miércoles, 2 de enero de 2019

Pequeñas Semillitas 3871

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 14 - Número 3871 ~ Miércoles 2 de Enero de 2019
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina) 
Alabado sea Jesucristo…
Ayer iniciamos el nuevo año celebrando a Santa María Madre de Dios. Y recordábamos también la circuncisión del Señor a los ocho días de su nacimiento y el nombre que le pusieron (Jesús).
Estas gratas celebraciones religiosas, tal vez desplazaron un poco la atención de la Jornada Mundial por la Paz, que se celebra todos los 1° de Enero desde hace medio siglo. Y con el propósito de hacer más fuerte esta celebración, copiamos a continuación esta oración del papa San Pablo VI:
“Señor, Dios de la paz, que has creado a los hombres por amor, para hacerlos partícipes de tu gloria. Nosotros te bendecimos y te damos gracias: por los deseos, afanes y realizaciones de paz que tu Espíritu ha suscitado en nuestro tiempo para sustituir el odio con el amor, la desconfianza con la comprensión, la indiferencia con la solidaridad. Abre, Señor, aún más nuestros corazones a las exigencias concretas de amor hacia todos nuestros hermanos, para que seamos cada vez más auténticos constructores de la paz. Venga tu reino de justicia y de amor para todos los hombres de todas las razas y lenguas, y la tierra se llene de tu gloria. Amén”.

¡Buenos días!

Súplica de vitalidad
Quizás a veces, al sonar el despertador, no te sientes con las energías y el ánimo dispuesto a afrontar la jornada que comienza. Aquí te ofrezco una oración muy a propósito para activar tus energías. Empieza poniéndote en la presencia de Dios, y pídele con fe y humildad renueve tus fuerzas. Es una oración del Mons. Víctor Fernández:

Dios potente y fuerte, que todo lo sostienes, mira mi debilidad y penetra todo mi ser con ese poder que no tiene límites. Fortalece cada fibra de cuerpo y de mi interior. Así yo sabré que nada podrá derribarme, porque ningún poder humano, ninguna enfermedad y ninguna dificultad pueden ser más fuertes que tú. Lléname de tu vida intensa, Señor, infunde tu dinamismo en mis acciones, lléname de fortaleza e inunda de vitalidad todo mi ser. Quiero vivir en ti, respirarte, beberte, hacerme firme en ti. Toma toda mi vida, Señor amado. Amén.

Puedes profundizar esta oración, repitiendo varias veces: “Señor, ayúdame a afrontar los desafíos de este día con nuevas energías, nuevas ideas, nueva vida, nueva actividad. Que sepa poner en acción las habilidades y talentos que tú me has dado. Gracias, Señor”. Te deseo que experimentes el poder renovador de la oración.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios
Lecturas de hoy
Primera Lectura: 1Jn 2, 22-28

Salmo: Sal 97, 1-4

SANTO EVANGELIO: Jn 1,19-28
Éste fue el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron adonde estaba él desde Jerusalén sacerdotes y levitas a preguntarle: «¿Quién eres tú?». El confesó, y no negó; confesó: «Yo no soy el Cristo». Y le preguntaron: «¿Qué, pues? ¿Eres tú Elías?». Él dijo: «No lo soy». «¿Eres tú el profeta?». Respondió: «No». Entonces le dijeron: «¿Quién eres, pues, para que demos respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?». Dijo él: «Yo soy voz del que clama en el desierto: Rectificad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías».
Los enviados eran fariseos. Y le preguntaron: «¿Por qué, pues, bautizas, si no eres tú el Cristo ni Elías ni el profeta?». Juan les respondió: «Yo bautizo con agua, pero en medio de vosotros está uno a quien no conocéis, que viene detrás de mí, a quien yo no soy digno de desatarle la correa de su sandalia». Esto ocurrió en Betania, al otro lado del Jordán, donde estaba Juan bautizando.

Comentario:
Hoy, en el Evangelio de la liturgia eucarística, leemos el testimonio de Juan el Bautista. El texto que precede a estas palabras del Evangelio según san Juan es el prólogo en el que se afirma con claridad: «Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros» (Jn 1,14). Aquello que en el prólogo —a modo de gran obertura— se anuncia, ahora en el Evangelio, paso a paso, se manifiesta. El misterio del Verbo encarnado es misterio de salvación para la humanidad: «La gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo» (Jn 1,17). La salvación nos viene por Jesucristo, y la fe es la respuesta a la manifestación de Cristo.
El misterio de la salvación en Cristo está siempre acompañado por el testimonio. Jesucristo mismo es el «Amén, el Testigo fiel y veraz» (Ap 3,14). Juan Bautista es quien da testimonio, con su misión y mirada de profeta: «En medio de vosotros está uno (…) que viene detrás de mí» (Jn 1,26-27). Y los Apóstoles así entienden la misión: «A este Jesús, Dios le resucitó; de lo cual todos nosotros somos testigos» (Hch 2,32).
La Iglesia toda ella, y por tanto todos sus miembros, tenemos la misión de ser testigos. El testimonio que nosotros traemos al mundo tiene un nombre. El Evangelio es el mismo Jesucristo. Él es la “Buena Nueva”. Y la proclamación del Evangelio a lo largo de todo el mundo hay que entenderla también en clave de testimonio que une inseparablemente el anuncio y la vida. Es conveniente recordar aquellas palabras del papa Pablo VI: «El hombre contemporáneo escucha mejor a quienes dan testimonio que a quienes enseñan (…), o, si escuchan a quienes enseñan, es porque dan testimonio».
Mons. Romà CASANOVA i Casanova Obispo de Vic (Barcelona, España)

Santoral Católico:
San Basilio Magno
Obispo y Doctor de la Iglesia
 
Nació en Cesarea de Capadocia, hoy Turquía, el año 330, de familia cristiana; hombre de gran cultura y virtud, estuvo viviendo en Palestina y Egipto. Se retiró al desierto con san Gregorio Nacianceno, a quien había conocido de estudiante en Atenas, para llevar vida eremítica, y allí escribió la regla para sus monjes. El año 370 fue elevado a la sede episcopal de su ciudad natal, en la que sucedió a Eusebio de Cesarea. Combatió a los arrianos; escribió excelentes obras teológicas, en particular sobre el Espíritu Santo, y reglas monásticas que rigen aún hoy en muchos monasterios sobre todo del Oriente. Fue gran bienhechor de los pobres. Murió el día 1 de enero del año 379.
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© Directorio Franciscano – Aciprensa – Catholic.net

San Gregorio Nacianceno
Obispo y Doctor de la Iglesia
 
Nació el año 330 junto a Nacianzo (Capadocia), y se desplazó a diversos lugares por razones de estudio: Cesarea de Palestina, Alejandría y Atenas. Siguió a su amigo Basilio en la vida solitaria, pero fue luego ordenado de sacerdote. El año 381 fue elegido obispo de Constantinopla, pero, debido a las divisiones existentes en aquella iglesia, se retiró a Nacianzo donde murió el 25 de enero de 389 ó 390. Fue llamado el teólogo, por la profundidad de su doctrina y el encanto de su elocuencia.
Oración: Señor Dios, que te dignaste instruir a tu Iglesia con la vida y doctrina de san Basilio Magno y san Gregorio Nacianceno, haz que busquemos humildemente tu verdad y la vivamos fielmente en el amor. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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© Directorio Franciscano – Aciprensa – Catholic.net

Pensamiento del día

“Son las almas benditas del purgatorio que están a la espera de las oraciones de ustedes para refrescarse. No dejen de rezar por ellas. Piden por ustedes, pero no pueden pedir por ellas mismas, son ustedes quienes tienen que pedir por ellas para ayudarlas a salir para encontrarse con Dios y gozar eternamente de Él”
María Vallejo Nágera

Tema del día:
Almas del Purgatorio
 
¡Cuántos misterios esconde la Voluntad de Dios! Y muchos de ellos sólo se nos revelarán cuando ya sea tarde para corregir nuestro rumbo, y no nos quede otra opción más que someternos a la Justicia de Dios.

¡Si pudiéramos hablar con las almas purgantes, cuantos consejos nos darían! Ellas nos enseñarían que la diferencia más grande entre el infierno y el Purgatorio radica en que mientras en el fuego eterno las almas blasfeman y rechazan a Dios (llevando al infinito el rechazo y odio que tuvieron en vida), en el Purgatorio las almas buscan y desean a Dios. Y es ese el mayor castigo: no tener a Dios. Pero también es el mayor consuelo el saber que lo tendrán, luego de purificarse y ser almas dignas de estar en el Reino, en Su Presencia por toda la eternidad.

Ellas nos dirían que no desperdiciemos la gracia de poder hacer que el sufrimiento sirva para evitar la purificación por la que ellas pasan, ya que mientras en vida las buenas obras, el amor y el dolor suman y preparan el alma, en el Purgatorio solo queda sufrir y esperar el momento de subir al Cielo. ¡Que desperdicio el nuestro! Ellas nos ven malgastar nuestro día en banalidades que luego deberemos pagar, sometidos a la Justicia Perfecta de Dios.

Y que nos dirían nuestros ángeles custodios, viendo que vamos camino al sufrimiento, como niños que irresponsablemente juegan al borde del precipicio, inconscientes del peligro que los acecha. Las almas purgantes y los ángeles son testigos de nuestros errores, y con enorme amor ruegan a Dios para que cambiemos nuestro rumbo y busquemos a Jesús, que lo deseemos con un corazón que reconoce que sólo Dios cuenta.

Imaginen que inútil aparece para estas almas todo nuestro superficial mundo, nuestras preocupaciones, mientras tenemos tiempo y la oportunidad de mostrarle a Dios que podemos entrar a Su Reino por el camino del Amor Perfecto, esto es, por medio de la fe, la esperanza y la caridad.

En el Purgatorio se ama, se ama sin límites, y se arrepiente el alma de tanta ceguera vivida en la vida terrenal. Ellas esperan el consuelo de María y de San Miguel, de los ángeles que acuden en su apoyo, recordándoles que después del sufrimiento tendrán la gloria de llegar al gozo infinito. Allí se pide oración: cuando ellos reciben el amor de los que aún estamos aquí hecho alabanza a Dios, no sólo se consuelan sino que acortan su sufrimiento. Y lo devuelven cuando llegan al Cielo, intercediendo por quienes los supieron ayudar a disminuir sus sufrimientos.

¿Quieres hacer un buen negocio, el mejor de todos? Une tu alma a las de las almas purgantes, ora por ellas, siente que estás unido a su dolor y las consuelas, mientras ellas adquieren la luminosidad que les permita subir a la Gloria. Verás entonces que los dolores de aquí adquieren un significado distinto, son un trampolín para el crecimiento del alma, te hacen sentirte unido a Dios, trabajando para El. Pocas obras son tan agradables a Jesús y María como la oración de quienes se unen espiritualmente a las almas purgantes. Es un ida y vuelta, un fluir de alabanzas que sube y baja, y que ayuda tanto a unos como a otros.

Un día se escuchó, durante la segunda guerra mundial, una multitud aplaudiendo y aclamando en la iglesia de Santa María de la Gracia, en San Giovanni Rotondo. Pero a nadie se vio allí, por lo que los pocos que estaban presentes preguntaron a San Pío de Pietrelcina que había ocurrido. Él les dijo: “he estado rezando durante muchos días por los soldados que mueren en el campo de batalla, y una multitud de ellos ha venido a agradecerme porque han salido del Purgatorio y han entrado al Cielo”. La oración de Pío, poderoso intercesor ante Dios, les había acortado el sufrimiento.

Oremos por las almas purgantes, porque serán ellas las que intercederán por nosotros cuando tengamos que purificar nuestra alma. Y serán entonces ellas las que nos darán la bienvenida al Cielo, cuando Dios en Su Infinita Misericordia nos conceda esa Gracia.

¡Trabajemos por ello, tenemos nuestra vida para lograrlo, ese es el sentido de nuestra presencia aquí!
Autor: Oscar Schmidt

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Un minuto con María 
Madre de Dios, Theotokos, es el título oficialmente atribuido a María en el siglo V, más precisamente en el Concilio de Éfeso de 431, pero que ya había sido afirmado en la devoción del pueblo cristiano desde el siglo III, en el contexto de las discusiones acaloradas de ese período sobre la persona de Cristo.
Con este título se enfatizaba que Cristo es Dios y que realmente nace, como hombre, de María: preservando así su unidad de verdadero Dios y verdadero hombre. En verdad, aunque el debate parecía ser sobre María, era esencialmente sobre su Hijo. Al querer salvaguardar la plena humanidad de Jesús, algunos Padres sugirieron un término más atenuado: en lugar del título de Theotokos, propusieron el de Christotokos, Madre de Cristo; sin embargo, se vio con razón como una amenaza a la doctrina de la plena unidad de la divinidad con la humanidad de Cristo.
Por eso, después de una larga discusión, en el Concilio de Éfeso del 431, como dije, se confirmó solemnemente, por un lado, la unidad de las dos naturalezas, divina y humana, en la persona del Hijo de Dios (ver DS, No. 250) y, por otro, la legitimidad de la atribución a la Virgen del título de Theotokos, Madre de Dios (ibid., 251).
Benedicto XVI  
   
Pedidos de oración 
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, monjas, religiosas, novicias, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los pacientes internados en la Casa de la Bondad en  Córdoba (Argentina); por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por las víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio

Pedimos oración para Nicolás, de Córdoba, Argentina, afectado por crisis de pánico. Le pedimos a la Santísima Virgen que lo proteja y a Jesús que lo sane y le infunda su paz. 

Continuamos unidos en oración por medio del rezo del Santo Rosario poniendo en Manos de Nuestra Madre Bendita todas nuestras preocupaciones, alegrías y necesidades, poniendo al mundo entero en Manos de nuestra Madre y pidiéndole a Ella paz para el mundo. Al rezar por la paz, rezamos por todo, por la paz en el mundo, en los corazones, porque la violencia sea desterrada, por la paz para los niños que están en peligro de ser abortados. Paz para los jóvenes que no encuentran el camino, paz para los deprimidos. Paz para los que no han tenido la dicha de conocer al Amor. En fin rezamos por la paz, y sigamos haciéndolo.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Cinco minutos con Jesús
 
Enero 2
Los hombres tienen sentido si se encuentran en la vida con su Señor y Creador. Entonces la vida es vida para Él, porque en el encuentro la criatura vive en su Señor y su Señor en la criatura.
Yo soy la Vida, dijo Cristo, que es el Dios que vino a la tierra; y es verdad. Y si es verdad, hay que sacar conclusiones, para no correr el riesgo de estar haciendo de la vida un afanoso correr tras algo que nuca se podrá alcanzar.
(Padre Alfonso Milagro) 
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)

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