PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
11 - Número 2966 ~ Lunes 28 de Marzo de 2016
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Creer en Jesús resucitado significa
creer que su vida es la auténtica vida, es el mejor modo de ser humano.
Creer en Jesús resucitado significa que el poder del amor de Dios es más grande que toda violencia. Que en el fondo, la realidad entera se apoya sobre la todopoderosa debilidad del amor.
Creer en Jesús resucitado implica vivir como él, implica seguirle, continuar su misión, ser sus manos y sus pies en el día de hoy, sabiendo que eso es lo que más vale la pena en la vida.
“Vivir como resucitados” quiere decir vivir con los criterios de Jesús. No es una cuestión filosófica, ni siquiera religiosa. Es vivir de otra manera. La clave es si mi fe en Jesús cambia o no mi vida y la de los que me rodean.
* José Enrique Ruiz de Galarreta
Creer en Jesús resucitado significa que el poder del amor de Dios es más grande que toda violencia. Que en el fondo, la realidad entera se apoya sobre la todopoderosa debilidad del amor.
Creer en Jesús resucitado implica vivir como él, implica seguirle, continuar su misión, ser sus manos y sus pies en el día de hoy, sabiendo que eso es lo que más vale la pena en la vida.
“Vivir como resucitados” quiere decir vivir con los criterios de Jesús. No es una cuestión filosófica, ni siquiera religiosa. Es vivir de otra manera. La clave es si mi fe en Jesús cambia o no mi vida y la de los que me rodean.
* José Enrique Ruiz de Galarreta
¡Buenos días!
Súplica en el temor
“Ya
no temo, Señor, la tristeza, ya no temo, Señor, la soledad; porque eres, Señor, mi alegría, tengo siempre
tu amistad. Ya no temo, Señor, a la noche, ya no temo, Señor, la oscuridad;
porque brilla tu luz en las sombras ya no hay noche, tú eres luz”.
Señor, hay nubes en el horizonte. El mar está
agitado. Tengo miedo. El recelo me paraliza la sangre. Manos invisibles me
tiran hacia atrás. No me atrevo. Una bandada de oscuras aves está cruzando el
firmamento. ¿Qué será? Dios mío, di a mi alma: Yo soy tu Victoria. Repite a mis
entrañas: no temas, yo estoy contigo (Ignacio Larrañaga).
“Ya
no temo, Señor, los fracasos, ya no temo, Señor, la ingratitud; porque el
triunfo, Señor, en la vida tú lo tienes, tú lo das. Ya no temo, Señor, los
abismos, ya no temo, Señor, la inmensidad; porque eres, Señor, el camino y la
vida, la verdad”. Levanta el alma a Dios y él alegrará tu corazón.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En
aquel tiempo, las mujeres partieron a toda prisa del sepulcro, con miedo y gran
gozo, y corrieron a dar la noticia a sus discípulos. En esto, Jesús les salió
al encuentro y les dijo: «¡Dios os guarde!». Y ellas se acercaron a Él, y
abrazándole sus pies, le adoraron. Entonces les dice Jesús: «No temáis. Id,
avisad a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán».
Mientras
ellas iban, algunos de la guardia fueron a la ciudad a contar a los sumos
sacerdotes todo lo que había pasado. Estos, reunidos con los ancianos,
celebraron consejo y dieron una buena suma de dinero a los soldados,
advirtiéndoles: «Decid: ‘Sus discípulos vinieron de noche y le robaron mientras
nosotros dormíamos’. Y si la cosa llega a oídos del procurador, nosotros le
convenceremos y os evitaremos complicaciones». Ellos tomaron el dinero y
procedieron según las instrucciones recibidas. Y se corrió esa versión entre
los judíos, hasta el día de hoy. (Mt 28,8-15)
Comentario:
Hoy,
la alegría de la resurrección hace de las mujeres que habían ido al sepulcro
mensajeras valientes de Cristo. «Una gran alegría» sienten en sus corazones por
el anuncio del ángel sobre la resurrección del Maestro. Y salen “corriendo” del
sepulcro para anunciarlo a los Apóstoles. No pueden quedar inactivas y sus corazones
explotarían si no lo comunican a todos los discípulos. Resuenan en nuestras
almas las palabras de Pablo: «La caridad de Cristo nos urge» (2Cor 5,14).
Jesús
se hace el “encontradizo”: lo hace con María Magdalena y la otra María —así
agradece y paga Cristo su osadía de buscarlo de buena mañana—, y lo hace
también con todos los hombres y mujeres del mundo. Y más todavía, por su
encarnación, se ha unido, en cierto modo, a todo hombre.
Las
reacciones de las mujeres ante la presencia del Señor expresan las actitudes
más profundas del ser humano ante Aquel que es nuestro Creador y Redentor: la
sumisión —«se asieron a sus pies» (Mt 28,9)— y la adoración. ¡Qué gran lección
para aprender a estar también ante Cristo Eucaristía!
«No
tengáis miedo» (Mt 28,10), dice Jesús a las santas mujeres. ¿Miedo del Señor?
Nunca, ¡si es el Amor de los amores! ¿Temor de perderlo? Sí, porque conocemos
la propia debilidad. Por esto nos agarramos bien fuerte a sus pies. Como los
Apóstoles en el mar embravecido y los discípulos de Emaús le pedimos: ¡Señor,
no nos dejes!
Y
el Maestro envía a las mujeres a notificar la buena nueva a los discípulos.
Ésta es también tarea nuestra, y misión divina desde el día de nuestro bautizo:
anunciar a Cristo por todo el mundo, «a fin que todo el mundo pueda encontrar a
Cristo, para que Cristo pueda recorrer con cada uno el camino de la vida, con
la potencia de la verdad (...) contenida en el misterio de la Encarnación y de
la Redención, con la potencia del amor que irradia de ella» (San Juan Pablo II).
* Rev. D. Joan COSTA i Bou (Barcelona, España)
Santoral Católico:
San Esteban Harding
Abad
Nació
en Meriot (Inglaterra) el año 1060, y de joven profesó la vida monástica en
Sherbone. Abandonó su monasterio y se marchó a París a estudiar. Se arrepintió
del mal paso dado, y acudió a Roma para pedir perdón. De regreso, se detuvo en
el monasterio de Molesmes, cuyo abad era san Roberto. Éste, Alberico y Esteban
fundaron el año 1098 el nuevo monasterio de Cîteaux (Borgoña), origen de los
cistercienses. Su principio inspirador era la voluntad de restablecer la fiel
obediencia a la Regla de San Benito en su integridad. Cuando en 1109 murió
Alberico, Estaban le sucedió como abad, y fue él quien recibió a san Bernardo y
quien lo envió, en 1115, a fundar la abadía de Claraval. Organizó la
centralidad del gobierno monacal con la «Carta de la Caridad», para que no
hubiera discordias entre los monjes y todos vivieran bajo el mismo dictado de
la caridad, observando la misma Regla y según costumbres semejantes. En vida de
Esteban fueron doce las fundaciones cistercienses. Murió en Cîteaux (Francia)
el año 1134.
© Directorio Franciscano
Las frases de hoy
“Que
la alegría de la resurrección
nos
levante de la soledad, la debilidad y la desesperación
a
la fuerza, la belleza y la felicidad”
“La
cruz es la victoria, la resurrección es el triunfo.
La
resurrección es la exhibición pública
de
la victoria, el triunfo del crucificado”
“Si
confiesas con tu boca que Jesús es el Señor,
y
crees en tu corazón que Dios le levantó de los muertos,
serás
salvo”
“El
gran regalo de la Pascua es la esperanza;
la
esperanza cristiana que nos hace tener esa confianza en Dios,
en
su triunfo final, y en su bondad y amor que nada puede quebrantar”
Tema del día:
“Oh Cruz de Cristo”
Al
concluir el Vía Crucis que presidió este Viernes Santo alrededor del Coliseo
Romano acompañado de miles de fieles, el Papa Francisco rezó una oración que
escribió especialmente para esta ocasión titulada “Oh Cruz de Cristo”. A
continuación el texto completo de la plegaria del Santo Padre:
Oh
Cruz de Cristo, símbolo del amor divino y de la injusticia humana, icono del
supremo sacrificio por amor y del extremo egoísmo por necedad, instrumento de
muerte y vía de resurrección, signo de la obediencia y emblema de la traición,
patíbulo de la persecución y estandarte de la victoria.
Oh
Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo alzada en nuestras hermanas y
hermanos asesinados, quemados vivos, degollados y decapitados por las bárbaras
espadas y el silencio infame.
Oh
Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los rostros de los niños, de las
mujeres y de las personas extenuadas y amedrentadas que huyen de las guerras y
de la violencia, y que con frecuencia sólo encuentran la muerte y a tantos
Pilatos que se lavan las manos.
Oh
Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los doctores de la letra y no del
espíritu, de la muerte y no de la vida, que en vez de enseñar la misericordia y
la vida, amenazan con el castigo y la muerte y condenan al justo.
Oh
Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los ministros infieles que, en
vez de despojarse de sus propias ambiciones, despojan incluso a los inocentes
de su propia dignidad.
Oh
Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los corazones endurecidos de los
que juzgan cómodamente a los demás, corazones dispuestos a condenarlos incluso
a la lapidación, sin fijarse nunca en sus propios pecados y culpas.
Oh
Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los fundamentalismos y en el
terrorismo de los seguidores de cierta religión que profanan el nombre de Dios
y lo utilizan para justificar su inaudita violencia.
Oh
Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los que quieren quitarte de los
lugares públicos y excluirte de la vida pública, en el nombre de un cierto
paganismo laicista o incluso en el nombre de la igualdad que tú mismo nos has
enseñado.
Oh
Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los poderosos y en los vendedores
de armas que alimentan los hornos de la guerra con la sangre inocente de los
hermanos.
Oh
Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los traidores que por treinta
denarios entregan a la muerte a cualquier persona.
Oh
Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los ladrones y en los corruptos
que en vez de salvaguardar el bien común y la ética se venden en el miserable
mercado de la inmoralidad.
Oh
Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los necios que construyen
depósitos para conservar tesoros que perecen, dejando que Lázaro muera de
hambre a sus puertas.
Oh
Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los destructores de nuestra «casa
común» que con egoísmo arruinan el futuro de las generaciones futuras.
Oh
Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los ancianos abandonados por sus
propios familiares, en los discapacitados, en los niños desnutridos y
descartados por nuestra sociedad egoísta e hipócrita.
Oh
Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en nuestro mediterráneo y en el Mar
Egeo convertidos en un insaciable cementerio, imagen de nuestra conciencia
insensible y anestesiada.
Oh
Cruz de Cristo, imagen del amor sin límite y vía de la Resurrección, aún hoy te
seguimos viendo en las personas buenas y justas que hacen el bien sin buscar el
aplauso o la admiración de los demás.
Oh
Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los ministros fieles y humildes
que alumbran la oscuridad de nuestra vida, como candelas que se consumen
gratuitamente para iluminar la vida de los últimos.
Oh
Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en el rostro de las religiosas y
consagrados –los buenos samaritanos– que lo dejan todo para vendar, en el
silencio evangélico, las llagas de la pobreza y de la injusticia.
Oh
Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los misericordiosos que
encuentran en la misericordia la expresión más alta de la justicia y de la fe.
Oh
Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en las personas sencillas que viven
con gozo su fe en las cosas ordinarias y en el fiel cumplimiento de los
mandamientos.
Oh
Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los arrepentidos que, desde la
profundidad de la miseria de sus pecados, saben gritar: Señor acuérdate de mí
cuando estés en tu reino.
Oh
Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los beatos y en los santos que
saben atravesar la oscuridad de la noche de la fe sin perder la confianza en ti
y sin pretender entender tu silencio misterioso.
Oh
Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en las familias que viven con
fidelidad y fecundidad su vocación matrimonial.
Oh
Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los voluntarios que socorren
generosamente a los necesitados y maltratados.
Oh
Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los perseguidos por su fe que con
su sufrimiento siguen dando testimonio auténtico de Jesús y del Evangelio.
Oh
Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los soñadores que viven con un
corazón de niños y trabajan cada día para hacer que el mundo sea un lugar
mejor, más humano y más justo.
En
ti, Cruz Santa, vemos a Dios que ama hasta el extremo, y vemos el odio que
domina y ciega el corazón y la mente de los que prefieren las tinieblas a la
luz.
Oh
Cruz de Cristo, Arca de Noé que salvó a la humanidad del diluvio del pecado,
líbranos del mal y del maligno. Oh Trono de David y sello de la Alianza divina
y eterna, despiértanos de las seducciones de la vanidad. Oh grito de amor,
suscita en nosotros el deseo de Dios, del bien y de la luz.
Oh
Cruz de Cristo, enséñanos que el alba del sol es más fuerte que la oscuridad de
la noche. Oh Cruz de Cristo, enséñanos que la aparente victoria del mal se
desvanece ante la tumba vacía y frente a la certeza de la Resurrección y del
amor de Dios, que nada lo podrá derrotar u oscurecer o debilitar. Amén.
Mensaje de María Reina de la Paz
Mensaje de María Reina de la Paz del 25 de marzo de
2016
“Queridos
hijos! Hoy os traigo mi amor. Dios me ha permitido amaros y por amor llamaros a
la conversión. Hijos míos, vosotros sois pobres en el amor y aún no habéis
comprendido que mi Hijo Jesús por amor dio su vida para salvaros y daros la
vida eterna. Por eso orad, hijos míos, orad para que en la oración comprendáis
el amor de Dios. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!”
Pedidos de oración
Pedimos
oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes,
diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo
místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como
Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por
las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado
Corazón de María; por la conversión de
todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por
los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros
lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos
especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la
falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras
enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los
presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por la
unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de
los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones
sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por el descanso eterno junto a Cristo del alma de Jacinto Adolfo O., de Córdoba, Argentina, y por la fortaleza para su familia en este momento de dolor por la humana separación.
Pedimos oración por el descanso eterno junto a Cristo del alma de Jacinto Adolfo O., de Córdoba, Argentina, y por la fortaleza para su familia en este momento de dolor por la humana separación.
Pedimos
oración por la señora Marta Alicia de P.,
para que el Señor resucitado tenga compasión y misericordia de ella, la sane
del cáncer con metástasis y que los médicos puedan operarla.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y
la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por
nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Los cinco minutos de Dios
Marzo 28
Las
cosas, los sucesos y las personas tienen sus lados buenos y sus lados malos,
sus superficies planas y sus aristas.
Es
muy poco inteligente, injusto y parcial descubrir solamente o principalmente el
lado negativo, los defectos o diferencias, las faltas o limitaciones.
Es
poco constructivo al ver tanto lo bueno como lo malo, lo agradable como lo
desagradable, alabar lo primero y criticar lo segundo.
Parecerá
cándido e inocente contemplar sólo lo positivo, lo bueno y lo agradable, y
olvidar o disimular lo negativo, lo malo, lo defectuoso; será cándido, pero
será más humano y más cristiano; será más inocente, pero será más caritativo; y
este amor cristiano, esta caridad evangélica son capaces de mejorar el mundo,
de elevar las relaciones de unos con otros.
Aprende,
pues, a ver siempre el lado bueno de las cosas y de las personas.
“Que cada uno de nosotros trate de agradar a su
prójimo para el bien y a edificación común, porque tampoco Cristo buscó su
propio agrado…” (Rom 15,2). Para agradar al prójimo no debemos analizar si es
así o de la otra forma, sino simplemente reconocer que es hijo de Dios, Dios se
complace en él y el Padre nos pide que tratemos de llevarnos bien y agradarnos
los unos a los otros.
* P. Alfonso Milagro
Jardinero de Dios
-el
más pequeñito de todos-
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