martes, 13 de abril de 2021

Pequeñas Semillitas 4638

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 16 - Número 4638 ~ Martes 13 de Abril de 2021.
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Hoy iniciamos la edición de “Pequeñas Semillitas” con una reflexión del poeta, ensayista y humanista norteamericano Walt Whitman:
“No dejes de creer que las palabras y las poesías sí pueden cambiar el mundo. Pase lo que pase nuestra esencia está intacta. Somos seres llenos de pasión. La vida es desierto y oasis. Nos derriba, nos lastima, nos enseña, nos convierte en protagonistas de nuestra propia historia. Aunque el viento sople en contra, la poderosa obra continúa: tú puedes aportar una estrofa. No dejes de soñar, porque en sueños es libre el hombre…”
 
¡Buenos días María!
En 1037, Yaroslav el Sabio, príncipe de Kiev (entonces Principado ruso-ucranio independiente) e hijo de San Vladimir, construyó un Santuario en honor de la Anunciación del Señor, ubicado cerca de la entrada de la ciudad de Kiev de la época. Y consagró todo el pueblo a la Santísima Madre de Dios.
Kiev se convirtió en la cuna de la devoción mariana que se difundió luego en toda la nación ucraniana que siempre ha mantenido alrededor del 20% de sus iglesias consagradas a María.
En 1988, la Iglesia greco-católica ucraniana celebró el milenio de su primer bautismo, aun llamado el «Bautismo de la Rus». El entonces papa Juan Pablo II participó en la celebración.
En la carta ‘Eutes in Mundum’ del 25 de enero de 1988 (§ 10), el Papa reza por la unidad de las dos iglesias hermanas (griega católica y ortodoxa) al recordar que en este país ambas son hijas de San Vladimir y que en aquel tiempo, las dos formas (bizantina y romana), no estaban divididas.
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Hechos 4,32-37
 
Salmo: 93 (92),1ab.1cd-2.5
 
SANTO EVANGELIO: Juan 3,7-15
En aquel tiempo, Jesús dijo a Nicodemo: «No te asombres de que te haya dicho: ‘Tenéis que nacer de lo alto’. El viento sopla donde quiere, y oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que nace del Espíritu». Respondió Nicodemo: «¿Cómo puede ser eso?». Jesús le respondió: «Tú eres maestro en Israel y ¿no sabes estas cosas? En verdad, en verdad te digo: nosotros hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero vosotros no aceptáis nuestro testimonio. Si al deciros cosas de la tierra, no creéis, ¿cómo vais a creer si os digo cosas del cielo? Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea tenga por él vida eterna».
 
Comentario:
Hoy, Jesús nos expone la dificultad de prevenir y conocer la acción del Espíritu Santo: de hecho, «sopla donde quiere» (Jn 3,8). Esto lo relaciona con el testimonio que Él mismo está dando y con la necesidad de nacer de lo alto. «Tenéis que nacer de lo alto» (Jn 3,7), dice el Señor con claridad; es necesaria una nueva vida para poder entrar en la vida eterna. No es suficiente con un ir tirando para llegar al Reino del Cielo, se necesita una vida nueva regenerada por la acción del Espíritu de Dios. Nuestra vida profesional, familiar, deportiva, cultural, lúdica y, sobre todo, de piedad tiene que ser transformada por el sentido cristiano y por la acción de Dios. Todo, transversalmente, ha de ser impregnado por su Espíritu. Nada, absolutamente nada, debiera quedar fuera de la renovación que Dios realiza en nosotros con su Espíritu.
Una transformación que tiene a Jesucristo como catalizador. Él, que antes había de ser elevado en la Cruz y que también tenía que resucitar, es quien puede hacer que el Espíritu de Dios nos sea enviado. Él que ha venido de lo alto. Él que ha mostrado con muchos milagros su poder y su bondad. Él que en todo hace la voluntad del Padre. Él que ha sufrido hasta derramar la última gota de sangre por nosotros. Gracias al Espíritu que nos enviará, nosotros «podemos subir al Reino de los Cielos, por Él obtenemos la adopción filial, por Él se nos da la confianza de nombrar a Dios con el nombre de “Padre”, la participación de la gracia de Cristo y el derecho a participar de la gloria eterna» (San Basilio el Grande).
Hagamos que la acción del Espíritu tenga acogida en nosotros, escuchémosle, y apliquemos sus inspiraciones para que cada uno sea —en su lugar habitual— un buen ejemplo elevado que irradie la luz de Cristo.
* Rev. D. Xavier SOBREVÍA i Vidal (Castelldefels, España)
 
Santoral Católico:
San Martín I
Papa y Mártir
Nació en Todi (Umbría, Italia), y fue elegido papa el año 649. Aquel mismo año celebró un Concilio en la basílica de Letrán en el que condenó sin paliativos el error monotelita de Eutiques, que negaba la doble voluntad de Cristo derivada de su doble naturaleza, divina y humana. Por ello tuvo que enfrentarse con el emperador de Oriente Constancio II, defensor de la herejía de Eutiques. El Emperador hizo que el exarca de Rávena lo apresara en Letrán y lo llevara a Constantinopla. Allí se le juzgó y fue condenado a muerte por supuesta traición, pena que, dada la ancianidad del Pontífice, se conmutó por la de destierro al Quersoneso (Crimea), donde murió como un mártir el 13 de abril del año 655.
Oración: Dios todopoderoso, tú has querido que san Martín, papa y mártir, no fuera vencido ni por las amenazas, ni por los sufrimientos; concédenos, a nosotros, soportar con fortaleza de espíritu las adversidades de este mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Para más información hacer clic acá.
* Directorio Franciscano – Aciprensa – Catholic.net
 
Pensamiento de Benedicto XVI
"Seguir a Jesús en la fe es caminar con Él en la comunión de la Iglesia. No se puede seguir a Jesús en solitario. Quien cede a la tentación de ir por su cuenta o de vivir la fe según la mentalidad individualista que predomina en la sociedad, corre el riesgo de no encontrar nunca a Jesucristo, o de acabar siguiendo una imagen falsa de Él"
(Benedicto XVI)
 
Historias:
El conserje y el presidente
Había una vez un conserje que trabajó para la misma empresa durante cuarenta años. Jamás ascendió de puesto. Siempre fue el conserje y nunca tuvo a nadie a sus órdenes. Nunca fue dueño de una casa, nunca hizo una inversión, nunca se compró un automóvil.
 
Pero era un buen conserje. Se esmeraba por mantener muy presentable la entrada del edificio. Los objetos de metal relucían, las ventanas estaban impecables, nunca se veían sucias las alfombras. Y siempre tenía en los labios una sonrisa y unas palabras alentadoras para sus compañeros de trabajo. Después que se jubiló, varias personas señalaron que ni una sola vez lo habían oído quejarse.
 
Siempre decía: «Mira, este trabajo lo hago para Jesús y tengo que hacerlo bien. Él es mi mejor amigo. Lo amo y tengo que hacer lo mejor que pueda para Él, porque dio la vida por mí.»
 
En la misma empresa había otro hombre que trabajó allí durante cuarenta años, y entró al mismo tiempo que el conserje. Se había titulado en una prestigiosa universidad con buenas calificaciones. Al terminar sus estudios entró a la empresa como vendedor, y rápidamente se convirtió en el mejor de su departamento. En un tiempo récord lo ascendieron, y se convirtió en el más joven gerente de ventas, luego en gerente regional, después vicepresidente de ventas y, finalmente, en el más joven presidente que había tenido la compañía.
 
Siempre decía: «En este país las oportunidades son ilimitadas, y he trabajado muchísimo. Lo que he hecho yo, ustedes también pueden hacerlo si lo creen posible y ponen todo su empeño.»
 
Cuando era joven, su padre le había dicho: «Hay dos cosas que no puedes mezclar con los negocios: la política y la religión. Son como el aceite y el agua.» Jamás se le ocurrió poner en duda el consejo de su padre. En el fondo no le parecía correcto, pero jamás reflexionó mucho sobre el asunto. Es más, estaba tan ocupado que Dios quedó desplazado, fuera de la mayor parte de su vida. El tiempo transcurrió con celeridad -y también su vida- entre los negocios, la cabaña junto a la playa, su participación como socio de un club de golf y otro de tenis (cuando encontraba tiempo para esas actividades).
 
Los dos hombres fallecieron el mismo día, y cada uno compareció ante Jesús para dar cuenta de lo que había hecho en la vida. Como siempre, el presidente ejecutivo fue el primero.
 
Jesús le puso la mano en el hombro al ejecutivo, y le dijo: «Has empleado bien la vida. Te di inteligencia y oportunidades. Has trabajado mucho y aprovechado cuanto te puse delante. Tus logros son muchos. Sin embargo, debes dejar atrás todo lo que construiste. Tus casas y automóviles, tu empresa y tus clubes eran algo bueno, pero no son parte de Mi Reino. Aquí no hace falta tu dinero. Has trabajado mucho, aunque de forma imprudente. Ganaste lo bueno, mas perdiste lo mejor.»
 
El conserje estaba cerca. Observaba con humildad, temor y asombro. Si el Señor no elogiaba a todo un presidente ejecutivo, ¿qué podría esperar un simple conserje? Tenía la cabeza agachada y le rodaban lágrimas por las mejillas cuando Jesús le puso las manos en los hombros y le dijo: «Levanta la vista». El conserje alzó la mirada, dirigiéndola al rostro del Señor al que amaba. La sonrisa de Jesús lo hizo vibrar de emoción, y oyó asombrado cómo le decía: «Date la vuelta; ¿qué ves?»
 
El conserje se dio la vuelta; el brazo fuerte de Jesús le rodeaba los hombros. Perplejo, observó multitudes alegres que se le acercaban. En el rostro reflejaban un amor y un gozo que jamás había visto. Se dio vuelta para mirar a Jesús, y le dijo: «Señor, ¿quiénes son esas personas, solo reconozco a unos cuantos?»
 
Jesús le dijo: «Los que reconoces son personas a las que les hablaste de Mi amor».
 
A poca distancia, ángeles cantaban mientras el conserje se reencontraba con sus amigos y entraba en el paraíso.
 
Los dos hombres tuvieron oportunidades, como cualquiera de nosotros. Uno amasó una fortuna en este mundo; el otro, en el Cielo. Una fortuna fue temporal; la otra, eterna. Las dos fueron consecuencia de las decisiones que tomaron esos dos hombres.
 
¿A qué fortuna aspiras tú?
 
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
Con las desgracias que suceden en el mundo nos lamentamos y entristecemos. Pero hay que reconocer que no tenemos la justa visión de las cosas, la visión de la fe, que nos hace ver la verdad. Porque si pensamos que la pérdida de un alma en el Infierno es mayor mal que todas las desgracias y catástrofes de todos los mundos desde la creación del universo, entonces sí que abrimos los ojos para comprender que lo que realmente es malo es perderse para siempre en el Infierno.
Hoy la muerte se toma como algo muy trágico, olvidando que la muerte sólo es trágica para quien sale de este mundo en pecado mortal, porque para los demás es el paso a la felicidad del Cielo o a la purificación del Purgatorio.
No entendemos bien qué quiere decir que un alma esté padeciendo tormentos inimaginables por toda la eternidad. Por eso el Señor dice que un alma que se va al Infierno es mayor mal que todos los males de todas clases ocurridos en la Tierra desde el principio del mundo.
Pensemos en estas cosas y veamos los fenómenos naturales y catástrofes que suceden en el mundo como llamados de Dios para vivir una vida más santa, aprovechando el tiempo que nos queda y escarmentando en cabeza ajena, para tomar el camino justo que nos lleve a la salvación, a evitar el Infierno.
 
"Pequeñas Semillitas" por e-mail
 
Si lo deseas puedes recibir todos los días "Pequeñas Semillitas" por correo electrónico.
Las suscripciones son totalmente gratuitas y solo tienes que solicitarlas dirigiéndote por e-mail a  feluzul@gmail.com  
A todos los que las reciben, los invito a que compartan las "Pequeñas Semillitas" reenviándolas a sus contactos, y de ese modo ayudan a sembrar en el mundo la alegría del Evangelio.
  
Año de San José
 
San José, hombre justo y modelo de virtudes,
es el Patrono Universal de la santa Iglesia,
y por lo tanto de todos nosotros.
Es el santo que tuvo en la tierra
la misión más grande y noble:
proteger al Niño Dios y su Santísima Madre.
 
Abril 13
Te suplicamos san José la gracia de poder imitarte sirviendo fiel y constantemente a Dios y a su divina Madre, Tú que fuiste elegido para fiel ministro de Jesús y María en la tierra. Así sea.
(P. Florentín Brusa, cmf) 
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
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AMDG

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