miércoles, 8 de abril de 2015

Pequeñas Semillitas 2648

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 10 - Número 2648 ~ Miércoles 8 de Abril de 2015
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Vivimos el gozo de la Pascua de Resurrección. ¿Podemos pedir algo más y mejor que la felicidad? Hemos visto tantos gestos de Jesús en los días previos. Hemos compartido tantos sentimientos en su camino hacia la Pasión y Muerte, que la Resurrección se convierte para nosotros en un momento apoteósico y de triunfo. ¡Ha resucitado! ¡Por nosotros resucitó! ¡Con Él resucitaremos!
Son aclamaciones de júbilo y de fe que, espontáneamente, deben de salir del corazón tocado por la gracia de estos días de la Pascua. No podemos vivir indiferentes y sordos, ante el anuncio de la Pascua donde, Jesús, sale victorioso y vuelve a compartir una existencia totalmente nueva.
La frontera de la muerte ha sido rebasada, destruida. Caen los muros que separaban a Dios del hombre. La muerte ha sido ganada, traspasada y rebasada con creces por la misma persona de Jesús. Y, por si fuera poco, Jesús nos engancha a todos y nos hace partícipes de este gran don: la Resurrección.
Si en Navidad entonábamos ¡Aleluya, el Señor ha nacido! Hoy gritamos con más fuerza ¡Aleluya, el Señor ha resucitado! ¡Aleluya, el Señor nos llama a una vida nueva!
P. Javier Leoz

¡Buenos días!

Alegría pascual
El triunfo de Jesús que resucitó glorioso después de su muerte en la cruz, constituye el motivo central de nuestra alegría pascual. La Pascua, celebrada con fe, dará profundidad a tu alegría, porque la esperanza cierta de resucitar con él a la dicha sin fin del Cielo, te alentará a superar pruebas y sacrificios, para ganar una corona de gloria eterna. Aquí tienes pensamientos selectos para cuidar el don de la alegría.

- Me gusta ver reír a la gente. Un cristiano no tiene ningún motivo para estar triste y tiene muchos para estar alegre. San Ignacio.
- No hay madera de santo en un alma melancólica; la alegría es como un misionero que predica a Dios haciéndolo amar. P. Federico Faber.
- Ten buena conciencia y tendrás siempre alegría. Si alguna alegría hay en el mundo, la tiene seguramente el hombre de corazón puro. Tomás Kempis.
- La alegría es el perfume de Dios percibido por el alma. Ernesto Hello.
- He aquí las cuatro virtudes cristianas: la fe, la esperanza, la caridad y el buen humor. Mons. Benson.

Gracias, Padre, por haber enviado a tu divino Hijo para consolarme de mis aflicciones y llenarme de la verdadera alegría. Perdóname, Señor, las faltas de alegría, el dejarme abatir por las dificultades, el no confiar suficientemente en ti. Por tu bondad, concédeme pasar todo este día en paz, con alegría y júbilo. Que así sea.
Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Aquel mismo día iban dos de ellos a un pueblo llamado Emaús, que distaba sesenta estadios de Jerusalén, y conversaban entre sí sobre todo lo que había pasado. Y sucedió que, mientras ellos conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió con ellos; pero sus ojos estaban retenidos para que no le conocieran.
Él les dijo: «¿De qué discutís entre vosotros mientras vais andando?». Ellos se pararon con aire entristecido. Uno de ellos llamado Cleofás le respondió: «¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no sabe las cosas que estos días han pasado en ella?». Él les dijo: «¿Qué cosas?». Ellos le dijeron: «Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras delante de Dios y de todo el pueblo; cómo nuestros sumos sacerdotes y magistrados le condenaron a muerte y le crucificaron. Nosotros esperábamos que sería Él el que iba a librar a Israel; pero, con todas estas cosas, llevamos ya tres días desde que esto pasó. El caso es que algunas mujeres de las nuestras nos han sobresaltado, porque fueron de madrugada al sepulcro, y, al no hallar su cuerpo, vinieron diciendo que hasta habían visto una aparición de ángeles, que decían que Él vivía. Fueron también algunos de los nuestros al sepulcro y lo hallaron tal como las mujeres habían dicho, pero a Él no le vieron». Él les dijo: «¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara así en su gloria?». Y, empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó lo que había sobre Él en todas las Escrituras.
Al acercarse al pueblo a donde iban, Él hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos le forzaron diciéndole: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado». Y entró a quedarse con ellos. Y sucedió que, cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando.
Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero Él desapareció de su lado. Se dijeron uno a otro: «¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?». Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén y encontraron reunidos a los Once y a los que estaban con ellos, que decían: «¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón!». Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino y cómo le habían conocido en la fracción del pan. (Lc 24,13-35)

Comentario
Hoy el Evangelio nos asegura que Jesús está vivo y continúa siendo el centro sobre el cual se construye la comunidad de los discípulos. Es precisamente en este contexto eclesial —en el encuentro comunitario, en el diálogo con los hermanos que comparten la misma fe, en la escucha comunitaria de la Palabra de Dios, en el amor compartido en gestos de fraternidad y de servicio— que los discípulos pueden realizar la experiencia del encuentro con Jesús resucitado.
Los discípulos cargados de tristes pensamientos, no imaginaban que aquel desconocido fuese precisamente su Maestro, ya resucitado. Pero sentían «arder» su corazón (cf. Lc 24,32), cuando Él les hablaba, «explicando» las Escrituras. La luz de la Palabra disipaba la dureza de su corazón y «sus ojos se abrieron» (Lc 24, 31).
El icono de los discípulos de Emaús nos sirve para guiar el largo camino de nuestras dudas, inquietudes y a veces amargas desilusiones. El divino Viajante sigue siendo nuestro compañero para introducirnos, con la interpretación de las Escrituras, en la comprensión de los misterios de Dios. Cuando el encuentro se vuelve pleno, la luz de la Palabra sigue a la luz que brota del «Pan de vida», por el cual Cristo cumple de modo supremo su promesa de «yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo» (Mt 28,20).
El Papa Benedicto XVI explica que «el anuncio de la Resurrección del Señor ilumina las zonas oscuras del mundo en el que vivimos».
P. Luis PERALTA Hidalgo SDB (Lisboa, Portugal)

Santoral Católico:
Santa Julia Billiart
Fundadora
Nació en Cuvilly (Francia) el año 1751. A los 22 años, una enfermedad la dejó paralítica de ambas piernas, limitación que no la acobardó y de la que curó milagrosamente cumplidos ya los 50 años. Bajo la guía del párroco se entregó a la vida de piedad y a la catequesis de los niños. Perseguida en la Revolución Francesa por haber hospedado a sacerdotes católicos, tuvo que exiliarse. En Amiens se puso bajo la dirección del P. José Verin. Empezó a llevar vida en común con algunas compañeras y de ahí nació la Congregación de Hermanas de Nuestra Señora de Namur para la educación cristiana de la juventud femenina. El obispo de Namur, que la había apoyado, influenciado por voces calumniosas la obligó a marcharse. Se estableció en Namur (Bélgica), donde murió el 8 de abril de 1816. De ella dijo Pablo VI al canonizarla en 1969: «Se entregó al servicio del prójimo más pobre y necesitado; a un humilde, gratuito y afectuoso servicio: el de la formación de las niñas de las clases más humildes». Fue una gran propagadora de la devoción al Corazón de Jesús.
© Directorio Franciscano    

La frase de hoy

"En la cruz..., ¿Fue Cristo el que murió...
o fue la muerte la que murió en El?
¡Oh, qué muerte... que mató a la muerte!"
~ San Agustín ~

Tema del día:
San Dimas… el primer santo
¿Cómo es posible que el primer santo, canonizado por el mismo Jesucristo en la cruz, fuera un ladrón, asesino, agitador político? ¿No habíamos quedado que el cielo está reservado solo para los virtuosos y los buenos? Ese es el verdadero misterio del cristianismo. En apenas unos segundos el llamado "buen ladrón" se hace humilde, reconoce su pobreza y pecado, y deja entrar en su vida la misericordia de Dios, y hoy, aquel al que decían que era un ladrón y asesino es, ni más ni menos que san Dimas, el primer santo de la Iglesia.

Por su interés reproducimos un precioso artículo escrito por el periodista Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo en el semanario católico Alfa y Omega, que lleva por título “Cómo robar el cielo en dos pasos”, y que resume con maestría el contenido del libro El Buen Ladrón. Misterio de Misericordia (Voz de Papel), único y más completo texto en español sobre san Dimas traducido por el Padre Álvaro de Cárdenas y Cordelia Semprún:

Ni era bueno, ni sólo ladrón, sino también asesino. Sin embargo, es el primer santo canonizado personalmente por Jesús: el Buen Ladrón encarna "la alegría de la misericordia de Dios", que el Papa Francisco nos ha invitado a redescubrir en el Año Santo de la Misericordia. Él, hoy, desde el Paraíso, nos enseña a dar el mejor golpe: robar el cielo.

"La Iglesia es la casa que a todos acoge y a nadie rechaza, para que todos los que hayan sido tocados por la gracia puedan encontrar la certeza del perdón. Nadie está excluido de la misericordia", ha dicho el Papa Francisco al anunciar el Año de la Misericordia. El Buen Ladrón, sabe bien de qué habla el Papa.

El único santo canonizado directamente por Jesús, en realidad, no fue nunca un Robin Hood. Según varios exegetas, Dimas formó parte de una banda de agitadores políticos que hacían la guerra a los romanos, robando, saqueando y matando; junto a Barrabás, fue responsable del homicidio que refieren Marcos y Lucas al final de sus evangelios. Lo más seguro es que presenciara en el Pretorio el juicio a Jesús; y escuchara el diálogo con Pilatos: Mi reino no es de este mundo… Así se entiende la confesión posterior del malhechor sobre la cruz: Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino.

Dice Daigneault que "la fe del Buen Ladrón nació del atractivo que la persona y las palabras de Cristo provocaron en él durante aquellas pocas horas. La fe fue para él un don de Dios, una siembra de su Espíritu".

Entonces, el Buen Ladrón… ¿un ladrón y un asesino? Sí, y el primer hijo de la Iglesia. Y el primer invitado al cielo, el que estrenó el Paraíso, como escribió Claudel: "Hoy estarás conmigo en el Paraíso. ¡Hoy! Así, de golpe. ¡No sólo queda absuelto de sus crímenes, sino santificado! El asesino, el ladrón, el impúdico, el bandido profesional… ¡Es ya santo! Bastó una mirada entre los párpados sangrientos del invitado de la derecha…, y en este inmenso lugar que es el Paraíso, no hay nadie en el primer momento más que él. Él solo. No ha llegado todavía nadie más. Hasta el trono de la Inmaculada está vacío. Él está allí, en el Paraíso, todavía oliendo a fluidos corporales. Él, el primer fruto. Para esto ha servido la sangre de Dios".

¿Qué hizo en realidad Dimas para conquistar el cielo? ¿Qué hizo para ganarse el perdón de Jesús? En realidad, apenas nada… Fueron unos segundos de conversación, pero nos enseñan hoy, dos mil años después, el modo de robarle el Corazón a Cristo: medio desnudo, vulnerable, expuesto, inmóvil, el delincuente ya no puede escapar, el bandido no se puede esconder. Y, en un primer paso, se atreve a mirar a Jesús, reconociendo la verdad de lo que es: Lo nuestro es justo, pues recibimos el pago de lo que hicimos. El cardenal Saliége admiró en el Buen Ladrón "el valor de ser humilde y de reconocer sinceramente quién era. Un valor muy poco frecuente. Cuando Dios encuentra la humildad en un alma, no puede resistirse y se precipita sobre ella".

El segundo momento es la confianza: Dimas es de los pocos en el Evangelio que llama al Señor por su nombre: Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino. No puede prepararse para la muerte, ni borrar su historial, ni actualizar su curriculum, ni hacerse un selfie un poco más amable. Con Daigneault: "El Buen Ladrón cambia nuestra escala de valores. Dios no necesita para nada nuestras virtudes naturales, en cambio necesita nuestro vacío y nuestra pobreza para colmarlos de su Misericordia. Le causa horror la autocomplacencia, y espera de nosotros el abandono de un niño. Su Misericordia quiere derramarse en nuestras pobrezas. Dios se complace en manifestar su fuerza en la debilidad de los más pequeños".

Quizá nos cuesta creer que Dios nos pueda mirar así, hasta el perdón total, sin exigirnos un pagaré de vuelta. "Las obras del Buen Ladrón no habían sido muy buenas; las nuestras tampoco lo son", escribe Daigneault, que lamenta que, "a veces, se confunde la santidad con la perfección y la virtud moral", y cita a Von Balthasar cuando explica que "no es mirar nuestra miseria lo que nos purifica, sino mirar a Aquel que es la total pureza y santidad. El Redentor pide únicamente una simple mirada hacia Él".

El Buen Ladrón nos marca el camino hacia el Año Santo de la Misericordia. Como escribe Daigneault: "Si un hombre pide perdón desde el fondo de su corazón, aunque haya cometido las peores bajezas, puede ser transformado en un santo, como el Buen Ladrón. El peor de los criminales, que confía sus pecados a la Misericordia de Dios, a la infinita santidad de Cristo, puede llegar a ser santo".
© Andre Daigneault
Religión en Libertad

Nuevo vídeo

Hay un nuevo vídeo subido a este blog.
Para verlo tienes que ir al final de la página.

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por una gracia especial que necesita nuestra lectora y amiga Idania, de Cuba.

Pedimos oración para Irma Patricia A., de México, afectada de un nódulo en tiroides que va a ser analizado, para que no resulte nada malo.

Pedimos oración por Mónica D. M., 28 años, de Managua, Nicaragua, que hace once años tuvo un derrame cerebral del cual se recuperó, y ahora ha comenzado con dolores fuertes de cabeza y convulsiones, por lo que pedimos a Jesús resucitado que le conceda todas sus gracias de sanación.

Pedimos oración por la recuperación de Guadalupe G., de ciudad de México, que ha sido operada de la columna vertebral.

Pedimos oración para Yana S., 36 años, de Jaco Beach, Costa Rica, a quien por un accidente sufrido, tienen que operarla para reconstruir su rodilla. Que Jesús Misericordioso la acompañe y todo salga bien.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Unidos a María
María está radiante de felicidad porque ha resucitado su divino Hijo, que tanto sufrió por los hombres y que ahora se le aparece bellísimo, despidiendo luz de todas sus llagas, con un aroma a Paraíso. Ya que acompañamos a María en el dolor del Viernes Santo y del Sábado Santo, acompañemos también a María en estos días en que siente una alegría inmensa por ver a su Hijo vivo, resucitado. Es necesario que en estos tiempos tan difíciles y tristes, meditemos más en la Resurrección del Señor, para que eso nos traiga alegría y nos haga pensar en el Cielo y en que nosotros también resucitaremos un día como lo hizo Él y estaremos para siempre en la gloria con Jesús y María. Disfrutemos con María de la belleza y alegría de este momento en que se encuentra con su Hijo resucitado.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Gracias por participar comentando! Por favor, no te olvides de incluir tu nombre y ciudad de residencia al finalizar tu comentario dentro del cuadro donde escribes.