PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
11 - Número 3152 ~ Domingo 9 de Octubre de 2016
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Dios
es Creador y Padre de todos y, reconociéndolo como tal, o no, ¡todos somos
hijos suyos! Un sirio como Naamán, un leproso samaritano, judíos, griegos,
romanos, connacionales o extranjeros, Dios quiere que todos lleguemos al pleno
conocimiento de su verdad y alcancemos su salvación.
Desde
siempre el hombre se vio sometido a discordias entre hermanos y guerras entre
pueblos, y junto a esto siempre es tentado a dar la espalda a Dios. Es por eso
que Jesús viene a salvarnos del pecado y la muerte, estableciendo a la Iglesia
como “signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el
género humano”, y de los hombres entre sí, hasta la plena unidad de todos en Cristo,
y los hombres entre sí, hasta que “consigan también la plena unidad en Cristo”
(Lumen Gentium, 1).
Hoy
y aquí, ésta es nuestra realidad: todos somos un pueblo y Cristo es la cabeza,
hermanados en una sola fe y bautismo, una misma caridad y comunión, una misma
esperanza de vida eterna. ¿Nos sentimos agentes responsables de esta misión?
El Domingo (Ed. San Pablo)
¡Buenos días!
Un nuevo día
Aquí
tienes una oración para “saludar con gozo y agradecimiento el don inapreciable
de este nuevo día. Trata con ternura y afecto cada hora, porque no retornará
jamás. Elude todo lo que mata el tiempo. No escuches a labios ociosos. No te
quedes donde hay manos inactivas” (OM). Vive con intensidad el regalo de las
próximas doce horas.
Señor, en el silencio de este día que nace, vengo a
pedirte paz, sabiduría y fuerza. Hoy quiero mirar el mundo con ojos llenos de
amor; ser paciente, comprensivo, humilde, suave y bueno. Ver detrás de las
apariencias a tus hijos, como los ves tú mismo, para, así, poder apreciar la
bondad de cada uno. Cierra mis oídos a toda murmuración, guarda mi lengua de
toda maledicencia, que sólo los pensamientos que bendigan permanezcan en mí.
Quiero ser tan bien intencionado y justo que todos los que se acerquen a mí,
sientan tu presencia. Revísteme de tu bondad, Señor, y haz que durante este
día, yo te refleje. Amén.
“Vive
este día con un gran amor a todos. Ama a toda clase de personas, porque cada
uno tiene cualidades dignas de ser admiradas, aunque quizá estén ocultas.
Cuando te encuentres con alguien, dile mentalmente mirándolo a los ojos, te
amo. Estas palabras se reflejarán en tu voz y en tu sonrisa… y se abrirán los
corazones” (OM). * Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
Un
día, sucedió que, de camino a Jerusalén, Jesús pasaba por los confines entre
Samaría y Galilea, y, al entrar en un pueblo, salieron a su encuentro diez
hombres leprosos, que se pararon a distancia y, levantando la voz, dijeron:
«¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!». Al verlos, les dijo: «Id y
presentaos a los sacerdotes». Y sucedió que, mientras iban, quedaron limpios.
Uno
de ellos, viéndose curado, se volvió glorificando a Dios en alta voz; y
postrándose rostro en tierra a los pies de Jesús, le daba gracias; y éste era
un samaritano. Tomó la palabra Jesús y dijo: «¿No quedaron limpios los diez?
Los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios
sino este extranjero?». Y le dijo: «Levántate y vete; tu fe te ha salvado». (Lc 17,11-19)
Comentario:
Hoy
podemos comprobar, ¡una vez más!, cómo nuestra actitud de fe puede remover el
corazón de Jesucristo. El hecho es que unos leprosos, venciendo la reprobación
social que sufrían los que tenían la lepra y con una buena dosis de audacia, se
acercan a Jesús y —podríamos decir entre comillas— le obligan con su confiada
petición: «¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!» (Lc 17,13).
La
respuesta es inmediata y fulminante: «Id y presentaos a los sacerdotes» (Lc
17,14). Él, que es el Señor, muestra su poder, ya que «mientras iban, quedaron
limpios» (Lc 17,14).
Esto
nos muestra que la medida de los milagros de Cristo es, justamente, la medida
de nuestra fe y confianza en Dios. ¿Qué hemos de hacer nosotros —pobres
criaturas— ante Dios, sino confiar en Él? Pero con una fe operativa, que nos
mueve a obedecer las indicaciones de Dios. Basta un mínimo de sentido común
para entender que «nada es demasiado difícil de creer tocando a Aquel para
quien nada es demasiado difícil de hacer» (Beato J. H. Newman). Si no vemos más
milagros es porque “obligamos” poco al Señor con nuestra falta de confianza y
de obediencia a su voluntad. Como dijo san Juan Crisóstomo, «un poco de fe
puede mucho».
Y,
como coronación de la confianza en Dios, llega el desbordamiento de la alegría
y del agradecimiento: en efecto, «uno de ellos, viéndose curado, se volvió
glorificando a Dios en alta voz; y postrándose rostro en tierra a los pies de
Jesús, le daba gracias» (Lc 17,15-16).
Pero...,
¡qué lástima! De diez beneficiarios de aquel gran milagro, sólo regresó uno.
¡Qué ingratos somos cuando olvidamos con tanta facilidad que todo nos viene de
Dios y que a él todo lo debemos! Hagamos el propósito de obligarle mostrándonos
confiados en Dios y agradecidos a Él.
* Rev. D. Antoni CAROL i Hostench (Sant Cugat del
Vallès, Barcelona, España)
Palabras de San Juan Pablo II
“Cuando
tomamos conciencia de que es Dios quien nos guía, nuestro corazón experimenta
una auténtica y profunda alegría, acompañada de un vivo deseo de encontrarlo y
de un esfuerzo perseverante de seguirlo dócilmente. Sólo en el encuentro con el
Verbo encarnado, el hombre halla la plenitud de autorrealización y felicidad.
Testimoniemos con alegría el único mensaje de salvación, antiguo y siempre
nuevo, del Evangelio de la vida y de la luz de la esperanza y del amor”
Predicación del Evangelio:
Curación
El
episodio es conocido. Jesús cura a diez leprosos enviándolos a los sacerdotes
para que les autoricen a volver sanos a sus familias. El relato podía haber
terminado aquí. Al evangelista, sin embargo, le interesa destacar la reacción
de uno de ellos.
Una
vez curados, los leprosos desaparecen de escena. Nada sabemos de ellos. Parece
como si nada se hubiera producido en sus vidas. Sin embargo, uno de ellos «ve
que está curado» y comprende que algo grande se le ha regalado: Dios está en el
origen de aquella curación. Entusiasmado, vuelve «alabando a Dios a grandes
gritos» y «dando gracias a Jesús».
Por
lo general, los comentaristas interpretan su reacción en clave de
agradecimiento: los nueve son unos desagradecidos; sólo el que ha vuelto sabe
agradecer. Ciertamente es lo que parece sugerir el relato. Sin embargo, Jesús
no habla de agradecimiento. Dice que el samaritano ha vuelto «para dar gloria a
Dios». Y dar gloria a Dios es mucho más que decir gracias.
Dentro
de la pequeña historia de cada persona, probada por enfermedades, dolencias y
aflicciones, la curación es una experiencia privilegiada para dar gloria a Dios
como Salvador de nuestro ser. Así dice una célebre fórmula de san Ireneo de
Lion: "Lo que a Dios le da gloria es un hombre lleno de vida". Ese
cuerpo curado del leproso es un cuerpo que canta la gloria de Dios.
Creemos
saberlo todo sobre el funcionamiento de nuestro organismo, pero la curación de
una grave enfermedad no deja de sorprendernos. Siempre es un
"misterio" experimentar en nosotros cómo se recupera la vida, cómo se
reafirman nuestras fuerzas y cómo crece nuestra confianza y nuestra libertad.
Pocas
experiencias podremos vivir tan radicales y básicas como la sanación, para
experimentar la victoria frente al mal y el triunfo de la vida sobre la amenaza
de la muerte. Por eso, al curarnos, se nos ofrece la posibilidad de acoger de
forma renovada a Dios que viene a nosotros como fundamento de nuestro ser y
fuente de vida nueva.
La
medicina moderna permite hoy a muchas personas vivir el proceso de curación con
más frecuencia que en tiempos pasados. Hemos de agradecer a quienes nos curan,
pero la sanación puede ser, además, ocasión y estímulo para iniciar una nueva
relación con Dios. Podemos pasar de la indiferencia a la fe, del rechazo a la
acogida, de la duda a la confianza, del temor al amor.
Esta
acogida sana de Dios nos puede curar de miedos, vacíos y heridas que nos hacen
daño. Nos puede enraizar en la vida de manera más saludable y liberada. Nos
puede sanar integralmente.
* José Antonio Pagola
Poesía
Tu
silencio, Señor, sabe a tormento
que
prolonga los bordes de la herida.
Hay
una noche-noche renegrida
donde
todo es ausencia y descontento.
Vaga
sin rumbo el alma y su lamento
ciega
los pasos hacia la salida.
La
sed es honda y honda la dolida
vaciedad
sin consuelo ni alimento.
Las
manos torpes pierden lo ya asido.
La
memoria no atisba en el pasado
y
hacia adelante todo es sin sentido.
¿Hasta
cuándo, Señor, seré humillado
en
esta oscuridad donde resido?
Soy
hermano de Job, crucificado.
Autor. P.
Osvaldo Pol S.J.
Sacerdote Jesuita recientemente fallecido
Córdoba - Argentina
Sacerdote Jesuita recientemente fallecido
Córdoba - Argentina
Nuevo vídeo
Hay
un nuevo vídeo subido al blog
de
"Pequeñas Semillitas" en
internet.
Para
verlo tienes que ir al final de esta página
Agradecimientos
Dicen
que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las
oraciones de las personas en la tierra:
Una
es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que
atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que
llegan en todo momento.
La
otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y
en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega
ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde
esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por
semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina:
agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros
pedidos de oración.
Desde Madrid, España, Lidia nos escribe para dar gracias a todos los que pidieron por su
amigo David, que sufría una profunda
depresión con ataques de ansiedad que lo afectaron físicamente… Hoy está bien,
ha superado su enfermedad y tiene un nuevo trabajo que lo hace feliz. ¡Gracias
a Dios y a Santa María por esta recuperación!
Desde Bogotá, Colombia, llega
un agradecimiento a Dios y a la intercesión de nuestra Señora de Lourdes porque
la gammagrafía que le hicieron a Álvaro
M. B., salió bien en el sentido que muestra que el tumor en la vejiga no ha
hecho metástasis y que, en consecuencia, podrán intervenir para su extracción.
Gracias también a todos los que rezaron por él.
Desde Córdoba, Argentina, damos gracias a Dios y a la Virgen de Lourdes por su protección a Stefi en el día de ayer, al sufrir una afección renal que pudo ser rápidamente controlada.
Desde Córdoba, Argentina, damos gracias a Dios y a la Virgen de Lourdes por su protección a Stefi en el día de ayer, al sufrir una afección renal que pudo ser rápidamente controlada.
Los cinco minutos de Dios
Octubre 9
Son
muchas las ocupaciones que tenemos a lo largo del día; si no sabemos ordenar
nuestras obligaciones, llegamos a vernos abrumados por ellas.
No
pensemos en todo lo que debemos hacer a lo largo del día, porque no lo
deberemos hacer todo en un solo momento sino poco a poco, una cosa tras otra.
En
cada momento hay que concentrarse únicamente en aquello que se debe hacer en
ese instante. Nos esperarán luego otras cosas: visitas que hacer, cartas por
contestar....; pero todo puede esperar; en cambio, no puede ser prorrogado lo
que debes hacer en este preciso instante.
Más
que preocuparnos por hacer muchas cosas, será preciso responsabilizarnos por
hacer mejor y vivir mejor el momento presente.
No
tanto más, sino mejor.
“Ustedes se encuentran en la condición mejor, la que
conduce a la salvación” (Heb 6,9). En cada momento el Señor está a tu lado,
para instarte a que perfecciones tus obras con mayor rectitud de intención, con
mayor pureza de conciencia, con mayor integridad, con mayor intensidad de amor.
No dejes pasar ese movimiento del Espíritu.
* P. Alfonso Milagro
Jardinero de Dios
-el
más pequeñito de todos-
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