martes, 29 de enero de 2019

Pequeñas Semillitas 3898

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 14 - Número 3898 ~ Martes 29 de Enero de 2019
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Cuídate de no herir a las personas.  No hagas falsas promesas, engañando a alguien que no amas. Sé sincero y muéstrate al ser amado, que deseas conocerlo a fondo, completamente libre de máscaras. No juegues con los sentimientos ajenos.  Un día alguien podrá jugar con los tuyos.  Cosechamos lo que sembramos. Usando sinceridad, nadie se atreverá a cobrarte cualquier actitud. Obrando así, por lo menos quedará entre tú y la otra persona el sentimiento de amistad

¡Buenos días!

Lugar de honor
María, Reina de la Paz, hace más de veinticinco años que se aparece en Yugoslavia (Medjugorje) para ayudarnos a vivir mejor el Evangelio de Jesús. Hoy te presento un mensaje que dio hace doce años, el 25 de enero de 2007. Bondadosamente te pide tengas en un lugar de honor y a la mano el libro de la Palabra de Dios. Es luz celestial para disipar las tinieblas del corazón. 

“¡Queridos hijos! Pongan la Sagrada Escritura en un lugar visible en su familia y léanla. Así conocerán la oración con el corazón y sus pensamientos estarán en Dios. No olviden que son pasajeros como una flor de campo, que se ve de lejos, pero desaparece en un instante. Hijitos, dondequiera que vayan, dejen un signo de bondad y amor, y Dios los bendecirá con la abundancia de su bendición. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

La Virgen María te está comentando con mucha dulzura lo que escribió san Pablo a los primeros cristianos: “Ya que ustedes han resucitado con Cristo, anhelen los bienes del cielo donde Cristo está sentado a la derecha de Dios. Tengan el corazón puesto en las cosas celestiales y no en las de la tierra”, (Col 3, 1-2). Que la Biblia, leída y meditada, te ayude a buscar incansablemente los bienes del cielo. Hasta mañana.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios
Lecturas de hoy
Primera Lectura: Heb 10, 1-10

Salmo: Sal 39, 2. 4ab. 7-11

SANTO EVANGELIO: Mc 3,31-35
En aquel tiempo, llegan la madre y los hermanos de Jesús, y quedándose fuera, le envían a llamar. Estaba mucha gente sentada a su alrededor. Le dicen: «¡Oye!, tu madre, tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan». Él les responde: «¿Quién es mi madre y mis hermanos?». Y mirando en torno a los que estaban sentados en corro, a su alrededor, dice: «Éstos son mi madre y mis hermanos. Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre».

Comentario:
Hoy contemplamos a Jesús —en una escena muy concreta y, a la vez, comprometedora— rodeado por una multitud de gente del pueblo. Los familiares más próximos de Jesús han llegado desde Nazaret a Cafarnaum. Pero en vista de la cantidad de gente, permanecen fuera y lo mandan llamar. Le dicen: «¡Oye!, tu madre, tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan» (Mc 3,31).
En la respuesta de Jesús, como veremos, no hay ningún motivo de rechazo hacia sus familiares. Jesús se había alejado de ellos para seguir la llamada divina y muestra ahora que también internamente ha renunciado a ellos: no por frialdad de sentimientos o por menosprecio de los vínculos familiares, sino porque pertenece completamente a Dios Padre. Jesucristo ha realizado personalmente en Él mismo aquello que justamente pide a sus discípulos.
En lugar de su familia de la tierra, Jesús ha escogido una familia espiritual. Echa una mirada sobre los hombres sentados a su alrededor y les dice: «Éstos son mi madre y mis hermanos. Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre» (Mc 3,34-35). San Marcos, en otros lugares de su Evangelio, refiere otras de esas miradas de Jesús a su alrededor.
¿Es que Jesús nos quiere decir que sólo son sus parientes los que escuchan con atención su palabra? ¡No! No son sus parientes aquellos que escuchan su palabra, sino aquellos que escuchan y cumplen la voluntad de Dios: éstos son su hermano, su hermana, su madre.
Lo que Jesús hace es una exhortación a aquellos que se encuentran allí sentados —y a todos— a entrar en comunión con Él mediante el cumplimiento de la voluntad divina. Pero, a la vez, vemos en sus palabras una alabanza a su madre, María, la siempre bienaventurada por haber creído.
Rev. D. Josep GASSÓ i Lécera (Ripollet, Barcelona, España)

Santoral Católico:
San Sulpicio Severo
Obispo

Fue obispo de Bourges, en Aquitania (hoy Francia), y senador de las Galias. San Gregorio de Tours lo alabó por su sabiduría, su celo pastoral y su diligencia en restaurar la disciplina. Murió en su sede episcopal el año 591.
Para más información hacer clic acá.
© Directorio Franciscano – Aciprensa – Catholic.net

Pensamiento del día

"El mundo no está terminado.
La creación continúa cada día.
Dios trabaja en nuestro mundo cotidiano;
es necesario colaborar con Él".
(Abbé Pierre)

Tema del día:
La conversión de nuestros seres queridos
Satanás ejerce sobre nosotros un poder seductor a través de numerosas armas: la televisión, el internet, la educación, los gobiernos, etc. y vemos con espanto como la inmensa mayoría de nuestros seres queridos van cayendo poco a poco en sus redes. ¿Podemos hacer algo por su conversión?

Lo anterior forma un todo que nos canta continuamente “ven, ven con nosotros a hacer lo que todos hacen y serás feliz”. Visto en conjunto es una apisonadora de la que es dificilísimo escapar, y vamos viendo con espanto como la inmensa mayoría de nuestros seres queridos van cayendo poco a poco en sus brazos.

Estos, por su libre decisión, quedan en manos del diablo, porque, no nos engañemos, o se está en manos de Dios o en las de Satanás, no hay un estado intermedio de “buena persona” que no está ni con uno ni con otro. Y cuando eso ocurre, nos dice San Alfonso María de Ligorio, Dios termina abandonando al pecador. ¿Y cómo lo hace? Dejándolo ciego y sordo a la Luz divina, por eso vemos que a estas personas les resbala como el aceite al agua absolutamente todo lo que podamos decirles, leerles o enseñarles, es como si tuvieran una coraza que los inmuniza de Dios, y nosotros nos damos perfecta cuenta de su dureza y ceguera. Y aquí es donde el diablo, que siempre trata de pescar en río revuelto, trata de aprovecharse y llevarnos a la desesperación: “no hay nada que hacer”, “es un caso imposible”…

¿Pero podemos hacer algo por ellos? Sí, ofrecer nuestros sacrificios y oraciones. Son justamente estos los que podrían permitir que Dios se apiade de ellos y les conceda la gracia de que dejen la ceguera y sordera para poder escuchar su mensaje, si bien ellos tendrán que aceptarlo libremente. Por eso es tan importante la vida de oración, la Santa Misa, la actividad de nuestras monjas y monjes contemplativos, por solo dar unos ejemplos, las cuales en su anonimato permiten que otras personas perdidas tengan una nueva oportunidad. Cuando muchos se convierten detrás hay alguien que ha intercedido o ayudado con su oración, en la iglesia militante, purgante o triunfante.

Tenemos dos ejemplos en los que inspirarnos en esta tarea titánica, que entendieron que solo entregando su vida en sacrificio absoluto y expiación por los demás obtendrían de Dios la gran gracia de la conversión de sus seres queridos, que, en justicia, Dios no debería dar porque ellos mismos por libre iniciativa decidieron abandonarlo.

Un ejemplo admirable es la beata chilena Laura Vicuña, cuyo padre falleció a los pocos años de nacer ella, quien con tan solo 13 años murió tras pedir a Dios se la llevara de alguna enfermedad a cambio de la conversión de su madre, que convivía en unión libre con un hombre con el que no estaba casada. No fue una casualidad. Laura lo planeó y comunicó a su confesor, el padre Crestanello. Tras caer enferma, y ya en su lecho de muerte, llamó a su madre, a quien Laura le dijo:

"Mamá, desde hace dos años ofrecí mi vida a Dios en sacrificio para obtener que tú no vivas más en unión libre. Que te separes de ese hombre y vivas santamente. Mamá: ¿antes de morir tendré la alegría de que te arrepientas, y le pidas perdón a Dios y empieces a vivir santamente?".

"¡Ay hija mía!" exclama doña Mercedes, su madre, llorando, "¿entonces yo soy la causa de tu enfermedad y de tu muerte? Pobre de mí ¡Oh Laurita, qué amor tan grande has tenido hacia mí! Te lo juro ahora mismo. Desde hoy ya nunca volveré a vivir con ese hombre. Dios es testigo de mi promesa. Estoy arrepentida. Desde hoy cambiará mi vida”.

Laura manda llamar al Padre Confesor. “Padre, mi mamá promete solemnemente a Dios abandonar desde hoy mismo a aquel hombre”. Madre e hija se abrazan llorando. Desde aquel momento el rostro de Laura se torna sereno y alegre. Siente que ya nada le retiene en esta tierra. La Divina Misericordia ha triunfado en el corazón de su amadísima madre. Su misión en este mundo ya está cumplida. Dios la llama al Paraíso.

Otro ejemplo motivador, muy poco conocido, es el de Isabel Lesseur, casada en el siglo XIX con un notable ateo francés. Ella ofreció su vida por completo a Dios para obtener la conversión de su marido ofreciendo penitencias, una dolorosísima enfermedad y, sobre todo, un sufrimiento espiritual indescriptible por ver como su ser más querido vivía alejado de Dios y que fue retratando en su extraordinario diario. Pocos días antes de morir le profetizó a una religiosa que su marido se convertiría y se haría sacerdote.

El sufrimiento de Isabel llegó hasta el final, pues expiró sin ver a su marido convertido, pero murió confiada en Dios. Y así fue, su esposo continuó en su ateísmo y fue justamente pasando por Lourdes, pues planeaba escribir un libro para desacreditar las apariciones, cuando delante de la Virgen en la gruta sintió algo que lo transformaba y renovaba por completo convirtiéndose ipso-facto. Isabel, por fin, pudo ver desde el cielo la conversión de su marido, el cual se hizo sacerdote y fue un famoso predicador, Félix Lesseur.

Cristo dice en el Evangelio que “no hay amor más grande que el de aquel que da la vida por sus amigos”. Ellos lo entendieron, y nosotros debemos entenderlo. No olvidemos nunca que la conversión no es obra humana -sólo podemos colaborar-, es una Gracia.

Aquí es donde está el verdadero amor, la verdadera valentía, la verdadera Fe, poco importa lo que nos pase aquí, lo que nos injurien, se rían de nosotros, nos desprecien, los sacrificios y sinsabores que pasemos si finalmente logramos colaborar en la salvación de uno de nuestros seres queridos. Podríamos incluso no verlo en vida, como Isabel Lesseur, pero qué importa, la felicidad no es esta vida, sino verlos en la eternidad.

Jesús prometió darnos todo lo que le pidamos, mientras sea bueno para nuestra alma. Confiemos en él y entreguémonos en cuerpo y alma a ello, porque todos tenemos cerca a alguien por quien ofrecernos en inmolación.
Miguel Ángel Yañez - Fuente: Adelante la fe

Un minuto con María
¿Dónde se encuentra Jesús en la tierra si no en los brazos de María? ¿No es ella quien nos dio la Eucaristía? Cuando consintió con la encarnación de la Palabra en su seno, comenzó el gran misterio de la reparación a Dios y la unión con nosotros que Jesús realiza durante su vida mortal y que continúa hasta el Sacramento.
Sin María, no iríamos a Jesús. Porque Ella lo posee en su corazón: se deleita en Él y aquellos que quieren conocer sus virtudes íntimas, su amor secreto y privilegiado, deben buscarlos en el corazón de María. Aquellos que aman a esta buena Madre encuentran a Jesús en su corazón purísimo. Nunca debemos separar a María de Jesús: no podemos ir a Él sin pasar por Ella.
Incluso diría que cuanto más amamos la Eucaristía, más debemos amar a María: amamos todo lo que un amigo ama. ¿O existe una criatura más querida por Dios, una madre más tiernamente afectuosa con su hijo, que María con Jesús?
San Julien Eymard

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, monjas, religiosas, novicias, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los pacientes internados en la Casa de la Bondad en  Córdoba (Argentina); por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por las víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Cinco minutos con Jesús
Enero 29
Si cuando el discípulo llegue a ser perfecto, será como su Maestro (Lc 6,40), nosotros también debemos poner nuestro afán en imitar a Jesús; Él nos enseña que no nos basta una mera o teórica aceptación de la Palabra del padre, sino que se requiere el cumplimiento práctico y real de esa divina voluntad.
No basta que aceptes a Jesús como tu Maestro, si luego no llevas a la práctica sus enseñanzas, si no vives sus Palabras y su Verdad; con esto Jesús te pone alerta contra un cristianismo de meras fórmulas o de simples aceptaciones de verdades y dogmas, pero que no llega a que esas verdades se hagan vida.
(Padre Alfonso Milagro) 
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)

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