PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año
16 - Número 4550 ~ Jueves 14 de Enero de 2021.
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Esta
es una reflexión del Papa Pío XII (su nombre era Eugenio Pacelli), que gobernó
la Iglesia entre 1939 y 1958:
«El
“enemigo” se encuentra por todas partes y en medio de todos. Sabe ser violento
y taimado. En estos últimos siglos ha intentado llevar a cabo la disgregación
intelectual, moral, social de la unidad del organismo misterioso de Cristo. Ha
querido la naturaleza sin la gracia; la razón sin la fe; la libertad sin la
autoridad; a veces, la autoridad sin la libertad. Es un “enemigo” que cada vez
se ha hecho más concreto, con una despreocupación que deja atónitos todavía:
Cristo, sí; Iglesia, no. Después: Dios, sí; Cristo, no. Finalmente el grito
impío: Dios ha muerto; más aún, Dios no ha existido jamás. El “enemigo” se ha
preparado y se prepara para que Cristo sea un extraño en la universidad, en la
escuela, en la familia, en la administración de la justicia, en la actividad
legislativa, en la inteligencia entre los pueblos, allí donde se determina la
paz o la guerra»
Sabias
palabras pronunciadas hace más de medio siglo y que conserven una vigencia
absoluta en nuestros días. ¡Estemos prevenidos!
¡Buenos días María!
Así como Jesús Eucaristía está en todos los sagrarios
de la tierra, así también Jesús siempre está en el Sagrario María, porque
siempre que buscamos a Jesús lo encontramos en María. Así lo encontraron los
Pastores en Belén, y así lo hallaron también los Reyes Magos, en el seno de
María. Porque Dios habita en todas partes, pero en ningún lugar está tan
honrado y adorado como en el seno de la Virgen Pura. Y nosotros tenemos que
entrar también en ese seno purísimo, y lo hacemos a través de la consagración
al Inmaculado Corazón de María, que es como la puerta a ese paraíso terrenal
que es María y en donde hallamos a Dios paseándose al fresco de la tarde. Si
queremos el fruto, debemos tener el árbol. Si queremos tener el Fruto Jesús,
debemos tener el Árbol María que es el que lo produce. Vayamos a la Virgen,
confiados en que encontraremos allí a nuestro Señor con toda clase de dones
para nosotros y nuestros seres queridos. ¡Viva María!
La Palabra de Dios
Lecturas del día
♥ Primera Lectura: Heb 3,7-14
♥ Salmo: Sal 95 (94),6-7.8-9.10-11
♥ Santo Evangelio: Mc 1,40-45
En aquel tiempo, vino a Jesús un leproso suplicándole
y, puesto de rodillas, le dice: «Si quieres, puedes limpiarme». Compadecido de
él, extendió su mano, le tocó y le dijo: «Quiero; queda limpio». Y al instante,
le desapareció la lepra y quedó limpio. Le despidió al instante prohibiéndole
severamente: «Mira, no digas nada a nadie, sino vete, muéstrate al sacerdote y
haz por tu purificación la ofrenda que prescribió Moisés para que les sirva de
testimonio».
Pero él, así que se fue, se puso a pregonar con
entusiasmo y a divulgar la noticia, de modo que ya no podía Jesús presentarse
en público en ninguna ciudad, sino que se quedaba a las afueras, en lugares
solitarios. Y acudían a Él de todas partes.
♥ Comentario:
Hoy, en la primera lectura, leemos: «¡Ojalá oyereis
la voz del Señor: ‘No queráis endurecer vuestros corazones’!» (Heb 3,7-8). Y lo
repetimos insistentemente en la respuesta al Salmo 94. En esta breve cita, se
contienen dos cosas: un anhelo y una advertencia. Ambas conviene no olvidarlas
nunca.
Durante nuestro tiempo diario de oración deseamos y
pedimos oír la voz del Señor. Pero, quizá, con demasiada frecuencia nos
preocupamos de llenar ese tiempo con palabras que nosotros queremos decirle, y
no dejamos tiempo para escuchar lo que el Buen Dios nos quiere comunicar.
Velemos, por tanto, para tener cuidado del silencio interior que —evitando las
distracciones y centrando nuestra atención— nos abre un espacio para acoger los
afectos, inspiraciones... que el Señor, ciertamente, quiere suscitar en
nuestros corazones.
Un riesgo, que no podemos olvidar, es el peligro de
que nuestro corazón —con el paso del tiempo— se nos vaya endureciendo. A veces,
los golpes de la vida nos pueden ir convirtiendo, incluso sin darnos cuenta de
ello, en una persona más desconfiada, insensible, pesimista, desesperanzada...
Hay que pedir al Señor que nos haga conscientes de este posible deterioro
interior. La oración es ocasión para echar una mirada serena a nuestra vida y a
todas las circunstancias que la rodean. Hemos de leer los diversos
acontecimientos a la luz del Evangelio, para descubrir en cuáles aspectos
necesitamos una auténtica conversión.
¡Ojalá que nuestra conversión la pidamos con la misma
fe y confianza con que el leproso se presentó ante Jesús!: «Puesto de rodillas,
le dice: ‘Si quieres, puedes limpiarme’» (Mc 1,40). Él es el único que puede
hacer posible aquello que por nosotros mismos resultaría imposible. Dejemos que
Dios actúe con su gracia en nosotros para que nuestro corazón sea purificado y,
dócil a su acción, llegue a ser cada día más un corazón a imagen y semejanza
del corazón de Jesús. Él, con confianza, nos dice: «Quiero; queda limpio» (Mc
1,41).
* Rev. D. Xavier PAGÉS i
Castañer (Barcelona, España)
Santoral Católico:
San Félix de Nola
Confesor de la Fe
Natural de Nola (Italia), abrazó el servicio
apostólico desde muy joven. Al morir su padre, Félix distribuyó su herencia
entre los pobres y fue ordenado sacerdote por San Máximo, Obispo de Nola. Al iniciarse
una cruel persecución contra la Iglesia, Máximo huyó al desierto para continuar
al servicio de su rebaño. Al no ser encontrado por los soldados romanos, Félix,
quien lo sustituía en sus deberes pastorales, fue tomado preso, azotado,
cargado de cadenas y encerrado en el calabozo cuyo piso estaba lleno de
vidrios. Sin embargo, el Ángel del Señor se le apareció y le ordenó ir en ayuda
de su Obispo, quien yacía medio muerto de hambre y de frío.
Ante su incapacidad de hacerlo volverlo en sí, el
Santo acudió a la oración y al punto apareció un racimo de uvas, cuyas gotas
derramó sobre los labios del maestro, el cual recuperó el conocimiento siendo
conducido luego a su Iglesia. Félix permaneció escondido orando permanente por
la Iglesia hasta la muerte de Decio; sin embargo, continuó siendo perseguido
hasta que se estableció la paz de la Iglesia. Murió en medio de la pobreza y el
servicio de los más necesitados, a pesar de que fue elegido como Obispo de
Nola.
Para más información hacer clic acá.
* Aciprensa –
Catholic.net
Pensamiento del día
“Ningún título, ninguna distinción,
ningún logro ni éxito humano,
podrán darte mayor dignidad y plenitud
que el simple e infinito privilegio
de ser y sentirte hijo de Dios.”
Historias:
Saltar al vacío
Cada vez que veía fotos de hombres lanzándose desde
un avión, el joven sentía la necesidad interior de estar entre ellos. Quería
ser paracaidista.
-¿Por qué ellos sí y yo no? -se decía.
Lo primero que hizo fue conseguir un instructivo
sobre diversos tipos de paracaídas. Después inició y concluyó un estudio
comparativo de aviones modernos. Como se dio cuenta de que ignoraba muchas
cosas, decidió estudiar también un master en caída de cuerpos, atracción de
masas y fricción. Concluyó su preparación con un año de estudios meteorológicos
y movimientos de corrientes de aire.
Por fin, cuando se sintió preparado, eligió
cuidadosamente el avión. Era un bimotor que aún seguía en uso y tenía buen
aspecto.
Al despegar le dijo al piloto que se dirigiera al
punto que, ya antes, le había señalado en el mapa con una regla y un compás. El
momento se acercaba y al elevarse el avión, el joven sentía más y más el
vértigo entusiasmaste de volar.
Por fin, cuando se encontraban a la altura perfecta
se levantó del asiento, abrió la escotilla y sintió el viento helado en la
cara. Permaneció allí unos instantes llenando los pulmones con el puro azul del
cielo...
Pero no saltó.
Cerró la escotilla y mandó aterrizar. Había olvidado
que para saltar hace falta una cosa más. Ser un valiente.
Enseñanza: Conozco a quienes pasan la vida
preparándose para orar; buscan métodos de oración novedosos y consejeros de
todo tipo pero, llegado el momento, no hablan con Dios. Y es que para hablar
con Dios hay que ejercitar la fe y olvidan que para vivir de fe hace falta...
ser un valiente; o sea, pedirla.
(Autor: P. Miguel
Segura)
Nuevo vídeo
Hay
un nuevo vídeo subido al blog
de
"Pequeñas Semillitas" en
internet:
‘La
Casa de la Virgen María en Éfeso’
Para
verlo tienes que ir al final de esta página:
Meditaciones de
“Pequeñas Semillitas”
Acompañar se trata de estar presente para el dolor de
otra persona; no de hacer que su dolor desaparezca.
Acompañar se trata de ir al desierto del alma con
otro ser humano; no de creer que somos responsables de encontrar la salida.
Acompañar se trata de honrar el espíritu; no de
enfocarse en el intelecto.
Acompañar se trata de escuchar con el corazón; no de
analizar con la cabeza.
Acompañar es dar testimonio de las luchas de otros;
no de juzgar o dirigir esas luchas.
Acompañar se trata de caminar al lado; no de conducir
o ser conducido.
Acompañar se trata de descubrir los dones del
silencio sagrado; no significa llenar con palabras cada momento.
Acompañar al que sufre se trata de quedarse quieto y
en silencio; no de querer moverse frenéticamente hacia adelante.
Acompañar se trata de respetar el desorden y la
confusión; no de imponer orden y lógica.
Acompañar se trata de aprender de otros; no de
enseñarles.
Acompañar se trata de tener una actitud de curiosidad
y no de expertos.
(Alan D. Wolfelt)
Año de San José
San José, hombre justo y modelo de virtudes, es el Patrono
Universal de la santa Iglesia, y por lo tanto de todos nosotros. Es el santo
que tuvo en la tierra la misión más grande y noble: proteger al Niño Dios y su
Santísima Madre.
Enero 14
Glorioso patriarca san José, acrecienta en todos nosotros la
devoción a tu santísima e inmaculada esposa, a fin de que reine en toda la
tierra su Inmaculado Corazón. Amén.
(P. Florentín Brusa, cmf)
FELIPE
-Jardinero
de Dios-
(el más pequeñito de
todos)
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