PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año 11 - Número 2948
~ Jueves 10 de Marzo de 2016
Desde la ciudad de
Córdoba (Argentina)
Alabado
sea Jesucristo…
Sean
las primeras palabras para dar gracias a Dios por haber recuperado mi
posibilidad de volver a escribir esta página, luego de muchos días en que las
dificultades visuales obligaron a un tiempo de silencio, reflexión, y oración.
San Ignacio de Loyola hablaba de la importancia del conocimiento interno de tanto bien recibido, para que, enteramente agradecido, pueda yo amar y servir. Y este ha sido el centro de todos estos días “de silencio”: tomar fuerzas para seguir sembrando la alegría del Evangelio con amor y servicio a los demás.
San Ignacio de Loyola hablaba de la importancia del conocimiento interno de tanto bien recibido, para que, enteramente agradecido, pueda yo amar y servir. Y este ha sido el centro de todos estos días “de silencio”: tomar fuerzas para seguir sembrando la alegría del Evangelio con amor y servicio a los demás.
Agradezco
tantas palabras de aliento recibidas y sobre todo las oraciones hechas para
pedir por esta recuperación física que el Señor me está regalando. Y sin más
palabras, vamos a reanudar la siembra….
¡Buenos días!
¡Vuela más alto!
El P.
Alfonso Milagro, autor de libros muy vendidos, narra esta constatación:
Encontré a un hombre de buenas cualidades que casi las maldecía. Le pregunté
por qué y me respondió: “Porque hacen sombra, y eso no me lo perdonan”. Eso es
la envidia, un sentimiento de aguda incomodidad al ver a otro que tiene lo que
deseamos. Una anécdota que viene al caso.
Enseguida después de la 2a Guerra Mundial, un
joven piloto inglés probaba un frágil avión monomotor en una peligrosa aventura
alrededor del mundo. Poco después de despegar de uno de esos pequeños e
improvisados aeródromos de la India, oyó un ruido extraño que venía de atrás de
su asiento y se dio cuenta que había una rata a bordo y que si roía la
cobertura de lona, podía destruir su frágil avión. Podía volver al aeropuerto
para librarse de su incómodo y peligroso pasajero. De repente recordó que las
ratas no resisten las grandes alturas. Volando cada vez más alto, poco a poco
cesaron los ruidos que ponían en peligro su viaje. Si amenazan destruirte por
envidia, calumnia o maledicencia, vuela más alto…
Protégete
de la envidia orando así: “Señor, a los que quieren dañarme o desprestigiarme,
muéstrales la fealdad de la envidia, y toca sus corazones para que me miren con
buenos ojos. Sánalos de todo mal sentimiento, cura sus heridas más profundas, y
bendícelos en abundancia, para que sean felices, y ya no necesiten dañarme”.
¡Vuela más alto!
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de
Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, dijo Jesús a los
judíos: «Si yo diera testimonio de mí mismo, mi testimonio no sería válido.
Otro es el que da testimonio de mí, y yo sé que es válido el testimonio que da
de mí. Vosotros mandasteis enviados donde Juan, y él dio testimonio de la
verdad. No es que yo busque testimonio de un hombre, sino que digo esto para
que os salvéis. Él era la lámpara que arde y alumbra y vosotros quisisteis
recrearos una hora con su luz. Pero yo tengo un testimonio mayor que el de
Juan; porque las obras que el Padre me ha encomendado llevar a cabo, las mismas
obras que realizo, dan testimonio de mí, de que el Padre me ha enviado. Y el
Padre, que me ha enviado, es el que ha dado testimonio de mí. Vosotros no
habéis oído nunca su voz, ni habéis visto nunca su rostro, ni habita su palabra
en vosotros, porque no creéis al que Él ha enviado.
»Vosotros investigáis las escrituras, ya
que creéis tener en ellas vida eterna; ellas son las que dan testimonio de mí;
y vosotros no queréis venir a mí para tener vida. La gloria no la recibo de los
hombres. Pero yo os conozco: no tenéis en vosotros el amor de Dios.
»Yo he venido en nombre de mi Padre, y
no me recibís; si otro viene en su propio nombre, a ése le recibiréis. ¿Cómo
podéis creer vosotros, que aceptáis gloria unos de otros, y no buscáis la
gloria que viene del único Dios? No penséis que os voy a acusar yo delante del
Padre. Vuestro acusador es Moisés, en quién habéis puesto vuestra esperanza.
Porque, si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque él escribió de mí.
Pero, si no creéis en sus escritos, ¿cómo vais a creer en mis palabras?». (Jn
5,31-47)
Comentario
Hoy, el Evangelio nos enseña cómo Jesús
hace frente a la siguiente objeción: según se lee en Dt 19,15, para que un
testimonio tenga valor es necesario que proceda de dos o tres testigos. Jesús
alega a favor suyo el testimonio de Juan el Bautista, el testimonio del Padre
—que se manifiesta en los milagros obrados por Él— y, finalmente, el testimonio
de las Escrituras.
Jesucristo echa en cara a los que le
escuchan tres impedimentos que tienen para reconocerle como al Mesías Hijo de
Dios: la falta de amor a Dios; la ausencia de rectitud de intención —buscan
sólo la gloria humana— y que interpretan las Escrituras interesadamente.
El Santo Padre Juan Pablo II nos
escribía: «A la contemplación del rostro de Cristo tan sólo se llega escuchando
en el Espíritu la voz del Padre, ya que nadie conoce al Hijo fuera del Padre
(cf. Mt 11,27). Así, pues, se necesita la revelación del Altísimo. Pero, para
acogerla, es indispensable ponerse en actitud de escuchar».
Por esto, hay que tener en cuenta que,
para confesar a Jesucristo como verdadero Hijo de Dios, no es suficiente con
las pruebas externas que se nos proponen; es muy importante la rectitud en la
voluntad, es decir, las buenas disposiciones.
En este tiempo de Cuaresma,
intensificando las obras de penitencia que facilitan la renovación interior,
mejoraremos nuestras disposiciones para contemplar el verdadero rostro de
Cristo. Por esto, san Josemaría nos dice: «Ese Cristo, que tú ves, no es Jesús.
—Será, en todo caso, la triste imagen que pueden formar tus ojos
turbios...—Purifícate. Clarifica tu mirada con la humildad y la penitencia.
Luego... no te faltarán las limpias luces del Amor. Y tendrás una visión
perfecta. Tu imagen será realmente la suya: ¡Él!».
* Rev. D. Miquel MASATS i Roca (Girona, España)
Santoral Católico:
Santa María
Eugenia de Jesús
Fundadora
Nació en Metz (Francia) el año 1817, en
el seno de una familia acomodada, no creyente, a pesar de lo cual, por motivos
sociales, recibió el bautismo y la primera comunión. Su madre la educó en la
libertad y la responsabilidad. En 1830 su padre quedó en la ruina, y el
matrimonio se separó. Marchó ella a París con su madre, que pronto falleció,
dejándola sola con quince años. Siguió viviendo en un ambiente mundano hasta
que, a los diecinueve años, se convirtió a Dios a raíz de las conferencias del
P. Lacordaire en Notre-Dame. Tres años después, en 1839, fundó la congregación
contemplativa y a la vez apostólica de las Religiosas de la Asunción para la
educación integral, humana y cristiana de la juventud femenina. Murió en
Auteuil (París) el 10 de marzo de 1898. La canonizó Benedicto XVI el año 2007.
© Directorio Franciscano
Palabras del Papa
Francisco
“La misericordia nos alienta a mirar el
presente y confiar en lo sano y bueno que late en cada corazón. La misericordia
de Dios es nuestro escudo y nuestra fortaleza […] Son las lágrimas las que
pueden darle paso a la transformación, son las lágrimas las que pueden ablandar
el corazón, son las lágrimas las que pueden purificar la mirada y ayudar a ver
el círculo de pecado en que muchas veces se está sumergido. Son las lágrimas
las que logran sensibilizar la mirada y la actitud endurecida y especialmente
adormecida ante el sufrimiento ajeno. Son las lágrimas las que pueden generar
una ruptura capaz de abrirnos a la conversión”
Cuaresma día a día
Día 30°: Jueves 10 de Marzo
Presencia de Dios. La madre que tiene el pequeño en
la cuna, trabaja arreglando las cosas de la casa; plancha, limpia..., pero
siempre está pendiente del hijo. Esta madre tiene presencia del hijo, no lo
pierde de vista.
Lo
mismo que esa madre podemos hacer nosotros con el Señor. Mientras estudiamos,
mientras hacemos deporte, cuando estamos en clase, cuando vamos por la calle, a
la hora de comer, al meternos en la cama, y en todas las circunstancias en que
nos podamos encontrar, son situaciones en las que si nos empeñamos podemos
hablar con el Señor, decirle una jaculatoria, pedirle ayuda, etc...
Si no
tienes concretada una jaculatoria para repetir durante el día, la Cuaresma es
buen momento para hacerlo, porque así el señor se sentirá más acompañado y más
querido. Alguna jaculatoria puede ser: ¡Jesús te amo!, ¡Señor, perdóname porque
soy un pecador! Y los días anteriores ya han salido buenas ocasiones para decir
jaculatorias: al ver un crucifijo, visitar sagrarios cuando pasas cerca de una
iglesia, al hacer un sacrificio, cuando te vienen a la cabeza excusas para no
mortificarte, cuando ves que actúas con la ley del gusto.
Puedes
hacer un poco de examen para ver cómo vas en eso. Señor, yo quiero acordarme y
decirte muchas jaculatorias durante el día; recuérdamelo Tú. Y tú, ángel de mi
guarda.
Continúa
hablándole a Dios con tus palabras
© Web Católico de Javier
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia
Católica; por el Papa Francisco, por
el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas,
catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la
unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro
Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el
triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María; por la conversión de todos los pueblos; por
la Paz en el mundo; por los cristianos
perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por
nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las
enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el
hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo;
por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por
la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación
de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones
sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Se resumen a continuación los pedidos de oración recibidos
durante los días en que “Pequeñas
Semillitas” no se editó:
Para Graciela L., de 57 años de edad, de Paraná, Argentina, con
diagnóstico reciente de leucemia; por los estudios médicos de Martha A. T. N., de México; por el
eterno descanso del alma de María del
Pilar P. M. que fue llamada por el Padre al cielo; por los estudios médicos
de Javier A.; por las intenciones de
Maité I. G.; por las necesidades
especiales de Claudia R. B.; todos
de México; por la recuperación de la salud de Flora H. H. que ha estado en intensiva; por el eterno descanso del
alma de José B., de 93 años de edad,
de México, llamado a la presencia del Padre; por Oscar Alberto A. S.; con cáncer de estómago en proceso de
quimioterapia y el pequeñito José
Alejandro L. H., a quien han diagnosticado leucemia (ambos de Pachuca,
México); por Antonia, de 5 años, de
Bogotá, Colombia, para que el Señor la proteja de todo mal; por Nora M., de Lima, Perú, afectada de una
enfermedad digestiva severa; por Jesús
Gerardo A. A., de 54 años de ciudad de México, con un tumor canceroso en el
cerebro; por Leobardo M., con
problemas de riñón y Susana E. M.,
con cáncer de estómago (ambas personas también de México); por la salud de Jacinto Adolfo O., de Nicea Lucía M. y del Padre José Cuesta, personas estas de Córdoba, Argentina.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por
nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Agradecimientos
Dicen que en el cielo hay dos oficinas
diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la
tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas
gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin
descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los
agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles
aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde
la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas
Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los
mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias
concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.
Recibimos estos agradecimientos durante
el tiempo en que “Pequeñas Semillitas”
no se editó:
Desde México, por el buen resultado de
la biopsia de René R. M.; por las
gracias recibidas por Maité y Sharon W. y lo mismo por el niño Oliver
Ricardo O. T. y por Ana G. de la R.
También por los buenos resultados de los estudios médicos de Martha A. T. N. y porque su hija Martha Angélica vuelve a trabajar.
Los cinco minutos
de Dios
Marzo 10
Es muy
común dividir la humanidad en dos grupos: los buenos y los malos.
Sería
interesante que analizáramos en qué grupo nos incluimos, del mismo modo que
instintivamente colocamos a los otros entre los malos.
Nos
sentimos mejores de lo que somos y, por el contrario, juzgamos a los otros
peores de lo que son; pensamos que los otros tienen que cambiar, mientras que
nosotros no tenemos ni de qué, ni por qué cambiar.
Pero
será bueno que te detengas a pensar: ¿cómo sería el mundo si todos fueran como
tú? Deberías analizarlo con toda sinceridad; no te des fácilmente el
"certificado de buena conducta" siendo como eres tan rígido y
exigente en dárselo a los que te rodean, no sea que Dios te invierta los
papeles y te juzgue a tí con la exigencia con la que tú juzgas a los demás.
“No juzguen y no serán juzgados; con la misma
medida con que midan serán medidos”: norma justísima establecida por Cristo
para los suyos “Tú que pretendes ser juez de los demás -no importa quien seas-
no tienes excusa, porque al juzgar a otros te condenas a ti mismo, ya que haces
las mismas cosas que condenas” (Rom 2,1). Nuestra vida aunque humana, Cristo ya
divinizó; y con Él por todo el mundo vamos difundiendo amor.
* P. Alfonso Milagro
Jardinero de Dios
-el más
pequeñito de todos-
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