lunes, 22 de octubre de 2018

Pequeñas Semillitas 3799

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 13 - Número 3799 ~ Lunes 22 de Octubre de 2018
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina) 
Alabado sea Jesucristo…
Señor Jesús, me despierto pensando en tu presencia sanadora para rogarte que vengas a mí en este día con todo tu poder y me bendigas para emprender el día y todas mis acciones lleno de Ti. Quiero decirte que te amo con todo mi corazón y gracias por ser tan bueno conmigo. Quiero hacer de este día el mejor de todos, con una actitud positiva y con el alma dispuesta a emprender todo lo que Tú quieras ponerme en mi camino. Ayúdame a ayudar, a servir de puente entre Tú y aquellos que aún no conocen de tu maravilloso poder sanador. Me refugio en Ti, me abandono en Ti. Dame siempre nuevos ánimos para vivir. Amén

¡Buenos días!

Juan Pablo II y las vocaciones
«Vale la pena dedicarse a la causa de Cristo, que quiere corazones valientes y decididos. Vale la pena dedicarse a ayudar al hombre en el camino hacia la eternidad. Vale la pena hacer la opción por un ideal que proporciona grandes alegrías, aunque exija no pocos sacrificios». Juan Pablo II, (México, 30-1-1979).  Del mismo Papa es esta oración:

Señor Jesús, te pedimos por los muchachos y chicas que invitas a seguirte de cerca; haz que sean capaces de desapegarse de las cosas de este mundo y abran su corazón a la voz que los llama.; que sientan el coraje de dedicarse por toda la vida, con un corazón no dividido, a ti y a la Iglesia; que crean que la gracia les dará la fuerza para tal donación y vean la belleza y la grandeza de la vida sacerdotal, religiosa y misionera. Haz, Señor, que los jóvenes sepan acoger con coherente aplicación las exigencias del llamado para el sacerdocio y para las otras formas de vida consagrada; bendícelos con la misericordia infinita de tu corazón. Amén.

La vocación es una llamada que Dios hace a quien él quiere, y que exige una gran renuncia de sí mismo para poder amar a todos. Es un servicio, es un testimonio, es amor. Es en definitiva, una llamada a vivir plenamente la gracia bautismal. Es vivir un riesgo absurdo a los ojos de los hombres, pero maravilloso a la luz de la fe.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios
Lecturas de hoy
 
Primera Lectura: Ef 2, 1-10

Salmo: Sal 16, 6. 8

SANTO EVANGELIO: Lc 12,13-21
En aquel tiempo, uno de la gente le dijo: «Maestro, di a mi hermano que reparta la herencia conmigo». Él le respondió: «¡Hombre! ¿Quién me ha constituido juez o repartidor entre vosotros?». Y les dijo: «Mirad y guardaos de toda codicia, porque, aun en la abundancia, la vida de uno no está asegurada por sus bienes».
Les dijo una parábola: «Los campos de cierto hombre rico dieron mucho fruto; y pensaba entre sí, diciendo: ‘¿Qué haré, pues no tengo donde reunir mi cosecha?’. Y dijo: ‘Voy a hacer esto: Voy a demoler mis graneros, y edificaré otros más grandes y reuniré allí todo mi trigo y mis bienes, y diré a mi alma: Alma, tienes muchos bienes en reserva para muchos años. Descansa, come, bebe, banquetea’. Pero Dios le dijo: ‘¡Necio! Esta misma noche te reclamarán el alma; las cosas que preparaste, ¿para quién serán?’. Así es el que atesora riquezas para sí, y no se enriquece en orden a Dios».

Comentario:
Hoy, el Evangelio, si no nos tapamos los oídos y no cerramos los ojos, causará en nosotros una gran conmoción por su claridad: «Mirad y guardaos de toda codicia, porque, aun en la abundancia, la vida de uno no está asegurada por sus bienes» (Lc 12,15). ¿Qué es lo que asegura la vida del hombre?
Sabemos muy bien en qué está asegurada la vida de Jesús, porque Él mismo nos lo ha dicho: «El Padre tiene el poder de dar la vida, y ha dado al Hijo ese mismo poder» (Jn 5,26). Sabemos que la vida de Jesús no solamente procede del Padre, sino que consiste en hacer su voluntad, ya que éste es su alimento, y la voluntad del Padre equivale a realizar su gran obra de salvación entre los hombres, dando la vida por sus amigos, signo del más excelso amor. La vida de Jesús es, pues, una vida recibida totalmente del Padre y entregada totalmente al mismo Padre y, por amor al Padre, a los hombres. La vida humana, ¿podrá ser entonces suficiente en sí misma? ¿Podrá negarse que nuestra vida es un don, que la hemos recibido y que, solamente por eso, ya debemos dar gracias? «Que nadie crea que es dueño de su propia vida» (San Jerónimo).
Siguiendo esta lógica, sólo falta preguntarnos: ¿Qué sentido puede tener nuestra vida si se encierra en sí misma, si halla su agrado al decirse: «Alma, tienes muchos bienes en reserva para muchos años. Descansa, come, bebe, banquetea» (Lc 12,19)? Si la vida de Jesús es un don recibido y entregado siempre en el amor, nuestra vida —que no podemos negar haber recibido— debe convertirse, siguiendo a la de Jesús, en una donación total a Dios y a los hermanos, porque «quien vive preocupado por su vida, la perderá» (Jn 12,25).
Fray Lluc TORCAL Monje del Monasterio de Sta. Mª de Poblet (Santa Maria de Poblet, Tarragona, España)

Santoral Católico:
San Juan Pablo II
Papa 
Karol Józef Wojtyla nació en Wadowice (Polonia) el año 1920. Durante la ocupación nazi tuvo que trabajar en una cantera y luego en una fábrica química. Estudió en las universidades de Cracovia, Roma y Lublin. Se ordenó de sacerdote en 1946 y en 1964 fue nombrado Arzobispo de Cracovia. Participó en el Concilio Vaticano II. Elegido papa el 16 de octubre de 1978, tomó el nombre de Juan Pablo II. Ejerció su ministerio petrino con incansable espíritu misionero. Realizó muchos viajes apostólicos. Celebró innumerables encuentros con el pueblo de Dios y con los responsables de las naciones. Su amor a los jóvenes le impulsó a iniciar en 1985 las Jornadas Mundiales de la Juventud. Su atención hacia la familia se puso de manifiesto con los encuentros mundiales de las familias, inaugurados por él en 1994. Promovió el diálogo con los judíos y con los representantes de las demás religiones. Para mostrar al pueblo ejemplos de santidad de hoy, declaró 1338 beatos y 482 santos. Publicó incontables documentos, reformó el Código de Derecho Canónico. Falleció el 2 de abril de 2005 y fue canonizado el 27-IV-2014. Su memoria se celebra el 22 de octubre.
Oración: Oh Dios, rico en misericordia, que has querido que Juan Pablo II, papa, guiara toda tu Iglesia, te pedimos que, instruidos por sus enseñanzas, nos concedas abrir confiadamente nuestros corazones a la gracia salvadora de Cristo, único redentor del hombre. Él que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
Para más información hacer clic acá.
© Directorio Franciscano – Aciprensa – Catholic.net

Pensamientos del día

"Los cristianos estamos obligados a utilizar
los mejores medios de comunicación
a nuestro alcance en cada época
para difundir el Evangelio de Cristo"

“¡Hermanos y hermanas!
¡No tengáis miedo de acoger a Cristo
y de aceptar su potestad! ¡No temáis!
¡Abrid, más todavía, abrid de par en par las puertas a Cristo!
¡No tengáis miedo! Cristo conoce lo que hay dentro del hombre.
¡Sólo Él lo conoce!”

“Recorrer con María las escenas del Rosario
es como ir a la escuela de María para leer a Cristo,
para penetrar sus secretos y entender su mensaje”
San Juan Pablo II

Tema del día:
El agua bendita
El agua bendita es un sacramental.

Los sacramentales son puestos por la Iglesia para obtener, con la eficacia de su invocación, algunos efectos, principalmente espirituales, y así ir removiendo los obstáculos que impiden o retrasan la acción divina en las almas. Los principales efectos son: dedicar las personas y las cosas al culto divino, arrojar o reprimir a los demonios, alcanzar algún beneficio temporal, comunicar gracias actuales, perdonar el pecado venial y remitir la pena temporal

Sin embargo, se ha de tener en cuenta que los sacramentales no son cosas mágicas que causan efecto inmediato, sino que sus efectos dependen de la voluntad divina sobre esa alma que lo recibe y de la disposición buena o mala de esa misma alma para recibir el efecto (por ejemplo estar en estado de gracia).

Las bendiciones de personas y de cosas van acompañadas de algunos signos, y los principales son la imposición de manos, la señal de la cruz, el agua bendita y la incensación (Bendicional 26). El agua bendita es constituida por la bendición del sacerdote o del diácono (ib. 1224-1225), y como todos los sacramentales, «tiende como objetivo principal a glorificar a Dios por sus dones, impetrar sus beneficios y alejar del mundo el poder del maligno» (ib.11),

El agua bendita «gozó siempre de gran veneración en la Iglesia y constituye uno de los signos que con frecuencia se usa para bendecir a los fieles» y también a los objetos. «Evoca en los fieles el recuerdo de Cristo… que se dio a sí mismo el apelativo de “agua viva”, y que instituyó para nosotros el bautismo, sacramento del agua, como signo de bendición salvadora» (ib. 1223).

Los Santos siempre han utilizado el agua bendita para hacer huir al demonio. Por eso en estos tiempos en que, según mensajes de la Virgen al Padre Gobbi, los demonios y las almas de los condenados se han derramado sobre el mundo para llevar al mayor número de almas a la perdición eterna, es necesario defendernos del mal con todos los recursos que el Cielo nos provee, y entre ellos está el uso del agua bendita.

Es bueno rociar con agua bendita los ambientes donde se reúne la familia, para que no haya discusiones y reine la paz. También en el dormitorio donde descansamos, es bueno, antes de acostarnos, esparcir agua bendita en la habitación, para ahuyentar a los demonios, y tener una noche tranquila, sobre todo en la que estén lejos las tentaciones y perturbaciones.

También se puede beber agua bendita, para calmar enfermedades y tener más fuerzas para evitar el pecado. Así lo hacía Santa Teresa de Jesús. Y hagamos la señal de la cruz con agua bendita en nosotros y en las frentes de nuestros seres queridos.

Nuevo artículo

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Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
 
El maligno es causa de sufrimiento y de discordias. Por ello será muy conveniente rociar con agua bendita los ambientes en que vivimos y compartimos en familia, ya que de esa manera se evitarán peleas, discordias, accidentes y calamidades.
No tengamos en cuenta que algunos al vernos esparcir agua bendita en las habitaciones, se burlen de nosotros, incluso aunque se digan “católicos”, porque el agua bendita fue utilizada por todos los santos, que sabían muy bien de la existencia de seres espirituales de distinta naturaleza que la humana, con quienes compartimos la vida, y a quienes hay que mantener alejados. Mejor que se burlen de nosotros algunos hombres, y no que se rían de nosotros los demonios, porque ya tenemos tan poca fe que no creemos en la existencia de ellos, y así no tomamos las precauciones para defendernos de sus insidias.
Con el uso del agua bendita evitaremos muchas desgracias, discusiones, enfermedades y maldades de todas clases, porque los demonios no pueden cambiar sustancialmente, y lo que en otro tiempo los ponía en fuga, también es eficaz ahora en pleno siglo XXI. Lo que sucede es que los católicos estamos débiles en la fe, y así el diablo tiene el campo prácticamente libre.

Pedidos de oración 
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, monjas, religiosas, novicias, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los pacientes internados en la Casa de la Bondad en  Córdoba (Argentina); por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por las víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por nuestros hermanos de países que atraviesan crisis humanitarias, como sucede en Venezuela, Honduras y otros países de Centro América.

Pedimos oración para las siguientes personas de la ciudad y provincia de Buenos Aires, Argentina: Julio, de 65 años de edad, que tiene que someterse a dos intervenciones quirúrgicas en fecha próxima; Lucca, de 9 meses de vida, cursando un cuadro virósico muy molesto; Manuela, de 26 años de edad, por solución a los problemas económicos por falta de trabajo; y por salud, bendición y protección para Patricia (62 años), su esposo Raúl (74), su hija Belén (24) y su esposo Matías (28). Por todas estas personas, te pedimos Señor.

Pedimos oración para Teresa, de 72 años de edad, residente en Maldonado, Uruguay, para que recupere su estado de salud y reciba el consuelo divino luego del fallecimiento de su esposo Carlos (83 años), con quien compartieron 50 años de casados y toda una vida juntos. Que María Santísima la acompañe en su recuperación y el Señor reciba en el cielo a Carlos.

Pedimos oración para las siguientes personas de diversas ciudades del mundo: Nereyda B., 59 años, de Panamá, afectada de fibrosis pulmonar; Ken Mc Millan., de unos 78 años de edad, de Oshawa, Canadá, con hemiplejía izquierda y otros problemas médicos y emocionales; Thomas T., de 55 años de edad, panameño radicado en Canadá, con enfermedad de parkinson; su hermana melliza Sheila, que vive en Texas (USA), con diabetes, osteoporosis, alergias, depresión; Vicky, 29 años, de Córdoba, Argentina, con problemas renales, emocionales y de la vista; Manuel M., de Argentina, accidentado por caída de un árbol, debe ser operado sin certezas sobre cómo quedará; Adelaida A., de unos 55 años, de Lima, Perú, con presión muy alta, hígado y riñones poliquísticos; Kevin G., 29 años, de Lima, Perú, que ha perdido su trabajo; Martha, 88 años, de Lima, Perú, con dolores de columna vertebral, caderas, piernas, afección cardíaca y cáncer; Katia, 49 años, de Ontario, Canadá, con patología respiratoria e infección; Kristi, de 51 años, de Ontario, Canadá, con bronquitis muy fuerte; Marisa P., de 60 años, de Perú, saliendo de un colon colo-rectal, para que llegue a la completa remisión; Beatry y familia, de Colombia, por fortaleza y buena salud; Carmen V., de aproximadamente 67 años, de Lima, Perú, por salud general; July, de Chile, por salud e intenciones particulares; Lucy, de chile con depresión y soledad; y Kelley, de 59 años, de Ajax, Canadá, con dolores fuertes de columna por hernias de discos, para que encuentre tratamiento adecuado que la calme. Por todas estas personas te rogamos Señor.

Continuamos unidos en oración por medio del rezo del Santo Rosario poniendo en Manos de Nuestra Madre Bendita todas nuestras preocupaciones, alegrías y necesidades, poniendo al mundo entero en Manos de nuestra Madre y pidiéndole a Ella paz para el mundo. Al rezar por la paz, rezamos por todo, por la paz en el mundo, en los corazones, porque la violencia sea desterrada, por la paz para los niños que están en peligro de ser abortados. Paz para los jóvenes que no encuentran el camino, paz para los deprimidos. Paz para los que no han tenido la dicha de conocer al Amor. En fin rezamos por la paz, y sigamos haciéndolo.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Cinco minutos del Espíritu Santo 
Octubre 22
El Espíritu Santo es maestro de las cosas pequeñas. Frecuentemente no somos felices porque no sabemos valorar esa enseñanza.
Muchas veces no disfrutamos de ciertas cosas porque nos parecen pequeñas. Otras veces no hacemos algunas buenas acciones porque nos parecen insignificantes. Como conclusión, nos quedamos sin nada entre las manos. Se trata de una tentación que nos conviene dominar.
Este pequeño momento vale la pena, porque es la simple felicidad que el Señor me está regalando ahora. Si lo acepto, y lo disfruto con sencillez, esto tonifica mi alma, me ayuda a sentirme vivo, y me prepara para otras alegrías más grandes.
Esta pequeña acción vale la pena, dar esta sonrisa vale la pena, regalar este saludo amable vale la pena, ofrecer esa pequeña ayuda, vale la pena. Porque es lo que el Espíritu Santo me está inspirando, y entonces, eso no tiene medida, no es pequeño. La medida y el valor de ese acto están dados porque es una respuesta a las inspiraciones del Espíritu Santo, porque es un acto de amor. Entonces, vale la pena.
* Mons. Víctor Manuel Fernández 
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)

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