PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año
11 - Número 2950 ~ Sábado 12 de Marzo de 2016
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado
sea Jesucristo…
Decía
un Maestro a sus discípulos: “Un hombre bueno es aquel que trata a los demás
como a él le gustaría ser tratado. Un hombre generoso es aquel que trata a los
demás mejor de lo que él espera ser tratado. Un hombre sabio es aquel que sabe
cómo él y otros deberían ser tratados, de qué modo y hasta qué punto. Todo el
mundo debería ir a través de las tres frases tipificadas”.
Alguien
le preguntó: “¿Qué es mejor: ser bueno, generoso o sabio?”
Respondió
el Maestro: “Si eres sabio no tienes que estar obsesionado con ser bueno o
generoso”.
¡Buenos días!
Poder del buen ejemplo
Un refrán dice “las palabras mueven, pero los ejemplos
arrastran”. El poder del testimonio es enorme y decisivo. Las palabras están
devaluadas. Nunca el mensaje de Jesús tuvo tanta fuerza como cuando pregonó el
amor desde la cruz. Para construir a tu alrededor una civilización del amor
aporta cada día gestos de servicio, de humildad y generosidad.
En una ciudad alemana
bombardeada en la última Guerra Mundial, encontraron, entre las ruinas, un
Cristo a quien le faltaban las manos y las piernas. Aquellos habitantes
decidieron conservar así, sin manos y sin pies, a aquel Cristo, como recuerdo
de la barbarie de la guerra, y de que somos nosotros los llamados a ser las
manos y los pies de Cristo. Una excelente manera de describir nuestra misión de
testigos: ser las manos y los pies de Cristo para llevar su mensaje de
justicia, de fraternidad, de esperanza, de amor a cuantos nos rodean.
Tanto los buenos como los malos ejemplos moldean el
ambiente en que vivimos. Ojalá que triunfen los que favorecen lo bueno, digno,
noble. Porque si prevalece el egoísmo salvaje, llegaremos a una pérdida tal de
los valores humanos que la vida será muy triste, que faltará lo más hermoso: el
respeto, la comprensión, el amor. Amigo/a, aporta hoy tu granito de arena.
*
Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En
aquel tiempo, muchos entre la gente, que habían escuchado a Jesús, decían:
«Éste es verdaderamente el profeta». Otros decían: «Éste es el Cristo». Pero
otros replicaban: «¿Acaso va a venir de Galilea el Cristo? ¿No dice la
Escritura que el Cristo vendrá de la descendencia de David y de Belén, el
pueblo de donde era David?».
Se
originó, pues, una disensión entre la gente por causa de Él. Algunos de ellos
querían detenerle, pero nadie le echó mano. Los guardias volvieron donde los
sumos sacerdotes y los fariseos. Estos les dijeron: «¿Por qué no le habéis
traído?». Respondieron los guardias: «Jamás un hombre ha hablado como habla ese
hombre». Los fariseos les respondieron: «¿Vosotros también os habéis dejado
embaucar? ¿Acaso ha creído en Él algún magistrado o algún fariseo? Pero esa
gente que no conoce la Ley son unos malditos».
Les
dice Nicodemo, que era uno de ellos, el que había ido anteriormente donde
Jesús: «¿Acaso nuestra Ley juzga a un hombre sin haberle antes oído y sin saber
lo que hace?». Ellos le respondieron: «¿También tú eres de Galilea? Indaga y
verás que de Galilea no sale ningún profeta». Y se volvieron cada uno a su
casa. (Jn 7,40-53)
Comentario
Hoy
el Evangelio nos presenta las diferentes reacciones que producían las palabras
de nuestro Señor. No nos ofrece este texto de Juan ninguna palabra del Maestro,
pero sí las consecuencias de lo que Él decía. Unos pensaban que era un profeta;
otros decían «Éste es el Cristo» (Jn 7,41).
Verdaderamente,
Jesucristo es ese “signo de contradicción” que Simeón había anunciado a María
(cf. Lc 2,34). Jesús no dejaba indiferentes a quienes le escuchaban, hasta el
punto de que en esta ocasión y en muchas otras «se originó, pues, una disensión
entre la gente por causa de Él» (Jn 7,43). La respuesta de los guardias, que
pretendían detener al Señor, centra la cuestión y nos muestra la fuerza de las
palabras de Cristo: «Jamás un hombre ha hablado como habla ese hombre» (Jn 7,46).
Es como decir: sus palabras son diferentes; no son palabras huecas, llenas de
soberbia y falsedad. El es “la Verdad” y su modo de decir refleja este hecho.
Y
si esto sucedía con relación a sus oyentes, con mayor razón sus obras
provocaban muchas veces el asombro, la admiración; y, también, la crítica, la
murmuración, el odio... Jesucristo hablaba el “lenguaje de la caridad”: sus
obras y sus palabras manifestaban el profundo amor que sentía hacía todos los
hombres, especialmente hacia los más necesitados.
Hoy
como entonces, los cristianos somos —hemos de ser— “signo de contradicción”,
porque hablamos y actuamos no como los demás. Nosotros, imitando y siguiendo a
Jesucristo, hemos de emplear igualmente “el lenguaje de la caridad y del
cariño”, lenguaje necesario que, en definitiva, todos son capaces de
comprender. Como escribió el Santo Padre Benedicto XVI en su encíclica Deus
caritas est, «el amor —caritas— siempre será necesario, incluso en la sociedad
más justa (...). Quien intenta desentenderse del amor se dispone a
desentenderse del hombre en cuanto hombre».
* Abbé Fernand ARÉVALO (Bruxelles, Bélgica)
Santoral Católico:
San Luis Orione
Sacerdote y Fundador
Nació
en Pontecurone (Piamonte, Italia) el año 1872. Muy joven ingresó en el convento
franciscano de Voghera, que al año tuvo que dejar por motivos de salud. Fue
alumno de san Juan Bosco en Turín hasta que en 1889 entró en el seminario
diocesano de Tortona; se ordenó de sacerdote en 1895. A lo largo de su vida
fundó numerosos oratorios, colegios, instituciones, congregaciones, entre los
que cabe destacar la Pequeña Obra de la Divina Providencia, dedicada al
ejercicio de la caridad, y los Pequeños Cottolengos, para los que sufren y los
abandonados, surgidos en la periferia de las grandes ciudades. Su vida estuvo
marcada por un gran amor a Cristo y a la Virgen, a la Iglesia y al Papa, y
también al hombre, cuerpo y alma. Fue un gran apóstol, valiente e infatigable,
lleno de bondad y ternura, entregado en particular a la causa de los que
sufren, los marginados, las viudas y los huérfanos, y todos los pobres y
desamparados. Falleció en San Remo el 12 de marzo de 1940. Lo canonizó Juan
Pablo II el año 2004.
©
Directorio Franciscano
Palabras del Papa
Francisco
"Cuando
Dios visita, siempre nos saca de casa. Visitados para visitar, encontrados para
encontrar, amados para amar. Como María, queremos ser una Iglesia que salga de
casa para tender puentes, romper muros, sembrar reconciliación. Como María,
queremos ser una Iglesia que sepa acompañar todas las situaciones «embarazosas»
de nuestra gente, comprometidos con la vida, la cultura, la sociedad, no
borrándonos sino caminando con nuestros hermanos. Todos juntos, sirviendo,
ayudando. Todos hijos de Dios, hijos de María, esta es nuestra mayor riqueza y
el mejor legado que podamos dejar: como María, aprender a salir de casa por los
senderos de la visitación. Y aprender a orar con María porque su oración es
memoriosa, agradecida; es el cántico del Pueblo de Dios que camina en la
historia. Es la memoria viva de que Dios va en medio nuestro; es memoria
perenne de que Dios ha mirado la humildad de su pueblo, ha auxiliado a su siervo
como lo había prometido a nuestros padres y a su descendencia para
siempre."
Cuaresma día a día
Día 32°: Sábado12 de
Marzo
¡Qué error compararse con los demás! Pedro había sido un hombre muy favorecido por la vida.
Había tenido unos padres cariñosos y una niñez feliz. Su mente era despierta y
siempre sacó buenas notas. Tuvo éxito en la vida y su posición social era más
que desahogada. Se casó con una mujer guapa, excelente ama de casa y buena
madre de familia; además adoraba a Pedro a quien consideraba el mejor hombre
del mundo... En resumen: Que tuvo una existencia feliz, en una atmósfera
tranquila, libre de tensiones y de frustraciones. Su vida, pues, había sido
irreprochable, gozando de una merecida buena reputación.
La
vida de Juan había sido otra cosa. Tuvo una juventud amarga, pues sus padres se
llevaban mal, discutían constantemente y amenazaban con separarse. Fuese por
sus taras emocionales, fuese porque no era demasiado inteligente, sus notas
eran casi siempre malas. Obtuvo a duras penas un título universitario casi por
condescendencia, y luego un modesto empleo, justo para malvivir. Sin
posibilidades para ahorrar, temía siempre caer enfermo o sufrir un accidente
grave. Había vivido en un barrio modestísimo, ruidoso y poco recomendable, con
casas antiguas y apiñadas. Su mujer era apática y además gruñona. Tal vez por
eso Juan bebía demasiado, perdía los nervios con frecuencia y decía palabras
malsonantes.
Ambos
eran católicos y cumplían con sus deberes religiosos. Pedro iba a Misa y
comulgaba a menudo; Juan, sólo los domingos, las fiestas de guardar y algunas
otras fiestas señaladas. Dios se los llevó casi al mismo tiempo, y los dos
comparecieron ante Él para ser juzgados. Fueron ambos al Cielo, pero el juicio
les deparó sorpresas considerables. La de Pedro consistió en que no obtuvo el
puesto que se esperaba. "Sí, fuiste bueno -le dijo Dios-, pero ¿cómo no
ibas a serlo? Apenas tuviste contrariedades ni problemas. Tus pasiones eran por
naturaleza moderadas y no tuviste en tu vida fuertes tentaciones. Has sido un
hombre virtuoso, sí, pero debías haber sido un hombre santo.
Juan,
por su parte, tuvo una sorpresa todavía mayor, porque pasó por delante y quedó
situado más alto. Sin duda podías haber sido mejor -le dijo el Señor- pero, al
menos, luchaste. No te compadeciste en exceso de ti mismo y nunca tiraste la
toalla. Teniendo en cuenta tus insuficiencias y tus circunstancias, no lo
hiciste mal del todo y aprovechaste muchas de mis gracias...
Tú,
¿por quién te ves representado? El Señor nos pide que seamos santos. No te
compares con el resto de la gente pues puede sucederles lo que a Juan. Jesús,
que sólo me compare contigo y que te imite en todo.
Continúa
hablándole a Dios con tus palabras
©
Web Católico de Javier
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Pedidos de oración
Pedimos
oración por la Santa Iglesia Católica; por
el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes,
diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo
místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como
Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por
las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado
Corazón de María; por la conversión de
todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por
los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros
lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos
especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la
falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras
enfermedades graves; por el drama de los
refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad
en muchos países del mundo; por la unión de las familias, la fidelidad de los
matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el
aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas
del Purgatorio.
Pedimos oración por el eterno descanso del alma del Padre José Cuesta, sacerdote salesiano residente en Córdoba, Argentina, y que anoche ha sido llamado por Jesús y María Auxiliadora a gozar del Reino de los Cielos. Gracias por habernos distinguido con su amistad, querido Padre José...!!!
Pedimos oración por el eterno descanso del alma del Padre José Cuesta, sacerdote salesiano residente en Córdoba, Argentina, y que anoche ha sido llamado por Jesús y María Auxiliadora a gozar del Reino de los Cielos. Gracias por habernos distinguido con su amistad, querido Padre José...!!!
Pedimos
oración por tres personas jóvenes de Argentina, que están atravesando difíciles
momentos por enfermedades oncológicas que las afectan, y son: Valeria, de la provincia de Santa Fe; y
Federico y Alan, del sur de la provincia de Córdoba. En estos días de
Cuaresma, ofrecemos especiales plegarias por la salud de ellos y pedimos a
Jesús que por los méritos de su Divina Sangre, les conceda la inmensa gracia
que tanto necesitan.
Tú
quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para
poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha
ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y
concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la
gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y
de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te
lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Los cinco minutos de
Dios
Marzo
12
En
tu vida hay cosas que son accidentales o secundarias y otras que son esenciales
y primarias; de las primeras podrás en absoluto prescindir en determinadas
circunstancias; de las segundas nunca podrás olvidarte.
Examina
qué es principal para ti y qué es secundario; qué es esencial y qué es
accidental, y vive según tu respuesta.
Pero
ten cuidado de no equivocarte en tus apreciaciones; no sea que, al equivocarte
en tus juicios, te equivoques en tu vida; hay equivocaciones que no arrastran a
mayores consecuencias, mientras que otras producen verdaderas catástrofes.
Hay
que jerarquizar las cosas, ponerlas en el lugar que les corresponde en la
escala de valores; será desastroso trastornar esos valores; piensa que el
primer lugar, por ser el primer valor, le corresponde siempre y únicamente a
Dios.
Nada ni nadie hay más grande que Dios y sus
proyectos; y dejar de cumplir con Él o con ellos, por cumplir con otros, es un
desorden que tu conciencia no puede aprobar. “Yo soy el Señor, tu Dios, un Dios
celoso” (EX 20,5). “El Señor, su Dios, es el Dios de los dioses, el Señor de
los señores, el Dios grande, valeroso y temible que no hace acepción de
personas ni se deja sobornar” (Dt 10,17).
* P. Alfonso Milagro
Jardinero
de Dios
-el más pequeñito de todos-
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