martes, 30 de mayo de 2017

Pequeñas Semillitas 3343

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 12 - Número 3343 ~ Martes 30 de Mayo de 2017
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Ascensión. ¿Misterio glorioso? Lo cantamos con muchos aleluyas, ¡Y es un misterio de despedida! Se va el Médico y queda el enfermo; se va el Padre... ¿Por qué da alegría? ¿Por la entrada triunfal en el cielo? San Ignacio no dice nada de esto... ¿Es fantasía? Tenemos tres cosas: Hubo una colina; hubo una nube y hubo una palabra.
Una colina. ¿Por qué? ¿Para ver mejor el cielo? No: ¡Para ver mejor la tierra!
Nuestro Señor quiso llevar a sus discípulos a la colina para mostrarles mejor la tierra... La nube vino a tapar el cielo y luego ¡La palabra! ¡Basta de tonterías! ¿Qué significa eso? Bajen a la ciudad.
Y en el momento en que se queda invisible, les dice: "He aquí que estoy con  vosotros" (Mt 28,20). Éste es el nacimiento de la Iglesia, cuando la presencia del Señor se tornó invisible y universal.
Vuelven a la ciudad para encontrar a Nuestro Señor en todos los caminos de la tierra. Cuando estaba visible, había que buscarlo solamente allí. Ahora está en todas partes.
Por tu admirable ascensión, ¡Escúchanos, Señor, te rogamos! Comenzaba la vida de la fe y la vida de la Iglesia. Debemos hacer de la tierra una casa digna de los hombres para que sea digna de Dios. (San Alberto Hurtado)

¡Buenos días!

La zorra y las uvas
Las fábulas, lo mismo que las parábolas, han sido elaboradas con la intención manifiesta de incitarnos a la reflexión. La de hoy destaca con cuánta facilidad no somos objetivos y sinceros, y preferimos engañarnos a nosotros mismos, con cualquier excusa, antes que reconocer con humildad nuestros límites, errores y miserias.

Estaba una zorra con mucha hambre, y al ver colgando de una parra unos deliciosos racimos de uvas, quiso atraparlos con su boca. Mas, a pesar de que saltó una y otra vez con todas sus fuerzas, tratando de alcanzarlos, le resultó imposible. Se alejó diciéndose como para consolarse: “¡Bah! ¡Ni me agradan, están tan verdes!”. Nunca eches a los demás la culpa de lo que no eres capaz de lograr. (Esopo). 

Qué valentía supone buscar con pasión la verdad, sin transigir con las excusas que nos vuelven esclavos de nuestras mentiras. Sólo la verdad nos hará libres, dijo Jesús. Libres y auténticos, al reconocer con sensatez nuestra realidad. No es fácil porque vivimos en un clima de formalismos y máscaras. Te deseo un día feliz.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En aquel tiempo, Jesús, alzando los ojos al cielo, dijo: «Padre, ha llegado la hora; glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique a ti. Y que según el poder que le has dado sobre toda carne, dé también vida eterna a todos los que tú le has dado. Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y al que tú has enviado, Jesucristo. Yo te he glorificado en la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste realizar.
»Ahora, Padre, glorifícame tú, junto a ti, con la gloria que tenía a tu lado antes que el mundo fuese. He manifestado tu Nombre a los hombres que tú me has dado tomándolos del mundo. Tuyos eran y tú me los has dado; y han guardado tu Palabra. Ahora ya saben que todo lo que me has dado viene de ti; porque las palabras que tú me diste se las he dado a ellos, y ellos las han aceptado y han reconocido verdaderamente que vengo de ti, y han creído que tú me has enviado.
»Por ellos ruego; no ruego por el mundo, sino por los que tú me has dado, porque son tuyos; y todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío; y yo he sido glorificado en ellos. Yo ya no estoy en el mundo, pero ellos sí están en el mundo, y yo voy a ti». (Jn 17,1-11a)

Comentario:
Hoy, el Evangelio de san Juan —que hace días estamos leyendo— comienza hablándonos de la “hora”: «Padre, ha llegado la hora» (Jn 17,1). El momento culminante, la glorificación de todas las cosas, la donación máxima de Cristo que se entrega por todos... “La hora” es todavía una realidad escondida a los hombres; se revelará a medida que la trama de la vida de Jesús nos abra la perspectiva de la cruz.
¿Ha llegado la hora? ¿La hora de qué? Pues ha llegado la hora en que los hombres conozcamos el nombre de Dios, o sea, su acción, la manera de dirigirse a la Humanidad, la manera de hablarnos en el Hijo, en Cristo que ama.
Los hombres y las mujeres de hoy, conociendo a Dios por Jesús («las palabras que tú me diste se las he dado a ellos»: Jn 17,8), llegamos a ser testigos de la vida, de la vida divina que se desarrolla en nosotros por el sacramento bautismal. En Él vivimos, nos movemos y somos; en Él encontramos palabras que alimentan y que nos hacen crecer; en Él descubrimos qué quiere Dios de nosotros: la plenitud, la realización humana, una existencia que no vive de vanagloria personal sino de una actitud existencial que se apoya en Dios mismo y en su gloria. Como nos recuerda san Ireneo, «la gloria de Dios es que el hombre viva». ¡Alabemos a Dios y su gloria para que la persona humana llegue a su plenitud!
Estamos marcados por el Evangelio de Jesucristo; trabajamos para la gloria de Dios, tarea que se traduce en un mayor servicio a la vida de los hombres y mujeres de hoy. Esto quiere decir: trabajar por la verdadera comunicación humana, la felicidad verdadera de la persona, fomentar el gozo de los tristes, ejercer la compasión con los débiles... En definitiva: abiertos a la Vida (en mayúscula).
Por el espíritu, Dios trabaja en el interior de cada ser humano y habita en lo más profundo de la persona y no deja de estimular a todos a vivir de los valores del Evangelio. La Buena Nueva es expresión de la felicidad liberadora que Él quiere darnos.
Rev. D. Pere OLIVA i March (Sant Feliu de Torelló, Barcelona, España)

Santoral Católico:
San Fernando III
Rey de Castilla y León
Fernando III, «el Santo», rey de León y de Castilla, hijo de Alfonso IX de León y de Berenguela de Castilla, nació el año 1198 en el reino leonés, probablemente cerca de Valparaíso (Zamora). Tradicionalmente se afirma que perteneció a la Tercera Orden franciscana. Fue el rey de la reconquista del sur de España. Su visión política de altas miras es reconocida por los historiadores, y las gentes de toda clase y condición bendijeron su reinado sabio, ecuánime, prudente. En los territorios reconquistados por él, nunca hubo vencedores y vencidos. Con razón es proclamado «señor de la convivencia de cristianos, musulmanes y judíos». Contrajo dos matrimonios sucesivos, que fueron felices, y de ambos tuvo en conjunto trece hijos. Fue hombre de óptimos sentimientos y limpias costumbres. Además de administrar con sabiduría sus reinos, promovió las artes y las ciencias, y colaboró en la propagación de la fe. Vivió rodeado del respeto y afecto de unos y otros, y su muerte fue llorada por todos. Murió en Sevilla el 30 de mayo de 1252.
Oración: Oh Dios, que elegiste al rey san Fernando como defensor de tu Iglesia en la tierra, escucha las súplicas de tu pueblo que te pide tenerlo como protector en el cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano     

Santa Juana de Arco
Vírgen
Nació en Domrémy (Lorena, Francia) el año 1412 en el seno de una familia campesina. Era el tiempo de la Guerra de los Cien Años entre Francia e Inglaterra. A los trece años empezó Juana a tener experiencias extraordinarias y visiones de santos que le decían que su misión era librar a Francia. Aunque era analfabeta, se abrió camino para hablar con el rey Carlos VII. Consiguió que, vestida de guerrero, la pusieran en cabeza del ejército que conquistó Orleans y otras plazas. Pero el rey cambió luego de actitud y Juana fue arrestada y entregada a los ingleses, quienes la sometieron a un juicio que la condenó como hereje, por lo que fue quemada viva en Rouen (Normandía) el año 1431. La Iglesia la rehabilitó en 1456, y la canonizó en 1920.
© Directorio Franciscano  

Palabras del Papa Francisco
“¿Soy capaz de escuchar al Espíritu Santo? ¿Soy capaz de pedir inspiración antes de tomar una decisión o de decir una palabra o hacer algo? ¿Mi corazón está tranquilo, sin emociones, es un corazón fijo? … Hay algunos corazones, si hiciésemos un electrocardiograma espiritual el resultado sería lineal, que no tienen emociones. También en los evangelios están estos, pensemos en los doctores de la ley: eran creyentes en Dios, sabían todos los mandamientos, pero su corazón estaba cerrado, parado, no se dejaban inquietar. Hay que dejarse preocupar por el Espíritu Santo… Sentir y discernir: discernir aquello que siente mi corazón, porque el Espíritu Santo es el maestro del discernimiento. Pidamos también nosotros la gracia de escuchar lo que el Espíritu dice a nuestra Iglesia, a nuestra comunidad, a nuestra parroquia, a nuestra familia y a cada uno de nosotros, la gracia de aprender este lenguaje de escuchar al Espíritu Santo”.

Tema del día:
Los frutos del Espíritu Santo
AMOR: el fruto que nos da a Dios mismo. “El Amor viene de Dios, hace presente a Dios, es Dios con nosotros”.

GOZO: la primera manifestación del amor. El gozo espiritual es el disfrute de la presencia amorosa de Dios. ¡Espíritu Santo, invádenos con tu gozo!

PAZ: un regalo de Cristo Resucitado. La alegría plena, reposada, serena, honda, una alegría total, se alcanza con la tranquilidad del espíritu, cuando recibimos la paz. El don de sabiduría, que nos hace gustar, saborear las cosas de Dios, es como el peldaño que conduce a la paz.

PACIENCIA: saber que Dios no se retrasa. Las almas dóciles al Paráclito producen este fruto ante los obstáculos. No pierden la paz ante la enfermedad, la contradicción, los defectos ajenos, las calumnias, y ante los propios fracasos espirituales. “Y a su hora, en el tiempo oportuno, cuando las lluvias tempranas y tardías han regado nuestra vida, el milagro se produce, y se convierte el desierto en vergel”.

LONGANIMIDAD: presencia de ánimo. Es el fruto del espíritu que nos da ánimo para tender a lo bueno, aunque haya que esperar, mucho, para alcanzarlo. Nos ayuda a esperar todo el tiempo necesario, antes de alcanzar las metas ascéticas o apostólicas que nos proponemos, pensando que las dilaciones son queridas o permitidas por Dios.

BONDAD: buscando siempre el bien de los demás. Hacemos el bien con sencillez sin jactarnos de ello y solo buscando la aprobación de Dios. Realizamos el bien sin buscar agradecimientos o dependencias de los favorecidos. Compartimos los bienes espirituales y materiales en comunidad de fe y de amor. “No se cansen de obrar el bien, porque a su tiempo nos vendrá la cosecha, si no desfallecemos…y hacemos el bien a todos”.
Gál. 6: 9-10.

BENIGNIDAD: sentir la dulzura del Espíritu. Transforma nuestras relaciones humanas en bendiciones divinas. Vivimos una dulce participación de la suavidad de Dios, encarnada en Cristo. Se manifiesta con amabilidad en las palabras, con suavidad en la convivencia y en el trato, y con servicialidad comunicativa en el actuar.

MANSEDUMBRE: soportarlo todo con paz. Da la fortaleza  para soportar malas palabras, mal comportamiento, gestos y actos amenazadores y toda clase de  injusticias contra uno mismo o nuestros amigos. Desecha la ira, porque el Espíritu de Dios reposa en el hombre humilde y dulce.

FE: mirar con los ojos de Dios. Es entregarse en las manos de Dios y aceptar su palabra. La fe fundamenta y dirige la obediencia, la confianza, el abandono. “Déjate guiar por el viento y por el fuego del Espíritu, pues la fe es estimulante, fermentadora”.

MODESTIA: el coraje de los humildes. Por este fruto, el creyente sabe que sus talentos son regalo de Dios y los pone al servicio de los demás. “Deja que Dios entre en tu vida, déjate querer por Dios, deja que Él te transforme, te cambie, te guíe, te forme. Eso sí es humildad”.

CASTIDAD Y CONTINENCIA: testigos de la fidelidad y la ternura de Dios. Nos inclina a vivir la sexualidad como servicio a la vida, para hacer de nuestro cuerpo una entera alabanza. Por estos frutos el alma está vigilante para evitar lo que pueda dañar la pureza interior y exterior.

“No entristezcáis al Espíritu de Dios con el que fuisteis sellados para el día de la Redención”. Ef 4, 30.

“Llenaos del Espíritu Santo”. Ef 5, 18

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por las víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por las necesidades de las siguientes personas: Ventura Esperanza Z., (76 años, Miami, USA), con problemas lumbares, anemia, osteoporosis y depresión; Josefina K., (82 años, México), enferma de los pulmones; Violeta Edda, (69 años, USA), con enteritis crónica, cirrosis y plaquetas bajas; María Irene, (73 años, Argentina), con diabetes y problemas circulatorios en las piernas; Kelley Owen, (60 años, Canadá), delicada de la columna y las piernas con dificultad para moverse; Marta T. P., (75 años, Canadá), anémica por falta de hierro; Carola A. C., (74 años, Perú), en tratamiento por cáncer pulmonar; Louis H., (84 años, Canadá), con sangrado prostático; Elisa Z., (Argentina), en proceso de recuperación pero no enteramente bien todavía; Consuelo M., (México), enferma de cáncer; y Jorge A., (México), con padecimientos varios de salud. Oramos por todos ellos pidiendo la intercesión de la Santísima Virgen María. 

Pedimos oración para las siguientes personas de México: Cristina L. F., a quien realizan hoy un estudio urológico; Olivia A., por su completa recuperación; Martha O., que sufrió un accidente y está muy grave; y por la total recuperación de Pilar M. ¡Te lo pedimos Señor!

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Los cinco minutos de María
Mayo 30
Te damos gracias, María. Virgen más bella que el sol, porque nos has dado al Cristo, porque nos has dado a Dios.
Que todos los ángeles bendigan a María, y espíritus celestiales bendigan al Señor.
Que la luna y el sol bendigan a María, y las claras estrellas bendigan a María, y que las nieves blancas bendigan al Señor.
Los hijos bendigamos a María, los hombres bendigamos al Señor.
Madre, que todas las edades te bendigan y alaben al Señor.
* P. Alfonso Milagro

Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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