lunes, 30 de noviembre de 2015

Pequeñas Semillitas 2863

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 10 - Número 2863 ~ Lunes 30 de Noviembre de 2015
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Amado Dios, te quiero pedir, en este nuevo día, que me des la capacidad de liberarme de aquello que me ata, me ancla y no me deja crecer. Quiero ser libre frente a recuerdos, amores, amistades, vicios, que me están haciendo daño y que no puedo quitar de mi vida. Hoy quiero solicitarte tu ayuda poderosa, quiero que actúes con todo el poder que hay en Ti y me hagas libre de esas situaciones. Que pueda vivir para Ti, amarte y abrirme a nuevas experiencias de bendición que la vida me está trayendo. No quiero, Señor mío, seguir inmóvil mientras la vida pasa y suma más días y más experiencias. Quiero vivir comprometido con el bien y hacer lo que Tú quieres que haga. Te suplico que hoy pueda dar testimonio de libertad y de fortaleza Y confiar plenamente en tu amor misericordioso. Amén.

¡Buenos días!

La vendedora de flores
Cuando tu vida se encrespa con alguna tormenta, no pierdas el ánimo, porque hay dentro de ti fuerzas insospechadas. No olvides que nada puede acontecer antes que se ponga el sol que no parezca insignificante en el río de los siglos. Mantente sereno e imperturbable diciéndote una y otra vez: “También esto pasará”. Aquí tienes un testimonio que lo confirma.

Ese día la vendedora de flores sonreía más que lo habitual; su arrugado rostro resplandecía de gozo. Por un impulso le compré una de sus rosas. — Se ve usted muy feliz está mañana, le dije. — ¡Claro!, exclamó. Sobran los motivos. Aquella mujer vestía tan pobremente y se veía tan frágil, que su actitud me intrigó. — Sobrelleva sus problemas admirablemente, la elogié. Ella me explicó entonces: — Cuando crucificaron a Cristo, el Viernes Santo, fue el día más triste de la historia. Pero tres días después, él resucitó. Por eso he aprendido a esperar tres días siempre que algo me aflige. Es asombroso: las cosas siempre se arreglan de una u otra manera en ese tiempo. Seguía sonriendo al despedirse de mí. Sus palabras me vienen a la mente siempre que estoy en dificultades.

Repite las tres sabias palabras que nos han transmitido los antiguos, hasta que se conviertan en un hábito tan fuerte que al punto aparezcan en tu mente cuando el buen humor esté por apartarse de ti. Ellas mantendrán tu vida en equilibrio y triunfarás en medio de las adversidades: “También esto pasará” (Og Mandino). Haz la prueba.
Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, caminando por la ribera del mar de Galilea vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés, echando la red en el mar, pues eran pescadores, y les dice: «Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres». Y ellos al instante, dejando las redes, le siguieron. Caminando adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan, que estaban en la barca con su padre Zebedeo arreglando sus redes; y los llamó. Y ellos al instante, dejando la barca y a su padre, le siguieron. (Mt 4,18-22)

Comentario
Hoy es la fiesta de san Andrés apóstol, una fiesta celebrada de manera solemne entre los cristianos de Oriente. Fue uno de los dos primeros jóvenes que conocieron a Jesús a la orilla del río Jordán y que tuvieron una larga conversación con Él. Enseguida buscó a su hermano Pedro, diciéndole «Hemos encontrado al Mesías» y lo llevó a Jesús (Jn 2,41). Poco tiempo después, Jesús llamó a estos dos hermanos pescadores amigos suyos, tal como leemos en el Evangelio de hoy: «Venid conmigo y os haré pescadores de hombres» (Mt 4,19). En el mismo pueblo había otra pareja de hermanos, Santiago y Juan, compañeros y amigos de los primeros, y pescadores como ellos. Jesús los llamó también a seguirlo. Es maravilloso leer que ellos lo dejaron todo y le siguieron “al instante”, palabras que se repiten en ambos casos. A Jesús no se le ha de decir: “después”, “más adelante”, “ahora tengo demasiado trabajo”...
También a cada uno de nosotros —a todos los cristianos— Jesús nos pide cada día que pongamos a su servicio todo lo que somos y tenemos —esto significa dejarlo todo, no tener nada como propio— para que, viviendo con Él las tareas de nuestro trabajo profesional y de nuestra familia, seamos “pescadores de hombres”. ¿Qué quiere decir “pescadores de hombres”? Una bonita respuesta puede ser un comentario de san Juan Crisóstomo. Este Padre y Doctor de la Iglesia dice que Andrés no sabía explicarle bien a su hermano Pedro quién era Jesús y, por esto, «lo llevó a la misma fuente de la luz», que es Jesucristo. “Pescar hombres” quiere decir ayudar a quienes nos rodean en la familia y en el trabajo a que encuentren a Cristo que es la única luz para nuestro camino.
Prof. Dr. Mons. Lluís CLAVELL (Roma, Italia)

Santoral Católico:
San Andrés
Apóstol
Nació en Betsaida, junto al lago de Tiberíades, y fue primero discípulo de Juan Bautista. Encontrándose éste en compañía de dos de sus discípulos, Andrés y Juan Evangelista, pasó Jesús, de quien dijo el Bautista: «He aquí el Cordero de Dios». Los dos discípulos le oyeron y siguieron a Jesús; éste, volviéndose, les preguntó: «¿Qué buscáis?». Ellos le respondieron: «¿Dónde vives?», y Jesús les contestó: «Venid y lo veréis». Ellos fueron y se quedaron con Él aquel día. Andrés se encontró después con su hermano Simón Pedro, y le dijo: «Hemos encontrado al Mesías», y lo llevó donde Jesús. Más tarde, caminando Jesús por la ribera del mar de Galilea, vio a los hermanos Simón Pedro y Andrés echando las redes, y les dijo: «Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres». Ellos al instante, dejando las redes, le siguieron. Según la tradición, después de Pentecostés, Andrés predicó el Evangelio en Asia Menor y en Grecia, y sufrió el martirio en Patrás de Acaya, crucificado en una cruz en forma de aspa.
Oración: Protégenos, Señor, con la constante intercesión del apóstol san Andrés, a quien escogiste para ser predicador y pastor de tu Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano    

La frase de hoy

La conciencia de fraternidad como base de la amistad civil, se convierte en el fundamento de una madura vida social y política. La ausencia de esta amistad es un signo de fragilidad que nos aísla, enfrenta y compromete el futuro. El concepto de fraternidad, en cambio, no excluye lo diverso, nos descubre como miembros de una misma comunidad. La conciencia de esta dimensión enriquece el ejercicio de la política.
~ Mons. José M. Arancedo ~

Tema del día:      
Para entender el Año Litúrgico
Con la celebración del Domingo 1° de Adviento, se inicia el nuevo año litúrgico, que estará signado por las lecturas del denominado ciclo C, siguiendo a San Lucas.

La liturgia considera tres ciclos: A, B, y C, uno por año, de tal manera que en tres años quien asiste a las misas dominicales escucha las lecturas de casi todo el Nuevo Testamento y partes sustanciales del Antiguo.

El año litúrgico comienza con el Adviento, tiempo de espera para el nacimiento de Dios en el mundo, que comprende cuatro semanas que nos llevan a la Navidad

Al terminar el Adviento, comienza el Tiempo de Navidad, que llega hasta la fiesta de la Epifanía.

Allí comienza la primera parte del Tiempo Ordinario, o “durante el año”, que se extiende hasta el martes antes de la Cuaresma.

Al día siguiente es el Miércoles de Cenizas y allí se inicia formalmente el Tiempo de Cuaresma, cuarenta días de preparación para la Pascua. Es un tiempo de oración, penitencia y ayuno. Es tiempo para la conversión del corazón.

Cuaresma se extiende hasta antes que comience la Misa de la Cena del Señor (Jueves Santo). Viene luego el Triduo Pascual y el Domingo de Pascua de Resurrección, que es la mayor fiesta de la Iglesia, en la que se celebra la Resurrección de Jesús. Es el triunfo definitivo del Señor sobre la muerte y primicia de nuestra resurrección.

El Tiempo Pascual dura cincuenta días y finaliza el Domingo de Pentecostés, con la venida del Espíritu Santo, e incluye (en el día 40) la fiesta de la Ascensión del Señor.

Después de Pentecostés sigue el segunda parte del Tiempo Ordinario del año litúrgico que termina con la fiesta de Cristo Rey.

En los “tiempos ordinarios”, la Iglesia sigue construyendo el Reino de Cristo movida por el Espíritu y alimentada por la Palabra que nos permite rememorar los misterios de la vida de Jesús.

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por el eterno descanso del alma de Ángel Milanovsky, de San Lorenzo, Santa Fe, Argentina, de cuya partida al cielo se ha cumplido ayer el primer aniversario. Toda su familia lo recuerda con alegría, tal como él lo fue siempre.

Pedimos oración para Paula Victoria B. A., que es argentina pero está en Houston (USA), embarazada a término y mañana nacerá por cesárea su hijo Julián Benjamín. Que María Inmaculada proteja a ambos y la llegada del bebé sea portadora de abundantes bendiciones para toda la familia.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Unidos a María
En Beauraing (diócesis de Namur, Bélgica), desde el mes de noviembre de 1932 hasta en marzo de 1933, la Virgen María se apareció, 33 veces, a cinco niños: Fernanda, Gilberta y Alberto Voisin (de edades comprendidas respectivamente entre quince, trece y once años), y a Andrea y Gilberta Degeimbre (de catorce y nueve años).
Al 29 de diciembre los niños perciben, con los brazos abiertos en señal de adiós, un corazón de oro, todo iluminado. De ahí el nombre de Nuestra Señora de Beauraing: la Señora del corazón de oro. Este corazón de oro recuerda la aparición de Nuestra Señora de Fátima con su corazón inmaculado.
El 2 de diciembre de 1932, la pregunta de los niños: "¿Qué espera de nosotros? "María habla por primera vez:" Que tengan un buen comportamiento "El 21 de diciembre, ante la solicitud de los niños: “Dinos quién eres, ". "María se presenta:". Yo soy la Virgen Inmaculada."
El 3 de enero, María confía un secreto a los tres jóvenes. Les promete: "Voy a convertir a los pecadores." Y de nuevo les dice: "Yo soy la Madre de Dios, la Reina de los Cielos. ¿Amáis a mi Hijo? ¿Me amáis a mí? ... Entonces, sacrificaos por mí. Adiós."

Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

domingo, 29 de noviembre de 2015

Pequeñas Semillitas 2862

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 10 - Número 2862 ~ Domingo 29 de Noviembre de 2015
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Los discursos apocalípticos recogidos en los evangelios reflejan los miedos y la incertidumbre de aquellas primeras comunidades cristianas, frágiles y vulnerables, que vivían en medio del vasto Imperio romano, entre conflictos y persecuciones, con un futuro incierto, sin saber cuándo llegaría Jesús, su amado Señor.
También las exhortaciones de esos discursos representan, en buena parte, las exhortaciones que se hacían unos a otros aquellos cristianos recordando el mensaje de Jesús. Esa llamada a vivir despiertos  cuidando la oración y la confianza son un rasgo original y característico de su Evangelio y de su oración.
Por eso, las palabras que escuchamos hoy, después de muchos siglos, no están dirigidas a otros destinatarios. Son llamadas que hemos de escuchar los que vivimos ahora en la Iglesia de Jesús en medio de las dificultades e incertidumbres de estos tiempos.
Es el momento de escuchar la llamada que Jesús nos hace a todos. «Estad siempre despiertos». Despertad la fe en vuestras comunidades. Estad más atentos a mi Evangelio. Cuidad mejor mi presencia en medio de vosotros. No seáis comunidades dormidas. Vivid «pidiendo fuerza». ¿Cómo seguiremos los pasos de Jesús si el Padre no nos sostiene? ¿Cómo podremos «mantenernos en pie ante el Hijo del Hombre»?
José Antonio Pagola

¡Buenos días!

Señor, cómo quisiera…
Te invito a gustar un himno y perfumar tu oración de esta mañana con sus delicados versos que rezuman nostalgia de Dios y deseo de amarlo más a él y a los hermanos. Es agradable la musicalidad de sus rimas que evocan arpegios de arpas y cítaras.

Señor, cómo quisiera en cada aurora aprisionar el día,
y ser tu primavera en gracia y alegría, y crecer en tu amor más todavía.

Ya despierta la vida con su canción de ruidos inhumanos;
y tu amor me convida a levantar mis manos y a acariciarte en todos mis hermanos.
 
Hoy elevo mi canto con toda la ternura de mi boca,
al que es tres veces santo, a ti que eres mi Roca en quien mi vida toda desemboca.

Cuantas más veces releas en actitud de oración esta y semejantes composiciones poéticas, más descubrirás la riqueza de su denso contenido y el fervor de su emoción religiosa. Es una buena ayuda para tu encuentro personal con el Señor. Pienso que podrá serte útil.
Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos: «Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y de las olas, muriéndose los hombres de terror y de ansiedad por las cosas que vendrán sobre el mundo; porque las fuerzas de los cielos serán sacudidas. Y entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube con gran poder y gloria. Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación.
»Guardaos de que no se hagan pesados vuestros corazones por el libertinaje, por la embriaguez y por las preocupaciones de la vida, y venga aquel Día de improviso sobre vosotros, como un lazo; porque vendrá sobre todos los que habitan toda la faz de la tierra. Estad en vela, pues, orando en todo tiempo para que tengáis fuerza y escapéis a todo lo que está para venir, y podáis estar en pie delante del Hijo del hombre». (Lc 21,25-28.34-36)

Comentario
Hoy, justo al comenzar un nuevo año litúrgico, hacemos el propósito de renovar nuestra ilusión y nuestra lucha personal con vista a la santidad, propia y de todos. Nos invita a ello la propia Iglesia, recordándonos en el Evangelio de hoy la necesidad de estar siempre preparados, siempre “enamorados” del Señor: «Guardaos de que no se hagan pesados vuestros corazones por el libertinaje, por la embriaguez y por las preocupaciones de la vida» (Lc 21,34).
Pero notemos un detalle que es importante entre enamorados: esta actitud de alerta —de preparación— no puede ser intermitente, sino que ha de ser permanente. Por esto, nos dice el Señor: «Estad en vela, pues, orando en todo tiempo» (Lc 21,36). ¡En todo tiempo!: ésta es la justa medida del amor. La fidelidad no se hace a base de un “ahora sí, ahora no”. Es, por tanto, muy conveniente que nuestro ritmo de piedad y de formación espiritual sea un ritmo habitual (día a día y semana a semana). Ojalá que cada jornada de nuestra vida la vivamos con mentalidad de estrenarnos; ojalá que cada mañana —al despertarnos— logremos decir: —Hoy vuelvo a nacer (¡gracias, Dios mío!); hoy vuelvo a recibir el Bautismo; hoy vuelvo a hacer la Primera Comunión; hoy me vuelvo a casar... Para perseverar con aire alegre hay que “re-estrenarse” y renovarse.
En esta vida no tenemos ciudad permanente. Llegará el día en que incluso «las fuerzas de los cielos serán sacudidas» (Lc 25,26). ¡Buen motivo para permanecer en estado de alerta! Pero, en este Adviento, la Iglesia añade un motivo muy bonito para nuestra gozosa preparación: ciertamente, un día los hombres «verán venir al Hijo del hombre en una nube con gran poder y gloria» (Lc 25,27), pero ahora Dios llega a la tierra con mansedumbre y discreción; en forma de recién nacido, hasta el punto que «Cristo se vio envuelto en pañales dentro de un pesebre» (San Cirilo de Jerusalén). Sólo un espíritu atento descubre en este Niño la magnitud del amor de Dios y su salvación (cf. Sal 84,8).
Rev. D. Antoni CAROL i Hostench (Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)

Palabras de San Juan Pablo II
“El Adviento mantiene viva la espera de Cristo, que vendrá para visitarnos con su salvación, realizando plenamente su Reino de justicia y de paz. La evocación anual del nacimiento del Mesías en Belén renueva en el corazón de los creyentes la certeza de que Dios es fiel a sus promesas. El Adviento es, por tanto, un poderoso anuncio de esperanza que afecta en profundidad a nuestra experiencia personal y comunitaria”.

Tema del día:
Que te vea venir, Señor
El Adviento nos sensibiliza ante la venida de Cristo. Y, como todo acontecimiento importante, ha de ser preparado con vigilancia, interés y gusto.

Es un tiempo de esperanza, de salvación, de expectación y de curiosidad ante lo que está por venir. ¿Cómo vendrá? ¿Cuándo? Son interrogantes que, desde hace muchos siglos, han estado y siguen estando vigentes en el pensamiento de gran parte de la humanidad. Y es que, Jesús que viene a nuestro encuentro, bien merece un pueblo sensible y receptivo a su llegada. Un ambiente que no se vea colapsado y solapado por otras cosas u otros aspectos que son secundarios.

El Señor, su venida, no puede ser una excusa para celebrar la Navidad sin referencia a lo esencial: el Nacimiento de Cristo. Sería, entre otras cosas, un agravio al auténtico sentido cristiano de esos días que se acercan.

Jesús, vino en carne mortal; en un pesebre. Se acerca en cada acontecimiento, en los sacramentos, en la mirada de un niño, en mil detalles con los que podemos descubrir su presencia. Y, por supuesto, vendrá definitivamente al final de los tiempos. Y, también para ello y sin olvidarlo, nos preparamos.

Esto, amigos, nos infunde esperanza. La vida, y todo lo que a ella rodea, nunca será un motivo para desesperar. Cristo, porque está de nuestro lado, nos invita a levantar la cabeza. A no olvidar sus promesas. A pensar que, Dios, lo que promete cumple con todas las consecuencias. ¿Que existen mil razones para desesperar? Mira por dónde, el Adviento nos recuerda que hay una, poderosísima, para recuperar el optimismo: ¡VIENE EL SEÑOR!

Hoy, cuando damos una ojeada a la realidad del mundo (aborto, maltratos, guerras, secuestros, inundaciones, vejaciones, crisis, falta de empleo, suicidios…) nos hace pensar que, el universo, está maltrecho y sentenciado. Que algo, dentro de él, no marcha bien. Por ello mismo, porque hay circunstancias que nos preocupan, deseamos de todo corazón y lo pedimos con fe, que venga pronto el Salvador. Que salga a redimirnos. Que cambie, esta realidad tortuosa y agonizante que nos toca vivir, en un escenario de gracia y de ilusión. ¿Será posible? ¿Encontrará el Señor, cuando vuelva, un pueblo dispuesto acogerle?

Hoy, entre otras cosas, hacen falta personas que inunden muchas realidades con el sabor de la fe y de la esperanza. No podemos quedarnos en el conformismo. En exclamar “la vida es así”. Necesitamos de Alguien que salga a nuestro encuentro y que nos empuje a ser sembradores de paz y de esperanza.

La Navidad, a la vuelta de la esquina, es precisamente el reverso de este mundo. Un Dios que es garantía, salvación, felicidad, amor, entusiasmo, delicadeza, solidaridad, calma, sosiego y bondad. Sólo, aquellos que con humildad trabajen su corazón en este tiempo de Adviento, serán capaces de intuir y vivir lo que el Señor nos trae: amor de Dios hacia el hombre. Que el Señor, en medio de tantos conflictos que nos aturden, nos infunda valor, esperanza y ánimo para que, cuando venga, nos encuentre ardiendo como una lámpara y vivos como las aguas de un río. ¡A prepararse, amigos!
P. Javier Leoz

Nuevo vídeo

Hay un nuevo vídeo subido al blog
de "Pequeñas Semillitas" en internet.
Para verlo tienes que ir al final de esta página.

Agradecimientos
Dicen que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.

Desde Cuba, Nelda escribe y dice: “Agradezco a Dios y a la persona que me envío las primeras “Pequeñas Semillitas”. Las que sigo esparciendo a todo el que la necesite. Le pido al buen Padre Dios que colme de bendiciones a Felipe y a todos sus colaboradores. Un abrazo en Cristo y que la Madre de Jesús y Madre nuestra también los cubra a todos con su manto de amor”.

Desde México, Ana María V. M. escribe en su nombre y de su familia, y dice: “Muy agradecidos con Dios y usted, ya que esta página (“Pequeñas Semillitas”) nos ha ayudado a fortalecer y conocer más de nuestra fe a nuestra familia y a quienes nos rodean. Dios los continúe bendiciendo hoy y siempre a todos los que hacen posible esta página.

Unidos a María
“El mes de María, más emocionante que he vivido, fue en la isla de los leprosos en Molokai en Hawai”, cuenta un sacerdote misionero encargado de iniciar el mes de María instalando la estatua de Nuestra Señora de Fátima en presencia de los leprosos de la isla. Frente a esta asamblea compuesta de unos pobres andrajosos, se siente avergonzado de presentarles una hermosa Madona.
Le piden acudir junto a un leproso moribundo que desea postrarse ante la estatua de Nuestra Señora antes de morir. El Padre va a visitar al agonizante, pero tropieza en la escalera llevándose la imagen con él y cae. Se levanta adolorido y se da cuenta que tanto las manos como la cara de la Virgen están muy lastimadas: tiene manchas oscuras en las mejillas, ahí donde el barniz se descarapela, dan la impresión de heridas, la sonrisa desapareció; sólo los ojos observan intactos con la misma dulzura.
Al ver la estatua el moribundo se llena de alegría y de amor, es el reencuentro de una Madre y su hijo. La Madona quiso hacerse de todos. Por amor a su hijo renuncio a su majestad celeste.

Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

sábado, 28 de noviembre de 2015

Pequeñas Semillitas 2861

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 10 - Número 2861 ~ Sábado 28 de Noviembre de 2015
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Pronto iniciaremos el Adviento, que es ese camino de cuatro semanas que nos lleva a la Navidad. Y en la Navidad es Jesús el que llegará a nosotros.
Ello me recuerda palabras de Monseñor Marcelo Martorell, teólogo argentino, obispo de la diócesis de Puerto Iguazú, que ha dicho:
“Cuando Dios visita al hombre, lo hace para traerle sus dones, su palabra, y esto es lo más importante, escuchar al Señor en sus palabras […] Tan necesaria es, que sin ella no hay salvación, porque la palabra de Dios es palabra de vida eterna y es necesario absolutamente escucharla. Lo que salva al hombre no es la multiplicidad de las obras, sino la palabra de Dios escuchada con amor y vivida con fidelidad”

¡Buenos días!

El dolor y el placer
Cuando se recuperaba de una operación en la pierna, destrozada por una bala de cañón, San Ignacio tuvo una experiencia que lo marcó en la vida. Advirtió que el placer que le producía leer vidas de santos era bien distinto del experimentado después de disfrutar una novela de caballería. Era un placer espiritual, muy delicado, que le dejaba una alegría pura y duradera.

El dolor y el placer sirven para apreciar la diferencia entre la vida material y la espiritual. Comes una golosina que te gusta mucho. Es un placer material. A los pocos minutos se acaba el goce. Tienes una moneda. Encuentras a un niño muy necesitado que sufre hambre. Le das tu moneda. Todo ese día recordarás tu buena acción. Un año después, veinte años después, recordarás que un  día te privaste de tu monedita para que un niño comprara pan. Este placer es espiritual; es puro y duradero. Si al cerrar una puerta te aprietas un dedo experimentarás dolor. Pero pasa este dolor y al día siguiente ya no lo recuerdas. Era un dolor material. Le das un gran disgusto a tu madre, robas algo, cometes una injusticia con un compañero. La conciencia te dice que has procedido mal. Te duele haber procedido así. Este dolor dura mucho. Este dolor es espiritual.

Dios, dice San Agustín, mezcla las amarguras con las alegrías de la tierra, a fin de llevar al hombre a aquella felicidad y alegría, cuya dulzura nunca engaña y que sólo se encuentra en Dios. El mundo se regocija en la nada: sus alegrías están vacías, no tienen sabor ni duración. Son una gota de miel que se convierte en un mar de hiel. Ojalá captes la diferencia.
Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Guardaos de que no se hagan pesados vuestros corazones por el libertinaje, por la embriaguez y por las preocupaciones de la vida, y venga aquel Día de improviso sobre vosotros, como un lazo; porque vendrá sobre todos los que habitan toda la faz de la tierra. Estad en vela, pues, orando en todo tiempo para que tengáis fuerza y escapéis a todo lo que está para venir, y podáis estar en pie delante del Hijo del hombre». (Lc 21,34-36)

Comentario
Hoy, último día del tiempo ordinario, Jesús nos advierte con meridiana claridad sobre la suerte de nuestro paso por esta vida. Si nos empeñamos, obstinadamente, en vivir absortos por la inmediatez de los afanes de la vida, llegará el último día de nuestra existencia terrena tan de repente que la misma ceguera de nuestra glotonería nos impedirá reconocer al mismísimo Dios, que vendrá (porque aquí estamos de paso, ¿lo sabías?) para llevarnos a la intimidad de su Amor infinito. Será algo así como lo que le ocurre a un niño malcriado: tan entretenido está con “sus” juguetes, que al final olvida el cariño de sus padres y la compañía de sus amigos. Cuando se da cuenta, llora desconsolado por su inesperada soledad.
El antídoto que nos ofrece Jesús es igualmente claro: «Estad en vela, pues, orando en todo tiempo» (Lc 21,36). Vigilar y orar... El mismo aviso que les dio a sus Apóstoles la noche en que fue traicionado. La oración tiene un componente admirable de profecía, muchas veces olvidado en la predicación, es decir, de pasar del mero “ver” al “mirar” la cotidianeidad en su más profunda realidad. Como escribió Evagrio Póntico, «la vista es el mejor de todos los sentidos; la oración es la más divina de todas las virtudes». Los clásicos de la espiritualidad lo llaman “visión sobrenatural”, mirar con los ojos de Dios. O lo que es lo mismo, conocer la Verdad: de Dios, del mundo, de mí mismo. Los profetas fueron, no sólo los que “predecían lo que iba a venir”, sino también los que sabían interpretar el presente en su justa medida, alcance y densidad. Resultado: supieron reconducir la historia, con la ayuda de Dios.
Tantas veces nos lamentamos de la situación del mundo. —¿Adónde iremos a parar?, decimos. Hoy, que es el último día del tiempo ordinario, es día también de resoluciones definitivas. Quizás ya va siendo hora de que alguien más esté dispuesto a levantarse de su embriaguez de presente y se ponga manos a la obra de un futuro mejor. ¿Quieres ser tú? Pues, ¡ánimo!, y que Dios te bendiga.
Rev. D. Antoni CAROL i Hostench (Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)

Santoral Católico:
Santa Catalina de Labouré
Religiosa
Esta fue la santa que tuvo el honor de que la Sma. Virgen se le apareciera para recomendarle que hiciera la Medalla Milagrosa. Más información hacer clic acá.   

Palabras del Papa Francisco
“Nos hará bien también a nosotros pedir la gracia del llanto, por este mundo que no reconoce el camino de la paz.  Que vive para hacer la guerra, con el cinismo de decir que no hay que hacerla … ¡Hoy! Hoy hay más mártires en la Iglesia que en los primeros tiempos. Pensemos. Nos hará bien pensar en ellos. Y también pedir la gracia de no entrar jamás en este proceso de degradación hacia la mundanidad que nos lleva a estar apegados al dinero y al poder”

Tema del día:
Adviento significado y contenido
Adviento significa venida. Este tiempo nos prepara para la venida del Señor. La venida de Cristo al mundo se realiza en un triple plan:
- Pasado: venida histórica a Palestina.
- Presente: venida sacramental, hoy.
- Futuro: venida gloriosa al fin del mundo.

Cristo está viniendo hoy y aquí, a nosotros, dentro de nosotros. Nos está haciendo concorpóreos suyos, solidarios de su persona y de su misterio redentor. Mediante el don de su palabra y de la eucaristía, Cristo se graba en nosotros. Nos hace su cuerpo. Su venida gloriosa al final de los tiempos no será otra cosa que la revelación de las venidas que ahora realiza en nosotros. Hay continuidad real entre su venida actual y su venida gloriosa. Exactamente igual como la semilla se prolonga en el fruto. Esta es la verdad de fe más grandiosa. Quien quiera encontrarse con el Cristo viviente, debe penetrar en el misterio de su presencia, a través de la liturgia. Es necesario que el cristiano tenga mirada interior. El adviento es radicalmente cercanía y presencia del Señor.

Los grandes testigos del Adviento
Son tres: El profeta Isaías, Juan el Bautista y la Virgen María.
- Isaías anuncia cómo será el Mesías que vendrá. Sacude la conciencia del pueblo para crear en él actitud de espera. Exige pureza de corazón.
- Juan el Bautista señala quién es el Mesías, que ya ha venido. Él mismo es modelo de austeridad y de ardiente espera.
- María es la figura clave del Adviento. En ella culmina la espera de Israel. Es la más fiel acogedora de la palabra hecha carne. La recibe en su seno y en su corazón. Ella le prestó su vida y su sangre. María es Jesús comenzado. Ella hizo posible la primera Navidad y es modelo y cauce para todas las venidas de Dios a los hombres. María, por su fidelidad, es tipo y madre de la Iglesia.

Las actitudes fundamentales del Adviento
1. Actitud de espera.
El mundo necesita de Dios. La humanidad está desencantada y desamparada. Las aspiraciones modernas de paz y de dicha, de unidad, de comunidad, son terreno preparado para la buena nueva. El Adviento nos ayuda a comprender mejor el corazón del hombre y su tendencia insaciable de felicidad.

2. El retorno a Dios.
La experiencia de frustración, de contingencia, de ambigüedad, de cautividad, de pérdida de la libertad exterior e interior de los hombres de hoy, puede suscitar la sed de Dios, y la necesidad de «subir a Jerusalén» como lugar de la morada de Dios, según los salmos de este tiempo. La infidelidad a Dios destruye al pueblo. Su fidelidad hace su verdadera historia e identidad. El Adviento nos ayuda a conocer mejor a Dios y su amor al mundo. Nos da conocimiento interno de Cristo, que siendo rico, por nosotros se hace pobre.

3. La conversión.
Con Cristo, el reino está cerca dentro de nosotros. La voz del Bautista es el clamor del adviento: «Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos; elévense los valles, desciendan los montes y colinas; que lo torcido se enderece, lo escabroso se iguale. Y todos verán la salvación de Dios ... » (Is 40,3-5). El Adviento nos enseña a hacernos presentes en la historia de la salvación de los ambientes, a entender el amor como salida de nosotros mismos y la solidaridad plena con los que sufren.

4. Jesús es el Mesías.
Será el liberador del hombre entero. Luchará contra todo el mal y lo vencerá no por la violencia, sino por el camino de una victimación de amor. La salvación pasa por el encuentro personal con Cristo.

5. Gozo y alegría.
El reino de Cristo no es sólo algo social y externo, sino interior y profundo. La venida del Mesías constituye el anuncio del gran gozo para el pueblo, de una alegría que conmueve hasta los mismos cielos cuando el pecador se arrepiente. El adviento nos enseña a conocer que Cristo, y su pascua, es la fiesta segura y definitiva de la nueva humanidad.

"Pequeñas Semillitas" por e-mail
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Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración para Valentín, bebé gemelar de casi cuatro meses de vida, que será operado el lunes por hernia inguinal. Rogamos que Jesús sea el cirujano y la Madre su asistente permanente. 

Pedimos oración por la salud de nuestra querida amiga María Cristina G. G., de Buenos Aires, Argentina, que últimamente viene sufriendo muy seguido procesod de broncoespasmos severos, que sumados a su enfermedad neurológica de base le están generando problemas serios. Que la Virgen de la Medalla Milagrosa derrame sobre Cris todas sus gracias de mediación.

Pedimos oración por la salud de María Rosa y Emilio, tíos del corazón del autor de esta página. Viven en Buenos Aires, Argentina, son personas mayores y con muchos problemas de salud. Hoy cumplen 30 años de casados y elevamos una oración para ellos.

Pedimos oración para Justa G. I., de México, que será operada el martes 1 de diciembre, rogando que, por la intercesión de la Virgen de Guadalupe, todo resulte de la mejor manera.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Unidos a María
La imagen de la Virgen de los Dolores en Quito (Ecuador), tiene el corazón traspasado por siete espadas que representan sus Siete Dolores, es una de las imágenes más conocidas de la Madre de los Dolores. Las revoluciones anti-católicas marcaron la historia del país. De hecho, en 1906 la Asamblea Nacional anticlerical proclamó la laicidad prohibiéndose las manifestaciones religiosas y confiscándose los bienes diocesanos y religiosos.
Fue durante ese año, cuando la persecución de la Iglesia estaba en su apogeo, que aconteció el Milagro de la Virgen de los Dolores. El 20 de abril de 1906 en el Colegio de los Jesuitas de San Gabriel de Quito, la Virgen María manifestó su presencia, parpadeando, en una imagen de Nuestra Señora de los Dolores. Los 35 colegiales presentes en ese momento en el aula la vieron.
Siete días más tarde, las autoridades eclesiales lanzaron el proceso canónico. El 31 de mayo de ese año, el pueblo de Quito escuchó las conclusiones de las autoridades eclesiásticas: en el evento que se llevó a cabo el 20 de abril en el Colegio de los Padres Jesuitas se estableció como históricamente cierto. Desde entonces, este lugar se convirtió en un centro mariano y se lleva la Imagen a todo el país.

Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-