domingo, 30 de mayo de 2010

Pequeñas Semillitas 1086

PEQUEÑAS SEMILLITAS


Número 1086 ~ Domingo 30 de Mayo de 2010
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)


Hola !!!
Celebrar la Trinidad no es tratar de explicar o entender un embrollo teológico. Celebrar la Trinidad es descubrir con alegría que estamos hechos a imagen y semejanza de un Dios que es don total, diálogo y comunicación permanente, amor compartido y, por eso, nos sentimos llamados a buscar nuestra verdadera felicidad en el compartir y en la solidaridad.
Nos invita e impulsa a implicarnos en la tarea de vivir desde la relación, desde la comunión, desde un amor que, haciéndonos más humanos, nos diviniza.


La Palabra de Dios:
Evangelio del día


En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Mucho tengo todavía que deciros, pero ahora no podéis con ello. Cuando venga Él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa; pues no hablará por su cuenta, sino que hablará lo que oiga, y os anunciará lo que ha de venir. Él me dará gloria, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará a vosotros. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso he dicho: ‘Recibirá de lo mío y os lo anunciará a vosotros’».
(Juan 16, 12-15)

Comentario
Hoy celebramos la solemnidad del misterio que está en el centro de nuestra fe, del cual todo procede y al cual todo vuelve. El misterio de la unidad de Dios y, a la vez, de su subsistencia en tres Personas iguales y distintas. Padre, Hijo y Espíritu Santo: la unidad en la comunión y la comunión en la unidad. Conviene que los cristianos, en este gran día, seamos conscientes de que este misterio está presente en nuestras vidas: desde el Bautismo —que recibimos en nombre de la Santísima Trinidad— hasta nuestra participación en la Eucaristía, que se hace para gloria del Padre, por su Hijo Jesucristo, gracias al Espíritu Santo. Y es la señal por la cual nos reconocemos como cristianos: la señal de la Cruz en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
La misión del Hijo, Jesucristo, consiste en la revelación de su Padre, del cual es la imagen perfecta, y en el don del Espíritu, también revelado por el Hijo. La lectura evangélica proclamada hoy nos lo muestra: el Hijo recibe todo del Padre en la perfecta unidad: «Todo lo que tiene el Padre es mío», y el Espíritu recibe lo que Él es, del Padre y del Hijo. «Por eso he dicho —dice Jesús— ‘recibirá de lo mío y os lo anunciará a vosotros’» (Jn 16,15). Y en otro pasaje de este mismo discurso (15,26): «Cuando venga el Paráclito, que yo os enviaré de junto al Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, Él dará testimonio de mí».
Aprendamos de esto la gran y consoladora verdad: la Trinidad Santísima, lejos de ponerse aparte, distante e inaccesible, viene a nosotros, habita en nosotros y nos transforma en interlocutores suyos. Y esto por medio del Espíritu, quien así nos guía hasta la verdad completa (cf. Jn 16,13). La incomparable “dignidad del cristiano”, de la cual habla varias veces san León el Grande, es ésta: poseer en sí el misterio de Dios y, entonces, tener ya, desde esta tierra, la propia “ciudadanía” en el cielo (cf. Flp 3,20), es decir, en el seno de la Trinidad Santísima.
Cardenal Jorge MEJÍA Archivista y Bibliotecario de la S.R.I.


Santoral Católico
Santa Juana de Arco, Mártir


Hija de campesinos, Juana de Arco nació en 1412 en Donremy, Francia. Jamás aprendió a leer y escribir pero su madre que era muy piadosa le infundió una gran confianza en el Padre Celestial y una tierna devoción hacia la Virgen María.

A causa de los estragos de la invasión de los ingleses, Francia atravesaba una difícil situación. Por revelación divina, la santa supo cuál que su misión era salvar a su patria y al rey de las manos de Inglaterra. Sin embargo, sus familiares, amigos y oficiales de la corte francesa desoyeron su petición de sostener un encuentro con el rey. Al fin, luego de muchos intentos, Juana de Arco conversó con el monarca, quien se quedó impresionado de la sabiduría y revelaciones de la santa.

Los ingleses habían invadido y dominado casi toda Francia; sólo faltaba una ciudad importante: Orleans, y por petición de Santa Juana, el rey Carlos y sus militares le concedieron el mando sobre las tropas, nombrándola capitana. Juana manda a confeccionar una bandera blanca con los nombres de Jesús y de María y al frente de diez mil hombres se dirige hacia Orleans, donde logra un triunfo glorioso. Luego, se dirige a otras ciudades donde logra la victoria y la libertad del dominio inglés.

Sin embargo, a causa de envidias y ambiciones entre los miembros de la corte del Rey Carlos VII, éste retira a Juana de sus tropas, cayendo herida y hecha prisionera prisionera por los borgoñones en la batalla de París.

La santa fue abandonada por los franceses; pero los ingleses estaban supremamente interesados en tenerla en la cárcel, pagando más de mil monedas de oro a los de Borgoña para que se la entregaran, siendo sentenciada a cadena perpetua. En la prisión, la santa sufrió las más terribles humillaciones e insultos, pero se mantenía adherida a la cruz del Señor y a la protección de la Madre del Cielo y de San Miguel Arcángel.

Los enemigos de Juana la acusaron de utilizar brujería y conjuros para obtener sus conocidas victorias en Francia. Juana de Arco siempre negó todas las acusaciones y pidió que el Pontífice fuese el que la juzgase. Todos desoyeron su petición, y la santa fue condenada a padecer en la hoguera. Murió rezando y su mayor consuelo era mirar el crucifijo que un religioso le presentaba y encomendarse a Nuestro Señor. Era el 29 de mayo del año 1431. Tenía apenas 19 años.

En 1454, el Papa Benedicto XV la proclamó santa.


Palabras de Juan Pablo II


"¡Gloria y alabanza a Ti, Santísima Trinidad, Único y Eterno Dios!
A Ti, Padre Omnipotente, origen del cosmos y del hombre,
Por Cristo, el que vive, Señor del tiempo y de la historia,
En el Espíritu que santifica el universo, alabanza, honor y gloria
ahora y por los siglos de los siglos. Amén."


Tema del día:
Abrirnos al misterio de Dios


A lo largo de los siglos, los teólogos han realizado un gran esfuerzo por acercarse al misterio de Dios formulando con diferentes construcciones conceptuales las relaciones que vinculan y diferencian a las personas divinas en el seno de la Trinidad. Esfuerzo, sin duda, legítimo, nacido del amor y el deseo de Dios.

Jesús, sin embargo, no sigue ese camino. Desde su propia experiencia de Dios, invita a sus seguidores a relacionarse de manera confiada con Dios Padre, a seguir fielmente sus pasos de Hijo de Dios encarnado, y a dejarnos guiar y alentar por el Espíritu Santo. Nos enseña así a abrirnos al misterio santo de Dios.

Antes que nada, Jesús invita a sus seguidores a vivir como hijos e hijas de un Dios cercano, bueno y entrañable, al que todos podemos invocar como Padre querido. Lo que caracteriza a este Padre no es su poder y su fuerza, sino su bondad y su compasión infinita. Nadie está solo. Todos tenemos un Dios Padre que nos comprende, nos quiere y nos perdona como nadie.

Jesús nos descubre que este Padre tiene un proyecto nacido de su corazón: construir con todos sus hijos e hijas un mundo más humano y fraterno, más justo y solidario. Jesús lo llama "reino de Dios" e invita a todos a entrar en ese proyecto del Padre buscando una vida más justa y digna para todos empezando por sus hijos más pobres, indefensos y necesitados.

Al mismo tiempo, Jesús invita a sus seguidores a que confíen también en él: "No se turbe su corazón. Creen en Dios; crean también en Mí". Él es el Hijo de Dios, imagen viva de su Padre. Sus palabras y sus gestos nos descubren cómo nos quiere el Padre de todos. Por eso, invita a todos a seguirlo. El nos enseñará a vivir con confianza y docilidad al servicio del proyecto del Padre.

Con su grupo de seguidores, Jesús quiere formar una familia nueva donde todos busquen "cumplir la voluntad del Padre". Ésta es la herencia que quiere dejar en la tierra: un movimiento de hermanos y hermanas al servicio de los más pequeños y desvalidos. Esa familia será símbolo y germen del nuevo mundo querido por el Padre.

Para esto necesitan acoger al Espíritu que alienta al Padre y a su Hijo Jesús: "Ustedes recibirán la fuerza del Espíritu Santo que vendrá sobre Ustedes y así serán mis testigos". Éste Espíritu es el amor de Dios, el aliento que comparten el Padre y su Hijo Jesús, la fuerza, el impulso y la energía vital que hará de los seguidores de Jesús sus testigos y colaboradores al servicio del gran proyecto de la Trinidad santa.

José Antonio Pagola


Nuevos videos y artículos


Hay un nuevo video subido a este blog
relacionado con la Santísima Trinidad.
Para verlo debes ir al final de la página

Hay nuevo material publicado
en el blog "Juan Pablo II inolvidable"
Puedes acceder en la dirección:
http://juanpabloinolvidable.blogspot.com/
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Mayo: Mes de María


Día 30

Cuenta San Alfonso María este sucedido: en 1604, a dos jóvenes de Flandes, que llevaban una mala vida, al pasar una noche en casa de una mujer pecadora, de vida deshonesta, les ocurrió lo que se cuenta a continuación:

Ricardo, uno de los jóvenes, salió de aquella casa y cuando llegó a la suya se acostó. Una vez en la cama se acordó de no haber rezado las tres Avemarías, que acostumbraba rezar todos los días a su Madre la Virgen. El sueño ya le había vencido, pero venciendo la pereza las rezó, aunque sin mucha devoción y luego se acostó de nuevo.

Apenas había empezado a dormir notó que alguien golpeaba con fuerza la puerta de su habitación. Quien golpeaba la puerta era el alma de su amigo. (Cuando morimos, nuestra alma sigue viviendo, y en algunas ocasiones permite Dios que, de forma extraordinaria, actúe físicamente. En este caso lo permitió Dios para que Ricardo cambiase de vida).

Ricardo se levantó y sin abrir la puerta preguntó:
-¿Quién eres?
-¿Es que no me reconoces?, ¡soy un desgraciado, -exclamó triste el alma del amigo- estoy condenado!
- ¿Cómo así?
-Tienes que saber, Ricardo que, al salir de aquella casa me atacaron y caí muerto ahogado; mi cuerpo quedó tendido en la mitad de la calle y mi alma está en el infierno. Lo mismo te hubiera pasado a ti, pero Santa María te salvó de él por las tres Avemarías que le rezas cada noche. Y acabó diciendo: aprovecha esta revelación de la Madre de Dios, tú que tienes tiempo. Y desapareció.

La Virgen quiso que el alma de su amigo le revelase a Ricardo lo sucedido para que cambiase de vida. Ricardo se puso a llorar y a dar gracias a la Virgen; sonaban entonces las campanas de la iglesia y decidió ir a confesarse y hacer penitencia.

Fue y se lo dijo a los sacerdotes; estos, que no lo creían, se dirigieron a la calle donde estaba el cuerpo de su amigo y lo vieron muerto y tendido en mitad de la calle; comprobaron así que Ricardo no había mentido. A partir de entonces Ricardo cambió de vida e hizo muchas cosas por Dios y por los demás.

Perdona, María, las veces que rezo el Avemaría sin atención, como de carrerilla, sin darme cuenta de que te lo estoy diciendo a Ti. Procuraré fijarme más en los pronombres en segunda persona (Tú, te, contigo). De todas formas, aunque me siga distrayendo, no me preocupa: sé que te gusta lo que digo, y sabes que te lo digo porque te quiero. Todas las noches te daré las buenas noches rezándote las tres Avemarías... ¡con atención!

Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído. Después termina con una oración final.

Texto escrito por José Pedro Manglano Castellary (Sacerdote)
Tomado del Web Católico de Javier
http://webcatolicodejavier.org/


Nunca nos olvidemos de agradecer


Alguna vez leí que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana los mensajes para la segunda oficina:agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.


Nuestra amiga Elba, de Paraguay, agradece a Dios, a María Santísima y a los que rezaron por su nuera y el bebé que ya está por llegar, ya que según la última ecografía está subiendo de peso y su cardiopatía ventricular está desapareciendo.


Desde Olavarría, Argentina, agradecen al Cielo y también a todos quienes rezaron por Almita, la bebé que nació prematura por la hipertensión de su mamá, e informan que ambas evolucionan favorablemente. ¡Gracias Jesús! ¡Gracias María!


Nos escribe Grace, de El Salvador, para decirnos que las oraciones de tantas personas que conformamos la familia de Dios han obrado un milagro de sanación en Lupita que estaba por ser operada de un problema traumatológico-ortopédico y de pronto las últmas radiografías han sido totalmente normales, para asombro de los médicos que no encuentran explicación a su curación. ¡Bendito sea Dios!


Nos llega un mensaje de la ciudad de Carlos Paz, en la provincia de Córdoba, Argentina, agradeciendo las oraciones por Roberto, que está bajo tratamiento oncológico y rogando al Espíritu Santo que lo siga acompañando en la lucha contra la enfermedad.


Desde Guatemala agradecen las oraciones y a Dios Nuestro Señor que escuchó los ruegos que se hicieron por el señor Pablo L. que sufría hipoglucemias por descontrol de su diabetes y que está mejorando su salud.


Nuestra querida amiga y colaboradora permanente Silvia G. de Z. que vive en Rosario, Argentina, quiere agradecer a Dios y a la Santísima Virgen María por el cumpleaños 18º de sus preciosas mellizas Mercedes y Mariana. Junto con sus otros dos hijos varones y con Omar, su esposo, completan una familia hermosa, espejo de amor bajo la protecciónd e la Sagrada Familia de Nazaret.


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Felipe de Urca
pequesemillitas@gmail.com


Ven Espíritu Santo...!


Espíritu Santo que diste a María un corazón todo amor y compasión que la impulsó a visitar y socorrer a su prima Isabel antes de ser Madre del glorioso san Juan; dame también a mi, hijo de su corazón, un corazón lleno de ternura espiritual para socorrer a mis hermanos necesitados. Así sea.
P. Florentín Brusa cmf


Felipe de Urca
-Jardinero de Dios-


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