jueves, 21 de enero de 2021

Pequeñas Semillitas 4557

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 16 - Número 4557 ~ Jueves 21 de Enero de 2021.
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Jesús, Palabra encarnada del Padre, tú fuiste anunciado por el mismo Padre desde el cielo, por medio del ángel Gabriel, y viniste a las entrañas de la Virgen María. De ella recibiste nuestra carne, humana y frágil. Siendo rico, quisiste escoger en este mundo lo pobre, lo humilde, lo pequeño junto con María, tu madre, y a San José. Nuestro mundo, fuerte y orgulloso, necesita de Ti, aunque a veces no lo parezca.
Ven, Señor, a nuestras casas, a nuestros lugares de trabajo, a nuestras comunidades, a nuestras calles y mercados; ven a nuestras fronteras, cada vez más altas… ¡Ven, Señor!
 
¡Buenos días María!
Antes de María, aun cuando los judíos consideraban la esterilidad de la mujer una vergüenza, muchos aspectos preparaban a la virginidad cristiana: por ejemplo la gran importancia atribuida a la virginidad de la novia; también aparece en el contexto de las Promesas de la Alianza. En María la virginidad toma su verdadera dimensión. María es la sola mujer del Nuevo Testamento a la que se le da el título de virgen. (Lucas 1,27. Mt 1,23)
Conviene examinar cada uno de los dos hechos corolarios que pueden aparecer como independientes: la concepción virginal (Lucas 1,35) y la virginidad perpetua de María (Lucas 1,3)
Es preciso distinguir la Inmaculada Concepción de la concepción virginal. La primera se refiere al hecho que María fue concebida sin pecado y la segunda consiste en el hecho que María concibió a Jesús del Espíritu Santo, guardando su virginidad.
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Heb 7,25-28.8,1-6.
 
Salmo: Sal 40 (39),7-8a.8b-9.10.17.
 
Santo Evangelio: Mc 3,7-12
En aquel tiempo, Jesús se retiró con sus discípulos hacia el mar, y le siguió una gran muchedumbre de Galilea. También de Judea, de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán, de los alrededores de Tiro y Sidón, una gran muchedumbre, al oír lo que hacía, acudió a Él. Entonces, a causa de la multitud, dijo a sus discípulos que le prepararan una pequeña barca, para que no le aplastaran. Pues curó a muchos, de suerte que cuantos padecían dolencias se le echaban encima para tocarle. Y los espíritus inmundos, al verle, se arrojaban a sus pies y gritaban: «Tú eres el Hijo de Dios». Pero Él les mandaba enérgicamente que no le descubrieran.
 
Comentario:
Hoy, todavía reciente el bautismo de Juan en las aguas del río Jordán, deberíamos recordar el talante de conversión de nuestro propio bautismo. Todos fuimos bautizados en un solo Señor, una sola fe, «en un solo Espíritu para formar un solo cuerpo» (1Cor 12,13). He aquí el ideal de unidad: formar un solo cuerpo, ser en Cristo una sola cosa, para que el mundo crea.
En el Evangelio de hoy vemos cómo «una gran muchedumbre de Galilea» y también otra mucha gente procedente de otros lugares (cf. Mc 3,7-8) se acercan al Señor. Y Él acoge y procura el bien para todos, sin excepción. Esto lo hemos de tener muy presente durante el octavario de oración para la unidad de los cristianos.
Démonos cuenta de cómo, a lo largo de los siglos, los cristianos nos hemos dividido en católicos, ortodoxos, anglicanos, luteranos, y un largo etcétera de confesiones cristianas. Pecado histórico contra una de las notas esenciales de la Iglesia: la unidad.
Pero aterricemos en nuestra realidad eclesial de hoy. La de nuestro obispado, la de nuestra parroquia. La de nuestro grupo cristiano. ¿Somos realmente una sola cosa? ¿Realmente nuestra relación de unidad es motivo de conversión para los alejados de la Iglesia? «Que todos sean uno, para que el mundo crea» (Jn 17,21), ruega Jesús al Padre. Éste es el reto. Que los paganos vean cómo se relaciona un grupo de creyentes, que congregados por el Espíritu Santo en la Iglesia de Cristo tienen un solo corazón y una sola alma (cf. Hch 4,32-34).
Recordemos que, como fruto de la Eucaristía —a la vez que la unión de cada uno con Jesús— se ha de manifestar la unidad de la Asamblea, ya que nos alimentamos del mismo Pan para ser un solo cuerpo. Por tanto, lo que los sacramentos significan, y la gracia que contienen, exigen de nosotros gestos de comunión hacia los otros. Nuestra conversión es a la unidad trinitaria (lo cual es un don que viene de lo alto) y nuestra tarea santificadora no puede obviar los gestos de comunión, de comprensión, de acogida y de perdón hacia los demás.
* Rev. D. Melcior QUEROL i Solà (Ribes de Freser, Girona, España)
 
Santoral Católico:
Santa Inés
Virgen y Mártir
Virgen y mártir. A comienzos del siglo IV, esta noble doncella romana, de doce o trece años de edad, rubricó con su sangre el carisma de su virginidad. La tradición cristiana la convirtió en arquetipo y símbolo de la virginidad hasta la inmolación. Se enamoró de ella el hijo del prefecto de Roma y le ofreció el matrimonio, que Inés rehusó. El padre del joven, enterado de que ella era cristiana, la sometió a crueles tormentos y vejaciones para doblegar su voluntad, pero no lo consiguió. Finalmente la virgen murió a golpe de espada. Sus padres la enterraron junto a la vía Nomentana. El papa San Dámaso honró su sepulcro con un poema, y muchos Padres de la Iglesia, a partir de san Ambrosio, le dedicaron alabanzas.
Oración: Dios todopoderoso y eterno, que eliges a los débiles para confundir a los fuertes de este mundo, concédenos a cuantos celebramos el triunfo de tu mártir santa Inés imitar la firmeza de su fe. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Para más información hacer clic acá.
* Directorio Franciscano – Aciprensa – Catholic.net
 
Santoral Católico:
Santos Fructuoso, Eulogio y Augurio
Mártires
Entre los mártires más preclaros de la España romana destacan el obispo de Tarragona san Fructuoso y sus diáconos Augurio y Eulogio. Gracias a las Actas de su martirio, excepcionales en su autenticidad y escritas con una sublime sencillez, conocemos detalles primorosos de la organización eclesiástica y de la vida cristiana de la España antigua. Prudencio dedicó a estos santos sus mejores versos. Durante la persecución de los emperadores Valeriano y Galieno, después de una admirable confesión de fe ante el procurador romano Emiliano, fueron conducidos a la cárcel y después al anfiteatro, donde el obispo, con voz clara, ante los fieles que estaban presentes, oró por la Iglesia universal. Seguidamente fueron arrojados a las llamas, donde completaron su martirio orando de rodillas. Era el 21 de enero del año 259.
Oración: Señor, tú que concediste al obispo san Fructuoso dar su vida por la Iglesia, que se extiende de oriente a occidente, y quisiste que sus diáconos, Augurio y Eulogio, le acompañaran al martirio llenos de alegría, haz que tu Iglesia viva siempre gozosa en la esperanza y se consagre, sin desfallecimientos, al bien de todos los pueblos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Para más información hacer clic acá.
* Directorio Franciscano – Aciprensa – Catholic.net
 
Pensamiento del día
“San José fue el padre nutricio de Jesús, y Jesús le estaba sometido. Admira la humildad del Salvador, que, pudiendo nacer en el palacio de Augusto o de Herodes, prefiere elegirse un padre pobre y desconocido, un padre que debe trabajar con sus manos para procurarle alimento y vestido. A ejemplo de San José, nunca te separes de Jesús: que en todos tus actos sea tu compañero, conversa a menudo con Él. Haz un lugar a Jesús en medio de tus hijos: que tu Señor venga a tu familia, que tu Creador se acerque a su creatura”
(San Agustín)
 
Tema del día:
Ser semilla para otros
¿Qué tienen que ver con mi vida estas semillas? Todo. Sencillamente todo.
 
En ellas está nuestra realización personal, y la verdadera autenticidad como cristianos.
 
Las semillas son la palabra de Dios, lo dijo Cristo; pero no sólo son la palabra de Dios sino cualquier regalo que nos hace.
 
Lo interesante es qué hacemos con estas semillas.
 
Las últimas caen en tierra buena.
 
Tierra buena es esa que ha sido abonada y preparada con antelación, haciéndose para que sea fértil.
 
¡Debemos ser tierra buena para la semilla del amor!
 
Amor de Dios que se nos muestra en los hombres, en nuestros amigos, en nuestra familia. Estos son los cristianos en los que ha fructificado la palabra de Dios.
 
Han recibido la simiente y ha dado raíces. Las raíces sólo ayudan a que la planta pueda dar dos grandes dones a quienes lo rodean:
La flor y el fruto.
Flor que es la alegría de sentirse regalado por Dios.
Flor que es el amor a Dios.
Fruto, que no es otra cosa sino la manifestación de ese amor en quienes nos rodean.
 
El Cristiano auténtico es el que lo demuestra en sus obras.
 
Es el que vive con la conciencia de que la palabra de Dios es viva  y eficaz y hace que él obre según la voluntad de Dios, que lo único que busca es su felicidad.
 
Hoy ayuda a que alguien a quien conozcas se sienta más cerca de Dios al estar contigo. Una palabra, un consejo, lo que quieras.
 
Tú también eres sembrador. ¡Sal a sembrar!
 
(Texto: Jorge Rodríguez – Enviado por ‘Portavoz de Amor’)
 
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
Scott Anthony, director de un grupo parroquial de jóvenes en Pensilvania (Estados Unidos), recuerda el momento en que una de sus adolescentes tomó la mano de su padre para ayudarle a rezar el Rosario.
Esto se produjo durante una “velada padres y adolescentes” que Anthony organiza regularmente para los jóvenes y sus familias en la Parroquia San José de York, donde trabaja como director de programas de jóvenes y adultos jóvenes desde hace 23 años.
Las familias acababan de terminar un taller de confección de Rosarios y comenzaban la oración común. El padre de la adolescente en cuestión se había ofrecido como voluntario para dirigir una decena del Rosario, pero de repente empezó a titubear en las palabras del Ave María, cuenta Anthony.
Volví la mirada discretamente en su dirección y vi a su hija tomar la mano de su padre recordándole las palabras en voz baja, dice Anthony. Esa imagen quedó impresa en mi cabeza ya que era muy hermoso ver el amor de esta joven adolescente por su padre. Ella estaba orgullosa de él por haberse ofrecido a hacer rezar al grupo.
Esta no es la única vez en la que Anthony ha visto a adolescentes y a sus padres acercarse juntos a Dios.
 
Año de San José
San José, hombre justo y modelo de virtudes, es el Patrono Universal de la santa Iglesia, y por lo tanto de todos nosotros. Es el santo que tuvo en la tierra la misión más grande y noble: proteger al Niño Dios y su Santísima Madre.
 
Enero 21
Jesús mío, que a todos nos llamas sin excepción a la perfección del amor, danos a imitación de san José, progresar sin detenernos por el camino de la santidad. Amén.
(P. Florentín Brusa, cmf)
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
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AMDG

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