sábado, 8 de octubre de 2016

Pequeñas Semillitas 3151

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 11 - Número 3151 ~ Sábado 8 de Octubre de 2016
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Es muy aleccionadora la anécdota que le ocurrió al padre Larrañaga: En una ciudad de México me pidieron que fuera al hospital a visitar a una mujer de 35 años, madre de cinco niños entre dos y doce años, que por una intervención quirúrgica mal hecha estaba agonizando y estaba en coma. Fui a su habitación en la clínica. La joven madre tenía todos los síntomas del estado de coma: inmovilidad absoluta, no oía ni miraba, respiración dificultosa con aparatos especiales. Al lado, el marido lloraba. En medio de una pena difícil de medir, comencé a improvisar en voz alta, con fervor, una oración de abandono, expresándome con toda el alma, poniéndome en el lugar de la agonizante.
Al terminar la oración, la joven madre no dio la más pequeña señal de reacción. Efectivamente, estaba en coma profundo. Al mes y medio, estando yo en otra ciudad, me comunicaron que la señora estaba en casa con sus cinco hijos completamente restablecida y feliz. Manifesté mi deseo de saber qué había pasado y la señora me hizo llegar las siguientes informaciones: Ella había oído todo cuanto había dicho. Y había asumido con emoción y fervor la actitud de abandono que le dio una completa tranquilidad y paz. Como consecuencia de tanta paz, según los médicos, pudo comenzar un ascenso en el proceso de su restablecimiento hasta llegar a sanarse completamente.
Amigos: no cabe duda que todo lo podemos si nos entregamos a Dios con fe absoluta.

¡Buenos días!

Entre el bien y el mal
Hay en nuestras vidas hábitos que nos esclavizan e impiden ser la obra maestra que a veces soñamos. Todo es posible con la ayuda del Señor, a pesar de que no sea fácil. Procede con paciencia, pues “nadie se desembaraza de un hábito o de un vicio tirándolo de una vez por la ventana; hay que sacarlo por la escalera, peldaño a peldaño” (Mark Twain).

La realidad del hombre, que se siente tironeado entre el bien y el mal, entre aspiraciones sublimes y mezquinos deseos, ha sido afirmada con sinceridad por pensadores de distintas épocas y culturas. El filósofo Platón comparaba al hombre con un auriga que conduce su carruaje tirado por dos corceles: uno dócil y brioso, otro rebelde y perezoso. Para que el carro avance el conductor necesita armonizar esas fuerzas contrarias. San Pablo confiesa esa lucha en su propia vida: la carne que quiere avasallar al espíritu.

El conocimiento de ti mismo, de tus fortalezas y debilidades, está en la base de tu crecimiento armónico como persona. Con un ojo en tus virtudes para conservarlas y darles brillo, y con el otro ojo en tus debilidades para neutralizarlas, afronta con esperanza y firmeza esa labor cotidiana de llegar a realizar el proyecto de Dios sobre tu vida.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy 
Texto del Evangelio:
En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba, sucedió que una mujer de entre la gente alzó la voz, y dijo: «¡Dichoso el seno que te llevó y los pechos que te criaron!». Pero Él dijo: «Dichosos más bien los que oyen la Palabra de Dios y la guardan». (Lc 11,27-28)

Comentario:
Hoy escuchamos la mejor de las alabanzas que Jesús podía hacer a su propia Madre: «Dichosos (...) los que oyen la Palabra de Dios y la guardan» (Lc 11,28). Con esta respuesta, Jesucristo no rechaza el apasionado elogio que aquella mujer sencilla dedicaba a su Madre, sino que lo acepta y va más allá, explicando que María Santísima es bienaventurada —¡sobre todo!— por el hecho de haber sido buena y fiel en el cumplimiento de la Palabra de Dios.
A veces me preguntan si los cristianos creemos en la predestinación, como creen otras religiones. ¡No!: los cristianos creemos que Dios nos tiene reservado un destino de felicidad. Dios quiere que seamos felices, afortunados, bienaventurados. Fijémonos cómo esta palabra se va repitiendo en las enseñanzas de Jesús: «Bienaventurados, bienaventurados, bienaventurados...». «Bienaventurados los pobres, los compasivos, los que tienen hambre y sed de justicia, los que creerán sin haber visto» (cf. Mt 5,3-12; Jn 20,29). Dios quiere nuestra felicidad, una felicidad que comienza ya en este mundo, aunque los caminos para llegar no sean ni la riqueza, ni el poder, ni el éxito fácil, ni la fama, sino el amor pobre y humilde de quien todo lo espera. ¡La alegría de creer! Aquella de la cual hablaba el converso Jacques Maritain.
Se trata de una felicidad que es todavía mayor que la alegría de vivir, porque creemos en una vida sin fin, eterna. María, la Madre de Jesús, no es solamente afortunada por haberlo traído al mundo, por haberlo amamantado y criado —como intuía aquella espontánea mujer del pueblo— sino, sobre todo, por haber sido oyente de la Palabra y por haberla puesto en práctica: por haber amado y por haberse dejado amar por su Hijo Jesús. Como escribía el poeta: «Poder decir “madre” y oírse decir “hijo mío” / es la suerte que nos envidiaba Dios». Que María, Madre del Amor Hermoso, ruegue por nosotros.
* Rev. D. Jaume AYMAR i Ragolta (Badalona, Barcelona, España)

Santoral Católico:
San Hugo de Génova
Religioso 
Nació en Alessandria (Italia) hacia el año 1168, de la noble familia de los Canefri. No parece que recibiera la ordenación sacerdotal. Lo adscribieron a la Orden de los Caballeros Hospitalarios de San Juan de Jerusalén en pleno fervor de las cruzadas. Prestó servicio largo tiempo en Tierra Santa para defender los intereses de la cristiandad. Vuelto a Italia, lo destinaron a regir, en calidad de maestre, preceptor o comendador, la Encomienda de San Juan de Jerusalén en Génova, casa que tenía un hospital. Allí brilló por su bondad y caridad en el ejercicio de los altos oficios de gobierno y de beneficencia que le habían confiado, a favor de los enfermos y menesterosos acogidos en el hospital, así como de los peregrinos que hacían un alto en Génova antes de embarcarse o al regresar de Tierra Santa. Se le atribuyeron muchos milagros, como el de haber hecho brotar agua de una roca para que las lavanderas de un hospital pudiesen lavar la ropa de los enfermos pobres. Murió hacia el año 1233.
© Directorio Franciscano    

El pensamiento del día

"Quédate conmigo Señor, Tú sabes que no te puedo olvidar.
Quédate conmigo Señor, que sin Tu fuerza caigo.
Quédate conmigo Señor, porque sin Ti mi fervor falla.
Quédate conmigo Señor, Tú eres mi vida, Tu eres mi luz"
-Santo Padre Pío-

Temas Médicos:
Factores de riesgo cardiovasculares 
Las enfermedades cardiovasculares constituyen la principal causa de muerte de seres humanos en todo el mundo, superando claramente a otros flagelos conocidos tales como los distintos tipos de cáncer, los accidentes de tránsito, etc.
    
De allí que resulta de gran importancia conocer una serie de circunstancias que aparecen en el entorno de estas enfermedades, que resultan causantes o cuanto menos predisponentes de las mismas, y que se agrupan bajo la denominación de "Factores de Riesgo", y que podríamos definirlos como las condiciones que hacen que una persona sea más propensa a sufrir un evento cardiovascular. Ciertamente cuando se presentan dos o más de estos factores en forma simultánea, las posibilidades de sufrir un evento son mayores.
    
Los Factores de Riesgo son los siguientes:

1.- Herencia: no se puede afirmar que estas afecciones se transmitan necesariamente a toda la descendencia de los enfermos, pero sí  que hay una tendencia a que dentro de un grupo familiar donde hay  uno o más cardíacos, pueda haber otros miembros que también lo sean. Por ello, los hijos de cardiópatas deben extremar sus cuidados y controles médicos periódicos.

2.- Sexo: en general las afecciones cardiovasculares son más frecuentes en los hombres que en las mujeres, aunque debe señalarse que éstas últimas aumentan su riesgo luego de la menopausia como consecuencia de la disminución de hormonas estrogénicas que, de alguna manera, constituyen una "protección" miocárdica.

3.- Edad: la edad "de riesgo" comienza luego de los cuarenta años en los varones y luego de la menopausia en las mujeres.

4.- Obesidad: el exceso de peso corporal, desorden alimentario muy común en nuestra sociedad occidental, que además suele ir acompañado de otros factores que luego analizaremos, determina una sobrecarga del trabajo  cardíaco, que a la larga lleva a su deterioro o claudicación grave. De allí la indicación de mantener una correcta alimentación como una forma más de proteger el corazón.

5.- Sedentarismo: podríamos definirlo como la falta de actividad física, o la tendencia a permanecer casi todo el tiempo en quietud, tanto en el trabajo, o en el estudio, o en el hogar. El ejercicio es muy importante para el corazón y la circulación de la sangre. Debe estar programado para cada individuo conforme a sus capacidades y a las necesidades de cada uno,  ya que la actividad física sin control puede llegar a ser perjudicial o al menos peligrosa.

6.- Estrés: las alteraciones emocionales, angustias, ansiedades, preocupaciones, temores y otras perturbaciones similares, por las más variadas causas (laborales, económicas, afectivas, familiares, etc.) constituyen un verdadero flagelo de nuestros días, con fuerte incidencia sobre la aparición o el agravamiento de las enfermedades cardiovasculares.

7.- Hipertensión arterial: esta enfermedad, de enorme difusión en el mundo, se caracteriza por la elevación de las cifras de presión arterial por encima de lo considerado normal, que para un adulto tipo es de 130 mm de sistólica o "máxima" y 80 mm de diastólica o "mínima". Es imprescindible que toda persona controle periódicamente su presión arterial pues en muchas ocasiones suele estar elevada hasta  niveles de riesgo sin que se perciba ningún síntoma.

8.- Diabetes: afecta aproximadamente al 10 % de la población mundial, lo cual  justificaría destinarle un artículo para ella sola, pero por ahora basta con decir que, a través del daño que pruduce en las arterias y que tiene un carácter progresivo e irreversible, determina -entre otras- la temida enfermedad coronaria (precursora de infarto cardíaco), y contribuye también en la arterioesclerosis cerebral . Sus efectos sobre la circulación periférica (miembros inferiores) no son motivo de esta nota.

9.- Dislipemia: es la elevación del nivel de las grasas de la sangre siendo las más notorias la del colesterol y los triglicéridos. El incremento de estas sustancias tiene mucho que ver con el tipo de alimentación o con alteraciones del metabolismo que se dan secundariamente a otras enfermedades (como las afecciones de tiroides) o en ciertos estados de la vida como por ejemplo en la menopausia. El exceso de colesterol en sangre actúa nocivamente por su depósito en las paredes de las arterias, de modo similar a lo que ocurre con el “sarro” de las cañerías, y que determina una disminución de la circulación sanguínea y del aporte de oxígeno tan vital para determinados tejidos, tales como el músculo cardíaco o el cerebro.

10.- Tabaquismo: su papel como factor de riesgo cardiovascular está dado por el efecto vasoconstrictor de la nicotina, es decir su acción de "cerrar" las arterias, lo cual disminuye el aporte de sangre y consecuentemente de oxígeno a tejidos vitales, situación que en algunas personas se suma a la descripta en el punto anterior con lo que se configura un panorama de mayor gravedad. No vamos a desarrollar aquí, por no ser tema de este trabajo, la acción cancerígena pulmonar atribuible al tabaco.
    
El conocimiento de los factores  precedentemente descriptos es de suma importancia para la prevención de las enfermedades cardiovasculares, pues si bien es cierto que algunos de ellos son inmodificables (los tres primeros de la nómina), los otros son absolutamente manejables por las personas que se propongan seriamente cuidar su salud: dejar de fumar, hacer ejercicios físicos, reducir el peso corporal, controlar adecuadamente la presión arterial, el colesterol  o la diabetes (quienes la tengan), "combatir" el estrés mediante más tiempo dedicado a actividades recreativas, y no olvidar la conveniencia de la consulta médica periódica.
    
De esta manera se pueden adoptar actitudes positivas de prevención frente a la más grande amenaza que se cierne sobre nuestras vidas: las enfermedades cardiovasculares.
* Autor: Felipe de Urca

Humor:
Del reino animal
* ¿Cuál es el animal que da más vueltas después de morir?
... El pollo al espiedo.

* ¿Qué es peor que un elefante con dolor de orejas?
- Una jirafa con dolor de garganta.

* ¿Qué es una hipoteca?
- Es una discoteca para hipopótamos.

* Me he comprado cien palomas.
- ¿Mensajeras?
- No, no te exagero nada.

* ¿Cómo es el caballo de Drácula?
- Pura sangre.

"Pequeñas Semillitas" por e-mail 
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Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por el eterno descanso del alma del señor Wendel Green (83-Canada) quien acaba de expirar, para que el Senior lo reciba en el cielo y consuele a su familia. 

Pedimos oración por la sanación y liberación del alma y cuerpo de Gerardo C., de Guatemala, pues ha sido presa de la violencia y de las drogas.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Los cinco minutos de Dios
Octubre 8
Es fácil caer en la angustia de preocuparnos en exceso por si nos ven o no nos ven, si nos estiman o no nos estiman, si no nos valoran o se olvidan de nosotros, si nos corresponden o nos dejan de corresponder.
No podemos hacer depender nuestra vida de los demás, por más que nuestra vida tenga su proyección en los demás.
Cada uno de nosotros tiene su propia conciencia y a esa conciencia le debe fidelidad; no podemos apartarnos de la ruta del bien y de la verdad, porque los que nos rodean reconozcan o dejen de reconocer nuestras aptitudes, interpreten bien o mal nuestras intenciones, acepten o rechacen nuestra colaboración.
Al fin, nosotros estamos obligados a poner nuestra acción; no estamos obligados a que los demás acepten nuestra acción.
“¿Qué hombre puede conocer la voluntad de Dios o hacerse una idea de lo que quiere el Señor?... y ¿quién habría conocido tu voluntad, si tú mismo no le hubieras dado la Sabiduría y no le hubieras enviado desde lo alto tu Santo Espíritu?” (Sab 9, 13-17). Tu devoción al Espíritu Santo, además de moverte a invocarlo al principio de todas tus obras, debe llevarte a recurrir a Él en todo momento en que necesites luz o fuerza. “Envía tu Espíritu, para darnos nueva vida y renovarás la faz de la tierra” (Sal 103,30).
* P. Alfonso Milagro

Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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