lunes, 31 de julio de 2017

Pequeñas Semillitas 3405

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 12 - Número 3405 ~ Lunes 31 de Julio de 2017
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Hoy celebramos la memoria de San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús, hace casi cinco siglos, circunstancia que en lo personal me llega muy de cerca porque en mi juventud me eduqué con Jesuitas, que -gracias a Dios- dejaron en mí su fuerte impronta que me acompañará toda la vida y hace que en todo momento me sienta muy cerca de ellos y muy empapado de todo lo que sea jesuítico.
Las estadísticas oficiales de la Compañía de Jesús reflejan que la congregación está compuesta por 16.968 jesuitas: 12.107 sacerdotes, 1.331 hermanos legos, 2.842 estudiantes en preparación al sacerdocio en diferentes etapas de formación, 706 novicios… y ahora también un Papa.
Es una gran bendición para la Compañía haber dado el primer Papa Jesuita de toda la historia, en la persona del padre Jorge Mario Bergoglio, a quien conocí allá por el año 1965, cuando él era un “maestrillo” y todavía no se había ordenado sacerdote (cosa que sucedería a fines de 1969) y yo un joven alumno en el Colegio Inmaculada Concepción de la ciudad de Santa Fe, Argentina.
A San Ignacio de Loyola y a la Compañía de Jesús, con respeto, con amor y agradecimiento, va dedicado este número de “Pequeñas Semillitas”

¡Buenos días!

Vengan a mí
Jesús Salvador te ofrece descanso, orientación y seguridad. Él es fuerza y poder de salvación, de vida y gozo sin fin. Por la fe y el amor, unidos al Salvador, nuestra vida se potencia. Como el metal, sumergido en el fuego, se pone incandescente, así tu vida se hace ardiente al unirse a Jesús, que vino a traer fuego a la tierra. Él te dice:

“Vengan a mí todos los que están fatigados y sobrecargados, y yo les daré descanso. Vengan a mí todos los que están deprimidos y agobiados, y yo les daré alivio. Vengan a mí todos los que están desorientados y sin sentido, yo soy el camino. Vengan a mí todos los que están en tinieblas y sombras de muerte, yo soy la luz. Vengan a mí, mansos y humildes, y encontrarán un remanso para su alma. Jesús”

Como la lámpara eléctrica, fría e incolora, irradia de repente claridad, así te transformarás desde dentro de tu alma al contacto de la gracia santificadora de Jesús. Como la naturaleza se anima bajo los bienhechores rayos del sol, así tu vida se desarrollará bajo el influjo salvador de Jesús. “El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto”, dijo el Señor.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En aquel tiempo, Jesús propuso todavía otra parábola a la gente: «El Reino de los Cielos es semejante a un grano de mostaza que tomó un hombre y lo sembró en su campo. Es ciertamente más pequeña que cualquier semilla, pero cuando crece es mayor que las hortalizas, y se hace árbol, hasta el punto de que las aves del cielo vienen y anidan en sus ramas».
Les dijo otra parábola: «El Reino de los Cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de harina, hasta que fermentó todo». Todo esto dijo Jesús en parábolas a la gente, y nada les hablaba sin parábolas, para que se cumpliese el oráculo del profeta: ‘Abriré en parábolas mi boca, publicaré lo que estaba oculto desde la creación del mundo’. (Mt 13,31-35)

Comentario:
Hoy, el Evangelio nos presenta a Jesús predicando a sus discípulos. Y lo hace, tal como en Él es habitual, en parábolas, es decir, empleando imágenes sencillas y corrientes para explicar los grandes misterios escondidos del Reino. Así podía entender todo el mundo, desde la gente más formada hasta la que tenía menos luces.
«El Reino de los Cielos es semejante a un grano de mostaza...» (Mt 13,31). Los granitos de mostaza casi no se ven, son muy pequeños, pero si tenemos de ellos buen cuidado y se riegan... acaban formando un gran árbol. «El Reino de los Cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de harina...» (Mt 13,33). La levadura no se ve, pero si no estuviera ahí, la pasta no subiría. Así también es la vida cristiana, la vida de la gracia: no se ve exteriormente, no hace ruido, pero... si uno deja que se introduzca en su corazón, la gracia divina va haciendo fructificar la semilla y convierte a las personas de pecadoras en santas.
Esta gracia divina se nos da por la fe, por la oración, por los sacramentos, por la caridad. Pero esta vida de la gracia es sobre todo un don que hay que esperar y desear con humildad. Un don que los sabios y entendidos de este mundo no saben apreciar, pero que Dios Nuestro Señor quiere hacer llegar a los humildes y sencillos.
Ojalá que cuando nos busque a nosotros, nos encuentre no en el grupo de los orgullosos, sino en el de los humildes, que se reconocen débiles y pecadores, pero muy agradecidos y confiados en la bondad del Señor. Así, el grano de mostaza llegará a ser un árbol grande; así la levadura de la Palabra de Dios obrará en nosotros frutos de vida eterna. Porque, «cuanto más se abaja el corazón por la humildad, más se levanta hacia la perfección» (San Agustín).
Rev. D. Josep Mª MANRESA Lamarca (Valldoreix, Barcelona, España)

Santoral Católico:
San Ignacio de Loyola
Fundador de la Compañía de Jesús
Nació en Loyola (Guipúzcoa, España) el año 1491. De joven permaneció en la corte y se dedicó a la vida militar. Herido en la defensa de Pamplona, tuvo que guardar reposo, y las lecturas piadosas favorecieron su conversión a Dios. Se retiró a Montserrat y Manresa, dando inicio a los Ejercicios espirituales. Viajó a Tierra Santa y luego estudió en Alcalá, Salamanca y finalmente en París, donde reunió a los primeros compañeros, con los que fundó en Roma la Compañía de Jesús. Antes, en Venecia, se ordenó de sacerdote el año 1537. Escribió las constituciones de la Compañía, a la que dio como lema «A mayor gloria de Dios». Fructífero fue su apostolado, por las obras que escribió y por los discípulos que formó, que contribuyeron poderosamente a la verdadera reforma de la Iglesia. Envió a san Francisco Javier a Oriente como misionero. Para que Roma fuera un centro de ciencia eclesiástica, con un plantel de doctores de los que pudiera disponer el Papa, fundó el Colegio Romano, después llamado Universidad Gregoriana. Murió en Roma el 31 de julio de 1556.
Oración: Señor, Dios nuestro, que has suscitado en tu Iglesia a san Ignacio de Loyola para extender la gloria de tu nombre, concédenos que después de combatir en la tierra, bajo su protección y siguiendo su ejemplo, merezcamos compartir con él la gloria del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano   

Pensamiento del día

“Tomad, Señor y recibid
toda mi libertad, mi memoria,
mi entendimiento y toda mi voluntad.
Vos me lo disteis; a vos Señor, lo torno.
Disponed a toda vuestra voluntad
y dadme amor y gracia,
que esto me basta, sin que os pida otra cosa”
San Ignacio de Loyola

Tema del día:
Ejercicios Espirituales Ignacianos
Los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola son una secuencia ordenada de meditaciones y contemplaciones –ejercicios- que surgen de la profunda experiencia espiritual que el santo vive a partir de su conversión. Su objetivo es ayudar al que se ejercita en ellos a descubrir cuál es la voluntad de Dios para su vida.

Los Ejercicios se remontan al Cuaderno de notas en el que Ignacio describe sus experiencias espirituales durante su visita a la ciudad de Manresa, donde, como describe en su autobiografía, “le trataba Dios de la misma manera  que trata un maestro de escuela a un niño enseñándole” (Autobiografía 27).

El gran jesuita que fue el P. Castellani lo describe así: “Ese cuaderno contiene las experiencias ascéticas de un soldado del Renacimiento, y su elaboración por él mismo, de un método y un training (entrenamiento) aplicable a todos. ¿Se ha reflexionado lo suficiente sobre la enorme paradoja que tal hecho involucra? El hecho es éste: una experiencia religiosa concreta, una conversión ha sido como desindividualizada y arquetipada, sin convertirse por eso ni en un rígido esqueleto ni en un fantasma abstracto. Pienso que si los E.E. no existieran, parecerían imposibles. Si antes de San Ignacio hubiéramos presentado el proyecto a los teólogos y a los filósofos, se hubieran reído, o tal vez enojado, según el humor. Algunos los hubieran declarado imposibles, utópicos. Otros, los hubiesen tenido por heréticos, pelagianos. O se hubieran escandalizado ante la sola idea de una máquina de convertir”.

Además, no es el libro de los Ejercicios -aunque suene extraño a primera vista- “un libro para leer”, sino un libro “para hacer los Ejercicios”, y muy difícilmente se le pueda entender y aprovechar si no se cuenta con la guía de alguien que los conozca y los haya experimentado.

La experiencia completa de los Ejercicios Espirituales Ignacianos, llamados “típicos” dura aproximadamente 30 días, los cuales se hacen en silencio y bajo la guía de un “predicador”, a quien San Ignacio llama “el que da los Ejercicios”, haciendo notar que no se trata de predicar algo “nuevo” sino de explicar los Ejercicios.

¿Por qué hacerlos?
El ritmo frenético de la vida moderna crea personas llenas de cosas y actividades pero profundamente insatisfechas. Las múltiples actividades ocasionan una dispersión en la persona, dejándola confundida y débil, un sujeto así es incapaz de enfrentar las contrariedades de vida porque esta no está ordenada a su último fin.

Ahí está la clave de los Ejercicios: ordenar y enfocar la vida a lo importante, dejando lo efímero y pasajero de lado.

Este método ha probado su eficacia durante cinco siglos y es ahora cuando su ayuda se hace más urgente e indispensable dado el ritmo voraz al que nos somete la vida moderna, empeñada en hacer de nosotros un mero instrumento de producción y consumo.

Ha dicho San Juan Pablo II (Ángelus 16/12/79): “Espero que (…) sacerdotes, religiosas y laicos continúen siendo fieles a esta experiencia y le den incremento: hago esta invitación a todos los que buscan sinceramente la verdad. La escuela de los Ejercicios Espirituales sea siempre un remedio eficaz para el mal del hombre moderno arrastrado por el torbellino de las vicisitudes humanas a vivir fuera de sí, excesivamente absorbido por las cosas exteriores; sea fragua de hombres nuevos, de cristianos auténticos, de apóstoles comprometidos. Es el deseo que confío a la intención de la Virgen, la contemplativa por excelencia, la maestra sabia de los Ejercicios Espirituales.

Meditaciones
Recuerdo que un invierno mi padre necesitaba leña, así que buscó un árbol muerto y lo cortó. Pero luego, en la primavera, vio desolado que al tronco marchito de ese árbol le salieron brotes nuevos.
Mi padre dijo: "Estaba yo seguro de que ese árbol estaba muerto. Había perdido todas las hojas en el invierno. Hacía tanto frío, que las ramas se quebraban y caían como si no le quedara al viejo tronco ni una pizca de vida. Pero ahora advierto que aún alentaba la vida en aquel tronco".
Y volviéndose hacia mí, me aconsejó: "Nunca olvides esta importante lección. Jamás cortes un árbol en invierno."
Moraleja: Jamás tomes una decisión negativa en tiempo adverso. Nunca tomes las más importantes decisiones cuando estés en tu peor estado de ánimo. Espera. Sé paciente. La tormenta pasará. Recuerda que la primavera volverá".
Y recuerda siempre pedirle al Espíritu Santo que te ilumine no sólo a la hora de tomar decisiones, sino en todas las acciones que realices cada día.

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por las víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Continuamos unidos en oración la gravísima situación política y social de la hermana República de Venezuela. Que por la intercesión de Nuestra Señora de Coromoto, su patrona, Dios Misericordioso les conceda una paz justa.

Los cinco minutos de María
Julio 31
Ven Señora, a nuestra soledad, ven a nuestro corazón, a tantas esperanzas que se han muerto, a nuestro caminar sin ilusión.
Ven y danos la alegría que nace de la fe y del amor, el gozo de las almas que confían en medio del esfuerzo y del dolor.
Virgen clementísima, preséntanos al Padre, para que seamos agradables a él.
* P. Alfonso Milagro

Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

domingo, 30 de julio de 2017

Pequeñas Semillitas 3404

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 12 - Número 3404 ~ Domingo 30 de Julio de 2017
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
¿Qué quería decir Jesús con las dos parábolas del tesoro escondido y de la perla preciosa? Más o menos esto. Ha sonado la hora decisiva de la historia. ¡Ha aparecido en la tierra el Reino de Dios! Concretamente, se trata de él, de su venida a la tierra. El tesoro escondido, la perla preciosa, no es otra cosa sino Jesús. Es como si Jesús con esas parábolas quisiera decir: la salvación ha llegado a vosotros gratuitamente, por iniciativa de Dios, tomad la decisión, aferradla, no la dejéis escapar. Este es tiempo de decisión.
No se dice en la parábola que «un hombre vendió todo lo que tenía y se puso en busca de un tesoro escondido». Sabemos cómo acaban estas historias: se pierde lo que se tiene y no se encuentra ningún tesoro. Historias de ilusiones, de visionarios. No: «un hombre halló un tesoro y por ello vendió todo lo que tenía para adquirirlo». Hay que haber encontrado el tesoro para tener la fuerza y la alegría y vender todo.
Fuera de la parábola: hay que haber encontrado primero a Jesús, de manera nueva, personal, convencida. Haberle descubierto como propio amigo y salvador. Después será cuestión de broma vender todo. Se hará «llenos de alegría» como aquel hombre del que habla el Evangelio.
P. Raniero Cantalamessa

¡Buenos días!

Dando es como recibimos
El egoísmo atrofia al hombre, que sólo en la donación generosa a los demás. encuentra su madurez y plenitud. Si te preocupas demasiado por ti mismo y tu propio entorno, si vives para acumular dinero y comodidades, no te quedará tiempo para los demás. Si no vives para los demás, la vida carecerá de sentido para ti, porque la vida sin amor no vale nada.

El científico Luis Pasteur anduvo siempre escaso de dinero para sostener su Instituto de Investigación. Un día, acudió a la señora Bondicant, dueña de una gran cadena de almacenes, para pedirle su apoyo. La señora recibió al investigador y éste le expuso el motivo de su visita. Al final, la dueña de la empresa le dijo: —Ya he aportado mi ayuda a tanta gente que pide. Usted perdone, de todos modos le daré algo para su obra. La señora salió y regresó con un cheque firmado. Pasteur lo miró antes de dar las gracias, y quedó asombrado. El cheque era por un millón de francos. La señora se adelantó y le dijo: —¡Gracias, profesor, por acordarse de mí! ¡Gracias por darme la oportunidad de compartir!

Cada día puedes ser generoso en acciones pequeñas. Este propósito abre el corazón poco a poco, y descubres admirado que nunca pierdes. Por el contrario te fortaleces y puedes superar el temor de ser vulnerable. Practicar la generosidad ejercita al corazón: cuanto más se da, más se fortalece. Recuerda que Jesús dijo: “Hay más alegría en dar que en recibir”.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «El Reino de los Cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo que, al encontrarlo un hombre, vuelve a esconderlo y, por la alegría que le da, va, vende todo lo que tiene y compra el campo aquel.
»También es semejante el Reino de los Cielos a un mercader que anda buscando perlas finas, y que, al encontrar una perla de gran valor, va, vende todo lo que tiene y la compra.
»También es semejante el Reino de los Cielos a una red que se echa en el mar y recoge peces de todas clases; y cuando está llena, la sacan a la orilla, se sientan, y recogen en cestos los buenos y tiran los malos. Así sucederá al fin del mundo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de entre los justos y los echarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes.
»¿Habéis entendido todo esto?». Dícenle: «Sí». Y Él les dijo: «Así, todo escriba que se ha hecho discípulo del Reino de los Cielos es semejante al dueño de una casa que saca de sus arcas lo nuevo y lo viejo». (Mt 13,44-52)

Comentario:
Hoy, el Evangelio nos quiere ayudar a mirar hacia dentro, a encontrar algo escondido: «El Reino de los Cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo» (Mt 13,44). Cuando hablamos de tesoro nos referimos a algo de valor excepcional, de la máxima apreciación, no a cosas o situaciones que, aunque amadas, no dejan de ser fugaces y chatarra barata, como son las satisfacciones y placeres temporales: aquello con lo que tanta gente se extenúa buscando en el exterior, y con lo que se desencanta una vez encontrado y experimentado.
El tesoro que propone Jesús está enterrado en lo más profundo de nuestra alma, en el núcleo mismo de nuestro ser. Es el Reino de Dios. Consiste en encontrarnos amorosamente, de manera misteriosa, con la Fuente de la vida, de la belleza, de la verdad y del bien, y en permanecer unidos a la misma Fuente hasta que, cumplido el tiempo de nuestra peregrinación, y libres de toda bisutería inútil, el Reino del cielo que hemos buscado en nuestro corazón y que hemos cultivado en la fe y en el amor, se abra como una flor y aparezca el brillo del tesoro escondido.
Algunos, como san Pablo o el mismo buen ladrón, se han topado súbitamente con el Reino de Dios o de manera impensada, porque los caminos del Señor son infinitos, pero normalmente, para llegar a descubrir el tesoro, hay que buscarlo intencionadamente: «También es semejante el Reino de los Cielos a un mercader que anda buscando perlas finas» (Mt 13,45). Quizá este tesoro sólo es encontrado por aquellos que no se dan por satisfechos fácilmente, por los que no se contentan con poca cosa, por los idealistas, por los aventureros.
En el orden temporal, de los inquietos e inconformistas decimos que son personas ambiciosas, y en el mundo del espíritu, son los santos. Ellos están dispuestos a venderlo todo con tal de comprar el campo, como lo dice san Juan de la Cruz: «Para llegar a poseerlo todo, no quieras poseer algo en nada».
Rev. D. Enric PRAT i Jordana (Sort, Lleida, España)

Palabras de San Juan Pablo II 
“Queridos jóvenes:
Ahora más que nunca es urgente
que seáis los ‘centinelas de la mañana’,
los vigías que anuncian la luz del alba
y la nueva primavera del Evangelio,
de la que ya se ven los brotes.
La humanidad tiene necesidad imperiosa
del testimonio de jóvenes libres y valientes,
que se atrevan a caminar contra corriente
y a proclamar con fuerza y entusiasmo
la propia fe en Dios, Señor y Salvador”

Predicación del Evangelio:
¿Cuál es nuestro tesoro?
Dice el Señor que el Reino de Dios es como “un tesoro escondido en un campo”.  Tal vez quisiéramos preguntar: ¿quién esconderá un tesoro en un campo?  Ahora en el tiempo de cerraduras y bancos, nadie lo hará.  Pero en los tiempos antiguos las cosas eran diferentes.  Los ladrones podían dejar la casa vacía de cualquier objeto de valor.  Por eso, los dueños solían enterrar sus tesoros en un rinconcito marcado del campo.  Una mejor pregunta para nosotros es: ¿qué es nuestro tesoro?

Para mí una cosa muy valiosa es el tiempo.  Trato de llegar a cada compromiso a la hora exacta para que no pierda ni cinco minutos de mi tiempo precioso. A lo mejor cada uno define su tesoro en una manera individual.  Pero podemos abstraer algunos constantes para los diferentes grupos de edad.  Los jóvenes buscan como su tesoro a un compañero de vida que es ameno y, sobre todo, guapo.  A los adultos les importa la estabilidad.  Quieren ingresos que proveen las necesidades de la casa y una casa que no perderá su valor con el tiempo.   Los mayores se preocupan por la salud.  Desean evitar el dolor y prolongar la vida tan mucho como posible.

En la antigüedad antes de Cristo se consideró la sabiduría como el tesoro más precioso.  Valió la pena vender todo lo que se tenía para hacerse sabio.  Con la sabiduría nuestros tesoros se modifican.  Los jóvenes no consideran la belleza como la cualidad número uno en una pareja sino la capacidad de amar.  Es decir, se dan cuenta de que la disposición a poner el bien del cónyuge primero vale más que una figura perfectamente proporcionada.  La sabiduría enseña a los adultos que la estabilidad queda más en lo moral que en lo material: más en tener el respeto mutuo entre los familiares que en tener un cuarto para cada hijo, más en dar la reverencia a Dios que en tomar vacaciones en la playa.  Los viejos se aprovechan de la sabiduría por reconciliarse con Dios y con los demás para que mueran en la paz.

Jesús reemplaza la sabiduría con el Reino de Dios.  No es que los dos difieran mucho; pero el Reino de Dios ofrece un matiz más contundente.  El Reino de Dios mueve al joven buscar primero en una pareja el amor para Dios: que él o ella jamás haría algo ofensivo al Señor.  Le conduce al adulto a confiar en Dios como el cimiento de su casa por guardar sus mandamientos, venga lo que venga.  Al mayor el Reino exige una entrega más o menos completa: que acepte cada día como un regalo de Dios y el sufrimiento como modo de juntarse con Cristo en la salvación del mundo.

Nosotros cristianos reconocemos a Jesús mismo como el cumplimiento del Reino de Dios.  Cuando abrazamos a él como nuestro salvador, se nos acoge en el Reino de su Padre.  Podemos proponer una parábola para explicar esto.  Jesús es como piedra.  Cuando somos jóvenes, él es el diamante más precioso a darse a nuestra novia.  Como adultos él es el cimiento del amor sobre que construimos nuestra casa.  Y cuando nos ponemos viejos, él es la roca que nos aferramos cuando sopla el aire de la muerte.  Jesús es la roca para aferrarse siempre.
P. Carmelo Mele O. P.

Nuevo vídeo y artículo

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Ofrecimiento para sacerdotes y religiosas

Formulo el siguiente ofrecimiento únicamente para sacerdotes o religiosas que reciben diariamente "Pequeñas Semillitas" por e-mail: Si desean recibir el power point y los comentarios del Evangelio del domingo siguiente con dos o tres días de anticipación, para tener tiempo de preparar sus meditaciones, homilías o demás trabajos pastorales sobre la Palabra de Dios, pueden pedírmelo a feluzul@gmail.com 
Sólo deben indicar claramente su nombre, su correo electrónico, ciudad de residencia y a qué comunidad religiosa pertenecen.

Agradecimientos
Imaginemos que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.

Desde Buenos Aires, Argentina, nuestra lectora Elisa Z. agradece a Dios, a la Virgen, y a los que rezaron por ella, pues el estudio de tomografía con positrones que le realizaron la semana pasada ha resultado negativo para cáncer en los pulmones y en el resto del cuerpo. Nos sumamos dando gracias al Señor.

Desde Cuba, la doctora Dania eleva una oración de agradecimiento a Dios por todos los abuelos, cuyo día celebramos la semana pasada en la memoria litúrgica de San Joaquín y Santa Ana, abuelos de Jesús.

Los cinco minutos de María
Julio 30
María es más santa que los santos, más pura que los ángeles, más excelsa que los cielos, más gloriosa que los querubines, la más cercana y la más semejante a Dios.
Es como un lirio entre espinas, como un amanecer sin ocaso, como un astro que recibe continuamente la luz del sol, como una fuente perenne, como un huerto siempre florido saturado de fragancias en el que se recrea al padre eterno, por donde se pasea el Espíritu Santo, es el Paraíso de la augusta Trinidad.
Virgen oyente, ayúdanos a estar siempre a la escucha de la Palabra de Dios, como lo estuviste tú.
* P. Alfonso Milagro

Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

sábado, 29 de julio de 2017

Pequeñas Semillitas 3403

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 12 - Número 3403 ~ Sábado 29 de Julio de 2017
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Hoy iniciamos la edición de “Pequeñas Semillitas” con una reflexión de Alfonso Aguiló, que dice:
Cuando la Iglesia católica dice que hay que ser generoso, preocuparse de los demás, o acordarse de los pobres, la mayoría de la gente lo escucha con aire distraído. Pocos se sienten interpelados.
Sin embargo, sorprendentemente, cuando la Iglesia habla sobre la castidad, muchos se rasgan las vestiduras y dicen que es una especie de represión absurda e intolerable, un resto de antiguos puritanismos y anacronismos ridículos.
¿Y por qué crees que hay una reacción tan diferente ante unos temas y otros?
No lo sé. La Iglesia se limita a hablar, no les está forzando a nada. Pero se ve que ante este tema experimentan una profunda inquietud. Quizá haya algo de mala conciencia, si reaccionan de modo tan crispado y vehemente.

¡Buenos días!

En un accidente…
La anécdota de hoy es una invitación a examinar si tienes una correcta jerarquía de los valores que orientan tu vida. Porque a veces puedes cometer el error de perder serenidad y alegría, fuerza y coraje de vivir por pérdidas que, si bien son lamentables y dolorosas, no deben significar una catástrofe total. Como ves ésta es una reflexión de suma importancia.

Un hombre tiene un accidente con su coche y llega la policía al lugar del suceso. Allí se encontraron al accidentado en el suelo gritando entre sollozos por su coche que estaba destrozado. Los policías entonces le dicen: —Pero, ¡hombre!, ¡cómo se lamenta por su coche...! ¿No se da cuenta que ha perdido su brazo izquierdo? El hombre, con cara de terror, grita: —¡Cómo! ¡Que he perdido mi brazo izquierdo! ¡Dios mío, mi Rólex! ¿Dónde está mi Rólex?

El divino Maestro presentó este problema con una pregunta que nos lleva más allá de los límites terrenos: “¿De qué le vale al hombre ganar todo el mundo, si pierde su vida?”. La vida a la que se refiere Jesús es la vida que él vino a ofrecer en abundancia, la vida eterna que esperamos gozar en la visión del Sumo Bien. Don Bosco lo decía con sencillez: “Un rinconcito de Cielo lo arregla todo”. Que esta visión de fe te anime en las penas.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En aquel tiempo, Jesús entró en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa. Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra, mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Acercándose, pues, dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude». Le respondió el Señor: «Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada». (Lc 10,38-42)

Comentario:
Hoy, también nosotros —atareados como vamos a veces por muchas cosas— hemos de escuchar cómo el Señor nos recuerda que «hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola» (Lc 10,42): el amor, la santidad. Es el punto de mira, el horizonte que no hemos de perder nunca de vista en medio de nuestras ocupaciones cotidianas.
Porque “ocupados” lo estaremos si obedecemos a la indicación del Creador: «Sed fecundos y multiplicaos y henchid la tierra y sometedla» (Gn 1,28). ¡La tierra!, ¡el mundo!: he aquí nuestro lugar de encuentro con el Señor. «No te pido que los retires del mundo, sino que los guardes del Maligno» (Jn 17,15). Sí, el mundo es “altar” para nosotros y para nuestra entrega a Dios y a los otros.
Somos del mundo, pero no hemos de ser mundanos. Bien al contrario, estamos llamados a ser —en bella expresión de san Juan Pablo II— “sacerdotes de la creación”, “sacerdotes” de nuestro mundo, de un mundo que amamos apasionadamente.
He aquí la cuestión: el mundo y la santidad; el tráfico diario y la única cosa necesaria. No son dos realidades opuestas: hemos de procurar la confluencia de ambas. Y esta confluencia se ha de producir —en primer lugar y sobre todo— en nuestro corazón, que es donde se pueden unir cielo y tierra. Porque en el corazón humano es donde puede nacer el diálogo entre el Creador y la criatura.
Es necesaria, por tanto, la oración. «El nuestro es un tiempo de continuo movimiento, que a menudo desemboca en el activismo, con el riesgo fácil del “hacer por hacer”. Tenemos que resistir a esta tentación, buscando “ser” antes que “hacer”. Recordemos a este respecto el reproche de Jesús a Marta: ‘Tú te afanas y te preocupas por muchas cosas y sin embargo sólo una es necesaria’ (Lc 10,41-42)» (San Juan Pablo II).
No hay oposición entre el ser y el hacer, pero sí que hay un orden de prioridad, de precedencia: «María ha elegido la parte buena, que no le será quitada» (Lc 10,42).
Rev. D. Antoni CAROL i Hostench (Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)

Santoral Católico:
Santa Marta de Betania
Hermana de Lázaro y María
Marta significa: "señora; jefe de hogar".
En Betania, un pueblecito cercano a Jerusalén, vivía una familia de la cual dice el Evangelio un elogio hermosísimo: "Jesús amaba a Marta, a María y a su hermano Lázaro". Difícil encontrar un detalle más simpático acerca de alguna familia: eran muy amados por Jesús.
Los dos primeros años de su apostolado, Jesús estuvo la mayor parte del tiempo en la provincia de Galilea, al norte de su país. Pero en el tercer año se trasladó a Judea, en el sur, y con él sus discípulos. En Jerusalén era bastante peligroso el quedarse por las noches porque los enemigos le habían jurado guerra a muerte y buscaban cualquier ocasión propicia para matar al Redentor. Pero allí, a cuatro kilómetros de Jerusalén, había un pueblecito tranquilo y amable y en él un hogar donde Jesús se sentía bien. Era el hogar de Marta, María y Lázaro. En esta casa siempre había una habitación lista y bien arreglada para recibir al Divino Maestro, cualquier día a la hora en que llegara. Y tres corazones verdaderamente amigos de Jesús, le esperaban con afecto fraternal. Allí Jesús se sentía como en su casa. Santa Marta es también la patrona de los hoteleros, porque sabía atender muy bien. Con razón dice el Evangelio que Jesús amaba a Marta, a María y a Lázaro. ¡Qué bueno fuera que de cada uno de nuestros hogares se pudiera decir lo que la Biblia afirma del hogar de estas tres afortunadas personas!
© Aciprensa    

Palabras del Santo Padre Pío 
"Subamos con generosidad al Calvario
por amor de aquél que se inmoló por nuestro amor;
y seamos pacientes, convencidos de que
ya hemos emprendido el vuelo hacia el Tabor"

Tema del día:
Betania, lugar de encuentro
El Evangelio según San Lucas nos muestra a Jesús en Betania, en la casa de Marta, María y Lázaro, en ese lugar de descanso, donde el Señor se detenía en su andar de un lado a otro, anunciando la Buena Nueva del Reino, curando, consolando, comprendiendo, amando…Entrando en ella, contemplamos a María, sentada a los pies del Maestro (Lucas 10,38-42), escuchando atentamente esas palabras que penetran en sus oídos y son semillas sembradas en su corazón donde germinará la fe, transformada en frutos de amor.

También allí, podemos observar a Marta, su hermana, trajinando ansiosamente, ocupada en los quehaceres domésticos, atenta a la limpieza de la casa, a la preparación de la comida, a la hospitalidad que desea brindarle al amigo que llega cansado del camino. Su paciencia ante la actitud, que ella considera pasiva, de María llega al límite. Está molesta porque necesita ayuda y ve que su hermana está ausente con su mente y su corazón de ese lugar geográfico.

Es por ese motivo que se queja. No entiende cómo a Jesús no le preocupa, cómo el Maestro no ve la necesidad de colaboración que ella tiene, en ese momento. “Dile que me ayude”, dice, pidiendo que Jesús tome partido a favor de ella. Y se sorprende, seguramente, cuando no encuentra la respuesta esperada, sino todo lo contrario, ya que Jesús le asegura que todas sus preocupaciones son innecesarias, que María eligió mejor, porque no la distrae otra cosa que no sea rendirle el homenaje de la escucha atenta, eligió aquello que permanecerá en ella para siempre, aquella parte que nadie podrá quitarle.

No podemos creer que Jesús, que es toda comprensión  y que valora infinitamente los gestos de amor más humildes, desprecie el trabajo, el esfuerzo, la dedicación de Marta. Pero es verdad que Él no iba a estar allí siempre, estaba de paso. Y los quehaceres domésticos podían esperar. La Palabra de Dios es prioritaria. No es difícil reconocer a Marta y a María en distintas situaciones de nuestra vida. Y escuchar al Divino Maestro, señalándonos el camino correcto.

Cuando muere Lázaro, el hermano de Marta y de María, nos encontramos nuevamente con Jesús en Betania, en la casa de los amigos. ¡Cuántas veces en nuestras vidas escuchamos la afirmación, generalmente dirigida a los niños de que los hombres no lloran! ¡Gravísimo error! El hombre más hombre, Cristo, lloró (San Juan 11,35). Se conmovió, se turbó y derramó lágrimas de dolor. Lloró por el sufrimiento de las hermanas. Lloró por la muerte del amigo.

Las lágrimas son un regalo de Dios que purifica nuestros ojos y nuestro corazón. Son perlas valiosas, liberadoras, generadas por el sufrimiento, aunque también pueden derramarse lágrimas de alegría, son un cable a tierra que nos evita cortocircuitos interiores.

“Gracias a la vida que me ha dado tanto, que me ha dado la risa y me ha dado el llanto”, dice la canción. San Agustín reconoce que lo único que nos puede consolar en esta sociedad humana tan llena de trabajos y errores es la fe no fingida y el amor que se profesan unos a otros los verdaderos amigos. Y Jesús afirma: “Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos” (San Juan 15,13). Y Él la da.

Podemos pensar que Betania es nuestro corazón y encontrar allí a Jesús, vernos reflejados en Marta, en María, en Lázaro. Podemos sentir la presencia del Señor, buscando un lugar para descansar, para dialogar con la confianza que lo hacen los amigos, sin secretos, francamente. Podemos tener la certeza de que Jesús está con nosotros, en medio de nosotros, esperando que lo recibamos con la alegría y hospitalidad que se les brinda a los amigos.

El Papa Francisco, el 27 de marzo de 2013, en la Audiencia en San Pedro, decía: “Jesús no tiene casa porque su casa es la gente, somos nosotros; su misión es abrir a todos las puertas de Dios, ser la presencia amorosa de Dios”.

Qué bueno celebrar la amistad, dándole gracias a Dios por los amigos y rogándole al Divino Maestro, al Amigo Fiel, que nuestro corazón sea lugar de encuentro, que tenga siempre las puertas abiertas como el hogar de Betania para recibirlo con la fe, la alegría y la hospitalidad que caracterizaba a sus habitantes.
© Ana María Casal

Humor de sábados
Un hombre entra en un bar y le dice al cantinero:
- Si te muestro algo realmente sorprendente, ¿me darás un trago gratis?
El cantinero se queda pensando y le contesta que sí.
El hombre se mete la mano al bolsillo y saca un ratoncito. Mete la mano en otro de sus bolsillos y saca un piano diminuto. El ratón se estira, hace sonar sus nudillos y empieza a tocar jazz.
Cuando el hombre termina su trago, vuelve a preguntarle al cantinero:
- Si te enseño algo mejor que lo que ya viste, ¿me darás tragos gratis el resto de la noche?
El cantinero, pensando que ya no podrá mostrarle algo mejor que lo anterior le dice que sí.  
El hombre se mete la mano en el bolsillo y saca el ratoncito. Se mete la mano en otro bolsillo y vuelve a sacar el pianito. El ratón se estira, hace sonar sus nudillos y nuevamente empieza a tocar jazz.
El hombre se mete la mano en otro bolsillo y saca un pequeño sapo, que empieza a cantar siguiendo la música que toca el ratón.
Mientras que el hombre disfruta sus tragos, otro de los clientes se acerca y le ofrece 100.000 dólares por el sapo.
- Discúlpame -le contesta el hombre- pero no vendo el sapito. 
El otro cliente aumenta su oferta a 250.000 dólares, en efectivo.
- No -repite el hombre- no lo vendo.
El otro cliente vuelve a subir el precio, esta vez a 500.000 dólares en efectivo. El hombre finalmente acepta y le entrega el sapito, a cambio del dinero.
 - ¡¡¿Estás loco?!!" -le dice el cantinero- ¡¡Ese sapo podría haberte hecho multimillonario,y lo has entregado por apenas 500.000 dólares!!
-No te preocupes- contestó el hombre- Ese sapo no tiene nada de especial. Lo que pasa es que el ratón es ventrílocuo.

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Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por las víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración para por Javier T., de Guatemala, para que pueda consolidar su proyecto y tener un ingreso económico. Señor, Tú sabes todos sus esfuerzos y su historia. Tú conoces su corazón. Concédele lo que confiadamente te solicitamos. Y hacemos extensivo el pedido para todas las personas que en estos días están sin trabajo y buscan.

Pedimos oración para Nora Z., de Buenos Aires, Argentina, que se cayó en la escuela parroquial, su lugar de trabajo, sufriendo fractura de cúbito y radio. Fue inmovilizada esperando que desinflame y el lunes le informarán cuándo la operan. Roguemos que calmen sus dolores y pueda hacerse la cirugía sin complicaciones.

Continuamos unidos en oración por medio del rezo del Santo Rosario poniendo en Manos de Nuestra Madre Bendita todas nuestras preocupaciones, alegrías y necesidades, poniendo al mundo entero en Manos de nuestra Madre y pidiéndole a Ella paz para el mundo, al rezar por la paz; rezamos por todo, por la paz en el mundo, en los corazones, porque la violencia sea desterrada, por la paz para los niños que están en peligro de ser abortados.  Paz para los jóvenes que no encuentran el camino, paz para los deprimidos. Paz para los que no han tenido la dicha de conocer al Amor. En fin rezamos por la paz, y sigamos haciéndolo.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Los cinco minutos de María
Julio 29
Madre te llaman los pobres, pobres sin pan ni calor, pobres sin libro en las manos, pobres sin una ilusión.
Madre te llama el que sufre penas de llanto y dolor, penas de verse oprimido, penas carentes de amor.
Madre te llama este pueblo, pueblo nacido en la cruz; pueblo que marcha hacia el cielo, Madre del pueblo eres tú.
Virgen piadosa, todo lo bueno lo esperamos de tu bondad.
* P. Alfonso Milagro

Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-