PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
12 - Número 3322 ~ Martes 9 de Mayo de 2017
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
No
debemos creer que quien haya encontrado una verdadera devoción a María esté
exento de cruz o de sufrimientos, porque esto es falso. Se verá más
atacado que cualquier otro porque María,
siendo la Madre de los vivos, les entrega a sus hijos trozos del Árbol de vida
que es la cruz de Jesús. Pero, dándoles las cruces apropiadas, la Virgen María
les da a sus hijos la gracia de llevarlas, con paciencia e incluso alegremente,
de manera que las cruces que Ella da a aquellos que le pertenecen, son más bien
cruces con dulzura y no cruces amargas (…) La dificultad está en saber
encontrar verdaderamente a la Virgen María, para encontrar la gracia en abundancia. Dios, siendo el amo
absoluto, puede comunicar por sí mismo lo que no comunica generalmente sino por
medio de María; no podemos negar, sin temeridad, que no lo haya hecho incluso
en algunas ocasiones, sin embargo, según el orden que la divina Sabiduría ha
establecido. En el orden de la gracia, Dios comunica generalmente a través de
María, como dice Santo Tomás. Para subir y unirse a él es necesario servirse
del mismo medio que él se sirvió para bajar a nosotros, para hacerse hombre y
para comunicarnos sus gracias; ese medio es la verdadera devoción a la
Santísima Virgen.
¡Buenos días!
Las dos cartas
La
humildad consiste en el reconocimiento de que Dios es el autor de todo bien. De
él proviene todo cuanto tenemos y somos. Y también cuanto tiene y es nuestro
prójimo. Por eso no cabe el sentido competitivo de la vida, que está en el
fondo de la actitud soberbia y envidiosa. El que quiere sobresalir no busca
tanto alcanzar una meta, sino crear distancia respecto de los otros.
El Cura de Ars dijo en cierta ocasión: “He recibido
dos cartas en el mismo correo; una decía que yo era un gran santo, y la otra,
que era un hipócrita y un impostor. La primera no me hacía mejor de lo que soy
y la segunda no me hacía peor de lo que soy. Delante de Dios, todos somos lo
que somos, nada más ni nada menos”.
Ubicarse
ante Dios significa ser conscientes de nuestra pequeñez y dependencia, porque
“El Señor es un Dios grande, tiene en su mano los abismos de la tierra, son
suyas las cumbres de los montes, suyo es el mar, porque él lo hizo, la tierra
firme que modelaron sus manos”, (Sal 95). Ante él “somos polvo y ceniza”, como
le dijo Abrahán.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
Se
celebró por entonces en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno.
Jesús se paseaba por el Templo, en el pórtico de Salomón. Le rodearon los
judíos, y le decían: «¿Hasta cuándo vas a tenernos en vilo? Si tú eres el
Cristo, dínoslo abiertamente». Jesús les respondió: «Ya os lo he dicho, pero no
me creéis. Las obras que hago en nombre de mi Padre son las que dan testimonio
de mí; pero vosotros no creéis porque no sois de mis ovejas. Mis ovejas
escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy vida eterna y no
perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi mano. El Padre, que me las ha
dado, es más grande que todos, y nadie puede arrebatar nada de la mano del
Padre. Yo y el Padre somos uno». (Jn 10,22-30)
Comentario:
Hoy
vemos a Jesús que se «paseaba por el Templo, en el pórtico de Salomón» (Jn
10,23), durante la fiesta de la Dedicación en Jerusalén. Entonces, los judíos
le piden: «Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente», y Jesús les contesta:
«Ya os lo he dicho, pero no me creéis» (Jn 10,24.25).
Sólo
la fe capacita al hombre para reconocer a Jesucristo como el Hijo de Dios. San
Juan Pablo II hablaba en el año 2000, en el encuentro con los jóvenes en Tor
Vergata, del “laboratorio de la fe”. Para la pregunta «¿Quién dicen las gentes
que soy yo?» (Lc 9,18) hay muchas respuestas... Pero, Jesús pasa después al
plano personal: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?». Para contestar
correctamente a esta pregunta es necesaria la “revelación del Padre”. Para
responder como Pedro —«Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo» (Mt 16,16)—
hace falta la gracia de Dios.
Pero,
aunque Dios quiere que todo el mundo crea y se salve, sólo los hombres humildes
están capacitados para acoger este don. «Con los humildes está la sabiduría»,
se lee en el libro de los Proverbios (11,2). La verdadera sabiduría del hombre
consiste en fiarse de Dios.
Santo
Tomás de Aquino comenta este pasaje del Evangelio diciendo: «Puedo ver gracias
a la luz del sol, pero si cierro los ojos, no veo; pero esto no es por culpa
del sol, sino por culpa mía».
Jesús
les dice que si no creen, al menos crean por las obras que hace, que
manifiestan el poder de Dios: «Las obras que hago en nombre de mi Padre son las
que dan testimonio de mí» (Jn 10,25).
Jesús
conoce a sus ovejas y sus ovejas escuchan su voz. La fe lleva al trato con
Jesús en la oración. ¿Qué es la oración, sino el trato con Jesucristo, que
sabemos que nos ama y nos lleva al Padre? El resultado y premio de esta
intimidad con Jesús en esta vida, es la vida eterna, como hemos leído en el
Evangelio.
Rev. D. Miquel MASATS i Roca (Girona, España)
Santoral Católico:
San Pacomio
Abad
Nació
en Esna (Alto Egipto), hacia el año 287, de padres campesinos. A los 20 años se
enroló en el ejército imperial. Cuando aún era pagano, estando preso en Tebas,
se sintió impresionado por la caridad de unos cristianos para con los soldados
detenidos, a los que llevaban ayuda por la noche, aprovechando la oscuridad.
Este gesto de unos desconocidos lo llevó a hacerse cristiano. Una vez libre y
liberado del ejército, se hizo catecúmeno, recibió el bautismo y se insertó en
una comunidad cristiana campesina. Guiado por el anacoreta Palamón, que estaba
al frente de una colonia de anacoretas, optó por la vida monacal. Siete años
después, se estableció en Tabennisi y empezó a vivir como anacoreta por su
cuenta, pero pronto se le agregaron compañeros, con los que empezó la vida en
común. Comprobó que tal estilo de vida requería, además de la castidad
perfecta, una sincera obediencia y una plena pobreza. Así nació la vida
cenobítica, que pronto alcanzó gran prestigio. Tuvo que abrir numerosos
cenobios, para los que escribió una Regla que se hizo famosa. Murió en la
Tebaida de Egipto el año 347 ó 348.
© Directorio Franciscano
Pensamiento del día
“Todos los santos comenzaron su conversión por la
oración y por ella perseveraron;y todos los condenados se perdieron por su negligencia
en la oración.Digo, pues, que la oración nos es absolutamente
necesaria para perseverar”
Santo Cura de Ars
Tema del día:
El ancla de la esperanza
1) Para saber
En
este tiempo pascual nuestra esperanza se ve fortalecida con la certeza de la
victoria de Cristo sobre la muerte y el mal. El Papa Francisco comparó esa
esperanza cristiana con un ancla fija en el cielo: “Solo tenemos que amarrarnos
al cabo y seguir siempre adelante, porque estamos seguros de que nuestra vida
es como un ancla que está en el cielo, fija en el lugar adonde llegaremos”.
El
Santo Padre aseguró que el ancla es uno de los símbolos cristianos que más le
gustan: “No es coincidencia que entre los símbolos de la esperanza cristiana
esté el ancla. Expresa que nuestra esperanza no es vaga, que no se puede
confundir con el sentimiento mutable de quien quiere mejorar las cosas de este
mundo de manera fantasiosa, bastándose únicamente de su propia fuerza de
voluntad”.
2) Para pensar
A
continuación unas palabras que un joven español en 2003 envió a san Juan Pablo
II y que sirven para no perder la esperanza.
Querido
Santo Padre:
Me
llamo Guillermo Blasco. Tengo 19 años, pertenezco a una familia de seis hijos y
estudio arquitectura técnica. Nací el día de la Inmaculada y la Virgen me ha
llevado siempre bajo su manto. Mis padres me han educado en la fe.
El
15 de agosto de 1998, día de la Asunción, murió mi hermano Fernando en Irlanda
en un atentado terrorista. Tenía 12 años. Este hecho marcó mi vida de
adolescente. Esa misma noche, llamé a todos los hospitales de Irlanda. Al día
siguiente, se confirmó la terrible noticia e, inmediatamente, fui a Misa con mi
padre.
Entre
la perplejidad y el miedo, una pequeña luz se encendió: Cuando mis padres
perdonaron a los asesinos de mi hermano, su testimonio se grabó a fuego en mi
corazón. Desde entonces tengo la convicción de que la Virgen ha intercedido por
mi familia.
La
muerte de mi hermano supuso un gran cambio, mi familia se unió como una piña, y
gracias al ejemplo de mi madre, comencé a ir a Misa todos los días y comulgar.
Descubrí que Jesús es el mejor amigo.
Fueron
tiempos duros, pero la comunión diaria, y el testimonio cristiano de mis padres
mantuvieron a flote mi esperanza. Intento ofrecer cada cosa que hago: cada
entrenamiento, cada lámina que dibujo…
Invito
a los jóvenes, a compartir el amor de María, de Cristo, el Amigo fiel que nunca
permite que nos sintamos solos, que sólo nos pide que le dejemos llenar nuestro
corazón de su amor.
Gracias
Santo Padre, gracias Amigo, por enseñarnos que María es el camino más corto
para llegar a Cristo.
Guillermo
Blasco
3) Para vivir
La
esperanza cristiana encuentra sus raíces no en el atractivo del futuro, sino en
la seguridad de que Él nos ha garantizado que no nos abandonará nunca, ¿por qué
habríamos entonces de tener temor? Con esta promesa, los cristianos pueden
caminar por todas partes, afirmó el Papa Francisco.
Nuestro
Dios no es un Dios sentado, secuestrado en un cielo lejano. Es un Dios
apasionado del hombre. Si nuestro corazón se enfría, el suyo permanece
incandescente. Nos acompaña siempre, incluso aunque nos olvidemos de Él. Y no
solo nos espera al final de nuestro largo viaje, sino que nos acompaña en cada
jornada… ¿Y por qué hace eso? Simplemente porque nos ama. Dios no nos
abandonará en el tiempo de la prueba y de la oscuridad, concluyó el Papa.
Pbro. José Martínez Colín
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del Evangelio.
Pedidos de oración
Pedimos
oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes,
diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo
místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como
Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por
las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado
Corazón de María; por la conversión de
todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por
los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros
lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos
especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la
falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras
enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los
presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por las
víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las familias, la fidelidad
de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento;
por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas
Almas del Purgatorio.
Pedimos
oración por Héctor Andrés P. M., de Ecuador, en
su dolencia y haz Dios mío que en medio de sus dolores y angustias, se sienta
reconfortado por ti y unido a Tu Hijo Jesucristo en su Cruz. Virgen Santísima,
tú que conoces el sufrimiento, reanima su fe, cúbrele con tu manto protector, pues
eres su fortaleza y esperanza de alcanzar el alivio en los padecimientos. Señora
mía, socórrele en la hora del dolor, protégele de la desesperación, infúndele
esperanza. Enséñale a cumplir la misteriosa voluntad de Dios y a alabar y
bendecir su nombre. Nuestra Señora de la Salud, ruega por Hector Andrés que
esta delicado y por nosotros. Amén.
Seguimos rezando por Venezuela.
Seguimos rezando por Venezuela.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y
la paciencia;
escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros
hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Los cinco minutos de María
Mayo 9
Algunas
veces se representa a María teniendo a su Hijo Jesús de pie en sus rodillas y
mostrándolo así al mundo, como diciendo a los hombres: “Aquí tienen a mi Hijo,
que es su Salvador, el único que los puede librar del pecado, causa de todos
los males; acudan a Él, a fin de que Él les conceda la salvación que en vano
buscan en otros lugares”.
Despreocuparse
de Cristo es renunciar a la salvación. Buscar la salvación en otro que nos sea
Cristo, es caminar hacia el fracaso más doloroso.
Madre y Señora de toda la creación, preséntala al
Padre para que la salve.
* P. Alfonso Milagro
Jardinero de Dios
-el
más pequeñito de todos-
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