domingo, 7 de octubre de 2018

Pequeñas Semillitas 3793

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 13 - Número 3793 ~ Domingo 7 de Octubre de 2018
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
 
Alabado sea Jesucristo…
«Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre. El casado que se va con otra es un adúltero; y la casada que se va con otro es una adúltera». Y el adulterio es una cosa muy grave. En tiempos de Jesús se castigaba con la pena de muerte.
Dios ha querido que el matrimonio sea entre un hombre y una mujer, y que dure hasta la muerte. Hoy, grupos anticristianos nos quieren imponer otra forma de familia, y quieren que las uniones entre homosexuales tengan los mismos derechos que los matrimonios naturales.
Esto es absurdo e injusto. Absurdo porque en toda la historia de la humanidad el matrimonio ha sido entre un hombre y una mujer, y a la unión de homosexuales se ha considerado una aberración. E injusto porque no pueden tener los mismos derechos dos cosas que no cumplen los mismos servicios. Un matrimonio natural puede dar a la sociedad nuevos ciudadanos, pero una unión homosexual no puede engendrar nuevas personas.
Bien lo dice también el Evangelio de hoy: «Él los hizo varón y hembra. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y los dos se harán una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne». No hay pues lugar en la Palabra de Dios para uniones homosexuales que son contrarias a la naturaleza y a la creación.

¡Buenos días!

Transforma mi vida
Hoy te presento una oración que te ayudará a derramar los afectos de tu corazón ante el Señor, tus deseos y búsquedas, y un humilde pedido de perdón. Es una oración que surge de nuestra realidad que tiene sombras y luces, retraimientos y energías. Ha sido redactada por Mons. Víctor Fernández en su libro “Un estímulo para cada día”.

Señor, tú conoces mis vanidades y mis egoísmos, pero sabes que deseo entregarme más. Quiero penetrar un poco más en tu amistad y en tu camino. Por eso te pido que recibas el humilde ofrecimiento de mi vida, para que tú la transformes. Te entrego, Señor, mis esfuerzos y mis trabajos, mis cansancios y mis intentos. Sabes que todo tiene manchas, pero te lo entrego, para que sanes lo que no te agrade y bendigas lo que te glorifique. Toma mis pensamientos y afectos, mis búsquedas y mis deseos. Derrama la claridad de tu luz para que utilice mejor las capacidades que me regalaste y para que mi energía no se desgaste en metas egoístas. Toma todo mi ser, Dios mío, y manifiesta en mi vida tu gloria. Amén.

Esta plegaria es adecuada para conocerte con sinceridad y profundidad, porque te ofrece una percepción clara de sentimientos y estados de ánimo difíciles de expresar y que por eso pasan a veces desapercibidos. Es bueno sondear estos repliegues para modelar tu vida con absoluta fidelidad a la voluntad de Dios. Que el Señor te asista y proteja.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios
Lecturas de hoy 
Primera Lectura: Gn 2, 4b. 7a. 18-24

Salmo: Sal 127, 1-6

Segunda Lectura: Heb 2, 9-11

SANTO EVANGELIO: Mc 10,2-16
En aquel tiempo, se acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, preguntaban: «¿Puede el marido repudiar a la mujer?». Él les respondió: «¿Qué os prescribió Moisés?». Ellos le dijeron: «Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla». Jesús les dijo: «Teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazón escribió para vosotros este precepto. Pero desde el comienzo de la creación, Él los hizo varón y hembra. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y los dos se harán una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Pues bien, lo que Dios unió, no lo separe el hombre». Y ya en casa, los discípulos le volvían a preguntar sobre esto. Él les dijo: «Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aquella; y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio».
Le presentaban unos niños para que los tocara; pero los discípulos les reñían. Mas Jesús, al ver esto, se enfadó y les dijo: «Dejad que los niños vengan a mí, no se lo impidáis, porque de los que son como éstos es el Reino de Dios. Yo os aseguro: el que no reciba el Reino de Dios como niño, no entrará en él». Y abrazaba a los niños, y los bendecía poniendo las manos sobre ellos.

Comentario:
Hoy, los fariseos quieren poner a Jesús nuevamente en un compromiso planteándole la cuestión sobre el divorcio. Más que dar una respuesta definitiva, Jesús pregunta a sus interlocutores por lo que dice la Escritura y, sin criticar la Ley de Moisés, les hace comprender que es legítima, pero temporal: «Teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazón escribió para vosotros este precepto» (Mc 10,5).
Jesús recuerda lo que dice el Libro del Génesis: «Al comienzo del mundo, Dios los creó hombre y mujer» (Mc 10,6, cf. Gn 1,27). Jesús habla de una unidad que será la Humanidad. El hombre dejará a sus padres y se unirá a su mujer, siendo uno con ella para formar la Humanidad. Esto supone una realidad nueva: dos seres forman una unidad, no como una "asociación", sino como procreadores de Humanidad. La conclusión es evidente: «Lo que Dios unió, no lo separe el hombre» (Mc 10,9).
Mientras tengamos del matrimonio una imagen de "asociación", la indisolubilidad resultará incomprensible. Si el matrimonio se reduce a intereses asociativos, se comprende que la disolución aparezca como legítima. Hablar entonces de matrimonio es un abuso de lenguaje, pues no es más que la asociación de dos solteros deseosos de hacer más agradable su existencia. Cuando el Señor habla de matrimonio está diciendo otra cosa. El Concilio Vaticano II nos recuerda: «Este vínculo sagrado, con miras al bien, ya de los cónyuges y su prole, ya de la sociedad, no depende del arbitrio humano. Dios mismo es el autor de un matrimonio que ha dotado de varios bienes y fines, todo lo cual es de una enorme trascendencia para la continuidad del género humano» (Gaudium et spes, n. 48).
De regreso a casa, los Apóstoles preguntan por las exigencias del matrimonio, y a continuación tiene lugar una escena cariñosa con los niños. Ambas escenas están relacionadas. La segunda enseñanza es como una parábola que explica cómo es posible el matrimonio. El Reino de Dios es para aquellos que se asemejan a un niño y aceptan construir algo nuevo. Lo mismo el matrimonio, si hemos captado bien lo que significa: dejar, unirse y devenir.
Rev. D. Fernando PERALES i Madueño (Terrassa, Barcelona, España)

Santoral Católico:
Ntra. Sra. la Virgen del Rosario
Advocación Mariana 

Esta conmemoración fue instituida por el papa san Pío V en el día aniversario de la victoria obtenida por los cristianos en la batalla naval de Lepanto (1571), victoria atribuida a la Madre de Dios, invocada por la oración del Rosario. La celebración de este día es una invitación para todos a meditar los misterios de Cristo, en compañía de la Virgen María, que estuvo asociada de un modo especialísimo a la encarnación, la pasión y la gloria de la resurrección del Hijo de Dios. «El mes de octubre -dice Juan Pablo II- es el mes de María, mes del Rosario. Hubo un tiempo en que esta plegaria sencilla y profunda, rezada en particular y en familia, se hallaba muy difundida en el pueblo cristiano. ¡Cuánto beneficiaría, si también hoy se redescubriera y valorara, especialmente en el seno de los hogares! Ayuda a contemplar la vida de Cristo y los misterios de la salvación; aleja los gérmenes de la disgregación familiar, gracias a la incesante invocación a la Virgen; y es vínculo seguro de comunión y de paz. Exhorto a todos, y de modo especial a las familias cristianas, a encontrar en el santo rosario el consuelo y el apoyo diarios para avanzar por el camino de la fidelidad».
Oración: Derrama, Señor, tu gracia sobre nosotros, que, por el anuncio del ángel, hemos conocido la encarnación de tu Hijo, para que lleguemos, por su pasión y su cruz, y con la intercesión de la Virgen María, a la gloria de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Para más información hacer clic acá.
© Directorio Franciscano – Aciprensa – Catholic.net

Palabras de San Juan Pablo II 
"El Rosario me ha acompañado en los momentos de alegría y en los de tribulación. A él he confiado tantas preocupaciones y en él siempre he encontrado consuelo  [...]  El 29 de octubre de 1978, dos semanas después de la elección a la Sede de Pedro, como abriendo mi alma, me expresé así: «El Rosario es mi oración predilecta. ¡Plegaria maravillosa! Maravillosa en su sencillez y en su profundidad [...] Cuántas gracias he recibido de la Santísima Virgen a través del Rosario en estos años: Magnificat anima mea Dominum! Deseo elevar mi agradecimiento al Señor con las palabras de su Madre Santísima, bajo cuya protección he puesto mi ministerio petrino: Totus tuus!  [...] El Rosario, comprendido en su pleno significado, conduce al corazón mismo del vida cristiana y ofrece una oportunidad ordinaria y fecunda espiritual y pedagógica, para la contemplación personal, la formación del Pueblo de Dios y la nueva evangelización"

Predicación del Evangelio:
Lo que une
La enseñanza es diáfana y no admite excepción: una vez que existe matrimonio, ningún poder de este mundo lo puede romper. El matrimonio –también el que no es sacramento– es un asunto entre tres: un hombre, una mujer y Dios. Por eso tiene ese vínculo que crea una relación semejante a la paterno filial: el marido y la mujer lo son como el hijo siempre es hijo mientras viva su padre, pase lo que pase. Es absolutamente necesaria esa seguridad para las personas y la sociedad.

Siempre ha habido dificultades en las familias. Es preciso alentar una y otra vez el amor que le dio origen. La solución del divorcio –la mera posibilidad– destruye todo posible rescoldo de amor. La verdadera solución está en la abnegación y el olvido de sí mismo en favor de los demás. El amor, como el fuego, debe ser cuidado y alimentado cada día sacrificando ramas y hojas: detalles de servicio, delicadeza en el trato, saber callar cuando se debe, o hablar cuando el silencio puede resultar hiriente; sembrar buen humor; no querer tener siempre razón, pasar por alto los defectos ajenos, y mil detalles más.

El compromiso que se adquiere en el matrimonio significa esto, estar dispuesto a ayudar, a querer el bien del otro y de los hijos, en la salud y en la enfermedad, cuando no cuestan las cosas y cuando cuestan. Es algo que los esposos no deberían olvidar: no se casaron sólo por amor, por estar enamorados, sino para amar, para ser esposos.

Vale la pena ese esfuerzo por mantener la unidad y la paz familiar, sacrificando un derecho o dando la razón al otro, por ser felices. La felicidad está tejida por la fidelidad en esa multitud de detalles. Si hay amor –cariño, comprensión– se diluyen los problemas; es más, no se producen.

Hoy hago el propósito de evitar lo que desune, lo que rompe en mi familia. Pensaré qué nos puede unir más, en qué tengo que ceder yo –siempre que no sea algo contra Dios–, cómo puedo hacer más felices a los que me rodean. Pediré por ellos para que mi familia sea como Dios quiere que sea.
Padre Jesús Martínez García

Nuevo vídeo

Hay un nuevo vídeo subido al blog
de "Pequeñas Semillitas" en internet.
Para verlo tienes que ir al final de esta página

Ofrecimiento para sacerdotes y religiosas
  
Formulo el siguiente ofrecimiento únicamente para sacerdotes o religiosas que reciben diariamente "Pequeñas Semillitas" por e-mail: Si desean recibir los comentarios del Evangelio del domingo siguiente con dos o tres días de anticipación, para tener tiempo de preparar sus meditaciones, homilías o demás trabajos pastorales sobre la Palabra de Dios, pueden pedírmelo a feluzul@gmail.com 
Sólo deben indicar claramente su nombre, su correo electrónico, ciudad de residencia y a qué comunidad religiosa pertenecen.
  
Agradecimientos
  
Imaginemos que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.

 María, de Córdoba, Argentina, agradece a Dios, a los Ángeles Custodios y al Santo Cura Brochero, por el éxito de su operación realizada en el curso de la semana pasada, a la vez que ruega para que la sigan protegiendo de todo mal.

Cinco minutos del Espíritu Santo 
Octubre 7
"Espíritu Santo, fuente de la paz verdadera, ven. Pacifica mis miedos.
Ven Espíritu Santo. Pacifica mis ansiedades.
Ven Espíritu Santo. Pacifica mis obsesiones.
Ven Espíritu Santo. Pacifica mis remordimientos.
Ven Espíritu Santo. Pacifica mis malos recuerdos.
Ven Espíritu Santo. Pacifica mis insatisfacciones.
Ven Espíritu Santo. Pacifica mis rencores.
Ven Espíritu Santo. Pacifica mis tristezas.
Ven Espíritu Santo. Pacifica mis nerviosismos.
Ven Espíritu Santo. Pacifica toda mi vida.
Ven Espíritu Santo. Amén."
* Mons. Víctor Manuel Fernández
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)

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