PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año
16 - Número 4631 ~ Martes 6 de Abril de 2021.Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina) Alabado sea Jesucristo…
La
sabiduría es un don celestial. Cuando la posees obras con sensatez y te
comunicas con cordura, pues dices a tu interlocutor lo que conviene y callas,
en forma oportuna, para escucharlo con atención.
Actúas
con sabiduría al guardar silencio sobre ti mismo y al aceptar con humildad el
reconocimiento de tus méritos.
Obras
con sabiduría, en especial, cuando te niegas a criticar despiadadamente al
otro, y más bien, exaltas sus cualidades en un gesto de amor sincero.
Obras
con sabiduría, cuando te brindas generoso a atender las necesidades del
prójimo, viendo en cada uno de ellos el rostro de Jesús.
Para
obtener sabiduría, recordemos invocar la ayuda del Espíritu Santo, pues ése es
uno de sus dones.
¡Buenos días María! ¿Cómo podría la Virgen, presente en la primera
comunidad de los discípulos (cf. Hch 1,14), haber sido excluida del número de
los que encontraron a su Divino Hijo, que había resucitado de entre los
muertos? La ausencia de María del grupo de mujeres que se dirigieron al
sepulcro al amanecer (cf. Mc 16,1; Mt 28,1), ¿no podría constituir un indicio
de que ella ya se había encontrado con Jesús? Esta deducción quedaría
confirmada también por el hecho de que las primeras testigos de la
Resurrección, por voluntad de Jesús, fueron las mujeres, las cuales
permanecieron fieles al pie de la cruz y, por tanto, más firmes en la fe.
En efecto, es a una de ellas, María Magdalena, a
quien el Resucitado le encomienda anunciar su resurrección a los Apóstoles (cf.
Jn 20,17-18). Tal vez también este dato permite pensar que Jesús se apareció
primero a su Madre, pues ella fue la más fiel, la que conservó intacta su fe en
medio de la prueba.
Por último, el carácter único y especial de la
presencia de la Virgen en el Calvario y su perfecta unión con su Hijo en el
sufrimiento de la cruz parecen sugerir una participación particularísima en el
misterio de la Resurrección.
La Palabra de Dios Lecturas del día ♥ Primera Lectura: Hechos 2,36-41
♥ Salmo: Sal 33 (32),4-5.18-19.20.22
♥ SANTO EVANGELIO: Juan 20,11-18
En aquel tiempo, estaba María junto al sepulcro fuera
llorando. Y mientras lloraba se inclinó hacia el sepulcro, y ve dos ángeles de
blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y
otro a los pies. Dícenle ellos: «Mujer, ¿por qué lloras?». Ella les respondió:
«Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto». Dicho esto, se
volvió y vio a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús. Le dice Jesús:
«Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?». Ella, pensando que era el encargado
del huerto, le dice: «Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto,
y yo me lo llevaré». Jesús le dice: «María». Ella se vuelve y le dice en
hebreo: «Rabbuní», que quiere decir “Maestro”». Dícele Jesús: «No me toques,
que todavía no he subido al Padre. Pero vete donde mis hermanos y diles: ‘Subo
a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios’». Fue María Magdalena y
dijo a los discípulos que había visto al Señor y que había dicho estas
palabras.
♥ Comentario:
Hoy, en la figura de María Magdalena, podemos
contemplar dos niveles de aceptación de nuestro Salvador: imperfecto, el
primero; completo, el segundo. Desde el primero, María se nos muestra como una
sincerísima discípula de Jesús. Ella lo sigue, maestro incomparable; le es heroicamente
adherente, crucificado por amor; lo busca, más allá de la muerte, sepultado y
desaparecido. ¡Cuán impregnadas de admirable entrega a su “Señor” son las dos
exclamaciones que nos conservó, como perlas incomparables, el evangelista Juan:
«Se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto» (Jn 20,13); «Señor, si
tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo me lo llevaré»! (Jn
20,15). Pocos discípulos ha contemplado la historia, tan afectos y leales como
la Magdalena.
No obstante, la buena noticia de hoy, de este martes
de la octava de Pascua, supera infinitamente toda bondad ética y toda fe
religiosa en un Jesús admirable, pero, en último término, muerto; y nos
traslada al ámbito de la fe en el Resucitado. Aquel Jesús que, en un primer
momento, dejándola en el nivel de la fe imperfecta, se dirige a la Magdalena
preguntándole: «Mujer, ¿por qué lloras?» (Jn 20,15) y a la cual ella, con ojos
miopes, responde como corresponde a un hortelano que se interesa por su
desazón; aquel Jesús, ahora, en un segundo momento, definitivo, la interpela
con su nombre: «¡María!» y la conmociona hasta el punto de estremecerla de
resurrección y de vida, es decir, de Él mismo, el Resucitado, el Viviente por
siempre. ¿Resultado? Magdalena creyente y Magdalena apóstol: «Fue María
Magdalena y dijo a los discípulos que había visto al Señor» (Jn 20,18).
Hoy no es infrecuente el caso de cristianos que no
ven claro el más allá de esta vida y, pues, que dudan de la resurrección de
Jesús. ¿Me cuento entre ellos? De modo semejante son numerosos los cristianos
que tienen suficiente fe como para seguirle privadamente, pero que temen
proclamarlo apostólicamente. ¿Formo parte de ese grupo? Si fuera así, como
María Magdalena, digámosle: —¡Maestro!, abracémonos a sus pies y vayamos a
encontrar a nuestros hermanos para decirles: —El Señor ha resucitado y le he
visto.
* Rev. D. Antoni ORIOL i
Tataret (Vic, Barcelona, España)
Santoral Católico: San Pedro de VeronaSacerdote y Mártir Nació en Verona de padres valdenses a finales del
siglo XII. En la escuela aprendió el catecismo y abrazó la fe católica. Siendo
adolescente y estudiante en Bolonia, entró en la Orden de Predicadores, de cuyo
fundador recibió el hábito. Se ordenó de sacerdote y se consagró a la
predicación con intensidad y por amplias regiones de Italia. Combatió con
firmeza las herejías y en 1242 fue nombrado Inquisidor General para Lombardía.
No le faltaron enemigos, y en un viaje entre Como y Milán lo asesinaron. Murió
proclamando el Credo. Era el año 1252.
Para más información hacer clic acá.
* Directorio Franciscano
– Aciprensa – Catholic.net
Pensamiento del día “Durante 40 años, cada año en la fiesta de San José
le he pedido alguna gracia o favor especial, y no me ha fallado ni una sola
vez. Yo les digo a los que me escuchan que hagan el ensayo de rezar con fe a
este gran santo, y verán que grandes frutos van a conseguir”.
(Santa Teresa de Avila)
Historias: Conversión en la hora de
la muerte Se refiere en las Revelaciones de santa Brígida que
había un caballero cuya liviandad y dañadas costumbres corrían parejas con la
nobleza de su cuna. Por pacto expreso se había entregado en cuerpo y alma al
demonio y por espacio se sesenta años había servido como vil esclavo a su
infernal señor alejado de los sacramentos y con una vida rota y descompuesta.
Al fin el hombre cayó enfermo, y Jesucristo,
queriendo usar de misericordia con él, dijo a santa Brígida, que mandara a su
confesor a visitarlo y le exhortara a confesarse.
El confesor de la santa fue a ver al paciente, el
cual le dijo que no tenía necesidad pues se había confesado muchas veces. Fue
segunda vez el confesor, y segunda vez, el esclavo de satanás rehusó
confesarse. De nuevo se apareció el Señor a santa Brígida pidiéndole que de
nuevo fuera el sacerdote a visitar al anciano enfermo. Volvió a verlo por
tercera vez y le dijo que había vuelto tantas veces en nombre de Jesucristo,
porque así lo había pedido a su sierva Brígida para ser instrumento de sus
misericordias.
Estas palabras enternecieron al pobre enfermo y
rompió a llorar diciendo: “Pero ¿hay perdón para mí que durante sesenta años he
sido esclavo de satanás y he manchado mi alma con innumerables pecados?”
“Ten ánimo, hijo mío –le dijo el sacerdote– no dudes
de alcanzar misericordia; basta que te arrepientas para que yo, en nombre de
Jesucristo, te perdone”.
Abriendo el pecador su corazón a la confianza, dijo
al confesor: “Padre, yo me tenía ya por condenado y estaba desesperado de mi
salvación, pero ahora siento tan gran dolor de mis pecados que me da aliento
para esperar de Dios el perdón. Ya que el Señor no me ha abandonado, quiero
ahora mismo confesarme”.
Se confesó aquel día cuatro veces con gran dolor; al
día siguiente recibió la Sagrada Comunión. No había pasado una semana cuando
murió tranquilo y resignado.
Poco después le reveló Jesucristo a santa Brígida que
aquel hombre se había salvado, y que estaba en el purgatorio. Y le dijo más:
que se había salvado merced a intercesión de su santísima Madre, porque, en
medio de sus desórdenes y pecados, había conservado siempre la devoción a sus
dolores, pues cada vez que pensaba en ellos no podía dejar de compadecerse de
Ella.
("Las Glorias de
María" - San Alfonso María de Ligorio)
Meditaciones de
“Pequeñas Semillitas” Lo que he visto con toda claridad es que los miedos y
las tribulaciones se vuelven tanto más pequeñas cuanto más seguro está uno con
Dios.
Mientras las esperanzas y la confianza se pongan en
los hombres y en las cosas materiales, que tan fácilmente se quiebran y tan
rápido se desvanecen, lo único que hacemos es alimentar miedos y tribulaciones.
Sólo hizo falta que me decidiera por "Dios
sólo" para que perdieran su importancia todas las cosas que pasan por ser
tan necesarias.
Se revalorizaron los valores. Todo se volvió del
revés, hasta que todo estuvo en su sitio.
Comencé a desprenderme de los valores aparentes.
Desprendiéndome de todo fue como empezar de nuevo. Y cuanto más me desprendía
de las cosas, tanto más libre me sentía, y tanto más capaz era de disfrutar de
todo.
"Yo he experimentado a Dios en mi vida".
Eso de experimentar a Dios no es que le anden a uno
pellizcando el brazo.
Es una sensación mucho más profunda, es un
sentimiento tan singular que no se puede describir.
Es encontrarse con un ser al que no se ve, pero cuya
presencia se nota, en la honda paz y en la alegría indecible que a veces le
inunda a uno.
(Phil Bosmans)
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ese modo ayudan a sembrar en el mundo la alegría del Evangelio.
Año de San José San José, hombre justo y modelo
de virtudes,es el Patrono Universal de la
santa Iglesia,y por lo tanto de todos
nosotros.Es el santo que tuvo en la
tierrala misión más grande y noble:proteger al Niño Dios y su
Santísima Madre.
Abril 6
Le damos infinitas gracias a Dios por haberte elegido san
José, entre tantos santos, para ser padre adoptivo de su unigénito hijo sobre
la tierra y para guía segura del mismo y de su santa Madre. Sé Tú también
nuestra guía segura hasta el fin de nuestras vidas. Así sea.
(P. Florentín Brusa, cmf)
FELIPE -Jardinero
de Dios-(el más pequeñito de
todos) ♡BLOG ”PEQUEÑAS
SEMILLITAS”♡FACEBOOK de
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