miércoles, 30 de enero de 2019

Pequeñas Semillitas 3899

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 14 - Número 3899 ~ Miércoles 30 de Enero de 2019
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Todos los días la vida nos invita a crecer. Para proyectarse en el tiempo como algo duradero, este cambio debe ser paulatino y consciente. Observemos a la naturaleza, y más particularmente a los árboles: en otoño pierden su follaje y se liberan de la carga innecesaria, recogiéndose dentro de sí  para recibir el invierno. Por fuera, parecieran no tener vida, pero preparan sus raíces para que en la primavera sus ramas puedan ver surgir los primeros brotes, dando lugar a las hojas y luego los frutos del verano. Si logramos desprendernos de esas hojas que no necesitamos mientras desarrollamos nuestra esencia, también podremos dar frutos y transformarnos.

¡Buenos días!

El cabrito y el lobo
La concentración en tus propósitos es fundamental para llegar a las metas que deseas. En la medida en que dispersas tu atención, se retardan o se pierden los objetivos anhelados. La concentración es una disciplina de la mente y voluntad para hacer efectivos los deseos profundos del corazón. Una curiosa fábula ilustra bien este principio de la conducta humana. 

Un cabrito cansado se quedó atrás del rebaño y fue alcanzado por un lobo que lo perseguía. Se volvió hacia éste y le dijo: —Ya sé, señor lobo, que estoy condenado a ser tu almuerzo. Pero para no morir sin honor, toca la flauta y yo bailaré por última vez. Y así lo hicieron, pero los perros, que no estaban lejos, oyeron el sonido de la flauta y enseguida corrieron a perseguir al lobo. Viendo frustrada su comida, se dijo el lobo: —Con sobrada razón me ha sucedido esto, porque siendo yo cazador, no debí meterme a flautista. (Esopo)

San Pablo les recordaba a los corintios que ”los atletas se privan de todo, y lo hacen para obtener una corona que se marchita; nosotros, en cambio, por una corona incorruptible”. Entre todos los objetivos que tenemos hay uno importantísimo: alcanzar la corona de gloria en la vida eterna con Cristo. Que tengas la disciplina necesaria para no olvidarlo.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios
Lecturas de hoy
Primera Lectura: Heb 10, 11-18

Salmo: Sal 109, 1-4

SANTO EVANGELIO: Mc 4,1-20
En aquel tiempo, Jesús se puso otra vez a enseñar a orillas del mar. Y se reunió tanta gente junto a Él que hubo de subir a una barca y, ya en el mar, se sentó; toda la gente estaba en tierra a la orilla del mar. Les enseñaba muchas cosas por medio de parábolas. Les decía en su instrucción: «Escuchad. Una vez salió un sembrador a sembrar. Y sucedió que, al sembrar, una parte cayó a lo largo del camino; vinieron las aves y se la comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde no tenía mucha tierra, y brotó enseguida por no tener hondura de tierra; pero cuando salió el sol se agostó y, por no tener raíz, se secó. Otra parte cayó entre abrojos; crecieron los abrojos y la ahogaron, y no dio fruto. Otras partes cayeron en tierra buena y, creciendo y desarrollándose, dieron fruto; unas produjeron treinta, otras sesenta, otras ciento». Y decía: «Quien tenga oídos para oír, que oiga».
Cuando quedó a solas, los que le seguían a una con los Doce le preguntaban sobre las parábolas. Él les dijo: «A vosotros se os ha dado comprender el misterio del Reino de Dios, pero a los que están fuera todo se les presenta en parábolas, para que por mucho que miren no vean, por mucho que oigan no entiendan, no sea que se conviertan y se les perdone».
Y les dice: «¿No entendéis esta parábola? ¿Cómo, entonces, comprenderéis todas las parábolas? El sembrador siembra la Palabra. Los que están a lo largo del camino donde se siembra la Palabra son aquellos que, en cuanto la oyen, viene Satanás y se lleva la Palabra sembrada en ellos. De igual modo, los sembrados en terreno pedregoso son los que, al oír la Palabra, al punto la reciben con alegría, pero no tienen raíz en sí mismos, sino que son inconstantes; y en cuanto se presenta una tribulación o persecución por causa de la Palabra, sucumben enseguida. Y otros son los sembrados entre los abrojos; son los que han oído la Palabra, pero las preocupaciones del mundo, la seducción de las riquezas y las demás concupiscencias les invaden y ahogan la Palabra, y queda sin fruto. Y los sembrados en tierra buena son aquellos que oyen la Palabra, la acogen y dan fruto, unos treinta, otros sesenta, otros ciento».

Comentario:
Hoy escuchamos de labios del Señor la “Parábola del sembrador”. La escena es totalmente actual. El Señor no deja de “sembrar”. También en nuestros días es una multitud la que escucha a Jesús por boca de su Vicario —el Papa—, de sus ministros y... de sus fieles laicos: a todos los bautizados Cristo nos ha otorgado una participación en su misión sacerdotal. Hay “hambre” de Jesús. Nunca como ahora la Iglesia había sido tan católica, ya que bajo sus “alas” cobija hombres y mujeres de los cinco continentes y de todas las razas. Él nos envió al mundo entero (cf. Mc 16,15) y, a pesar de las sombras del panorama, se ha hecho realidad el mandato apostólico de Jesucristo.
El mar, la barca y las playas son substituidos por estadios, pantallas y modernos medios de comunicación y de transporte. Pero Jesús es hoy el mismo de ayer. Tampoco ha cambiado el hombre y su necesidad de enseñanza para poder amar. También hoy hay quien —por gracia y gratuita elección divina: ¡es un misterio!— recibe y entiende más directamente la Palabra. Como también hay muchas almas que necesitan una explicación más descriptiva y más pausada de la Revelación.
En todo caso, a unos y otros, Dios nos pide frutos de santidad. El Espíritu Santo nos ayuda a ello, pero no prescinde de nuestra colaboración. En primer lugar, es necesaria la diligencia. Si uno responde a medias, es decir, si se mantiene en la “frontera” del camino sin entrar plenamente en él, será víctima fácil de Satanás.
Segundo, la constancia en la oración —el diálogo—, para profundizar en el conocimiento y amor a Jesucristo: «¿Santo sin oración...? —No creo en esa santidad» (San Josemaría).
Finalmente, el espíritu de pobreza y desprendimiento evitará que nos “ahoguemos” por el camino. Las cosas claras: «Nadie puede servir a dos señores...» (Mt 6,24).
Rev. D. Antoni CAROL i Hostench (Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)

Santoral Católico:
Santa Jacinta Mariscotti
Terciaria Franciscana

Nació en Vignanello, cerca de Viterbo (Italia), en 1585, de familia noble. Sus padres la enviaron a las clarisas, que pronto abandonó. A los 20 años ingresó en el monasterio de las Franciscanas de la Tercera Orden Regular de Viterbo. Tanto en el siglo como en el claustro llevó una vida ligera y disipada hasta que, a los treinta años y a raíz de una grave enfermedad, se convirtió del todo al Señor. A partir de entonces llevó una vida de gran austeridad y penitencia, y se afanó en obras de caridad; fundó cofradías para la adoración de la Eucaristía y para atender a los pobres, enfermos y ancianos. Dios adornó su intensa oración y contemplación con carismas extraordinarios. Murió en Viterbo el 30 de enero de 1640.
Oración: Oh Dios, que nos has dejado en santa Jacinta un ejemplo vivo de mortificación y amor a ti, concédenos, por su intercesión, reconocer nuestros pecados, llorarlos y permanecer en tu amistad. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Para más información hacer clic acá.
© Directorio Franciscano – Catholic.net

Pensamiento del día

"Los caminos del Señor no son cómodos,
pero tampoco hemos sido creados para la comodidad,
sino para cosas grandes, para el bien.
Confiemos en el Señor: un cristiano jamás está solo"
(Benedicto XVI)

Historias:  
Angelitos por nacer  
Cuenta la historia que estaban en un lugar en el cielo, todos los bebés que nacerían al día siguiente, todos lo bebés hermosos con el mismo brillo angelical, estos eran cuidados por los ángeles del reino.

Dios acostumbraba visitarlos un día antes de su nacimiento. Dios entró en ese lugar a ver a los bebés, recorriendo todos los lugares, dando las mismas caricias a cada bebé, y un beso a cada uno de ellos, pero en un momento Dios tomó en sus brazos a uno de los bebés y lo empezó a arrullar en sus brazos, besó sus mejillas; era una nenita, los ángeles callaron y sólo se miraron entre sí, Dios salió de la habitación.

Los ángeles pocas veces miraban a Dios tener un cariño de más con unos de sus hijos, porque tenía amor igual para todos, pero no dieron más importancia; después de un minutos Dios volvió a entrar, fue directamente con la nenita, le susurró al oído unas palabras, la bebé sonrío, Dios la abrazó y la dejó en su cuna. Preguntó a los ángeles si todo estaba bien, ellos contestaron que sí, Dos volvió a salir.  Los ángeles cuando miraron a Dios salir fueron a ver al bebé para ver lo especial que este era, pero no notaron nada raro en ella.

Unos minutos antes de que los bebés dejaran el cielo para ir a la tierra Dios entró para ver su partida y para darle a cada unos su regalo, a cada uno de ellos, se les dio dos corazones, cada uno en su manitas, en él tenían escrito algo: era el nombre de su Padre y su Madre.

Uno de los ángeles más pequeños le preguntó a Dios por qué les regalaba dos corazones. Dios le respondió: "Este es mi regalo porque esos bebés desde su nacimiento tiene en sus manos el corazón y el amor para siempre de sus padres".

Cuando tocó el turno de la nenita que había abrazado Dios, al darle sus corazones Dios con lágrimas en los ojos, sólo le entregó un corazón, lo puso en su manita, Dios vio tan solo ese corazón, tomó un pedazo del suyo y lo unió al corazón solitario.

Todos los ángeles vieron esto y peguntaron al Creador por qué había hecho eso, por qué sólo le había entregado un corazón. Dios todavía con lágrimas en los ojos les contestó:

"Vean en el corazón que le di a ella, verán que dice solo el nombre de su madre, porque sólo ella estará a su lado en este momento y solo tendrá su amor, por eso también la abracé, la arrullé, la besé, porque no tendrá el amor de su padre, pues él se lo negará, por eso que también le di parte de mi corazón al de su madre, porque ella tendrá que darle más amor"

Cuando Dios despidió a la nenita, lo hizo con una sonrisa en los labios, no más llanto en sus ojos, en ese momento escondió algo en la manita que tenía vacía la bebé, uno de los ángeles lo miró, era otro corazón, pero este no tenía escrito nada, y le preguntó:

“¿Es que acaso el padre de la bebé se arrepentirá y tendrá la oportunidad de volver con ellas?”, y con la sonrisa en los labios Dios le dijo al ángel:

“No mi pequeño, ese corazón sin nombre que le di, es porque, a la vida de ella y de su madre llegará un hombre que las amará, como hombre y como padre, les dará el amor, el cariño, respeto que ellas necesitan y merecen.

"Padre" no es aquel hombre que engendra un hijo, padre es aquel hombre que cría y lleva por buen camino a esa personita…

Nuevo vídeo

Hay un nuevo vídeo publicado en el blog
"Juan Pablo II inolvidable"
Puedes acceder en la dirección:

Un minuto con María
El 21 de mayo de 2015, la organización terrorista del Estado Islámico secuestró al padre Jacques Mourad, sacerdote sirio-católico de Alepo, Siria. Después de cinco meses de cautiverio, logró escapar milagrosamente, tras haber sido torturado y haberse librado de la muerte varias veces. He aquí un extracto de su testimonio:
"Como todos los días después de nuestro secuestro, yo me ponía a rezar el Rosario en silencio (...). Sin embargo, durante todos esos años vividos en Mar Moussa y Mar Elian (Siria), había perdido el hábito de rezarlo porque la repetición de cincuenta Avemarías me aburría. Pero cuatro días después, todo cambió: el Avemaría es como un SOS que lanzo al cielo con la inexplicable certeza de que será escuchado.
Ahora estoy convencido de que María, por medio del Rosario, me acerca a Jesús. Además, ya no es una recitación mecánica, sino una verdadera meditación: me detengo largamente en cada misterio de la vida de Jesús y todos le hablan a mi alma con una fuerza asombrosa (...)
A través del Rosario, estas escenas de la vida de Jesús desfilan en mi cabeza, como si estuviera en el cine (...): entendemos muchos aspectos del sufrimiento de Jesús cuando nosotros mismos pasamos por una dura prueba y aislamiento. Hoy el Rosario me resulta de una dulzura que antes desconocía. 

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, monjas, religiosas, novicias, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los pacientes internados en la Casa de la Bondad en  Córdoba (Argentina); por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por las víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración para las siguientes personas: Violeta, 71 años, de Miami, USA, le han detectado cuatro costillas rotas por un traumatismo; Marco M., 37 años, de Argentina, oramos por salud y trabajo; Mariana M., de Argentina, joven casada y con niños, por sanación física y espiritual; Ana A., 59 años, de Argentina, por sanación física y espiritual; Juan G. V., 50 años, de Seattle, USA, con cáncer; Samuel P., 81 años, de Buenos Aires, Argentina, con problemas renales y prostáticos; y para Ishiwar Bathia, de India, sigue muy delicada en Singapur.

Pedimos oración por la recuperación de la salud de Piedad Rocio M. G., de la ciudad de Bogotá, quien se encuentra diagnosticada de carcinoma ductal infiltrante izquierdo grado III e inicia su respectivo tratamiento, para que Dios Padre por la invocación del nombre de nuestro Señor Jesus, la intercesión de la Virgen Maria y Santa Laura Montoya le conceda en el Espíritu Santo aumento de su Fe y Fortaleza para afrontar esta prueba y si es su Divina voluntad la restablezca Sana para honra y Gloria de su nombre. 

Pedimos oración para la señora Michelle de C., que vive en Guatemala, tuvo un accidente y se encuentra internada en terapia intensiva, rogando al Señor que actúe sobre ella para que reciba todas sus gracias de sanación.

Continuamos unidos en oración por medio del rezo del Santo Rosario poniendo en Manos de Nuestra Madre Bendita todas nuestras preocupaciones, alegrías y necesidades, poniendo al mundo entero en Manos de nuestra Madre y pidiéndole a Ella paz para el mundo. Al rezar por la paz, rezamos por todo, por la paz en el mundo, en los corazones, porque la violencia sea desterrada, por la paz para los niños que están en peligro de ser abortados. Paz para los jóvenes que no encuentran el camino, paz para los deprimidos. Paz para los que no han tenido la dicha de conocer al Amor. En fin rezamos por la paz, y sigamos haciéndolo.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Cinco minutos con Jesús
Enero 30
Jesús tocó los ojos de los ciegos y al instante ellos vieron; frecuentemente los evangelistas describen a Cristo tocando a los enfermos, al tiempo que los cura.
Hoy también todos necesitamos que se abran nuestros ojos, para poder ver mejor las cosas de Dios. Nuestros ojos con frecuencia o se cierran o se enturbian para ver las cosas del Espíritu. Y Jesús nos advierte en otro lugar del Evangelio, que para ver las cosas de Dios se necesita tener el corazón limpio (Sal 27, 3-4).
Limpieza de ojos, limpieza de corazón, rectitud de conciencia para poder ver a Dios y llegar al conocimiento de los secretos divinos.
(Padre Alfonso Milagro) 
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)

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