jueves, 20 de mayo de 2010

Pequeñas Semillitas 1076

PEQUEÑAS SEMILLITAS


Número 1076 ~ Jueves 20 de Mayo de 2010
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)



Hola !!!
Todos los evangelios hablan del temor que sintieron quienes habían seguido a Jesús, después de su ejecución en la cruz. El cuarto evangelista en particular nos dice que el temor es lo contrario a la fe. El miedo impide vivir una fe que transforme la vida.
En toda situación, Jesús se acerca y nos ofrece su paz. La que libera del miedo, de la vieja condición de “encerrados” y prepara para asumir nuevos desafíos.
El Espíritu de Jesús recrea a las personas, transforma una comunidad cobarde y cerrada en una comunidad valiente, con las puertas y ventanas abiertas.


La Palabra de Dios:
Evangelio del día


En aquel tiempo, Jesús, alzando los ojos al cielo, dijo: «Padre santo, no ruego sólo por éstos, sino también por aquellos que, por medio de su palabra, creerán en mí, para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno como nosotros somos uno: yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectamente uno, y el mundo conozca que tú me has enviado y que los has amado a ellos como me has amado a mí. Padre, los que tú me has dado, quiero que donde yo esté estén también conmigo, para que contemplen mi gloria, la que me has dado, porque me has amado antes de la creación del mundo. Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido y éstos han conocido que tú me has enviado. Yo les he dado a conocer tu Nombre y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que tú me has amado esté en ellos y yo en ellos».
(Juan 17, 20-26)

Comentario
Hoy, encontramos en el Evangelio un sólido fundamento para la confianza: «Padre santo, no ruego sólo por éstos, sino también por aquellos que (...) creerán en mí...» (Jn 17,20). Es el Corazón de Jesús que, en la intimidad con los suyos, les abre los tesoros inagotables de su Amor. Quiere afianzar sus corazones apesadumbrados por el aire de despedida que tienen las palabras y gestos del Maestro durante la Última Cena. Es la oración indefectible de Jesús que sube al Padre pidiendo por ellos. ¡Cuánta seguridad y fortaleza encontrarán después en esta oración a lo largo de su misión apostólica! En medio de todas las dificultades y peligros que tuvieron que afrontar, esa oración les acompañará y será la fuente en la que encontrarán la fuerza y arrojo para dar testimonio de su fe con la entrega de la propia vida.
La contemplación de esta realidad, de esa oración de Jesús por los suyos, tiene que llegar también a nuestras vidas: «No ruego sólo por éstos, sino también por aquellos que (...) creerán en mí...». Esas palabras atraviesan los siglos y llegan, con la misma intensidad con que fueron pronunciadas, hasta el corazón de todos y cada uno de los creyentes.
En el recuerdo fresco de la última visita de Juan Pablo II a España, encontramos en las palabras del Papa el eco de esa oración de Jesús por los suyos: «Con mis brazos abiertos os llevo a todos en mi corazón —dijo el Pontífice ante más de un millón de personas—. El recuerdo de estos días se hará oración pidiendo para vosotros la paz en fraterna convivencia, alentados por la esperanza cristiana que no defrauda». Y ya no tan cercano, otro papa hacía una exhortación que nos llega al corazón después de muchos siglos: «No hay ningún enfermo a quien le sea negada la victoria de la cruz, ni hay nadie a quien no le ayude la oración de Cristo. Ya que si ésta fue de provecho para los que se ensañaron con Él, ¿cuánto más lo será para los que se convierten a Él?» (San León Magno).
P. Joaquim PETIT Llimona, L.C. (Barcelona, España)


Santoral Católico
Santo Bernardino de Siena


San Bernardino nació en la Massa Marittima de Toscana y perteneció a la noble familia de los Albizeshi. Quedó huérfano de padre y madre antes de cumplir los 7 años. A los 17, ingresó en una cofradía de Nuestra Señora, cuyos miembros se comprometían a practicar ejercicios de piedad y cuidar a los enfermos.

En Siena tomó el hábito franciscano y en 1403 hizo sus votos en el convento de Colombaio, en las afueras de la ciudad. Un año más tarde, el día de la Natividad de la Virgen, recibió la ordenación sacerdotal. Poco a poco Dios le preparaba para su doble misión de apóstol y reformador.

El Santo llegó a Milán en 1417, donde inició su carrera apostólica. Predicó en toda Italia, viajaba a pie y aconsejaba la penitencia a los que le oían, además de propagar la devoción al Santo Nombre de Jesús.

En 1430, San Bernardino tuvo que dejar el trabajo misional, al ser nombrado vicario general de los frailes de la estricta observancia. Este movimiento de la Orden de San Francisco había comenzado a mediados del siglo XIV en el convento de Brogliano, entre Camerino y Asís, pero no logró imponerse hasta la época de San Bernardino, quien fue su segundo fundador, organizador y reformador.

San Bernardino añoraba el trabajo apostólico directo, por lo que en 1442 obtuvo del Papa la autorización de renunciar al cargo de vicario general. Hizo misiones en Romaña, Ferrara y Lombardía.

Murió en Aquila, el 20 de mayo de 1444, víspera de la Ascensión. Fue canonizado 6 años después de su muerte.


Pensamiento


"Si deseas tanto la libertad y la felicidad, ¿no ves que ambas están dentro de ti? Di que las tienes y las tendrás. Actúa como si fueran tuyas y lo serán"
Richard Bach
Ilusiones


Tema del día:
Las formas son importantes


Un Sultán soñó que había perdido todos los dientes. Después de despertar, mandó llamar a un sabio para que interpretase su sueño. "¡Qué desgracia, mi Señor! –dijo el sabio–, cada diente caído representa la pérdida de un pariente de Vuestra Majestad". "¡Qué insolencia! –gritó el Sultán enfurecido–. ¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa? ¡Fuera de aquí!". Llamó a su guardia y ordenó que le dieran cien latigazos.

A continuación mandó que le trajesen a otro sabio y volvió a contarle lo que había soñado. Este, después de escuchar con atención al Sultán, le dijo: "Mi Señor, gran felicidad os ha sido reservada, pues el sueño significa que sobrevivirás a todos vuestros parientes". Se iluminó el semblante del Sultán y ordenó que le dieran cien monedas de oro.

Cuando este segundo sabio salía del palacio, uno de los cortesanos le dijo admirado: "¡Es curioso! La interpretación que habéis hecho de los sueños del Sultán es la misma que el primer sabio, pero a él le pagó con cien latigazos y a ti con cien monedas de oro". "Recuerda, amigo mío –respondió el segundo sabio–, que casi todo depende de la forma en el decir".

Esta vieja historia muestra cómo uno de los grandes desafíos de la humanidad es aprender a comunicarse. De la comunicación depende, muchas veces, la felicidad o la desgracia, la amistad o la enemistad, la armonía o el conflicto. Es cierto que debe decirse la verdad, pero la falta de acierto en la forma de expresarla, o la falta de oportunidad en el momento y circunstancias de decirla, provoca muchas veces grandes problemas.

Es cierto que hay verdades que son duras de decir o duras de escuchar, y que quizá, aun así, hay que decirlas, pero todos hemos de aprender a hablar de manera que nuestras palabras no despierten la defensividad del interlocutor, es decir, que quien las escucha no las perciba como hostilidad o como provocación. Hay muchas formas de decir lo mismo, y normalmente no hay necesidad de hacer antipática la verdad. La verdad es como una joya, que puede lanzarse contra el rostro de alguien, para herirle, o bien ser presentada y ofrecida de modo afable, con la consideración que merece.

La mayoría de los que presumen de andar por la vida cantando las verdades a todo el mundo, lo que quizá no dicen o no saben es que lo que les mueve a hacerlo no es su amor a la verdad, sino su afán de impresionar a los demás, cosa que parece que les encanta. Quizá creen que quedan muy bien, que quedan por encima, cuando la realidad es que suelen hacer el ridículo y, sobre todo, no convencen a nadie. La razón expresada con malos modos no persuade, sino que enfurece y encona. Todos necesitamos de indulgencia, y –como decía Menéndez y Pelayo– el que no la otorga a los demás, difícilmente la encontrará luego para sí mismo.

Sería interesante examinar con qué cuidado tratamos a cada uno, si tenemos la suficiente consideración con todos, si hablamos a todos y de todos con respeto y aprecio, si actuamos con justicia y lealtad. Y quizá con más razón en su ausencia: de manera que, si el interesado estuviera presente, quedara agradecido por el modo en que se habla de él.

Alfonso Aguiló


Mayo: Mes de María


Día 20

En septiembre de 1980, la madre Teresa de Calcuta fue a visitar el Hogar Infantil de Calcula. Un niño se estaba muriendo y una de las Hermanas se lo dijo a la madre Teresa, la cual tomó al niño en sus brazos y se puso a rezar un Padrenuestro y un Avemaría. El capellán bendijo al niño y la madre Teresa se lo devolvió a la Hermana. Aquella misma tarde el niño comenzó a mejorar y al día siguiente estaba fuera de peligro. El poder de la oración había obrado el prodigio.

Santa María, ¡lo que eres capaz de hacer por nosotros, sólo por un Avemaría! Por rezar un Avemaría, ¡cuánto puedo conseguir!

Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído. Después termina con una oración final.

Texto escrito por José Pedro Manglano Castellary (Sacerdote)
Tomado del Web Católico de Javier
http://webcatolicodejavier.org/


Pedidos de oración


Pedimos oración por Gloria María R. y por sus hijos, que viven en Managua, Nicaragua, y están pasando por una difícil situación económica, con deudas y amenazas de embargos. Que el Señor bendiga su hogar con la abundancia del trabajo bien remunerado.


Pedimos oración por la bebé Andrea M. F. que tiene un año y medio y vive en México, padece sindrome de Down y deben hacerle un cateterismo para luego operarla del corazón. Que la Virgen de Guadalupe la proteja y dé también fortaleza espiritual a sus padres Araceli y David.


Pedimos oración por la salud del cantante argentino Gustavo Cerati, internado en grave estado en Venezuela luego de haber sufrido un accidente cerebro vascular. Que Jesús Misericordioso atienda las necesidades de su cuerpo y de su alma.


Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades, para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia; escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos, y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad, la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu Hijo ha llamado dichosos, y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.


Ven Espíritu Santo...!


Consérvame Espíritu Santo esta amistad contigo, anhelada y buscada a toda costa por mi inquieto corazón, que no puede ni debe descansar sino tan solo en Ti. Concede esta misma gracia a todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo bajo el manto de María Madre de la Iglesia. Así sea.
P. Florentín Brusa cmf


Felipe de Urca
-Jardinero de Dios-


.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Gracias por participar comentando! Por favor, no te olvides de incluir tu nombre y ciudad de residencia al finalizar tu comentario dentro del cuadro donde escribes.