PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 10 - Número 2650 ~
Viernes 10 de Abril de 2015
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
Charles De Foucauld (1858-1916) fue educado de niño en la
fe católica, pero después de su primera comunión, perdió la fe por causa de los
malos amigos. Y dice: “Yo era un impío, un egoísta. De fe en el alma no me
quedaba ni huella.” Una mañana de octubre de 1886, estando en París, fue a la
iglesia de san Agustín y le pidió al Padre Huvelin que le ayudara a encontrar
la paz. El Padre Huvelin le dijo que se arrodillara y se confesara. Después de
una larga conversación, aceptó confesarse y así comenzó para él una nueva vida,
buscando a Dios con desesperación.
Quiso entrar de trapense en la abadía de Nuestra Señora
de Neiges y después en la trapa de Akbes en Siria. Pero se dirigió a Palestina,
donde estuvo un tiempo viviendo en Nazaret y Jerusalén. Después volvió a
Francia para prepararse al sacerdocio, que recibió el 9 de junio de 1901, a los
42 años. Decía: “En cuanto creí que existía Dios, comprendí que no podía hacer
otra cosa que vivir para Él.”
Ordenado sacerdote, se fue a vivir entre las tropas
francesas del Sahara, primero en Beni-Abbes. Allí rescató esclavos y atendió a
los enfermos, ayudando todo lo posible a los naturales, además de ser capellán
de los soldados. Lo llamaban el hermano universal, porque era sacerdote y
hermano para todos. Después se fue a vivir entre los tuáregs de Tamanrasset, tratando de acercarlos a Dios, respetando
sus costumbres.
A ellos también les ayudaba con sus conocimientos
médicos, curando enfermos. Y el tiempo libre lo dedicaba a estar a solas en
oración ante Jesús Eucaristía. Decía: ¡Qué delicia tan grande, Señor, poder
pasar quince horas sin nada más que hacer que mirarte y decirte: Te amo! Allí
lo asesinaron el 1 de diciembre de 1916. Cuando lo encontraron muerto, la
custodia, con la hostia consagrada, estaba tirada en la arena a su lado
¡Buenos días!
El próximo domingo
El próximo
domingo, 2º de Pascua, es el Domingo de la Divina Misericordia. Esta fiesta de
la Divina Misericordia la quiso el mismo Jesús, como puede leerse en el
“Diario” de santa Faustina Kowalska (1905-1938).
“La fiesta de la Divina Misericordia ha
salido de mis entrañas, deseo que se celebre solemnemente el primer domingo
después de Pascua. Anhelo que esta fiesta sea refugio y amparo para todas las
almas y especialmente para los pobres pecadores. Ese día están abiertas las
entrañas de mi misericordia. Derramo un mar de gracias sobre las almas que se
acercan al manantial de mi misericordia. El alma que se confiese y reciba la
santa Comunión obtendrá el perdón total de las culpas y de las penas. Que
ningún alma tema acercarse a mí aunque sus pecados sean como la escarlata. La
humanidad no conocerá paz hasta que no se dirija a la fuente de mi
Misericordia” (Diario 699).
Santa Faustina,
de sus 33 años de vida, 13 los pasó en el convento, donde ascendió a un alto
grado de unión Dios. Recibió la misión de propagar la Divina Misericordia
mediante la imagen de Jesús misericordioso, la fiesta a la Divina Misericordia,
la Hora de la Misericordia y la coronilla de la Divina Misericordia. Que
aproveches este “jubileo” anual que nos ofrece el bondadosísimo Jesús.
Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, se manifestó Jesús otra vez a los discípulos
a orillas del mar de Tiberíades. Se manifestó de esta manera. Estaban juntos
Simón Pedro, Tomás, llamado el Mellizo, Natanael, el de Caná de Galilea, los de
Zebedeo y otros dos de sus discípulos. Simón Pedro les dice: «Voy a pescar». Le
contestan ellos: «También nosotros vamos contigo». Fueron y subieron a la
barca, pero aquella noche no pescaron nada.
Cuando ya amaneció, estaba Jesús en la orilla; pero los
discípulos no sabían que era Jesús. Díceles Jesús: «Muchachos, ¿no tenéis
pescado?». Le contestaron: «No». Él les dijo: «Echad la red a la derecha de la
barca y encontraréis». La echaron, pues, y ya no podían arrastrarla por la
abundancia de peces. El discípulo a quien Jesús amaba dice entonces a Pedro:
«Es el Señor». Simón Pedro, cuando oyó que era el Señor, se puso el vestido
—pues estaba desnudo— y se lanzó al mar. Los demás discípulos vinieron en la
barca, arrastrando la red con los peces; pues no distaban mucho de tierra, sino
unos doscientos codos.
Nada más saltar a tierra, ven preparadas unas brasas y un
pez sobre ellas y pan. Díceles Jesús: «Traed algunos de los peces que acabáis
de pescar». Subió Simón Pedro y sacó la red a tierra, llena de peces grandes:
ciento cincuenta y tres. Y, aun siendo tantos, no se rompió la red. Jesús les
dice: «Venid y comed». Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle:
«¿Quién eres tú?», sabiendo que era el Señor. Viene entonces Jesús, toma el pan
y se lo da; y de igual modo el pez. Ésta fue ya la tercera vez que Jesús se
manifestó a los discípulos después de resucitar de entre los muertos. (Jn 21,1-14)
Comentario
Hoy, Jesús por tercera vez se aparece a los discípulos
desde que resucitó. Pedro ha regresado a su trabajo de pescador y los otros se
animan a acompañarle. Es lógico que, si era pescador antes de seguir a Jesús,
continúe siéndolo después; y todavía hay quien se extraña de que no se tenga
que abandonar el propio trabajo, honrado, para seguir a Cristo.
¡Aquella noche no pescaron nada! Cuando al amanecer
aparece Jesús, no le reconocen hasta que les pide algo para comer. Al decirle
que no tienen nada, Él les indica dónde han de lanzar la red. A pesar de que
los pescadores se las saben todas, y en este caso han estado bregando sin
frutos, obedecen. «¡Oh poder de la obediencia! —El lago de Genesaret negaba sus
peces a las redes de Pedro. Toda una noche en vano. —Ahora, obediente, volvió
la red al agua y pescaron (...) una gran cantidad de peces. —Créeme: el milagro
se repite cada día» (San Josemaría).
El evangelista hace notar que eran «ciento cincuenta y
tres» peces grandes (cf. Jn 21,11) y, siendo tantos, no se rompieron las redes.
Son detalles a tener en cuenta, ya que la Redención se ha hecho con obediencia
responsable, en medio de las tareas corrientes.
Todos sabían «que era el Señor. Viene entonces Jesús,
toma el pan y se lo da» (Jn 21,12-13). Igual hizo con el pescado. Tanto el
alimento espiritual, como también el alimento material, no faltarán si
obedecemos. Lo enseña a sus seguidores más próximos y nos lo vuelve a decir a
través de Juan Pablo II: «Al comienzo del nuevo milenio, resuenan en nuestro
corazón las palabras con las que un día Jesús (...) invitó al Apóstol a ‘remar
mar adentro’: ‘Duc in altum’ (Lc 5, 4). Pedro y los primeros compañeros
confiaron en la palabra de Cristo (...) y ‘recogieron una cantidad enorme de
peces’ (Lc 5,6). Esta palabra resuena también hoy para nosotros».
Por la obediencia, como la de María, pedimos al Señor que
siga otorgando frutos apostólicos a toda la Iglesia.
Rev. D. Joaquim MONRÓS i Guitart (Tarragona, España)
Santoral Católico:
Santa Magdalena de Canossa
Fundadora
Nació en Verona de una familia aristocrática en 1774. Muy
niña quedó huérfana de padre y fue abandonada por la madre, que la confió a una
institutriz y se casó de nuevo con un marqués. A los 17 años entró en el
Carmelo de Trento y después en el de Cornegliano. Pero tuvo que salir para
asumir la administración financiera de su casa principesca, aunque dominada
siempre por el deseo de servir a los pobres. Acogió en su palacio a muchachas
pobres. En Venecia entró en la Fraternidad Hospitalaria y se consagró a la
educación de las niñas abandonadas, extendiendo además su caridad a todas las
obras de misericordia. Generosamente entregada a la vida espiritual, tuvo
experiencias místicas. Fundó un doble Instituto, Hijos e Hijas de la Caridad,
para la educación de jóvenes. Murió en Verona el 10 de abril de 1835.
© Directorio Franciscano
La frase de hoy
“Alcánzame la copa de tu pena
que quiero mirar su fondo oscuro.
No te la bebas de golpe, te lo pido,
tómala despacio y sin apuro”
~ José Larrade ~
Temas Médicos:
Importancia del líquido
Esto es muy interesante, principalmente para todos los
mayores de 60 años y para los que se van acercando a esa edad. Porque nos
señala la principal causa de confusión mental en la tercera edad.
Siempre que doy clases de clínica médica a estudiantes de
Medicina, hago la siguiente pregunta: ¿Cuáles son las causas que hacen que las
personas de la tercera edad tengan confusión mental?
Algunos arriesgan: "Tumor en la cabeza".
Yo les respondo: ¡No!
Otros apuestan: "Síntomas iniciales de
Alzheimer".
Respondo, nuevamente: ¡No!
A cada negativa la concurrencia se espanta.
Y queda aún más boquiabierta cuando enumero las tres
causas responsables más comunes:
- Deshidratación.
- Diabetes descontrolada.
- Infección urinaria.
Parece broma, pero no es. Constantemente las personas
mayores de 60 años dejan de sentir sed y dejan de tomar líquidos. Cuando no hay
nadie en casa para recordarles tomar líquidos, se deshidratan con rapidez. La
deshidratación es grave y afecta a todo el organismo. Puede causar confusión
mental abrupta, caída de presión arterial, aumento de las palpitaciones
cardíacas, angor (dolor en el pecho), coma y hasta muerte.
Insisto: ¡No es broma! En el mejor de los casos este
olvido de tomar líquidos comienza a los 60 años de edad, cuando tenemos poco más del 50% de agua que
deberíamos tener en el cuerpo. Esto forma parte del proceso natural de
envejecimiento. Por lo tanto, las personas mayores de 60 años tienen una menor
reserva hídrica.
Pero hay más complicaciones: aún deshidratados, ellos no
sienten ganas de tomar agua, pues sus mecanismos de equilibrio interno no
funcionan muy bien.
Conclusión: Las personas mayores de 60 años se
deshidratan fácilmente no sólo porque poseen una reserva hídrica más pequeña,
sino también porque no sienten la falta de agua en su cuerpo.
Entonces, aunque las personas mayores de 60 años se vean
saludables, queda perjudicado el desempeño de las reacciones químicas y
funciones de todo su organismo. Por eso, aquí van dos alertas:
La primera es que
hagan voluntario el hábito de beber líquidos. Por líquido entiéndase el
agua, jugos, tés, agua de coco, leche, sopas, gelatina y frutas ricas en agua,
como sandía, melón, melocotones, piña, la naranja y mandarina, que también
funcionan. Lo importante es, cada dos horas, tomar algún líquido. ¡Recuérdense
de eso!
Mi segunda alerta es para los familiares: Ofrézcanles
constantemente líquidos a las personas mayores de 60 años. A la vez, sean
atentos con ellos. Al percibir que están rechazando líquidos y, de un día para
el otro, están confusos, irritados, les faltara el aire, muestran falta de
atención. Es casi seguro que sean síntomas recurrentes de deshidratación.
© Arnaldo Liechtenstein (Brasil)
El rincón del lector
Desde hace años hemos tenido esta sección llamada “El rincón del lector” destinada a dar
cabida a los mensajes, opiniones y comentarios de las personas que leen
Pequeñas Semillitas, que han podido expresarse libre y respetuosamente. Ahora,
con nuestra presencia en Facebook, la posibilidad de manifestarse es mucho más
abierta, directa y permanente.
Igual vamos a mantener esta sección para los que deseen
expresarse por esta vía. Para que tu mensaje se publique debes dirigirlo por
correo electrónico a feluzul@gmail.com con el título "El rincón del lector" y deberá ser muy breve y no
contener conceptos agraviantes para nada ni para nadie.
Los mensajes serán moderados por el propietario de esta
página y se publicarán a medida que el tiempo y el espacio en la misma lo permitan,
y no se admitirán réplicas o respuestas públicas a mensajes anteriores de otros
lectores.
Unidos a María
Si tenemos
devoción a María, entonces podremos comprobar que toda nuestra vida ha sido un
cuidadoso trabajo de la providencia maternal de María, pues es Ella la que nos
ha guiado por el camino, nos ha custodiado, y ha permitido lo que ha permitido
sólo porque era lo mejor para nosotros, para crecer en humildad y en
misericordia, ya que los sufrimientos que nuestra Madre ha querido que pasemos,
siempre nos han ayudado a desprendernos más de nosotros mismos, y todo ha
salido siempre bien al final. Y si no lo vemos todavía en este mundo, sí con
seguridad lo veremos en la eternidad, donde comprobaremos cómo la Virgen nos ha
cuidado con ternura primorosa y ha hecho de nosotros, hijos suyos predilectos.
La Virgen nos ha
elegido desde nuestra creación, pues es muy probable que cuando Dios creó
nuestra alma, en el momento mismo de nuestra concepción, Ella, la Santísima
Virgen, haya dado un beso a nuestra alma nueva, y así nuestra conciencia
“recuerda” de alguna manera ese beso de María, y quiere instintivamente volver
a sentirlo, volver al seno de María, que es Madre de todos, pero especialmente
es Madre de sus devotos hijos, de nosotros.
Si somos devotos
de María, es porque Ella nos ha elegido desde la eternidad para que lo
fuéramos. Y si pensamos mucho en María, es porque Ella primero piensa mucho en
nosotros.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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