestra vida que empalma con la eternidad feliz o desgraciada; ahora es el tiempo que Dios nos proporciona para encontrarnos con Él, vivir como hijos suyos y hacer que los acontecimientos cotidianos tengan la carga divina que Jesucristo —con su vida en el tiempo— les ha impreso.
¡No podemos dejar perder la oportunidad presente!: esta vida más o menos larga en el tiempo, pero siempre corta, pues «la apariencia de este mundo pasa» (1Cor 7,31). Después, una eternidad con Dios y con sus fieles en vida y felicidad plenas, o lejos de Dios —con los infieles— en vida e infelicidad totales.
Así, pues, las horas, los días, los meses y los años, no son para malgastarlos, ni para aposentarse y pasarlos sin pena ni gloria con un estéril “ir tirando”. Son para vivir —aquí y ahora— lo que Jesús ha proclamado en el Evangelio salvador: vivir en Dios, amándolo todo y a todos. Y, así, los que han amado —María, Madre de Dios y Madre nuestra; los santos; los que han sido fieles hasta el fin de la vida terrenal— han podido escuchar: «Muy bien, siervo bueno y fiel (...): entra en la alegría de tu señor» (Mt 25,23).
¡Convirtámonos! ¡Vale la pena!: amaremos, y seremos felices desde ahora.
* Rev. D. Lluís ROQUÉ i Roqué (Manresa, Barcelona, España)
 
Pensamientos de San Francisco de Sales
 
“Las riquezas son verdaderas espinos;
ellas punzan con mil espinos al adquirirlas,
con muchas inquietudes conservándolas,
con muchas disgustos gastándolas,
y con muchas pesares perdiéndolas”
 +
“Nadie llega jamás a la inmortalidad
sino por el camino de la aflicción,
y he aquí un gran motivo de consuelo
para todo en nuestras penas”
+
“Las mismas miserias de la vida
se convierten en delicias celestiales
si sabemos encontrar en ellas
el placer de cumplir la voluntad de Dios”
+++ 
Para conocer datos sobre este santo
cuya memoria litúrgica se celebra hoy,
 
De los envíos del P. Natalio
San Francisco de Sales
San Francisco de Sales fue el santo de la bondad y la mansedumbre. En la base de estas dos virtudes hay siempre una inquebrantable paciencia, que preserva la serenidad y paz del corazón. Hoy te ofrezco una sabia reflexión de este santo que fue también un apreciado director espiritual. Es un fragmento de una carta a una persona acompañada por él.
 
Sé paciente con todos, pero sobre todo contigo mismo. Quiero decir que no te desalientes con tus imperfecciones, sino levántate siempre con nuevo valor. Me alegro de que siempre comiences de nuevo cada día, no hay mejor medio de alcanzar la vida espiritual que el comenzar constantemente y no pensar nunca que ya se hizo bastante. ¿Cómo seremos pacientes con las faltas del prójimo, si somos impacientes con las nuestras? Toda corrección fructífera procede de una mente serena y tranquila.
 
Dile, pues, hoy al Señor: “Ayúdame a luchar con paz y gozo, caminando firme, sereno sin prisas. Quiero trabajar bajo tu luz, sabiendo que comprendes mis errores y que siempre puedo empezar de nuevo. Porque tú tienes confianza en mí, me esperas, y deseas que viva sanamente”. Que siempre estés dispuesto a comenzar de nuevo.
* P. Natalio
 
Predicación del Evangelio:
Convertirse y creer en el Evangelio
Hoy nos trae el evangelio la primera predicación de Jesús y la llamada definitiva a los 4 primeros apóstoles. El evangelista quiere enlazar a Jesús con Juan Bautista, el precursor, no sólo en cuanto a la persona, sino también en la doctrina de la conversión, aunque Jesús anuncia ese Reino de Dios como algo ya presente. En el mensaje de la primera predicación aparecen cuatro temas: el cumplimiento del tiempo, el Reino de Dios, la conversión y la fe en el Evangelio. Los cuatro se pueden resumir en lo que dice al principio: que Jesús comenzó a predicar el Evangelio de Dios.
 
Evangelio significa la Buena Noticia. A veces cuando uno se pone a leer el periódico u oír la radio, quisiera leer o escuchar alguna buena noticia; pero con frecuencia lo único que se encuentran son malas noticias: gente que se mata, otros que mueren de hambre. Y sin embargo está la buena noticia de que Dios ha venido para decirnos que somos sus hijos, que el mundo está hecho en justicia, verdad y paz. Muchos no se lo creen; pero hay muchas personas que viven esta realidad del Evangelio con pleno gozo.
 
Jesús decía que la espera, simbolizada por el tiempo de los profetas, ya se había terminado, porque entre nosotros ya estaba el Reino de Dios. Ya sabemos que el Reino de Dios pleno sólo se dará en el cielo; pero de nosotros depende que esté más presente en esta vida. Dios es el que lo hace, pero quiere nuestra colaboración.
 
¿Qué tenemos que hacer? Dos cosas nos dice hoy Jesús: necesitamos convertirnos y creer en el Evangelio. La conversión es un cambio de mentalidad para acomodar nuestra vida a las enseñanzas del Evangelio. No es fácil la conversión, cuando ya nos creemos que somos cristianos.
 
Hay muchos cristianos que no se han planteado la necesidad de una elección personal y responsable por Cristo. Son cristianos por la tradición familiar o social, por las prácticas religiosas, por el terror del más allá; pero el verdadero Evangelio, la Buena Noticia, les es desconocido, su vida no la interpelan a la luz del Evangelio y por eso se necesita una transformación profunda y vital en los modos de pensar y actuar. Convertirse es cambiar la forma de ser, es cambiar de vivir la religión: de sólo formalista a vivirla con intimidad; es cambiar la forma de valorar a la gente, de ver sus necesidades y problemas a la luz del Evangelio.
 
Para poder entrar y vivir en el Reino de Dios, Jesús nos habla de una acción más bien negativa como es la conversión o quitar lo malo, y de una positiva que es creer en el Evangelio. Creer es ver lo positivo de la vida, es confiar en Dios que hará algo grande en nuestra vida ahora y después de la muerte, es estar convencido de que es posible estando con Dios. Para esto hay que seguir a Jesús. Por eso a continuación nos describe la llamada a los 4 primeros apóstoles y la generosidad con que responden dejándolo todo para estar y vivir con Jesús. Después vendría la labor de la predicación.
 
No a todos nos llamará para ser predicadores, aunque de alguna manera todos debemos predicar. Pero a lo que sí nos llama es a seguirle. El Evangelio y el Reino de Dios es una misma cosa con Jesucristo. Jesús no sólo anuncia el Reino, sino que es el mismo Reino. Jesús es la Palabra de Dios que se anuncia a la humanidad. Por eso convertirse es tener en nosotros la misma mentalidad, los mismos sentimientos de Jesús. Por lo menos tender a ello. Lo primero será arrepentirnos de los pecados. Dios está deseando perdonarnos, como hizo con la ciudad de Nínive, de que nos habla hoy la primera lectura. Escuchó a Dios a través del profeta Jonás, que predicó con entusiasmo, obedeciendo a Dios, aunque ni el mismo profeta estaba convencido.
 
Creer en el Evangelio nunca es un acto terminado y conseguido, sino que siempre estamos en camino y continuamente debemos renovarnos para que el Reino de Dios penetre más y más en nuestro espíritu. Este Reino no es algo material, como estaban acostumbrados a pensar los primeros oyentes de Jesús. Toda su vida sería explicar este reino de paz, de justicia y amor, que debemos pedir: “Venga tu Reino, Señor”.
 
(P. Silverio Velasco)
 
Poesía
 
Me acerco a ti porque necesito respiro
y confío en tu palabra de maestro y amigo:
“Venid a mí todos los que estáis abrumados
y no sabéis disfrutar el necesario descanso”.
 
En el diario vivir dame, Señor, tu paz,
tu paz de resucitado siempre prometida.
En medio del ajetreo de cada día
enséñame a vivir con serenidad.
Que no me agobie, que no me estrese,
que no me abrume, que no me queme.
Que no me sienta urgido a llevar
cargas o yugos que doblen la espalda.
 
Que nada me turbe en este mundo en crisis;
que me sienta seguro en tu regazo día y noche.
Que no sea demasiado ambicioso en el trabajo
ni egoísta ni mezquino con el descanso necesario.
Que nada me altere y malhumore:
ni la fatiga psíquica ni los fallos morales.
Que no me exija demasiado para estar contigo
ni lo haga a quienes quiero y viven a mi lado.
 
Contigo a mi lado, Señor y hermano,
que nunca me sienta sobrecargado,
pues las espaldas dobladas o mojadas
te duelen en tus entrañas humanas.
Y porque tu yugo es ligero y llevadero,
gracias te doy por haberme invadido
y revelado tu rostro y evangelio.
 
-Florentino Ulibarri-
 
Nuevo vídeo
 
Hay un nuevo vídeo subido al blog
de "Pequeñas Semillitas" en internet.
Para verlo tienes que ir al final de esta página:
 
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
A veces, aunque tenga mucho que hacer, unos pocos momentos de reposo me brindan energías para hacer todo lo necesario. Y como estoy atento, sé reconocer cuando el cuerpo me indica que debo descansar. Entonces descanso.
Si estoy tratando de resolver una diferencia con otros y no aparece ninguna solución, quizá lo mejor que puedo hacer es dejarlo reposar. La próxima vez que me encuentre con ellos, quizás el problema se haya resuelto solo. Si no es así, me encuentro fresco y más atento a las soluciones y los actos correctos.
Permitir el reposo, para mí o para determinada situación, puede ser de gran ayuda. Mientras descanso, la vida y la inteligencia de Dios, que están en las células de mi cuerpo, se comunican conmigo. La sabiduría divina que recibo influirá sobre todas las decisiones que tome, sobre todas las acciones que inicie.
 
Agradecimientos
Imaginemos que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.
 
 Desde España, llega un agradecimiento especial a Dios y a los que rezaron por Pedrito, un niño de 11 años, que tenía diagnóstico linfoma con compromiso en los pulmones y en el hígado, operado con éxito y con excelente respuesta a la quimioterapia que está limpiando sus pulmones. Nos unimos en el agradecimiento al Señor.
 
Desde la provincia de Córdoba, Argentina, Vilma P. escribe para agradecer a Dios, a nuestra Madre la Virgen y al Santo Cura Brochero, por el buen resultado de las dos intervenciones a las que fue sometida para dilatar las vías biliares con colocación de un stent. También agradece a los lectores de esta página que rezaron por ella.
 
Año de San José
San José, hombre justo y modelo de virtudes, es el Patrono Universal de la santa Iglesia, y por lo tanto de todos nosotros. Es el santo que tuvo en la tierra la misión más grande y noble: proteger al Niño Dios y su Santísima Madre.
 
Enero24
Dulcísimo Jesús, verdadero reflejo de la gloria del Padre celestial, por intercesión del patriarca san José, que un día no muy lejano podamos contemplar tu propia gloria. Amén.
(P. Florentín Brusa, cmf)
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
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AMDG

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