PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año
15 - Número 4383 ~ Domingo 12 de Julio de 2020Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina) Alabado sea Jesucristo…
Entrañable
parábola la de este domingo 15° del tiempo ordinario para curar nuestra sordera
espiritual. Una buena forma, esta dinámica de Jesús, para hacernos comprender y
entender su mensaje, su Palabra, sus sentimientos y su misma misión. Hoy nos
podríamos preguntar ¿Dónde estamos situados? ¿Al borde del camino de la Palabra
o dentro de ella? ¿En la superficialidad o en la profundidad de las cosas?
¿Abrumados por las dificultades de las zarzas de nuestra vida o liberados de
aquellas que nos impiden abrirnos al Misterio de Dios?
Los
invito a que hagamos un examen de conciencia sobre la forma como acogemos la
Palabra de Dios en nuestras vidas, palabra que se expresa por muy diversos
conductos: leyendo la Biblia, participando en los sacramentos, ayudando a los
demás, disfrutando la naturaleza, etc.
Pidamos
a Jesús, el divino sembrador, que nos ayude a preparar nuestro interior para
acoger su palabra de manera que eche raíces en nosotros; que nos veamos libres
de la maleza y de las plagas que impiden que se acreciente nuestra fe, nuestra
esperanza y nuestro amor.
¡Buenos días! Qué es un niño
“Un niño es un muchachito que tiene el apetito de un
caballo, el estómago de un traga espadas, la energía de una carreta cargada de
piedras, la curiosidad de un gato, los pulmones de un dictador, la fantasía de
un Julio Verne y, cuando se pone a fabricar algo, tiene cinco martillos por
mano” (Alan Beck). Los escritores nos han dejado simpáticas semblanzas del
niño. Aquí tienes otra, cuyo autor desconozco.
Un niño es el regalo de
Dios para tus días tristes. Es el movimiento y el torbellino de la vida que se
agita, que salta, que corre, que sueña, que sonríe y se duerme. Un niño es
siempre una esperanza, un por qué vivimos y trabajamos sin dar lugar a la
fatiga. Un niño es un misterio impenetrable: ¿qué será de él en el futuro? Un
niño es el interrogante permanente sobre el mundo que hemos construido, sobre
los valores que nos movilizan, sobre el destino de nuestra humanidad...
¿Saldría el sol cada mañana si ellos no iluminaran nuestras noches? ¿Podríamos
vivir sin su bullicio, sin sus sonrisas, sin la abismante profundidad de sus
preguntas? Sí, un niño es un hermoso regalo de Dios para tus días tristes.
“Un pequeñín vale tanto que es nuestro carcelero,
nuestro superior, nuestro mandamás: un terremoto en miniatura con la cara
manchada de chocolate y barro. Pero cuando por la tarde vuelven padre y madre,
cansados, disgustados y llenos de preocupaciones, él es el único capaz de
renovar las esperanzas y de colmar de alegrías con sus mágicas palabras:
"hola, papá"; "un besito, mamá". (Alan Beck). Que este
regalo de Dios renueve tu alma y tus energías al comenzar un nuevo día.
* Enviado por el P.
Natalio
La Palabra de Dios Lecturas del día ♥ Primera Lectura: Isaías 55,10-11
♥ Salmo: Sal 64, 10-14
♥ Segunda Lectura: Rom 8,18-23
♥ Santo Evangelio: Mt 13,1-23
Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó a orillas
del mar. Y se reunió tanta gente junto a Él, que hubo de subir a sentarse en
una barca, y toda la gente se quedaba en la ribera. Y les habló muchas cosas en
parábolas.
Decía: «Una vez salió un sembrador a sembrar. Y al sembrar,
unas semillas cayeron a lo largo del camino; vinieron las aves y se las
comieron. Otras cayeron en pedregal, donde no tenían mucha tierra, y brotaron
enseguida por no tener hondura de tierra; pero en cuanto salió el sol se
agostaron y, por no tener raíz, se secaron. Otras cayeron entre abrojos;
crecieron los abrojos y las ahogaron. Otras cayeron en tierra buena y dieron
fruto, una ciento, otra sesenta, otra treinta. El que tenga oídos, que oiga».
Y acercándose los discípulos le dijeron: «¿Por qué les
hablas en parábolas?». Él les respondió: «Es que a vosotros se os ha dado el
conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no. Porque a quien
tiene se le dará y le sobrará; pero a quien no tiene, aun lo que tiene se le
quitará. Por eso les hablo en parábolas, porque viendo no ven, y oyendo no oyen
ni entienden. En ellos se cumple la profecía de Isaías: ‘Oír, oiréis, pero no
entenderéis, mirar, miraréis, pero no veréis. Porque se ha embotado el corazón
de este pueblo, han hecho duros sus oídos, y han cerrado sus ojos; no sea que
vean con sus ojos, con sus oídos oigan, con su corazón entiendan y se
conviertan, y yo los sane’. ¡Pero dichosos vuestros ojos, porque ven, y
vuestros oídos, porque oyen! Pues os aseguro que muchos profetas y justos desearon
ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron, y oír lo que vosotros oís, pero no
lo oyeron.
»Vosotros, pues, escuchad la parábola del sembrador.
Sucede a todo el que oye la Palabra del Reino y no la comprende, que viene el
Maligno y arrebata lo sembrado en su corazón: éste es el que fue sembrado a lo
largo del camino. El que fue sembrado en pedregal, es el que oye la Palabra, y
al punto la recibe con alegría; pero no tiene raíz en sí mismo, sino que es
inconstante y, cuando se presenta una tribulación o persecución por causa de la
Palabra, sucumbe enseguida. El que fue sembrado entre los abrojos, es el que
oye la Palabra, pero las preocupaciones del mundo y la seducción de las
riquezas ahogan la Palabra, y queda sin fruto. Pero el que fue sembrado en tierra
buena, es el que oye la Palabra y la comprende: éste sí que da fruto y produce,
uno ciento, otro sesenta, otro treinta».
♥ Comentario:
Hoy consideramos la parábola del sembrador. Tiene una
fuerza y un encanto especiales porque es palabra del propio Señor Jesús.
El mensaje es claro: Dios es generoso sembrando, pero
la concreción de los frutos de su siembra dependen también —y a la vez— de
nuestra libre correspondencia. Que el fruto depende de la tierra donde cae es
algo que la experiencia de todos los días nos lo confirma. Por ejemplo, entre
alumnos de un mismo colegio y de una misma clase, unos terminan con vocación
religiosa y otros ateos. Han oído lo mismo, pero la semilla cayó en distinta
tierra.
La buena tierra es nuestro corazón. En parte es cosa
de la naturaleza; pero sobre todo depende de nuestra voluntad. Hay personas que
prefieren disfrutar antes que ser mejores. En ellas se cumple lo de la
parábola: las malas hierbas (es decir, las preocupaciones del mundo y la
seducción de las riquezas) «ahogan la Palabra, y queda sin fruto» (Mt 13,22).
Pero quienes, en cambio, valoran el ser, acogen con
amor la semilla de Dios y la hacen fructificar. Aunque para ello tengan que
mortificarse. Ya lo dijo Cristo: «Si el grano de trigo no cae en tierra y
muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto» (Jn 12,24). También nos
advirtió el Señor que el camino de la salvación es estrecho y angosto (cf. Mt
7,14): lo que mucho vale, mucho cuesta. Nada de valor se consigue sin esfuerzo.
El que se deja llevar de sus apetitos tendrá el
corazón como una selva salvaje. Por el contrario, los árboles frutales que se
podan dan mejor fruto. Así, las personas santas no han tenido una vida fácil,
pero han sido unos modelos para la humanidad. «No todos estamos llamados al martirio,
ciertamente, pero sí a alcanzar la perfección cristiana. Pero la virtud exige
una fuerza que (…) pide una obra larga y muy diligente, y que no hemos de
interrumpir nunca, hasta morir. De manera que esto puede ser denominado como un
martirio lento y continuado» (Pío XII).
* P. Jorge LORING SJ
(Cádiz, España)
Palabras de San Juan
Pablo II “Nuestro
tiempo tiene gran necesidad de hombres y mujeres que, como rayos de luz,
comuniquen la fascinación del Evangelio y la belleza de la vida nueva en el Espíritu
(...) El primer don que hemos de dar a nuestros hermanos, es el de una vida
santa que testimonie el amor gratuito de Dios”
Predicación del
Evangelio: Sembrar Al terminar el relato de la parábola del sembrador,
Jesús hace esta llamada: “El que tenga oídos para oír, que oiga”. Se nos pide
que prestemos mucha atención a la parábola. Pero, ¿en qué hemos de reflexionar?
¿En el sembrador? ¿En la semilla? ¿En los diferentes terrenos?
Tradicionalmente, los cristianos nos hemos fijado
casi exclusivamente en los terrenos en que cae la semilla, para revisar cuál es
nuestra actitud al escuchar el Evangelio. Sin embargo es importante prestar
atención al sembrador y a su modo de sembrar.
Es lo primero que dice el relato: “Salió el sembrador
a sembrar”. Lo hace con una confianza sorprendente. Siembra de manera
abundante. La semilla cae y cae por todas partes, incluso donde parece difícil
que la semilla pueda germinar. Así lo hacían los campesinos de Galilea, que
sembraban incluso al borde de los caminos y en terrenos pedregosos.
A la gente no le es difícil identificar al sembrador.
Así siembra Jesús su mensaje. Lo ven salir todas las mañanas a anunciar la
Buena Noticia de Dios. Siembra su Palabra entre la gente sencilla que lo acoge,
y también entre los escribas y fariseos que lo rechazan. Nunca se desalienta.
Su siembra no será estéril.
Desbordados por una fuerte crisis religiosa, podemos
pensar que el Evangelio ha perdido su fuerza original y que el mensaje de Jesús
ya no tiene garra para atraer la atención del hombre o la mujer de hoy.
Ciertamente, no es el momento de “cosechar” éxitos llamativos, sino de aprender
a sembrar sin desalentarnos, con más humildad y verdad.
No es el Evangelio el que ha perdido fuerza
humanizadora, somos nosotros los que lo estamos anunciando con una fe débil y
vacilante. No es Jesús el que ha perdido poder de atracción. Somos nosotros los
que lo desvirtuamos con nuestras incoherencias y contradicciones.
El Papa Francisco dice que, cuando un cristiano no
vive una adhesión fuerte a Jesús, “pronto pierde el entusiasmo y deja de estar
seguro de lo que transmite, le falta fuerza y pasión. Y una persona que no está
convencida, entusiasmada, segura, enamorada, no convence a nadie”.
Evangelizar no es propagar una doctrina, sino hacer presente
en medio de la sociedad y en el corazón de las personas la fuerza humanizadora
y salvadora de Jesús. Y esto no se puede hacer de cualquier manera. Lo más
decisivo no es el número de predicadores, catequistas y enseñantes de religión,
sino la calidad evangélica que podamos irradiar los cristianos. ¿Qué
contagiamos? ¿Indiferencia o fe convencida? ¿Mediocridad o pasión por una vida
más humana?
* Padre José Antonio Pagola
Poesía Siembra, siembra y sigue
sembrando… Sin importar el resultado de la cosecha,por favor no te detengasa ver si las semillas germinaron o no,solo sigue adelante, sigue sembrado,que si siembras con bondad y alegría,algún día sus frutos dulces comerás. Recuerda, que al sembrar,no lo haces para ti, sino para los demás,si todos sembramos buena fe y bondad,a la larga y al final del camino tendremosun terreno muy grande frondoso y floreadodonde verdaderamente, provoque estar y vivir. Nuestro entorno es producto de nuestro trabajo,no esperes por favor que venga otroa sembrar por ti, hazlo tú mismo,empieza ahora mismo,nunca es tarde para hacerlo,y siempre es muy temprano para terminar.(Nelson Cisneros) Aviso de ausenciaMañana lunes 13 de juliono se editará “Pequeñas Semillitas”por la necesidad de hacer ajustes técnicos.Si Dios lo permite regresamos el martes 14. Agradecimientos Imaginemos que en el cielo hay dos oficinas
diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la
tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y
allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por
la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos
por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque
prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para
dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas"
pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la
segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como
respuesta a nuestros pedidos de oración.
♡ “Pequeñas
Semillitas” agradece a Dios y a todos los lectores, la gracia inmensa de
haber cumplido un año más de publicaciones, desde aquel 11 de julio de 2006.
♡ Desde West Palm Beach, Florida, USA,
llega el agradecimiento a Dios y a los que rezaron por Nélida Aixa A., cuyas pruebas del Covid 19 han resultado negativas.
¡Hasta mañana! con Madre
Teresa Julio 12
Si tú juzgas a la gente, no tienes tiempo para
amarla.
FELIPE -Jardinero
de Dios-(el más pequeñito de
todos) 🌸BLOG ”PEQUEÑAS
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¡Buenos días!
La Palabra de Dios
Palabras de San Juan
Pablo II
Predicación del
Evangelio:
Poesía
¡Hasta mañana! con Madre
Teresa
FELIPE
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