PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año
14 - Número 4096 ~ Martes 27 de Agosto de 2019
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Oración
para tener un alma alegre, de San Alberto Hurtado:
Señor,
son tantos los que sufren en el mundo de hoy... y tan pocos los que saben
olvidar su dolor.
Yo
quiero ser Luz que refleje tu lámpara. Y levadura buena que te esponje las
almas.
Te
doy gracias Señor porque has resucitado y mataste en mi alma la angustia del
pecado.
Si
me pides la vida, quiero darla contento, si no quieres que muera, quiero vivir
sonriendo, quiero reír, quiero soñar, quiero darles a todos la alegría de amar.
¡Buenos días!
Lleno de entusiasmo
La
oración que hoy te ofrezco es muy buena para sanar tristezas, desganas,
negatividades, que te pueden envolver alguna vez. Es del libro del P.
Fernández, “Un estímulo todos los días”, libro que te aconsejo y que persigue
la misma finalidad de los “Buenos días” de nuestro sitio web: regalar
propuestas cotidianas para vivir mejor.
Señor, yo no quiero desperdiciar tus dones, no quiero
desaprovechar los impulsos de tu gracia. Tengo a mi disposición la vida nueva
de la Resurrección y el poder del Espíritu. No quiero desgastarme en lamentos
inútiles. Tú me sostienes, tú me das vida, con tu bendición yo puedo correr sin
fatigarme. Contigo no debo temer que mis energías se desgasten, porque eres
inagotable. Lo que me desgasta es mi desconfianza, mi tristeza, mis miedos.
Renuncio a toda esa negatividad, Señor, para que despliegues en mi existencia
toda tu gloria. Rodéame, penétrame, Señor, lléname de tu entusiasmo infinito y
de tu potencia de vida. Amén.
En
esta oración hay resonancias del profeta Isaías muy hermosas: “Confiaré y no
temeré, porque mi fuerza y mi poder es el Señor, él es mi salvación” (12, 2) y
“Los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas, desplegarán alas como las
águilas; correrán y no se agotarán, avanzarán y no se fatigarán”. (40, 31). El
Señor renueve tu entusiasmo.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios
Lecturas del día
♥ Primera Lectura: 1 Tes 2, 1-8
♥ Salmo: Sal 138, 1-6
♥ Santo Evangelio: Mt 23,23-26
En aquel tiempo, Jesús dijo: «¡Ay de vosotros,
escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el diezmo de la menta, del aneto y
del comino, y descuidáis lo más importante de la Ley: la justicia, la
misericordia y la fe! Esto es lo que había que practicar, aunque sin descuidar
aquello. ¡Guías ciegos, que coláis el mosquito y os tragáis el camello! ¡Ay de
vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que purificáis por fuera la copa y el
plato, mientras por dentro están llenos de rapiña y codicia! ¡Fariseo ciego,
purifica primero por dentro la copa, para que también por fuera quede pura!».
♥ Comentario:
Hoy tenemos la impresión de “pillar” a Jesús en un
arrebato de mal humor —realmente alguien le ha hecho sentir molesto—.
Jesucristo se siente incómodo con la falsa religiosidad, las peticiones pomposas
y la piedad egoísta. Él ha notado un vacío de amor, a saber, echa en falta «la
justicia, la misericordia y la fe» (Mt 23,23) tras las acciones superficiales
con las que tratan de cumplir la Ley. Jesús encarna esas cualidades en su
persona y ministerio. Él era la justicia, la misericordia y la fe. Sus
acciones, milagros, sanaciones y palabras rezumaban estos verdaderos
fundamentos, que fluyen de su corazón amoroso. Para Jesucristo no se trataba de
una cuestión de “Ley”, sino que era un asunto de corazón…
Incluso en las palabras de castigo vemos en Dios un
toque de amor, importante para quienes quieran volver a lo básico: «Se te ha
indicado, hombre, qué es lo bueno y qué exige de ti el Señor: nada más que
practicar la justicia, amar la fidelidad y caminar humildemente con tu Dios»
(Miq 6,8). El Papa Francisco dijo: «Un poco de misericordia hace al mundo menos
frío y más justo. Necesitamos comprender bien esta misericordia de Dios, este
Padre misericordioso que tiene tanta paciencia... Recordemos al profeta Isaías,
cuando afirma que, aunque nuestros pecados fueran rojo escarlata, el Amor de
Dios los volverá blancos como la nieve. Es hermoso, esto de la misericordia».
«¡Purifica primero por dentro la copa, para que
también por fuera quede pura!» (Mt 23,26). ¡Cuán cierto es eso para cada uno de
nosotros! Sabemos cómo la limpieza personal nos hace sentir frescos y vibrantes
por dentro y por fuera. Más aun, en el ámbito espiritual y moral nuestro
interior, nuestro espíritu, si está limpio y sano brillará en buenas obras y
acciones que honren a Dios y le rindan un verdadero homenaje (cf. Jn 5,23).
Fijémonos en el marco más grande del amor, de la justicia y de la fe y no nos
perdamos en menudencias que consumen nuestro tiempo, nos empequeñecen y nos
hacen quisquillosos. ¡Saltemos al vasto océano del Amor de Dios y no nos
conformemos con riachuelos de mezquindad!
Fr. Austin NORRIS (Mumbai, India)
Santoral Católico:
Santa Mónica
Madre de San Agustín
Nació en Tagaste, provincia romana al norte de
África, el año 331, de familia cristiana. Educada con esmero, muy joven fue
dada en matrimonio a un hombre llamado Patricio, pagano, que se convirtió y
bautizó antes de morir; hombre bueno pero de carácter irascible, a quien supo
amar, servir y soportar, y del que tuvo tres hijos, entre ellos san Agustín,
por cuya conversión derramó muchas lágrimas y oró insistentemente a Dios. Fue
un modelo de madre y de esposa; alimentó su fe con la oración y la enriqueció
con sus virtudes. Educó a sus hijos en la fe, y según la costumbre de entonces
los inscribió en el catecumenado pero no los bautizó. Agustín en su juventud se
desvió religiosa y moralmente, lo que provocó las lágrimas y oración de la
madre. Ésta lo siguió a Roma y después a Milán, donde Agustín se convirtió y
recibió el bautismo de manos de san Ambrosio. Cuando volvían a África, Mónica
murió en Ostia (Roma) el año 387, contenta y satisfecha de ver a su hijo
convertido en siervo de Dios.
Oración: Oh
Dios, consuelo de los que lloran, que acogiste piadosamente las lágrimas de
santa Mónica impetrando la conversión de su hijo Agustín, concédenos, por
intercesión de madre e hijo, la gracia de llorar nuestros pecados y alcanzar tu
misericordia y tu perdón. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Para más información hacer clic acá.
© Directorio Franciscano – Aciprensa –
Catholic.net
Pensamiento del día
"Si queréis recibir la
vida del Espíritu Santo,
conservad la caridad, amad
la verdad
y desead la unidad para
llegar a la eternidad"
(San Agustín)
Historias:
Sólo empuja
Un hombre dormía en su cabaña cuando de repente una
luz iluminó la habitación y apareció Dios. El Señor le dijo que tenía un
trabajo para él y le enseñó una gran roca frente a la cabaña.
Le explicó que debía empujar la piedra con todas sus
fuerzas. El hombre hizo lo que el Señor le pidió, día tras día. Por muchos
años, desde que salía el sol hasta el ocaso, el hombre empujaba la fría piedra
con todas sus fuerzas... y ésta no se movía. Todas las noches el hombre
regresaba a su cabaña muy cansado y sintiendo que todos sus esfuerzos eran en
vano.
Como el hombre empezó a sentirse frustrado, Satanás
decidió entrar al juego trayendo pensamientos a su mente: "Has estado empujando
esa roca por mucho tiempo, y no se ha movido".
Le dio al hombre la impresión que la tarea que le
había sido encomendada era imposible de realizar y que él era un fracaso. Estos
pensamientos incrementaron su sentimiento de frustración y desilusión. Satanás
le dijo: "¿Por qué esforzarte todo el día en ésta tarea imposible? Solo
haz un mínimo esfuerzo y será suficiente".
El hombre pensó en poner en práctica esto, pero antes
decidió elevar una oración al Señor y confesarle sus sentimientos: "Señor,
he trabajado duro por mucho tiempo a tu servicio. He empleado toda mi fuerza
para conseguir lo que me pediste, pero aun así, no he podido mover la roca ni
un milímetro. ¿Qué pasa?, ¿Por qué he fracasado? ".
El Señor le respondió con compasión:
"Querido hijo, cuando te pedí que me sirvieras y
tú aceptaste, te dije que tu tarea era empujar contra la roca con todas tus
fuerzas, y lo has hecho. Nunca dije que esperaba que la movieras. Tu tarea era
empujar. Ahora vienes a mi sin fuerzas a decirme que has fracasado, pero ¿en
realidad fracasaste? Mírate ahora, tus
brazos están fuertes y musculosos, tu espalda fuerte y bronceada, tus manos
callosas por la constante presión, tus piernas se han vuelto duras. A pesar de
la adversidad has crecido mucho y tus habilidades ahora son mayores que las que
tuviste alguna vez. Es cierto, no has movido la roca, pero tu misión era ser
obediente y empujar para ejercitar tu fe en mí. Eso lo has conseguido. Ahora,
querido hijo, Yo moveré la roca".
Algunas veces, cuando escuchamos la palabra del
Señor, tratamos de utilizar nuestro intelecto para descifrar su voluntad,
cuando en realidad Dios solo nos pide obediencia y fe en él.
Debemos ejercitar nuestra fe, que mueve montañas,
pero conscientes que es Dios quien al final logra moverlas.
Cuándo todo parezca ir mal... sólo ¡EMPUJA!
Cuándo estés agotado por el trabajo... sólo ¡EMPUJA!
Cuándo la gente no se comporte de la manera que te
parece que debería... sólo ¡EMPUJA!
Cuándo no tienes más dinero para pagar tus cuentas...
sólo ¡EMPUJA!
Cuándo la gente simplemente no te comprende... sólo
¡EMPUJA!
Cuando te sientas agotado y sin fuerzas... sólo
¡EMPUJA!
Mensaje de María Reina
de la Paz
Mensaje de María Reina
de la Paz del 25 de agosto de 2019.
“Queridos hijos, orad, trabajad y testimoniad con
amor el Reino de los Cielos, para que podáis estar bien aquí en la tierra.
Hijos míos, Dios bendecirá el céntuplo vuestro esfuerzo y seréis testigos entre
los pueblos, las almas de los no creyentes sentirán la gracia de la conversión
y el cielo estará agradecido por vuestros esfuerzos y sacrificios. Hijos míos,
testimoniar con el Rosario en la mano que sois míos y decidiros por la
santidad. Gracias por haber respondido a mi llamada”.
Meditaciones de
“Pequeñas Semillitas”
Un joven universitario estaba un día paseando con su
profesor. Este profesor era comúnmente conocido como 'el amigo de los
estudiantes' por la amabilidad que demostraba con ellos. Conforme caminaban,
vieron un par de zapatos viejos que estaban tirados en el camino. Supusieron
que pertenecían a un hombre pobre que era empleado en un campo cercano, y a la
hora que era, el día de labor estaba a punto de finalizar.
El estudiante se giró hacia el profesor y dijo
"Gastemos una broma a este hombre: esconderemos sus zapatos y nos
ocultaremos detrás de los matorrales, para ver su cara perplejidad cuando no
pueda encontrarlos".
"Mi joven amigo" -Respondió el profesor,
"nunca deberíamos divertirnos a costa de los pobres. Pero tú eres rico, y
puedes darte a ti mismo un placer mucho mayor por medio de ese pobre hombre.
Pon una moneda en cada zapato, y entonces nos esconderemos para ver cómo le
afecta el descubrimiento."
El estudiante así lo hizo, y ambos se escondieron
tras los matorrales cercanos. El hombre pobre pronto terminó su trabajo y vino
atravesando el campo hacia el sendero donde había dejado su chaqueta y sus
zapatos. Mientras se ponía la chaqueta, deslizó su pie en uno de los zapatos;
pero al sentir algo duro, se agachó para ver lo que era y encontró la moneda.
La sorpresa y el aturdimiento pudieron verse en su cara. Contempló la moneda,
le dio la vuelta y miró una y otra vez. Miró alrededor suyo en todas
direcciones, pero no vio a nadie. Entonces puso el dinero en su bolsillo y
comenzó a ponerse el otro zapato; pero su sorpresa fue doble cuando encontró la
otra moneda. Sus sentimientos le superaron y cayó sobre sus rodillas, miró al
cielo y entonó una ferviente oración de acción de gracias en voz alta. En ella
habló de su esposa, que estaba enferma y sin recursos, y de sus niños sin pan,
a los cuales esa oportuna recompensa de una mano desconocida, salvaría de
perecer.
El estudiante quedó de pie, profundamente afectado y
con sus ojos llenos de lágrimas. "Ahora," -dijo el profesor-
"¿No estás mucho más complacido que si hubieses hecho tu broma
inicial?".
El joven respondió: "Me has enseñado una lección
que nunca olvidaré. Siento ahora la verdad de esas palabras, que nunca entendí
antes: 'Es más bienaventurado dar que recibir.'" Hechos 20:35
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el
Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes,
diáconos, seminaristas, monjas, religiosas, novicias, catequistas y todos los
que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para
que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto
con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de
Jesús y del Inmaculado Corazón de María;
por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los
cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros
lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente
por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo,
el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras patologías graves; por
el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la
falta de libertad en muchos países del mundo; por las víctimas de catástrofes
naturales; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por
más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las
vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Cinco minutos con Jesús
Agosto 27
Pedro le dice al Señor: Tú eres el Cristo, el enviado del Padre... Ahora Cristo nos dice a
cada uno de nosotros: Tú eres mi pequeño
Cristo, mi enviado... enviado para realizar, para completar, para continuar mi
obra de salvación.
Meditemos hoy cómo estamos cumpliendo nuestra misión.
Negarse a sí mismo es decir “no” a las exigencias del
yo, para que se pueda construir y ver en nosotros a Cristo.
(Padre Alfonso Milagro)
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
🌸
”PEQUEÑAS SEMILLITAS”
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