sábado, 16 de enero de 2021

Pequeñas Semillitas 4552

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 16 - Número 4552 ~ Sábado 16 de Enero de 2021.
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Siempre tenemos algo para donar… Incluso si no tenemos nada de material, tenemos mucho para ofrecer. Basta pensar en los talentos y aptitudes, cuando damos una palabra de confort, cuando estamos presentes en momentos importantes en la vida de otro.
O incluso, pequeños gestos como: ayudar a poner la mesa, responder un mensaje, hacer aquel trabajo siempre igual, conducir el auto, preparar la comida, estudiar con un compañero que tiene dificultades en la materia, recoger la basura, compartir una alegría, ofrecer una sonrisa, escuchar, ofrecer oraciones. Es decir, cada gesto que hacemos como un servicio es un don para el otro, porque nos donamos nosotros mismos. Donar nuestro tiempo es lo mismo que dar nuestra vida por alguien.
La economía del amor va más allá de la comprensión humana, todos sin excepción, tenemos siempre algo para dar…
 
¡Buenos días María!
María, tú fuiste agradecida al don que recibiste: la vida; la vida de tu Hijo, tu vida.
María, tú me ayudas a luchar por la vida, a considerar la vida como un gran don que Dios nos hace.
María, tu ejemplo me ayuda a llevar adelante el plan que Dios tiene sobre mí.
María, tú viviste con alegría: “Alégrate, llena de gracia” te decía el ángel al revelarte que habías sido elegida para ser la madre del Salvador.
Maria, desearía tener ante la vida la misma actitud que Tú tuviste, para poder vivirla con alegría y en plenitud.
Ayúdame a ser siempre agradecido al don de Dios para poder servir a los demás con generosidad. Que mi corazón esté abierto y sea sensible a las necesidades de los que sufren y de los que me necesitan, para que el testimonio de mi vida los ayude a vivir en plenitud y con alegría.
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Heb 4,12-16
 
Salmo: Sal 19(18),8.9.10.15
 
Santo Evangelio: Mc 2,13-17
En aquel tiempo, Jesús salió de nuevo por la orilla del mar, toda la gente acudía a Él, y Él les enseñaba. Al pasar, vio a Leví, el de Alfeo, sentado en el despacho de impuestos, y le dice: «Sígueme». Él se levantó y le siguió. Y sucedió que estando Él a la mesa en casa de Leví, muchos publicanos y pecadores estaban a la mesa con Jesús y sus discípulos, pues eran muchos los que le seguían. Al ver los escribas de los fariseos que comía con los pecadores y publicanos, decían a los discípulos: «¿Qué? ¿Es que come con los publicanos y pecadores?». Al oír esto Jesús, les dice: «No necesitan médico los que están fuertes, sino los que están mal; no he venido a llamar a justos, sino a pecadores».
 
Comentario:
Hoy, en la escena que relata san Marcos, vemos cómo Jesús enseñaba y cómo todos venían a escucharle. Es manifiesto el hambre de doctrina, entonces y también ahora, porque el peor enemigo es la ignorancia. Tanto es así, que se ha hecho clásica la expresión: «Dejarán de odiar cuando dejen de ignorar».
Pasando por allí, Jesús vio a Leví, hijo de Alfeo, sentado donde cobraban impuestos y, al decirle «sígueme», dejándolo todo, se fue con Él. Con esta prontitud y generosidad hizo el gran “negocio”. No solamente el “negocio del siglo”, sino también el de la eternidad.
Hay que pensar cuánto tiempo hace que el negocio de recoger impuestos para los romanos se ha acabado y, en cambio, Mateo —hoy más conocido por su nuevo nombre que por el de Leví— no deja de acumular beneficios con sus escritos, al ser una de las doce columnas de la Iglesia. Así pasa cuando se sigue con prontitud al Señor. Él lo dijo: «Y todo el que haya dejado casa, hermanos o hermanas, padre o madre, hijos o campo por mi nombre, recibirá el ciento por uno y gozará de la vida eterna» (Mt 19,29).
Jesús aceptó el banquete que Mateo le ofreció en su casa, juntamente con los otros cobradores de impuestos y pecadores, y con sus apóstoles. Los fariseos —como espectadores de los trabajos de los otros— hacen presente a los discípulos que su Maestro come con gente que ellos tienen catalogados como pecadores. El Señor les oye, y sale en defensa de su habitual manera de actuar con las almas: «No he venido a llamar a justos, sino a pecadores» (Mc 2,17). Toda la Humanidad necesita al Médico divino. Todos somos pecadores y, como dirá san Pablo, «todos han pecado y se han privado de la gloria de Dios» (Rm 3,23).
Respondamos con la misma prontitud con que María respondió siempre a su vocación de corredentora.
* Rev. D. Joaquim MONRÓS i Guitart (Tarragona, España)
 
Santoral Católico:
San Marcelo I
Papa
En la serie de los Pontífices, el Papa Marcelo ocupa el puesto número 30. Fue Pontífice por un año: del 308 al 309. Era uno de los más valientes sacerdotes de Roma en la terrible persecución de Diocleciano en los años 303 al 305. Animaba a todos a permanecer fieles al cristianismo aunque los martirizaran. Elegido Sumo Pontífice se dedicó a reorganizar la Iglesia que estaba muy desorganizada porque ya hacía 4 años que había muerto el último Pontífice, San Marcelino.
Era un hombre de carácter enérgico, aunque moderado, y se dedicó a volver a edificar los templos destruidos en la anterior persecución. Dividió Roma en 25 sectores y al frente de cada uno nombró a un presbítero o párroco. Muchos cristianos habían renegado de la fe, por miedo en la última persecución, pero deseaban volver otra vez a pertenecer a la Iglesia. El Papa Marcelo, apoyado por los mejores sabios de la Iglesia, decretó que aquellos que deseaban volver a la Iglesia tenían que hacer algunas penitencias por haber renegado de la fe durante la persecución. Muchos aceptaron la decisión del Pontífice, pero algunos promovieron tumultos contra él, e incluso lo acusaron ante el Emperador Majencio quien abusando de su poder, que no le permitía inmiscuirse en los asuntos internos de la religión, expulsó al Pontífice de Roma.
Según el "Libro Pontifical", el Papa Marcelo se hospedó en la casa de una laica muy piadosa de nombre Marcela, y desde ahí, siguió dirigiendo a los cristianos. Al enterarse el Emperador, obligó al Pontífice a realizar trabajos forzosos en las caballerías y pesebres imperiales que fueron trasladados a esa zona. El Papa falleció en el año 309.
Para más información hacer clic acá.
* Aciprensa – Catholic.net
 
Palabras de Benedicto XVI
"Jóvenes amigos, vale la pena escuchar en nuestro interior la Palabra de Jesús y caminar siguiendo sus pasos. En el fondo, lo que nuestro corazón desea es lo bueno y bello de la vida. No permitáis que vuestros deseos y anhelos caigan en el vacío, antes bien haced que cobren fuerza en Cristo. Él es el cimiento firme, el punto de referencia seguro para una vida plena".
 
De los envíos del P. Natalio
Una sonrisa
¿Qué puedes hacer para mantener el nivel de tu alegría? Empieza por pedirla: “Derrama, Señor, sobre mí tu Espíritu para que me sienta inundado de gozo y alegría espiritual”. Luego defiéndela: vigila para que la tristeza no se infiltre poco a poco en tu corazón. Además, cultívala: por ejemplo, llevando alegría a los otros, contándoles una anécdota graciosa, etc. Leer un texto motivador, como el que sigue,  puede también ayudarte mucho.
 
La sonrisa es contagiosa; se te pega como la gripe. Hoy alguien me sonrió y yo comencé a sonreír también. Crucé la esquina y alguien me vio sonriendo. Cuando él me sonrió me di cuenta que se la había comunicado yo a él. Pensé sobre esa sonrisa y descubrí su gran valor.
Una sola sonrisa como la que tuve podría viajar alrededor del mundo. Así que si sientes a una sonrisa deslizarse por tu cara, no la dejes sin hacerla detectar de alguien más. Rápidamente iniciemos esta epidemia e infectemos al mundo. Comuniquemos esta sonrisa, sonriamos a un amigo. ¡Todos necesitamos una sonrisa!
 
Defiende y cultiva la alegría. El sentido del humor te ayudará a encarar las situaciones estresantes de la vida. Ríe, y tus cargas serán aliviadas. Ríe, y tu vida se alargará. Ríe cuando más lo necesites. Si eres capaz de reírte de una situación, por más dolorosa que sea, podrás superarla. Que sepas fomentar hoy tu capacidad de alegría.
* P. Natalio
 
Historias:
El alpinista
Un alpinista, ardiendo en deseos de conquistar una altísima montaña, inició su travesía después de años de preparación. Pero, como quería la gloria sólo para él, subió sin compañeros.
 
Su afán por subir lo llevó a continuar cuando ya no se podía ver absolutamente nada. Todo era negro, visibilidad cero, la luna y las estrellas estaban cubiertas por las nubes.
 
Subiendo por un acantilado, a solo unos pocos metros de la cima, se resbaló y se desplomó por el aire. El alpinista solo podía sentir la terrible sensación de la caída en medio de la total oscuridad.
 
En esos momentos de angustia, le pasaron por su mente todos los episodios gratos y no tan gratos de su vida. De repente, sintió el fortísimo tirón de la larga soga que lo amarraba de la cintura a las estacas clavadas en la roca de la montaña.
 
En ese momento de quietud, suspendido en el aire, no le quedó más que gritar:
—¡Ayúdame, Dios mío! De repente, una voz grave y profunda de los cielos le contestó: 
—¿Qué quieres, hijo mío?
—Sálvame, Dios mío.
—¿Realmente crees que yo te pueda salvar?
—Por supuesto, Señor. 
—Entonces, corta la cuerda que te sostiene.
 
Aquel alpinista, aterrorizado, se aferró más aún a la cuerda.  Al día siguiente el equipo de rescate encontró al alpinista muerto, colgado de la soga… a tan solo dos metros del suelo. ¿Y tú? ¿Confías en Dios cuando te pide lo que parece contrario a tus intereses?, ¿Cortarías la cuerda?
 
Humor de sábados
El nuevo gerente
Una empresa entendió que había llegado el momento de cambiar el estilo de gestión y contrató un nuevo gerente general.
El nuevo gerente vino con la determinación de hacer cambios y volver a la empresa más productiva. El primer día, acompañado por sus principales colaboradores, hizo una inspección en la empresa.
En la planta todos estaban trabajando, pero un muchacho estaba recostado contra la pared con las manos en los bolsillos. Viendo una buena oportunidad para dejar bien clara su filosofía de trabajo, el nuevo gerente le preguntó al joven:
- ¿Cuánto gana usted por mes?
- Seis mil pesos, señor, ¿por qué? - respondió el muchacho sin saber de qué se trataba.
El gerente sacó $6000 del bolsillo y se los entregó al joven, diciendo:
- Aquí está el sueldo de este mes. ¡Ahora desaparezca y no vuelva nunca más!
El joven guardó el dinero y se fue, de acuerdo a las órdenes recibidas.
El gerente entonces, orgulloso, pregunta a un grupo de operarios:
- ¿Alguno de ustedes puede decirme qué hacía ese joven?
- Sí, señor -respondieron atónitos los operarios- Vino a entregar una pizza...
Moraleja: Hay personas que tienen tantas ganas de mandar, que se olvidan de pensar.
 
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
Parece bastante más fácil no creer que creer. Puede parecer más sencillo, o más cómodo, en el sentido de que quien no cree no se liga a nada. En ese sentido es fácil. Pero vivir sin fe no es tan fácil. La vida sin fe es complicada generalmente, porque el hombre no puede vivir sin puntos de referencia. No tenemos más que recordar la filosofía de Sartre, Camus, o de otros muchos, para comprobarlo enseguida. La carga que conlleva la falta de fe es mucho más pesada.
Tener fe es, en cierta manera, una opción. Elegir entre dos modos de ver la vida. Ambos modos -vivir con fe o sin ella- se presentan como dos posibilidades coherentes. Sin embargo, pienso que la razón y la observación de la naturaleza y del hombre llevan indefectiblemente hacia la fe. De todas formas, al final hay siempre una decisión de la voluntad. Una decisión perfectamente compatible con que después uno pueda sentir a veces el atractivo de la otra opción. Pero la vida con fe es más esperanzada, más optimista, más alegre.
(Alfonso Aguiló)
 
Año de San José
San José, hombre justo y modelo de virtudes, es el Patrono Universal de la santa Iglesia, y por lo tanto de todos nosotros. Es el santo que tuvo en la tierra la misión más grande y noble: proteger al Niño Dios y su Santísima Madre.
 
Enero 16
Dígnate, glorioso patriarca, recibir y afirmar nuestros propósitos que ahora hacemos en tu presencia, de ser fieles devotos tuyos para que seamos como Jesús y María lo fueron. Amén.
(P. Florentín Brusa, cmf)
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
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AMDG

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