PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
12 - Número 3327 ~ Domingo 14 de Mayo de 2017
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Seguimos
en Pascua. Y debemos llevar adelante nuestra misión de constructores del Reino
de Jesús en la tierra.
-Frente
a las confusiones de las ideologías dominantes, Jesús, es un camino que aporta seguridad y confianza.
-Frente
a las falsedades, maquilladas con la crema del modernismo, se alza la verdad de un Jesús sustentada en Dios y no,
como la del mundo, en los intereses de
algunos en contra de otros.
-Frente
a la muerte, a veces pregonada como avance (el aborto, la eutanasia o muerte asistida), Cristo nos recuerda que su
proyecto es un plan de vida y que nadie,
excepto el Padre, puede considerarse dueño de la vida de los demás.
El
mayor peligro y contradicción que muchos católicos podemos tener es hacer de
Jesús un insignificante atajo (no camino) por el que nos colamos cuando
queremos para recibir simplemente unos sacramentos; cuando lo entendemos como
un consejo (no como verdad suprema) y, por lo tanto, su mensaje no es
indicativo ni imperativo para nuestro
pensamiento
Ya
sabemos que una famosa sentencia aquello de “existen muchos caminos que conducen a la única vedad”. Pero ello no nos
quita para que, como cristianos, estemos
convencidos de que el único CAMINO (certero, limpio, justo, y comprometido) que
nos lleva a Dios es precisamente Jesucristo Salvador. Decir lo contrario es caer en una religión a la carta:
recojo esto que me conviene y dejo
aquello que no me agrada.
Padre Javier Leoz.
¡Buenos días!
Momento cumbre
Cuando
participes de la misa, presta suma atención en el momento cumbre del gran
prodigio de amor. Toda la misa converge en este momento sublime: para este
momento supremo viven todos los sacerdotes y para esto se celebra la misa. Sin
la consagración, la misa no sería misa. Vive conscientemente este gran
acontecimiento y agradécelo a Dios.
Cuenta el P. Ángel Peña: “Un sacerdote, amigo mío, me
relató lo que le había pasado un día en el momento de la consagración del vino.
En ese momento, ante sus ojos asombrados, vio cómo el vino del cáliz empezó a
burbujear y miles de burbujas se movían, mientras decía las palabras: Este es
el cáliz de mi sangre... Así Dios le hizo entender, de un modo extraordinario,
la maravillosa realidad de la conversión del vino en su sangre divina. A partir
de ese momento, su fe en la Eucaristía se reafirmó para siempre. Procuremos, en
esos momentos, estar de rodillas ante nuestro Dios. No seamos meros
espectadores indiferentes. Alguien ha dicho que nunca es el hombre más grande
que cuando está de rodillas”.
Santa
Margarita María Alacoque cuenta en su autobiografía que su ángel de la guarda:
“no soportaba la menor falta de devoción o de respeto ante Jesús sacramentado,
delante del cual lo veía postrado en tierra y deseaba que yo hiciese lo mismo”.
¡Oh, si pudiésemos ver lo invisible del mundo espiritual! Que vivas con fervor
y fe estas sublimes realidades.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En
aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No se turbe vuestro corazón. Creéis
en Dios: creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si
no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos un lugar. Y cuando haya ido y
os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo
estéis también vosotros. Y adonde yo voy sabéis el camino».
Le
dice Tomás: «Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?». Le
dice Jesús: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por
mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis
y lo habéis visto».
Le
dice Felipe: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta». Le dice Jesús: «¿Tanto
tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces Felipe? El que me ha visto a
mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: ‘Muéstranos al Padre’? ¿No crees que yo
estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las palabras que os digo, no las digo
por mi cuenta; el Padre que permanece en mí es el que realiza las obras.
Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Al menos, creedlo por las
obras. En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí, hará él también las
obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre». (Jn 14,1-12)
Comentario:
Hoy,
la escena que contemplamos en el Evangelio nos pone ante la intimidad que
existe entre Jesucristo y el Padre; pero no sólo eso, sino que también nos
invita a descubrir la relación entre Jesús y sus discípulos. «Y cuando haya ido
y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté
yo estéis también vosotros» (Jn 14,3): estas palabras de Jesús, no sólo sitúan
a los discípulos en una perspectiva de futuro, sino que los invita a mantenerse
fieles al seguimiento que habían emprendido. Para compartir con el Señor la
vida gloriosa, han de compartir también el mismo camino que lleva a Jesucristo
a las moradas del Padre.
«Señor,
no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?» (Jn 14,5). Le dice
Jesús: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí.
Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y
lo habéis visto» (Jn 14,6-7). Jesús no propone un camino simple, ciertamente;
pero nos marca el sendero. Es más, Él mismo se hace Camino al Padre; Él mismo,
con su resurrección, se hace Caminante para guiarnos; Él mismo, con el don del
Espíritu Santo nos alienta y fortalece para no desfallecer en el peregrinar: «No
se turbe vuestro corazón» (Jn 14,1).
En
esta invitación que Jesús nos hace, la de ir al Padre por Él, con Él y en Él,
se revela su deseo más íntimo y su más profunda misión: «El que por nosotros se
hizo hombre, siendo el Hijo único, quiere hacernos hermanos suyos y, para ello,
hace llegar hasta el Padre verdadero su propia humanidad, llevando en ella
consigo a todos los de su misma raza» (San Gregorio de Nisa).
Un
Camino para andar, una Verdad que proclamar, una Vida para compartir y
disfrutar: Jesucristo.
Pbro. Walter Hugo PERELLÓ (Rafaela, Argentina)
Palabras de San Juan Pablo II
“Si
Cristo es la estrella que lleva a Dios, María es la estrella que lleva a Jesús […]
Contemplando a María, nuestro corazón se abre a la esperanza, porque vemos las
maravillas que Dios realiza cuando con humildad estamos dispuestos a cumplir su
voluntad […] Renuevo en las manos de María, Madre amada, el don de mí mismo,
del presente y del futuro; que todo se cumpla Señor según tu voluntad”
Predicación del Evangelio:
Camino, verdad y vida
Estamos
en tiempo de Pascua, tiempo en que por la vivencia de Cristo Resucitado nos
sentimos impulsados hacia la esperanza y la alegría en nuestra fe. Hoy la
Iglesia nos recuerda palabras esperanzadoras de Jesús en la Ultima Cena. Los
apóstoles estaban perturbados, llenos de angustia, porque Jesús, como humano
que era, también lo estaba, aunque puesto en las manos de su Padre. El ambiente
era triste y la turbación aumentó cuando Jesús predijo la traición de Judas y
las negaciones de Pedro. En ese momento Jesús comienza a consolarles, como una
madre puede hacerlo con sus hijos: “No se turbe vuestro corazón”. Les quiere
tranquilizar con una gran promesa: El se va al Padre para prepararles un lugar.
En
nuestra vida encontramos muchas personas desorientadas y angustiadas por los
acontecimientos y por los sinsabores de la vida. Nosotros mismos a veces nos
sentimos turbados. Es necesaria la fe y la esperanza. Fe en Jesús, que es lo
mismo que tener fe en Dios, que es Padre bueno, que está con nosotros.
Esperanza en Jesús que ha resucitado para prepararnos un lugar en el cielo.
Claro que para ir allí hay que seguir el verdadero camino. Así se lo decía
Jesús a los apóstoles; pero Tomás, el hombre práctico, se vuelve a Jesús y le
dice que cómo van a seguir ese verdadero camino, si no conocen cuál es el
camino. La fe o creencia en Jesús no tiene porqué ser ciega y sentimental, sino
que debe ser razonada: Aunque no entendamos muchas cosas, por lo menos
entendemos que no lo podemos entender. El hecho es que a Jesús le agradó la
pregunta, pues contestó con una de esas frases muy importantes en el evangelio:
“Yo soy el camino, la verdad y la vida”.
El
domingo pasado nos decía Jesús que era la puerta. Hoy nos dice que es el
camino. Es algo muy parecido. El camino es un medio para llegar a la meta, al
destino. En nuestro caso es la manera de llegar a la plenitud de la vida. Si
esto nos lo dijera otra persona, sería algo falso y pretencioso. Dicho por
Jesús, sabemos que es la verdad, porque es Dios igual al Padre y es Amor hacia
todos nosotros.
Ser
camino significa que si vivimos como
Jesús vivió y si amamos como El, un día podemos llegar a la casa del Padre.
Para todos los desorientados Jesús con su vida les enseña el camino.
Desgraciadamente hay muchos falsos profetas que pretenden desorientar. Jesús es
el único camino, el amor. Aunque luego en la práctica también podemos decir que
hay muchos caminitos para ir a Dios, como hay diferentes culturas o maneras de
ver la vida. Todas deben pasar por el sentido del servicio por amor.
Si
Jesús es el camino es porque es la verdad.
Hay mucha gente dominada por la mentira, el engaño, la corrupción. Jesús es la
palabra del Padre, que quita las tinieblas del alma y nos da la luz. Y para que
este camino lo podamos seguir con energías, Jesús se presenta como la vida. Él resucitó triunfando sobre la
muerte. Él había dado su vida para recibirla gloriosa y para que nosotros
podamos tener la vida eterna.
Esta
vida, que esperamos tener en plenitud un día, ahora vamos adquiriéndola por
medio de los sacramentos y por medio de la palabra de Dios, donde encontramos
la verdad, que es Jesús. Él, que es camino, verdad y vida, sigue a nuestro lado
en nuestro caminar de cada día. Es nuestro amigo que vive con nosotros y con
quien podemos conversar cuando queramos y que nos espera en el cielo.
En
nuestra vida espiritual y en nuestra acción apostólica hay que desterrar todo
desánimo o desconfianza o pesimismo y tristeza. Este pensamiento de poder ir un
día a la casa del Padre cambia totalmente el sentido de la muerte y por lo
tanto de la vida. Sólo tenemos que esforzarnos por conocer más a Jesucristo, su
vida y su mensaje, para seguirle con todo nuestro corazón y vida. Esta es
nuestra fe: creer en Jesús, que es creer en Dios. Ser cristiano es vivir en
plenitud como hijos de Dios. Si así vivimos, seremos testigos para otros de
Jesús, que es camino, verdad y vida.
*
Padre Silverio Velasco
Nuevo vídeo
Hay
un nuevo vídeo subido al blog
de
"Pequeñas Semillitas" en
internet.
Para
verlo tienes que ir al final de esta página
Agradecimientos
Imaginemos
que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las
oraciones de las personas en la tierra:
Una
es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que
atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que
llegan en todo momento.
La
otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y
en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega
ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde
esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por
semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina:
agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros
pedidos de oración.
Desde
México nos llega un agradecimiento a Dios nuestro Señor y todos los que rezaron
ante Él por José Ignacio O. F., que
ha salido bien de su operación.
Por
su parte, nuestro lector Héctor P. M.,
de Ecuador, escribe y dice: “Permítame humildemente responder a ese lindo
círculo de amigos que lo rodea. En los dos últimos días coincide que me siento
bastante mejor, inyectado de vida nuevamente, con algo menos de dolor, que sin
duda me permite mirar con mayor optimismo. Coincide mucho con el inicio de
vuestras sinceras oraciones, las cuales quiero agradecer de corazón, porque lo
considero uno de los mayores actos de generosidad que se me ha demostrado. Aunque
queda a la espera una cirugía de vesícula y que se eliminen por completo los
dolores internos abdominales y de intestino, estoy muy contento por la mejora y
sé que Dios tendrá lo mejor para mí. Una vez más muchísimas gracias y que
Nuestro Señor les devuelva el triple de lo que me han deseado”.
Desde
Córdoba, Argentina, nos agradecen en nombre de Silvia, mujer que ha sido operada de cáncer de mamas y en los
estudios posteriores no aparecen imágenes de metástasis. Renovamos las oraciones
para ella, que todavía debe afrontar la quimio y la radio terapia.
Los cinco minutos de María
Mayo 14
La
felicidad del hijo reside en saber que su madre es plenamente feliz.
El
cristiano sabe que su Madre del cielo, la dulce Virgen María, es inmensamente
feliz y que es tal la felicidad que ella goza, que le alcanza para comunicarla
a sus fieles hijos y sinceros devotos.
Como
buena Madre, María se alegra cuando ve a sus hijos felices de sentirse hijos de
Dios, amados por Dios, protegidos y paternalmente cuidados por su divina
providencia. Y se entristece cuando ve que sus hijos sufren y, más aún, cuando
ve que ellos se agobian en su sufrimiento.
Madre del Anunciado por los profetas, quédate con
nosotros mientras trabajamos cada día para “que venga su reino”.
* P. Alfonso Milagro
Jardinero de Dios
-el
más pequeñito de todos-
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