miércoles, 20 de febrero de 2019

Pequeñas Semillitas 3920

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 14 - Número 3920 ~ Miércoles 20 de Febrero de 2019
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Amar es enloquecer diariamente bajo el calor de un astro desaparecido.
Amar es perderse en la inmensidad del vacío.
Amar es acariciar el aire impregnándolo de pájaros.
Amar es abrazar sin retener lo abrazado. Es nacer y morir a cada instante.
Amar es besar sin dejar huella. Es brillar sin ser estrella.
Amar es callar cuando se puede...

¡Buenos días!

El labrador y la víbora
“No hay en el mundo fruta más sabrosa que la sensación de descanso y alivio que se siente al perdonar, así como no hay fatiga más desagradable que la que produce el rencor. Vale la pena perdonar, porque no hay terapia más liberadora que el perdón” (I. Larrañaga). “La espiral de la violencia sólo la frena el milagro del perdón” (San Juan Pablo II).

Una víbora se acercó arrastrándose donde estaba el hijo de un labrador, y lo mató. Sintió el labrador un dolor terrible y, tomando su hacha, se puso al acecho junto al nido de la serpiente, dispuesto a matarla tan pronto como saliera. Asomó la víbora la cabeza y el labrador le dio un hachazo, pero falló el golpe, partiendo en dos a la vecina piedra. Temiendo después la venganza del reptil, intentó reconciliarse con ella; pero ésta repuso: —Ni yo puedo alimentar hacia ti buenos sentimientos viendo el hachazo en la piedra, ni tú hacia mí contemplando la tumba de tu hijo (Esopo).

Vivir la caridad cristiana no es fácil. En verdad está por encima de nuestras fuerzas. Por eso es indispensable suplicar con humildad y constancia al Señor. San Agustín lo dijo con palabras exactas: “Dame, Señor lo que me pides. Y pídeme lo que quieras”. En efecto cuando el amor de Dios nos invade podemos perdonar, soportar y esperar sin límites.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Gn 7, 6-7; 8, 6-13. 20-22

Salmo: Sal 115, 12-15. 18-19

SANTO EVANGELIO: Mc 8,22-26
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegan a Betsaida. Le presentan un ciego y le suplican que le toque. Tomando al ciego de la mano, le sacó fuera del pueblo, y habiéndole puesto saliva en los ojos, le impuso las manos y le preguntaba: «¿Ves algo?». Él, alzando la vista, dijo: «Veo a los hombres, pues los veo como árboles, pero que andan». Después, le volvió a poner las manos en los ojos y comenzó a ver perfectamente y quedó curado, de suerte que veía claramente todas las cosas. Y le envió a su casa, diciéndole: «Ni siquiera entres en el pueblo».

Comentario:
Hoy a través de un milagro, Jesús nos habla del proceso de la fe. La curación del ciego en dos etapas muestra que no siempre es la fe una iluminación instantánea, sino que, frecuentemente requiere un itinerario que nos acerque a la luz y nos haga ver claro. No obstante, el primer paso de la fe —empezar a ver la realidad a la luz de Dios— ya es motivo de alegría, como dice san Agustín: «Una vez sanados los ojos, ¿qué podemos tener de más valor, hermanos? Gozan los que ven esta luz que ha sido hecha, la que refulge desde el cielo o la que procede de una antorcha. ¡Y cuán desgraciados se sienten los que no pueden verla!».
Al llegar a Betsaida traen un ciego a Jesús para que le imponga las manos. Es significativo que Jesús se lo lleve fuera; ¿no nos indicará esto que para escuchar la Palabra de Dios, para descubrir la fe y ver la realidad en Cristo, debemos salir de nosotros mismos, de espacios y tiempos ruidosos que nos ahogan y deslumbran para recibir la auténtica iluminación?
Una vez fuera de la aldea, Jesús «le untó saliva en los ojos, le impuso las manos y le preguntó: ‘¿Ves algo?’» (Lc 8,23). Este gesto recuerda al Bautismo: Jesús ya no nos unta saliva, sino que baña todo nuestro ser con el agua de la salvación y, a lo largo de la vida, nos interroga sobre lo que vemos a la luz de la fe. «le volvió a poner las manos en los ojos y comenzó a ver perfectamente y quedó curado, de suerte que veía claramente todas las cosas.» (Lc 8,25); este segundo momento recuerda el sacramento de la Confirmación, en el que recibimos la plenitud del Espíritu Santo para llegar a la madurez de la fe y ver más claro. Recibir el Bautismo, pero olvidar la Confirmación nos lleva a ver, sí, pero sólo a medias.
Rev. D. Joaquim MESEGUER García (Sant Quirze del Vallès, Barcelona, España)

Santoral Católico:
Santos Francisco y Jacinta Martos
Niños Videntes de Fátima

Son dos de los tres niños videntes de Fátima. A partir del 13 de mayo de 1917, la Virgen se estuvo apareciendo a los niños Francisco, su hermana Jacinta y su prima Lucía, en Cova de Iría, lugar de Fátima, en Portugal. Los dos primeros fueron beatificados por San Juan Pablo II el 13 de mayo del 2000 en Fátima y fueron canonizados el 13 de mayo de 2017 por el Papa Francisco. Su fiesta se celebra hoy, día en que murió Jacinta. Francisco y Jacinta nacieron en Ajustrel, caserío de Fátima, él el 11 de junio de 1908, y ella el 11 de marzo de 1910, de una familia humilde y cristiana. Tenían caracteres diferentes: él más tranquilo y condescendiente, ella más vivaz y caprichosa. Los dos, al igual que su prima Lucía, eran niños normales y sanos, piadosos y cercanos a la parroquia, y se dedicaban al pastoreo. A diario cuidaban de sus ovejas, jugaban y rezaban. Ya habían tenido apariciones de un ángel cuando un día se les apareció la Señora vestida de blanco sobre un carrasco; las apariciones se repitieron. Nadie daba fe a lo que decían los niños, que tuvieron que pasar un tiempo en la incomprensión y una cierta persecución. Siguió la calma, y los niños profundizaron en su vida espiritual, más entregados a la oración y la penitencia. En 1918 los dos hermanitos fueron víctimas de la «gripe española». Francisco murió el 4 de abril de 1919 en su aldea, y Jacinta el 20 de febrero de 1920 en Lisboa.
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© Directorio Franciscano – Aciprensa – Zenit

Pensamiento del día

«La adoración es un reconocimiento de la presencia de Dios, Creador y Señor del universo. Es un reconocimiento lleno de gratitud, que brota desde lo más hondo del corazón y abarca todo el ser, porque el hombre sólo puede realizarse plenamente a sí mismo adorando y amando a Dios por encima de todas las cosas»
(Benedicto XVI)

Tema del día:
Oración para antes de la confesión
Mírame amado y buen Jesús, soy un pecador, postrado lleno de confianza ante tus pies.

Mis pecados me llenan de temor y no encuentro otro refugio que tu divino Corazón, que devuelve la confianza otra vez a mi alma.

Soy, en verdad el más ingrato de tus hijos, que tan mal ha correspondido a tu amor, ofendiéndote a ti, que sos mi Padre misericordioso.

Ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo. Pero mi pobre corazón no puede vivir sin ti.

Merezco un juez severo; pero en vez de esto, encuentro un Dios, lleno de ternura y amor, clavado en la cruz, por mi bien, y con los brazos abiertos, dispuesto a recibirme, cual Padre amoroso.

Tus llagas me invitan al arrepentimiento y hablan a mi pobre corazón: vuelve, hijo mío, vuelve a Mi, arrepiéntete y no dudes de mi amor y de mi perdón.

Dame un poco de aquel conocimiento y de aquel dolor que tu tienes de mis pecados, cuando en el huerto de los Olivos sudaste sangre a la vista de ellos, y caíste como muerto sobre tu sagrado rostro, para que yo comprenda el peso y la malicia del pecado y tenga un verdadero dolor.

Ilumina mi entendimiento para que conozca claramente mis pecados.

Fortalece mi voluntad para aborrecer mis pecados y arrepentirme de todos ellos.

Oh María, Madre de los dolores, ayúdame en esta grande tribulación de mi alma.

Angel de mi guarda, santos, rueguen por mí, para que haga una buena confesión. Amén.
Tomado de “Santa Virgen María”

Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
Un maestro oriental que vio cómo un alacrán se estaba ahogando, decidió sacarlo del agua, pero cuando lo hizo, el alacrán lo picó.
Por la reacción al dolor, el maestro lo soltó, y el animal cayó al agua y de nuevo estaba ahogándose. El maestro intentó sacarlo otra vez, y otra vez el alacrán lo picó.
Alguien que había observado todo, se acercó al maestro y le dijo:
"Perdone... ¡Pero usted es terco! ¿No entiende que cada vez que intente sacarlo del agua lo picará?"
El maestro respondió:
"La naturaleza del alacrán es picar, y eso no va a cambiar la mía, que es ayudar".
Y entonces, ayudándose de una hoja, el maestro sacó al animalito del agua y le salvó la vida.
No cambies tu naturaleza si alguien te hace daño; sólo toma precauciones.
Algunos persiguen la felicidad; otros la crean.  

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, monjas, religiosas, novicias, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los pacientes internados en la Casa de la Bondad en  Córdoba (Argentina); por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por las víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por el eterno descanso de Katherinne M. de N., de Bogotá, Colombia, quien, luego de un sentido sufrimiento causado por el cáncer, fue llamada a compartir una de las habitaciones preparadas por el Señor en su Reino Celestial. Ponemos en sus Santas Manos a su familia que sufre hoy esta irreparable pérdida, seguros que con fe y esperanza, siempre con la compañía de nuestra Madre, la Virgen Santísima, la entregarán al Señor Trino.

Cinco minutos con Jesús
Febrero 20
Jesús quiso someterse a todas las humillaciones por amor nuestro y para darnos ejemplo.
Para sus compatriotas “Jesús era un motivo de escándalo” y eso movió a Jesús a pronunciar aquella frase: “Un profeta es despreciado solamente en su pueblo, entre sus parientes y en su casa”.
¿Podrás extrañarte tú, si no eres comprendido por los más allegados tuyos, por aquellos que precisamente más deberían apoyarte?
Esto lo permitirá el Señor, para que aprendas a no obrar nunca por los hombres, sino por Dios.
(Padre Alfonso Milagro)
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)

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