PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año
13 - Número 3788 ~ Martes 2 de Octubre de 2018
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Dios
mío, te doy gracias por este día. Sé que aún no he logrado todo lo que esperas
de mí y si esa es la razón por la cual me bañas en el fresco rocío de otro
amanecer; me siento muy agradecido. Estoy preparado al fin, a hacer que te
sientas orgulloso de mí. Me olvidaré del día de ayer, con todas sus pruebas y
tribulaciones, con todos sus agravios y sus frustraciones. El pasado ya es un
sueño del cual no puedo recuperar ni una sola palabra, ni borrar ningún acto
imprudente. Sin embargo, tomaré la decisión de que si en el día de ayer lastimé
a alguien a través de mi imprudencia o mi irreflexión, no dejaré que el día de
hoy el sol se ponga sin rectificarme y nada de lo que haga en este día tendrá
mayor importancia.
¡Buenos días!
El Padrenuestro de Dios
Por devoción a Cristo, que nos enseñó el
Padrenuestro, éste ha de ser tu oración preferida entre todas las oraciones. Es
bueno profundizarla, recitarla con frecuencia, venerarla. Pero mejor que
recitarla, es recrearla y meditarla. Es la oración de los discípulos de Jesús.
En el Catecismo de la Iglesia Católica se le dedica un amplio espacio para
explicarla con detención.
Hijo mío que estás en la
tierra, preocupado, solitario, tentado. Yo conozco perfectamente tu nombre, y
lo pronuncio como santificándolo, porque te amo. No, no estás sólo, sino,
habitado por mí, y juntos construimos este reino del que tú vas a ser el
heredero. Me gusta que hagas mi voluntad, porque mi voluntad es que tú seas
feliz. Ya que la gloria de Dios es el hombre viviente. Cuenta siempre conmigo y
tendrás el pan para hoy, no te preocupes, sólo te pido que sepas compartirlo
con tus hermanos. Sabes que te perdono todas tus ofensas antes incluso de que
las cometas. Por eso te pido que hagas lo mismo con los que a ti te ofenden.
Para que nunca caigas en la tentación, tómate fuerte de mi mano y yo te libraré
del mal, pobre y querido hijo mío (José Luis Martín Descalzo).
Acabas de leer una recreación del Padrenuestro desde
el punto de vista de Dios. Visión refrescante que da nueva luz a esta oración
tan antigua y repetida. Algo más: las dos partes del Padrenuestro animan a
prestar atención en primer lugar a los problemas de Dios, y luego a los
nuestros. Te invito a rezar el Padrenuestro en clave de acción de gracias.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios
Lecturas de hoy
♥ Primera Lectura: Jb 3, 1-3. 11-17, 20-23
♥ Salmo: Sal 87, 2-8
♥ SANTO EVANGELIO: Mt 18, 1-5- 10
En aquel momento, se acercaron los discípulos a Jesús
y le preguntaron:
-«¿Quién es el más importante en el reino de los
cielos?»
Él llamó a un niño, lo puso en medio y dijo:
-«Os aseguro que, si no volvéis a ser como niños, no
entraréis en el reino de los cielos. Por tanto, el que se haga pequeño como
este niño, ése es el más grande en el reino de los cielos. El que acoge a un
niño como éste en mi nombre me acoge a mi. Cuidado con despreciar a uno de
estos pequeños, porque os digo que sus ángeles están viendo siempre en el cielo
el rostro de mi Padre celestial.»
♥ Comentario:
Hoy hacemos memoria de los Santos Ángeles Custodios.
Ángel significa enviado o mensajero. Son espíritus servidores con la misión de
asistir a los que han de heredar la salvación. Pertenecen al universo
espiritual que rodea a Dios, están sometidos a Cristo y sirven al hombre. Los
ángeles son mediadores entre Dios y los hombres. Aquel que media entre el mundo
divino y el mundo terreno.
El Evangelio de Mateo nos habla de la acogida a los
niños, signo de vitalidad, de la ternura, pero también de la fragilidad, de lo
vulnerable, aquel que necesita cuidado para crecer, y aprender; en ellos, dice
el Evangelio, sus ángeles están viendo siempre en el cielo el rostro de mi
Padre celestial. Así, que estos niños amados de Dios, son también el rostro de
Dios, porque son pura inocencia, reflejan el valor de la vida como nadie, y
sobre todo reflejan el amor de Dios a los hombres. Acoger a un niño: acoge la
ternura de Dios, la Vida de Dios, el rostro de Dios, acoge a Cristo.
Fr. Alexis González de León O. P.
Santoral Católico:
Santos Ángeles Custodios
La tradición bíblica nos presenta a los ángeles como
ministros o funcionarios de Dios, mensajeros de su voluntad y ejecutores de sus
órdenes, que por designio divino son los custodios, guardianes o protectores de
los hombres. San Francisco de Asís, según nos cuenta su biógrafo Tomás de
Celano, «tenía en muchísima veneración y amor a los ángeles, que están con
nosotros en la lucha y van con nosotros entre las sombras de la muerte. Decía que
a tales compañeros había que venerarlos en todo lugar; que había que invocar,
cuando menos, a los que son nuestros custodios. Enseñaba a no ofender la vista
de ellos y a no osar hacer en su presencia lo que no se haría delante de los
hombres. Y porque en el coro o capilla se salmodia en presencia de los ángeles,
quería que todos cuantos hermanos pudieran se reunieran en el coro y
salmodiaran allí con devoción» (2 Cel 197).
Oración: Oh Dios, que en tu
providencia amorosa te has dignado enviar para nuestra custodia a tus Santos
Ángeles, concédenos, atento a nuestras súplicas, vernos siempre defendidos por
su protección y gozar eternamente de su compañía. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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© Directorio Franciscano – Aciprensa –
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Pensamiento del día
“Ángel Santo, amado de Dios,
que después de haberme tomado, por disposición divina, bajo tu bienaventurada
guarda, jamás cesas de defenderme, de iluminarme y de dirigirme: yo te venero
como a protector, te amo como a custodio; me someto a tu dirección y me entrego
todo a ti, para ser gobernado por ti. Te ruego, por lo tanto, y por amor a
Jesucristo te suplico, que cuando sea ingrato para ti y obstinadamente sordo a
tus inspiraciones, no quieras, a pesar de esto, abandonarme; antes al
contrario, ponme pronto en el recto camino, si me he desviado de él; enséñame,
si soy ignorante; levántame, si he caído; sostenme, si estoy en peligro y
condúceme al cielo para poseer en él una felicidad eterna. Amén”.
(San Juan Berchmans)
Tema del día:
Los Ángeles custodios
Hace pocos días, el 29 de septiembre, celebrábamos la
fiesta de los Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael. Son los nombres con
que se presentan en la Sagrada Escritura estos tres príncipes de la corte
celestial.
Miguel aparece en defensa de los intereses divinos
ante la rebelión de los ángeles malos; Gabriel, enviado por el Señor a
diferentes misiones, anunció a la Virgen Maria el misterio de la Encarnación
del Hijo de Dios y su maternidad divina; Rafael acompañó al joven Tobías cuando
cumplía un difícil encargo y se ocupó de solucionar difíciles asuntos de su esposa.
Y hoy celebramos a los Ángeles Custodios. Es verdad
que los ángeles son muy importantes en la Iglesia y en la vida de todo
católico, pero son criaturas de Dios, por lo que no se les puede igualar a Dios
ni adorarlos como si fueran dioses.
La Iglesia ha fijado dos festividades para que, al
menos dos días del año, nos acordemos de los ángeles y los arcángeles, nos
alegremos y agradezcamos a Dios el que nos haya asignado un ángel custodio y
aprovechemos estos días para pedir su ayuda.
Los ángeles son seres espirituales creados por Dios
por una libre decisión de su Voluntad divina. Son seres inmortales, dotados de
inteligencia y voluntad.
Debido a su naturaleza espiritual, los ángeles no
pueden ser vistos ni captados por los sentidos. En algunas ocasiones muy
especiales, con la intervención de Dios, se han visto y oído materialmente. La
reacción de las personas al verlos u oírlos ha sido de asombro y de respeto.
Por ejemplo, los profetas Daniel y Zacarías.
En el siglo IV, el arte religioso representó a los
ángeles con forma de figura humana. En el siglo V, se le añadieron las alas,
como símbolo de su prontitud en realizar la Voluntad divina y en trasladarse de
un lugar a otro sin la menor dificultad.
En la Biblia encontramos algunos motivos para que los
ángeles sean representados como seres brillantes, de aspecto humano, y alados.
Por ejemplo, el profeta Daniel escribe que un “ser que parecía varón” -se
refería al arcángel Gabriel- volando rápidamente, vino a él (Daniel 8, 15-16;
9,21). Y, en el libro del Apocalipsis, son frecuente las apariciones de ángeles
que claman, tocan las trompetas, llevan mensajes o son portadores de copas e
incensarios; otros que suben, bajan o vuelan; otros que están de pie en cada
uno de los cuatro puntos cardinales de la tierra o junto al trono del Cordero,
Cristo.
La misión de los ángeles es amar, servir y dar gloria
a Dios, ser mensajeros y cuidar y ayudar a los hombres. Ellos están
constantemente en la presencia de Dios, atentos a sus órdenes, orando,
adorando, vigilando, cantando y alabando a Dios y pregonando sus perfecciones.
Se puede decir que son mediadores, custodios, guardianes, protectores y
ministros de la justicia divina.
Los ángeles nos comunican mensajes importantes del
Señor en determinadas circunstancias de la vida. En momentos de dificultad, se
les puede pedir luz para tomar una decisión, para solucionar un problema,
actuar acertadamente y para descubrir la verdad.
Los ángeles presentan nuestras oraciones al Señor y
nos conducen a Él. Nos acompañan a lo largo de nuestra vida y nos conducirán,
con toda bondad, después de nuestra muerte, hasta el trono de Dios para nuestro
encuentro definitivo con Él. Este será el último servicio que nos presten pero
el más importante. El arcángel Rafael dice a Tobías: “Cuando ustedes oraban, yo
presentaba sus oraciones al Señor”, (Tob 12, 12 – 16).
Ellos nos animan a ser buenos pues ven continuamente
el rostro de Dios y también ven el nuestro. Debemos tener presentes las
inspiraciones de los ángeles para saber obrar correctamente en todas las
circunstancias de la vida. “Los ángeles se regocijan cuando un pecador se
arrepiente”, (Lucas 15, 10).
(Tomado de Reina del Cielo)
Meditaciones de
“Pequeñas Semillitas”
El 27 de junio de 2018, Haití celebró los 75 años de
la consagración de la isla a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, patrona del
país. La Conferencia Episcopal de Haití organizó con motivo de este aniversario
solemne, una gran procesión caracterizada por la oración y la alabanza, seguida
de una Misa de acción de gracias.
Para Haití, este acontecimiento ha sido de gran
importancia. Simboliza no solo el reconocimiento del pueblo haitiano a Dios, a
la Virgen María, quien intercedió por él cuando la viruela devastó a la
población en 1882, sino también el final de un año de jubileo durante el cual
Haití estuvo en el centro de las oraciones.
El arzobispo Sylvain Ducange, obispo auxiliar de
Puerto Príncipe, capital de la isla, dijo: “Reconociendo que somos haitianos,
debemos vivir de acuerdo con nuestros valores, abogar por una nueva visión
orientada hacia el desarrollo humano, el desarrollo integral de la persona”.
Como en 1942, el año de la consagración del país a
Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, todos los obispos del país estuvieron
presentes en la ceremonia de este aniversario mariano. Las diez diócesis de la
isla estuvieron representadas por delegaciones.
Un minuto con María
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el
Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes,
diáconos, seminaristas, monjas, religiosas, novicias, catequistas y todos los
que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para
que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto
con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de
Jesús y del Inmaculado Corazón de María;
por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y
martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros
hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el
abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por
los pacientes internados en la Casa de la Bondad en Córdoba (Argentina); por los niños con cáncer
y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por
los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por las
víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las familias, la fidelidad
de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento;
por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos
oración por las intenciones particulares de María Paula C. A., joven y destacada estudiante de la ciudad de
Bogotá, Colombia, para que logre alcanzar las metas académicas en las que está
poniendo todo su empeño y dedicación. La encomendamos hoy a su Ángel Custodio y
pedimos la ayuda de la Santísima Trinidad para que llegue a los resultados que
tanto ansía.
Pedimos oración para Luis Alfonso I. L., de 62 años de edad, de Bogotá, Colombia, que está afectado de un problema a nivel hepático de pronóstico reservado. Su familia ora a la Sagrada Sangre de Cristo por su pronta recuperación, pero en especial, por su conversión.
Pedimos oración para Luis Alfonso I. L., de 62 años de edad, de Bogotá, Colombia, que está afectado de un problema a nivel hepático de pronóstico reservado. Su familia ora a la Sagrada Sangre de Cristo por su pronta recuperación, pero en especial, por su conversión.
Pedimos oración para Juan G. V., de 50 años, Médico, que está en USA, afectado de una
enfermedad cerebral por lo que está con quimioterapia localizada y especial.
Confiando en la misericordia infinita de Dios, para quien nada es imposible, lo
tenemos en nuestras plegarias para que la Santísima Trinidad obre en él y lo
cure.
Pedimos oración para Jesús A. S., de ciudad de México, que hoy será operado de vesícula,
rogando al Señor que lo asista para que todo resulte con bien.
Continuamos unidos en oración por medio del rezo del
Santo Rosario poniendo en Manos de Nuestra Madre Bendita todas nuestras
preocupaciones, alegrías y necesidades, poniendo al mundo entero en Manos de
nuestra Madre y pidiéndole a Ella paz para el mundo. Al rezar por la paz,
rezamos por todo, por la paz en el mundo, en los corazones, porque la violencia
sea desterrada, por la paz para los niños que están en peligro de ser
abortados. Paz para los jóvenes que no encuentran el camino, paz para los
deprimidos. Paz para los que no han tenido la dicha de conocer al Amor. En fin
rezamos por la paz, y sigamos haciéndolo.
Tú quisiste, Señor, que
tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto
el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha las plegarias
que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se
hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse
elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la
pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo
nuestro Señor.
Amén
Cinco minutos del
Espíritu Santo
Octubre 2
Nosotros somos débiles y llevamos dentro muchas
inclinaciones que nos arrastran a la mentira, al egoísmo, a buscar sólo el
placer y la comodidad, a procurar nuestro propio bien aunque eso pueda
perjudicar a otros, a encerrarnos en nuestras necesidades egoístas. Y nosotros
no podemos dominar esos instintos si no nos dejamos sostener y fortalecer por
el Espíritu Santo. Pero muchas veces nos engañamos. Creemos que nos dominamos a
nosotros mismos, porque dominamos el ansia de comer, o porque no engañamos al
cónyuge; pero quizás no sabemos dominar otras cosas: la vanidad, la tristeza o
el egoísmo, por ejemplo. Cada uno tiene sus propias debilidades, y lo peor que
nos puede pasar es que las ocultemos para engañarnos y engañar a los demás,
porque de ese modo no podremos crecer.
San Pablo nos recomienda insistentemente: "Les encargo que procedan según el
Espíritu y no ejecuten los deseos del instinto natural. Porque ese instinto
desea contra el Espíritu, y el Espíritu contra el instinto... Si vivimos por el
Espíritu, sigamos al Espíritu" (Gálatas 5,17.25).
No dejemos que nuestras inclinaciones más egoístas
nos dominen y nos enfermen. Mejor entreguemos al Espíritu Santo el dominio de
esas inclinaciones, y elijamos lo que el Espíritu nos propone.
* Mons. Víctor Manuel Fernández
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito
de todos)
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