PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año 11 - Número 2947
~ Jueves 25 de Febrero de 2016
Desde la ciudad de
Córdoba (Argentina)
Alabado
sea Jesucristo…
En
este Año Santo de la Misericordia, me parece oportuno iniciar la edición de hoy
de nuestro boletín con una reflexión del Cardenal Mario Poli, primado de la
República Argentina. Dice así:
Si
haces una gauchada (favor) a alguien que conoces, ya vas a tener tu recompensa.
Obren como obra nuestro padre Dios, que hace salir el sol sobre justos y
pecadores. ¡Qué sencillito que lo dijo Jesús! ¿No? […] Tengan los mismos
sentimientos que Cristo Jesús. Si le hacemos una gauchada a alguien que la
puede devolver, ¿qué gracia? Si le hacemos una gauchada y cuidamos la
fragilidad de aquellos que no pueden levantar la voz ni saben agradecer… ¿Saben
quién agradece? ¿Saben quién es su crédito? Dios mismo. Mientras vamos por la
vida, vamos recibiendo gracias cuando
uno se pregunta: ¿De dónde vendrá esto? ¿Por qué Dios me concede esto?... Y,
porque me lo hiciste a mí en la persona de tus hermanos que no conocías. Todo
es un círculo muy virtuoso en la vida cristiana. Si hacemos una gauchada a
alguien, la gauchada vuelve. Como dice una canción: todo vuelve… todo vuelve…
¡Buenos días!
Convivencia cotidiana
Vivir
la caridad cristiana no es fácil. En verdad está por encima de nuestra
capacidad humana. Por eso es indispensable suplicar con humildad y constancia
al Señor el don de la fraternidad, para poder elevarnos sobre nuestros
egoísmos, retraimientos, susceptibilidades… Pero cuando el amor de Dios nos
invade podemos “disculpar, soportar y esperar sin límites”.
Existe un poblado en Escocia que mantiene la
tradición de que cuando alguien del pueblo se muere, los otros habitantes se
reúnen junto a la tumba y dicen algo positivo sobre el difunto antes de que el
féretro sea enterrado. Esto fue así durante generaciones, pero surgió un
problema y la comunidad no estaba segura de poder continuar con esa tradición.
Había un personaje malvado que vivía en la colina y era tan odioso que nadie podía
pensar algo positivo de él. Finalmente murió. Los habitantes del pueblo
estuvieron de pie en torno al ataúd durante horas, en total silencio. Al final,
alguien dijo: “Era malo; pero creo que podría haber sido peor”. Y todos
entonces enterraron el cuerpo.
El
amor que pide Jesús es capaz de evitar en el trato cotidiano las faltas de
aceptación, incomprensiones, y malentendidos. El Señor nos quiere ver
fraternos, bondadosos, cordiales… No es fácil, pero lo podrás, si lo pides cada
día: “Señor, ayúdame a ser hoy comprensivo, compasivo y paciente con todos”.
Que pases un día feliz de buena convivencia.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de
Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús dijo a los
fariseos: «Era un hombre rico que vestía de púrpura y lino, y celebraba todos
los días espléndidas fiestas. Y un pobre, llamado Lázaro, que, echado junto a
su portal, cubierto de llagas, deseaba hartarse de lo que caía de la mesa del
rico pero hasta los perros venían y le lamían las llagas.
»Sucedió, pues, que murió el pobre y fue
llevado por los ángeles al seno de Abraham. Murió también el rico y fue
sepultado. Estando en el Hades entre tormentos, levantó los ojos y vio a lo
lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Y, gritando, dijo: ‘Padre Abraham, ten
compasión de mí y envía a Lázaro a que moje en agua la punta de su dedo y
refresque mi lengua, porque estoy atormentado en esta llama’. Pero Abraham le
dijo: ‘Hijo, recuerda que recibiste tus bienes durante tu vida y Lázaro, al
contrario, sus males; ahora, pues, él es aquí consolado y tú atormentado. Y
además, entre nosotros y vosotros se interpone un gran abismo, de modo que los
que quieran pasar de aquí a vosotros, no puedan; ni de ahí puedan pasar donde
nosotros’.
»Replicó: ‘Con todo, te ruego, padre,
que le envíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que les
dé testimonio, y no vengan también ellos a este lugar de tormento’. Díjole
Abraham: ‘Tienen a Moisés y a los profetas; que les oigan’. Él dijo: ‘No, padre
Abraham; sino que si alguno de entre los muertos va donde ellos, se
convertirán’. Le contestó: ‘Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se
convencerán, aunque un muerto resucite’». (Lc 16,19-31)
Comentario
Hoy, el Evangelio es una parábola que
nos descubre las realidades del hombre después de la muerte. Jesús nos habla
del premio o del castigo que tendremos según cómo nos hayamos comportado.
El contraste entre el rico y el pobre es
muy fuerte. El lujo y la indiferencia del rico; la situación patética de
Lázaro, con los perros que le lamen las úlceras (cf. Lc 16,19-21). Todo tiene
un gran realismo que hace que entremos en escena.
Podemos pensar, ¿dónde estaría yo si
fuera uno de los dos protagonistas de la parábola? Nuestra sociedad,
constantemente, nos recuerda que hemos de vivir bien, con confort y bienestar,
gozando y sin preocupaciones. Vivir para uno mismo, sin ocuparse de los demás,
o preocupándonos justo lo necesario para que la conciencia quede tranquila,
pero no por un sentido de justicia, amor o solidaridad.
Hoy se nos presenta la necesidad de
escuchar a Dios en esta vida, de convertirnos en ella y aprovechar el tiempo
que Él nos concede. Dios pide cuentas. En esta vida nos jugamos la vida.
Jesús deja clara la existencia del
infierno y describe algunas de sus características: la pena que sufren los
sentidos —«que moje en agua la punta de su dedo y refresque mi lengua, porque
estoy atormentado en esta llama» (Lc 16,24)— y su eternidad —«entre nosotros y
vosotros se interpone un gran abismo» (Lc 16,26).
San Gregorio Magno nos dice que «todas
estas cosas se dicen para que nadie pueda excusarse a causa de su ignorancia».
Hay que despojarse del hombre viejo y ser libre para poder amar al prójimo. Hay
que responder al sufrimiento de los pobres, de los enfermos, o de los
abandonados. Sería bueno que recordáramos esta parábola con frecuencia para que
nos haga más responsables de nuestra vida. A todos nos llega el momento de la
muerte. Y hay que estar siempre preparados, porque un día seremos juzgados.
Rev. D. Xavier SOBREVÍA i Vidal (Castelldefels, España)
Santoral Católico:
San Cesáreo de
Nazianzo
Médico
Era hermano de san Gregorio Nacianceno.
Estudió en Alejandría y Constantinopla y aquí ejerció la profesión de médico,
en la que alcanzó un gran prestigio. Fue médico de varios emperadores. Juliano
el Apóstata intentó que volviera al paganismo cuando era sólo catecúmeno. A
raíz del terremoto de Nicea del año 368, en el que estuvo a punto de morir, se
bautizó, dejó las tareas seculares y se dedicó a la oración y a la atención de
los pobres, a los que legó sus bienes. Murió en Nacianzo (Turquía) el año 369.
© Directorio Franciscano
Palabras del Papa
Francisco
“La violencia usada para amasar fortunas que
escurren sangre,
no convierten a nadie en poderoso ni en inmortal”
Misericordiae
Vultus, n. 19
Cuaresma día a día
Día 16º: Jueves 25 de Febrero
Vocación. El director de una película de cine está
ocupado en la tarea de escoger una actriz para protagonista de la película.
Está sentado frente a su mesa de trabajo, sobre la cual yacen desplegadas
docenas de fotografías facilitadas por los agentes cinematográficos. Al cabo de
un rato, escoge una de ellas, la contempla detenidamente y dice a su
secretaria: "Sí, éste es el tipo de mujer que necesito, llámela y cítela
aquí mañana".
Ni que
decir tiene que hay una inmensa diferencia entre un director cinematográfico y
Dios, entre Hollywood y el Cielo. Con todo, a través de este ejemplo podemos
hacernos una idea de la razón de ser de nuestra existencia. Allá, en lo más
profundo de la eternidad, Dios planeó el universo entero y escogió a los
protagonistas del gran argumento que habría de desarrollarse hasta el fin de
los tiempos. Ante su divina mente fueron desfilando las fotografías de las
almas ilimitadas en número que él podía crear.
Cuando
se topó con tu imagen, se detuvo y dijo: "Quiero darle mi vida a esta
persona, para que sea feliz. La necesito para que desarrolle un papel único,
personal, y luego, goce de mi presencia durante toda la eternidad... Sí, la voy
a crear". Ahora ya sabes cuál es tu misión. Eres el protagonista. De que
tú hagas o dejes de hacer lo que Dios ha pensado para ti depende que muchas
personas sean felices o no, se salven o no. Tus amigos necesitan que les ayudes
a conocer a Jesús.
Madre
mía, que como tú, diga a Jesús que sí en los planes que Él tiene para mí.
Señor, quiero lo que quieras, quiero cuando quieras, quiero como quieras,
quiero mientras quieras.
Coméntale a Dios con tus palabras algo de lo
que has leído, Después termina con una oración final.
© Web Católico de Javier
Nuevo vídeo
Hay un nuevo vídeo subido al blog
de "Pequeñas
Semillitas" en internet.
Para verlo tienes que ir al final de
esta página.
Ofrecimiento para
sacerdotes y religiosas
Formulo el siguiente ofrecimiento únicamente para sacerdotes o religiosas
que reciben diariamente "Pequeñas Semillitas" por e-mail: Si desean
recibir el power point y los comentarios del Evangelio del domingo siguiente
con dos o tres días de anticipación, para tener tiempo de preparar sus
meditaciones, homilías o demás trabajos pastorales sobre la Palabra de Dios,
pueden pedírmelo a feluzul@gmail.com
Sólo deben indicar claramente su nombre,
su correo electrónico, ciudad de residencia y a qué comunidad religiosa
pertenecen.
Los cinco minutos
de Dios
Febrero 25
Todos
vivimos preocupados por el dinero; sin embargo, no nos ponemos de acuerdo sobre
el valor del dinero, pues mientras para unos es un vil metal, para otros es
"el poderoso caballero, don dinero"
Que no
se puede vivir sin la billetera, lo saben desde el acaudalado hasta el ama de
casa que va al supermercado para hacer sus compras. No se discute la posesión o
la carencia del dinero, sino la posición que el hombre adopta frente a él.
Utilizar
el dinero, hacer rendir al dinero, emplear para el bien el dinero, es una cosa;
convertirse en esclavo del dinero, no vivir sino con la mente fija en él,
obsesionado por él, es otra.
La
Biblia no nos hace falta para conseguir dinero, pero sí para saber utilizar el
dinero, para ponerlo a nuestra disposición y bienestar de la sociedad, y no
ponernos nosotros a disposición del dinero.
Al
fin, el hombre, menos se posee a sí mismo; el hombre que sólo posee dinero no
pasa de ser un pobre hombre.
“Las preocupaciones del mundo y la seducción
de las riquezas ahogan la Palabra de Dios” (Mt 13,22). “Vale más la pobreza del
justo que las grandes riquezas del malvado” (Sal 37,16). No es el dinero el que
hace la felicidad.
* P. Alfonso Milagro
Jardinero de Dios
-el más
pequeñito de todos-
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