PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año
14 - Número 4078 ~ Domingo 4 de Agosto de 2019
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
El
hecho de ser Domingo (Día del Señor) relega a un segundo plano el santoral
diario. Pero no podemos dejar de mencionar que hoy 4 de agosto es la memoria
litúrgica de San Juan María Vianney,
el Cura de Ars.
Tuvo
que superar grandes dificultades en los estudios para llegar a ordenarse de
sacerdote en 1815. Fue despedido del seminario de Lyon por insuficiencia, pero
con la ayuda del abate de Balley pudo completar los estudios. Después de la
ordenación comenzó su ministerio, pero sin licencias aún para oír confesiones.
Completada su formación, se le confió la parroquia de la pequeña aldea de Ars,
que gobernó y promocionó maravillosamente con su constante predicación,
mortificación, oración y caridad. Difundió el mensaje evangélico con la
catequesis que a diario impartía a niños y adultos, con la reconciliación que
administraba a los penitentes, con sus obras de ardiente caridad alimentada en
la Eucaristía. Estaba dotado de unas cualidades extraordinarias como confesor,
lo cual hacía que acudieran a él fieles de todas partes. Murió el 4 de agosto de 1859. Pío XI
lo nombró patrono de los párrocos.
Por
más información hacer clic acá.
¡Buenos días!
San Juan María Vianney (1786-1859)
Decía:
El hombre tiene un hermoso deber y obligación: orar y amar. Si oráis y amáis,
habréis hallado la felicidad en este mundo. La oración no es otra cosa que la
unión con Dios. Dios y el alma son como dos trozos de cera fundidos en uno
solo, que ya nadie puede separar. Es algo muy hermoso esta unión de Dios con su
pobre criatura: es una felicidad que supera toda comprensión.
“Nosotros nos habíamos hecho indignos de orar, pero
Dios, por su bondad, nos ha permitido hablar con Él. Nuestra oración es el
incienso que más le agrada. Hijos míos, vuestro corazón es pequeño, pero la
oración lo dilata y lo hace capaz de amar a Dios... En la oración, hecha
debidamente, se funden las penas como la nieve ante el sol. Otro beneficio de
la oración es que hace que el tiempo transcurra tan aprisa y con tanto deleite
que no se percibe su duración. Hay personas que se sumergen en la oración como
los peces en el agua, porque están totalmente entregadas al buen Dios. Su
corazón no está dividido”.
Pero
nosotros... ¡Cuántas veces venimos a la iglesia sin saber lo que hemos de hacer
o pedir! Y, sin embargo, cuando vamos a casa de cualquier persona, sabemos muy
bien para qué vamos. Hay algunos que, incluso, parece que le dijeran al buen
Dios: Sólo dos palabras para deshacerme de ti. Muchas veces, pienso que, cuando
venimos a adorar al Señor, obtendríamos todo lo que le pedimos, si se lo
pidiéramos con una fe muy viva y un corazón muy puro.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios
Lecturas del día
♥ Primera Lectura: Ecl 1, 2; 2, 21-23
♥ Salmo: Sal 89, 3-6. 12-14. 17
♥ Segunda Lectura: Col 3, 1-5. 9-11
♥ Santo Evangelio: Lc 12,13-21
En aquel tiempo, uno de la gente le dijo: «Maestro,
di a mi hermano que reparta la herencia conmigo». Él le respondió: «¡Hombre!,
¿quién me ha constituido juez o repartidor entre vosotros?». Y les dijo: «Mirad
y guardaos de toda codicia, porque, aun en la abundancia, la vida de uno no está
asegurada por sus bienes».
Les dijo una parábola: «Los campos de cierto hombre
rico dieron mucho fruto; y pensaba entre sí, diciendo: ‘¿Qué haré, pues no
tengo donde reunir mi cosecha?’. Y dijo: ‘Voy a hacer esto: Voy a demoler mis
graneros, edificaré otros más grandes y reuniré allí todo mi trigo y mis
bienes, y diré a mi alma: Alma, tienes muchos bienes en reserva para muchos
años. Descansa, come, bebe, banquetea’. Pero Dios le dijo: ‘¡Necio! Esta misma
noche te reclamarán el alma; las cosas que preparaste, ¿para quién serán?’. Así
es el que atesora riquezas para sí, y no se enriquece en orden a Dios».
♥ Comentario:
Hoy, Jesús nos sitúa cara a cara con aquello que es
fundamental para nuestra vida cristiana, nuestra vida de relación con Dios:
hacerse rico delante de Él. Es decir, llenar nuestras manos y nuestro corazón
con todo tipo de bienes sobrenaturales, espirituales, de gracia, y no de cosas
materiales.
Por eso, a la luz del Evangelio de hoy, nos podemos
preguntar: ¿de qué llenamos nuestro corazón? El hombre de la parábola lo tenía
claro: «Descansa, come, bebe, banquetea» (Lc 12,19). Pero esto no es lo que
Dios espera de un buen hijo suyo. El Señor no ha puesto nuestra felicidad en
herencias, buenas comidas, coches último modelo, vacaciones a los lugares más
exóticos, fincas, el sofá, la cerveza o el dinero. Todas estas cosas pueden ser
buenas, pero en sí mismas no pueden saciar las ansias de plenitud de nuestra
alma, y, por tanto, hay que usarlas bien, como medios que son.
Es la experiencia de san Ignacio de Loyola, cuya
celebración tenemos tan cercana. Así lo reconocía en su propia autobiografía:
«Cuando pensaba en cosas mundanas, se deleitaba, pero, cuando, ya aburrido lo
dejaba, se sentía triste y seco; en cambio, cuando pensaba en las penitencias
que observaba en los hombres santos, ahí sentía consuelo, no solamente
entonces, sino que incluso después se sentía contento y alegre». También puede
ser la experiencia de cada uno de nosotros.
Y es que las cosas materiales, terrenales, son
caducas y pasan; por contraste, las cosas espirituales son eternas, inmortales,
duran para siempre, y son las únicas que pueden llenar nuestro corazón y dar
sentido pleno a nuestra vida humana y cristiana.
Jesús lo dice muy claro: «¡Necio!» (Lc 12,20), así
califica al que sólo tiene metas materiales, terrenales, egoístas. Que en
cualquier momento de nuestra existencia nos podamos presentar ante Dios con las
manos y el corazón llenos de esfuerzo por buscar al Señor y aquello que a Él le
gusta, que es lo único que nos llevará al Cielo.
Rev. D. Jordi PASCUAL i Bancells (Salt, Girona, España)
Palabras de San Juan
Pablo II
"El
hombre que busca
acumular
bienes materiales
con
la ilusión de evitar la muerte
revela
que es profundamente estúpido...
La
gran riqueza no es una ventaja.
Es
mejor ser pobre y unido a Dios"
Predicación del
Evangelio:
El tiempo es implacable
El retorno de las estaciones, con todos los fenómenos
que les acompañan, nos recuerdan entre otras cosas lo que la primera lectura
expresa: ¡todo es vanidad! La primavera, que reviste a los campos con bellos
mantos, da lugar al verano que los amarillea, al otoño que los desnuda o al
invierno que los adormece. Y, el hombre, aun asistiendo a esta realidad… le
parece que, su existir, va a ser eterno. Qué razón tenía un ponente cuando
afirmaba que “a las nuevas generaciones se les incita a vivir pero no se les
enseña a morir, y cuando lo descubren, les resulta traumático el seguir
adelante como si, con ello, fueran a detener el paso del tiempo”.
El vivir al día, además de incentivar el alma
creativa de las personas, nos hace sentirnos vivos y, sobre todo, disfrutar con
todo su colorido e intensidad la misma vida. Pero, cuando el ser humano se
empeña en acaparar con las armas de la codicia o la avaricia, se transforma en
una cosechadora de bienes en detrimento de su propia felicidad. Ya sabemos, y
muy bien, que el dinero ayuda. Pero ¿lo es el todo? ¿Por qué -entonces- cuando
surge la enfermedad, el llanto, las pruebas o los sufrimientos, se queda tan
corto y ofrece tan pocas respuestas? Siempre es bueno recordar aquello del
famoso millonario neoyorkino: “la mayor de mis fortunas no me ha servido,
frente a un cáncer, para alargar mi vida ni un solo año”. Y es que, no siempre
la opulencia o la avaricia, son soluciones que nos proporcionen bienestar. En
más de una ocasión todo lo contrario: insatisfacción.
Desde siempre, en el hombre se ha dado ese deseo de
tener, de acaparar, de posesión y que, San Juan, ya lo define como “codicia de
los ojos”. ¿Qué hacer, en este momento en que en gran parte del mundo, sentimos
los latigazos de una crisis que se ceba especialmente con los más pobres? Ni
más ni menos que, desde nuestras posibilidades, compartir aquello que podamos
tener de más con aquellos que lo necesitan para seguir viviendo. En tiempos de
dificultades, son muchos los hermanos los que -desde la orilla de la pobreza-
rezan y miran a Dios exclamando: “¡Diles a los cristianos que no se olviden de
nosotros!”.
El Señor, al hilo del Evangelio de hoy, no está para
custodiar nuestras riquezas. Entre otras cosas porque, Él en persona, ha venido
a proclamar otros bienes que están muy por encima de los materiales.
Que el Señor nos haga descubrir la verdad o la
mentira de nuestra fe. Un medidor, auténtico y fiable, será el si somos capaces
de ver como polilla aquello que nuestros ojos contemplan como preciado capital
y observar como un auténtico tesoro aquello que, la pantalla del mundo nos hace
creer que vale poco o nada.
Dios no es ningún aguafiestas ni mucho menos.
Simplemente nos alerta de una gran realidad: la codicia, el consumo, la
apariencia, la riqueza…no son garantes de una vida feliz ni eterna. ¿O no?
Padre Javier Leoz
Mensaje de María Reina
de la Paz
Mensaje de María Reina
de la Paz del 2 de Agosto de 2019
“Queridos hijos: ¡Grande es el amor de mi Hijo! Si
conocieran la grandeza de su amor, no dejarían de adorarlo y agradecerle. Él
está siempre vivo con ustedes en la Eucaristía, porque la Eucaristía es su Corazón.
La Eucaristía es el corazón de la fe. Él nunca los ha abandonado: aun cuando
han procurado alejarse de Él, Él de ustedes no se ha alejado. Por eso mi
Corazón materno se siente feliz cuando ve que, llenos de amor, regresan a Él;
cuando veo que acuden a Él por el camino de la reconciliación, del amor y de la
esperanza. Mi Corazón materno sabe que, cuando ustedes emprenden el camino de
la fe, son brotes, capullos, pero, con la oración y el ayuno, serán frutos, mis
flores, los apóstoles de mi amor. Serán portadores de luz e iluminarán, con
amor y sabiduría, a todos alrededor de ustedes. Hijos míos, como Madre les
pido: oren, reflexionen, contemplen. Todo lo hermoso, doloroso, alegre, santo,
que les ocurre, les hace crecer espiritualmente; hace que en ustedes crezca mi
Hijo. Hijos míos, abandónense en Él, créanle a Él, confíen en Su amor; sea Él
quien los guíe. Que la Eucaristía sea el lugar donde alimenten sus almas, y
luego difundan el amor y la verdad, y testimonien a mi Hijo. ¡Les doy las
gracias!”
Nuevo vídeo
Hay
un nuevo vídeo subido al blog
de
"Pequeñas Semillitas" en
internet.
Para
verlo tienes que ir al final de esta página
Ofrecimiento para sacerdotes
y religiosas
Formulo
el siguiente ofrecimiento únicamente
para sacerdotes o religiosas que reciben diariamente "Pequeñas
Semillitas" por e-mail: Si desean recibir los comentarios del Evangelio
del domingo siguiente con dos o tres días de anticipación, para tener tiempo de
preparar sus meditaciones, homilías o demás trabajos pastorales sobre la
Palabra de Dios, pueden pedírmelo a info@pequesemillitas.com
Sólo
deben indicar claramente su nombre, su correo electrónico, ciudad de residencia
y a qué comunidad religiosa pertenecen.
Un minuto con María
En 1638, cerca de Castellane, Var (sur de Francia),
Lucrecia Martin, quien tenía un niño de nueve años llamado Jean-Latil,
sordomudo y que nunca había caminado, se enteró de las grandes gracias
dispensadas por Nuestra Señora de Bargemon, Haut-Var (Francia). Ofreció su hijo
a la Santísima Virgen y le prometió acudir descalza, al pie de su altar, para
hacer una novena con su hijo y ofrecerle algún regalo, a pesar de su pobreza.
Parece que su hijo, por su parte, tuvo en su corazón la
misma inspiración relativa a Nuestra Señora de Bargemon, como lo demostraban
las señales que hizo a su padre cuando le habló de su promesa a la Virgen
María. Entonces, se pusieron en camino.
Cuando llegaron a la aldea de Bargemon, a la vista de la
capilla mariana, el joven Jean-Latil comenzó a hablar y a caminar con toda
facilidad, dando gracias por el milagro que lo conmovió. Todos los que lo
conocieron pudieron dar su testimonio ante la multitud ese día, porque había
una procesión general de Penitentes que vinieron a orar a Nuestra Señora de
Bargemon.
Cinco minutos con Jesús
Agosto 4
El ideal polariza todos los esfuerzos del hombre que
lo tiene.
¿Es Cristo el que realmente absorbe tus energías, y
da sentido a todos tus entusiasmos?
Cristo no es un recuerdo histórico, sino una
presencia. Una presencia viva y vivificante.
Déjate vivificar por Cristo.
(Padre Alfonso Milagro)
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito
de todos)
PÁGINAS
DE FELIPE DE URCA:
”PEQUEÑAS SEMILLITAS”
”JUAN PABLO II INOLVIDABLE”
FACEBOOK de “FELIPE DE URCA”
FACEBOOK de “PEQUEÑAS SEMILLITAS”
TWITTER de “PEQUEÑAS SEMILLITAS”
INSTAGRAM: FELIPE DE URCA
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Gracias por participar comentando! Por favor, no te olvides de incluir tu nombre y ciudad de residencia al finalizar tu comentario dentro del cuadro donde escribes.