PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
11 - Número 2953 ~ Martes 15 de Marzo de 2016
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Tal
vez no acabamos de aceptar la novedad de Jesús. No nos acabamos de creer que
Dios es Padre/Madre, que es Amor incondicional, que no ha venido a condenar,
que ante Él somos hijos queridos. Ésa es nuestra suerte y nuestra realidad.
Nuestra vida está en unas Manos que no condenan, sino que acogen, salvan,
liberan...
Jesús
no quiere condenarnos sino rehabilitarnos como personas ante Dios, ante los
demás y ante nosotros mismos. Hacernos hombres nuevos. Para ello, Jesús no se
fija en el pasado… Rechaza lo que estuvo mal y nos orienta hacia el futuro.
La
acogida, la confianza, el amor de Jesús se convierte en una llamada a la
auténtica conversión, al cambio de vida. No por miedo, sino por amor. Nos abre
así un futuro nuevo, lleno de paz, esperanza y nuevas posibilidades.
Sólo
nos queda vivir de acuerdo con la liberación que hemos recibido…
¡Buenos días!
Antes de leer la Palabra
Dios
está vivo en su Palabra para iluminarte, consolarte, fortalecerte… Pero debes
acercarte a ella con verdadera fe. Antes de leerla es adecuado que te pongas en
la presencia del Señor con alguna oración que te ambiente en un clima de
devoción y acogida cordial del don de Dios. Puede servirte la que sigue.
Dios, mi Padre bondadoso. Estoy rodeado de ruidos y
voces. Estoy cansado de escuchar palabras sin verdad, sin el calor de la
intimidad personal, sin la eficacia del amor comprometido. Tú, Señor, me hablas
con una Palabra nueva. Por eso quiero escucharte. Porque tu Palabra me muestra
la verdad, me revela la eficacia de tu amor, me ofrece la participación en tu
misma vida. Señor, que tu Palabra se haga carne en mi vida. Te ofrezco un
corazón pobre y abierto. Siembra en mí tu Palabra, que tu Espíritu la haga
fecunda, como en el seno de María, la santísima Virgen y Madre de Jesús. Y seré
en el mundo el eco de tu voz, la proclamación de tu Evangelio. Amén.
La
actitud de humilde escucha es decisiva para leer con provecho, pero es un don
que debes pedirle al Señor con la confianza de un hijo. Y el libro sagrado te
animará con promesas de vida sin fin, será para ti una escalera para subir al
cielo, te ofrecerá normas simples de vida inocente y te
descubrirá el amor entrañable de Dios por ti. Que sea tu alimento cotidiano.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En
aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos: «Yo me voy y vosotros me buscaréis, y
moriréis en vuestro pecado. Adonde yo voy, vosotros no podéis ir». Los judíos
se decían: «¿Es que se va a suicidar, pues dice: ‘Adonde yo voy, vosotros no
podéis ir’?». El les decía: «Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba. Vosotros
sois de este mundo, yo no soy de este mundo. Ya os he dicho que moriréis en
vuestros pecados, porque si no creéis que Yo Soy, moriréis en vuestros
pecados».
Entonces
le decían: «¿Quién eres tú?». Jesús les respondió: «Desde el principio, lo que
os estoy diciendo. Mucho podría hablar de vosotros y juzgar, pero el que me ha
enviado es veraz, y lo que le he oído a Él es lo que hablo al mundo». No
comprendieron que les hablaba del Padre. Les dijo, pues, Jesús: «Cuando hayáis
levantado al Hijo del hombre, entonces sabréis que Yo Soy, y que no hago nada
por mi propia cuenta; sino que, lo que el Padre me ha enseñado, eso es lo que
hablo. Y el que me ha enviado está conmigo: no me ha dejado solo, porque yo
hago siempre lo que le agrada a Él». Al hablar así, muchos creyeron en Él. (Jn 8,21-30)
Comentario
Hoy,
martes V de Cuaresma, a una semana de la contemplación de la Pasión del Señor,
Él nos invita a mirarle anticipadamente redimiéndonos desde la Cruz:
«Jesucristo es nuestro pontífice, su cuerpo precioso es nuestro sacrificio que
Él ofreció en el ara de la Cruz para la salvación de todos los hombres» (San
Juan Fisher).
«Cuando
hayáis levantado al Hijo del hombre...» (Jn 8,28). En efecto, Cristo
Crucificado —¡Cristo “levantado”!— es el gran y definitivo signo del amor del
Padre a la Humanidad caída. Sus brazos abiertos, extendidos entre el cielo y la
tierra, trazan el signo indeleble de su amistad con nosotros los hombres. Al
verle así, alzado ante nuestra mirada pecadora, sabremos que Él es (cf. Jn 8,28),
y entonces, como aquellos judíos que le escuchaban, también nosotros creeremos
en Él.
Sólo
la amistad de quien está familiarizado con la Cruz puede proporcionarnos la
connaturalidad para adentrarnos en el Corazón del Redentor. Pretender un
Evangelio sin Cruz, despojado del sentido cristiano de la mortificación, o
contagiado del ambiente pagano y naturalista que nos impide entender el valor
redentor del sufrimiento, nos colocaría en la terrible posibilidad de escuchar
de los labios de Cristo: «Después de todo, ¿para qué seguir hablándoos?».
Que
nuestra mirada a la Cruz, mirada sosegada y contemplativa, sea una pregunta al
Crucificado, en que sin ruido de palabras le digamos: «¿Quién eres tú?» (Jn
8,25). Él nos contestará que es «el Camino, la Verdad y la Vida» (Jn 14,6), la
Vid a la que sin estar unidos nosotros, pobres sarmientos, no podemos dar
fruto, porque sólo Él tiene palabras de vida eterna. Y así, si no creemos que
Él es, moriremos por nuestros pecados. Viviremos, sin embargo, y viviremos ya en
esta tierra vida de cielo si aprendemos de Él la gozosa certidumbre de que el
Padre está con nosotros, no nos deja solos. Así imitaremos al Hijo en hacer
siempre lo que al Padre le agrada.
* Rev. D. Josep Mª MANRESA Lamarca (Valldoreix,
Barcelona, España)
Santoral Católico:
Santa Luisa de Marillac
Fundadora de las Hijas de la Caridad
Nació
en París el año 1591, hija natural de un noble de la familia Marillac. Cuando
murió su padre la sacaron del colegio de nobles y la confiaron a una
"señorita pobre". Quiso ser religiosa, pero la casaron en 1613 con un
noble, del que tuvo un hijo. Los encuentros con san Francisco de Sales, a
partir de 1618, la ayudaron a superar sus penas. Después, en 1624, inició una
larga relación con san Vicente de Paúl, que la convertiría en cofundadora de
las "Paúles". Al año siguiente, 1625, muerto el marido y habiendo
entrado el hijo en el seminario, acogió en su casa a las primeras jóvenes que
querían ponerse al servicio de los pobres. San Vicente le encomendó la animación
de los grupos de Damas de la Caridad, primer núcleo del nuevo instituto, y en
1633 el Santo dejó en sus manos la dirección del que sería el Instituto de las
Hijas de la Caridad, a cuya formación se entregó la Santa por completo, dando
ejemplo de atención amorosa a los más pobres; llegó a abrir cuarenta casas por
toda Francia. Murió en París el año 1660.
© Directorio Franciscano
Santoral Católico:
Beato Artémides Zatti
Religioso Salesiano
Nació
en Boretto (Reggio Emilia, Italia) el año 1880 de familia pobre que emigró a
Argentina en 1897. En Bahía Blanca entró en contacto con los salesianos y a los
20 años ingresó en su aspirantado. Cuidando a un enfermo contrajo la
tuberculosis. Gracias a María Auxiliadora obtuvo la curación, y prometió
dedicarse al cuidado de los tuberculosos. Hecha la profesión como hermano
coadjutor, lo destinaron al hospital de Viedma. Llevó primero la farmacia,
después asumió responsabilidades como vicedirector, administrador, enfermero,
siendo muy apreciado por los enfermos y por el personal sanitario. También
atendía a enfermos fuera del hospital. Fiel al espíritu salesiano, desarrolló
una actividad prodigiosa con habitual prontitud de ánimo, con heroico espíritu de
sacrificio, con despego absoluto de toda satisfacción personal, sin tomarse
nunca vacaciones ni reposo. Veía en los enfermos a Jesús mismo. En 1950 se
manifestaron los síntomas de un cáncer. Murió en Viedma (Argentina) el año
1951. Fue beatificado el 2002
© Directorio Franciscano
Palabras del Papa Francisco
“¿Por
qué sufre un niño? No lo sé: es un misterio para mí. Sólo me da un poco de luz,
no a la mente, sino al alma: Jesús en el Getsemaní: ‘Padre, este cáliz, no.
Pero que se haga Tu voluntad’. Se encomienda a la voluntad del Padre. Jesús
sabe que no termina todo con la muerte o con la angustia, y la última palabra
de la Cruz: ‘¡Padre, en Tus manos me encomiendo!’, y muere así. Encomendarse a
Dios, que camina conmigo, que camina con mi pueblo, que camina con la Iglesia:
y esto es un acto de fe. Yo me encomiendo. No sé: no sé por qué sucede esto,
pero yo me encomiendo. Tú sabrás porqué”. Esta es la enseñanza de Jesús: a
quien se encomienda al Señor, que es Pastor, no le falta nada” incluso si va
por un valle oscuro “sabe que el mal es un mal del momento, pero no habrá mal
definitivo porque el Señor está, ‘porque Tú Señor estás conmigo’. Esta es “una
gracia” que debemos pedir. “Señor, enséñame a encomendarme en tus manos, a
encomendarme a tu guía, también en los momentos feos, en los momentos oscuros,
en el momento de la muerte”
Cuaresma día a día
Día 35°: Martes 15 de Marzo
¿Puedo ayudarte en algo, Dios mío? En una obra del escritor brasileño Pedro Bloch encuentro
un diálogo con un niño que me deja literalmente conmovido.
-
¿Rezas a Dios? - pregunta Bloch.
-
Sí, cada noche - contesta el niño.
-
¿Y qué le pides?
-
Nada. Le pregunto si puedo ayudarle en algo.
Y
ahora soy yo quien me pregunto a mí mismo qué sentirá Dios al oír a este
chiquillo que no va a Él, como la mayoría de los mayores, pidiéndole dinero,
salud, amor o abrumándole de quejas, de protestas por lo mal que marcha el
mundo, y que en cambio, lo que hace es simplemente ofrecerse a echarle una
mano, si es que la necesita para algo.
Que
muchos días le reces así a Dios.
Coméntale
a Dios con tus palabras algo de lo que has leído. Después termina con una
oración final.
© Web Católico de Javier
Pedidos de oración
Pedimos
oración por la Santa Iglesia Católica; por
el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes,
diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo
místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como
Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por
las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado
Corazón de María; por la conversión de
todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por
los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros
lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos
especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la
falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras
enfermedades graves; por el drama de los
refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad
en muchos países del mundo; por la unión de las familias, la fidelidad de los
matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el
aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas
del Purgatorio.
Pedimos
oración para Lorena P. A., de Chihuahua,
México, a quien hoy operan de las cervicales. Rogamos a Jesús que acompañe las
manos de los médicos y se logren los mejores resultados en esta cirugía.
Pedimos oración por el bebé Pedro, nacido en Buenos Aires, Argentina, el 8 de marzo, e internado desde entonces. Rogamos al Niñito Jesús que lo ayude a superar estas dificultades en su salud y pueda salir pronto rumbo a su casa con su familia.
Pedimos oración por el bebé Pedro, nacido en Buenos Aires, Argentina, el 8 de marzo, e internado desde entonces. Rogamos al Niñito Jesús que lo ayude a superar estas dificultades en su salud y pueda salir pronto rumbo a su casa con su familia.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y
la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por
nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Los cinco minutos de Dios
Marzo 15
No
debes confundir lo bueno con lo agradable; lo bueno puede ser amargo, como es
la medicina amarga, que sana; y lo agradable puede resultar nocivo.
No
puedes guiarte por el criterio de si algo gusta o disgusta, para deducir si es
bueno o malo, si puedes o no realizarlo, admitirlo o rechazarlo.
El
gusto y el deber muchas veces recorren caminos distintos; no sigas el camino
del gusto, sino cuando ese camino coincida con el camino del deber.
En
cada persona y en cada cosa hay algo de bueno; tu sabiduría consistirá en
descubrir eso bueno, cerrando los ojos a lo que en esa persona o cosa pueda
haber de no-bueno. En todo momento puedes decir algo bueno; no vayas
escatimando a nadie lo bueno que puedes darle: eso sería avaricia y egoísmo.
Discernir entre lo que es bueno y lo que no lo es;
practicar el bien y apartarse del mal; eso es “pisar fuerte en la vida”. “Se te
ha indicado, hombre, qué es lo bueno y que exige de ti el Señor: nada más que
practicar la justicia, amar la fidelidad y caminar humildemente con tu Dios”
(Mq 6,8). La luz de la gracia es una luz
que las sombras cambian en sol.
* P. Alfonso Milagro
Jardinero de Dios
-el
más pequeñito de todos-
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