PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
11 - Número 2965 ~ Domingo 27 de Marzo de 2016
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
En
cuanto se hace de día, tres mujeres van al sepulcro donde Jesús estaba
enterrado y ven que no está su Cuerpo. Un Ángel les dice que ha resucitado. Van
corriendo donde está la Virgen con los Apóstoles y les dan la gran noticia: ¡Ha resucitado! Pedro y Juan corren al
sepulcro y ven las vendas en el suelo. Ahora entienden que Jesús es Dios. El
desconsuelo que tenían, ayer, se transforma en una inmensa alegría. Y
rápidamente lo transmiten a los demás Apóstoles y discípulos. Y todos
permanecen con la Virgen esperando el momento de volver a encontrarse con el
Señor.
Desde
entonces, todos los cristianos podemos tratar al Señor, que está Vivo. Hoy
estamos muy contentos y es momento de darle constantemente gracias a Dios. Como
Pedro y Juan, tú también tienes que preocuparte de que tus amigos sepan que
Jesús ha resucitado, y le traten. Pídele esa preocupación.
¡Buenos días!
Respeto por la vida
En
el mundo contemporáneo la vida humana vale cada día menos. El aborto legalizado
en casi todo el planeta, la eutanasia encubierta, las víctimas de la violencia,
el aumento de los suicidios y de muertes por accidentes de tránsito, certifican
la poca cotización que tiene, hoy por hoy, la vida humana. Agreguemos el auge
del alcoholismo y las drogas. Una anécdota con humor:
Un pajarito iba volando a toda velocidad por la
autopista en sentido contrario y de repente se estrella contra un policía
motorizado. ¡Paaafff! El motorizado se para diciendo: —¡No puede ser! ¡Maté al
pajarito! Llega donde cayó el pajarito y lo encuentra todavía vivo, lo recoge,
se lo lleva a su casa, lo mete en una jaula, le da leche y agua, le pone
alpiste. Al rato el pajarito va recobrando el conocimiento, despierta, ve la
jaula y dice: —¡No puede ser! ¡Maté al policía y estoy preso!
Dios
es un Dios amigo de la vida (Sab 11, 26), por eso bendice a los que tratan de
acrecentar la vida en el mundo, a los que la transmiten con generosidad, a los
que se empeñan en hacer más plena y digna la vida del prójimo, a los que se
dedican a la ciencia y la técnica para mejorar las condiciones de vida. Dios
bendice a cuantos tratan de hacer más agradable la vida de los demás,
acompañando, alentando, compartiendo. Súmate a los que protegen la vida.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
El
primer día de la semana va María Magdalena de madrugada al sepulcro cuando
todavía estaba oscuro, y ve la piedra quitada del sepulcro. Echa a correr y
llega donde Simón Pedro y donde el otro discípulo a quien Jesús quería y les
dice: «Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto».
Salieron
Pedro y el otro discípulo, y se encaminaron al sepulcro. Corrían los dos
juntos, pero el otro discípulo corrió por delante más rápido que Pedro, y llegó
primero al sepulcro. Se inclinó y vio las vendas en el suelo; pero no entró.
Llega también Simón Pedro siguiéndole, entra en el sepulcro y ve las vendas en
el suelo, y el sudario que cubrió su cabeza, no junto a las vendas, sino
plegado en un lugar aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que
había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó, pues hasta entonces no
habían comprendido que según la Escritura Jesús debía resucitar de entre los
muertos. (Jn
20,1-9)
Comentario:
Hoy
«es el día que hizo el Señor», iremos cantando a lo largo de toda la Pascua. Y
es que esta expresión del Salmo 117 inunda la celebración de la fe cristiana.
El Padre ha resucitado a su Hijo Jesucristo, el Amado, Aquél en quien se
complace porque ha amado hasta dar su vida por todos.
Vivamos
la Pascua con mucha alegría. Cristo ha resucitado: celebrémoslo llenos de
alegría y de amor. Hoy, Jesucristo ha vencido a la muerte, al pecado, a la
tristeza... y nos ha abierto las puertas de la nueva vida, la auténtica vida,
la que el Espíritu Santo va dándonos por pura gracia. ¡Que nadie esté triste!
Cristo es nuestra Paz y nuestro Camino para siempre. Él hoy «manifiesta
plenamente el hombre al mismo hombre y le descubre su altísima vocación»
(Concilio Vaticano II, Gaudium et Spes 22).
El
gran signo que hoy nos da el Evangelio es que el sepulcro de Jesús está vacío.
Ya no tenemos que buscar entre los muertos a Aquel que vive, porque ha
resucitado. Y los discípulos, que después le verán Resucitado, es decir, lo
experimentarán vivo en un encuentro de fe maravilloso, captan que hay un vacío
en el lugar de su sepultura. Sepulcro vacío y apariciones serán las grandes
señales para la fe del creyente. El Evangelio dice que «entró también el otro
discípulo, el que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó» (Jn 20,8).
Supo captar por la fe que aquel vacío y, a la vez, aquella sábana de amortajar
y aquel sudario bien doblados eran pequeñas señales del paso de Dios, de la
nueva vida. El amor sabe captar aquello que otros no captan, y tiene suficiente
con pequeños signos. El «discípulo a quien Jesús quería» (Jn 20,2) se guiaba
por el amor que había recibido de Cristo.
“Ver
y creer” de los discípulos que han de ser también los nuestros. Renovemos
nuestra fe pascual. Que Cristo sea en todo nuestro Señor. Dejemos que su Vida
vivifique a la nuestra y renovemos la gracia del bautismo que hemos recibido.
Hagámonos apóstoles y discípulos suyos. Guiémonos por el amor y anunciemos a
todo el mundo la felicidad de creer en Jesucristo. Seamos testigos esperanzados
de su Resurrección.
* Mons. Joan Enric VIVES i Sicília Obispo de Urgell
(Lleida, España)
Palabras de San Juan Pablo II
“¡Tú,
Señor, resucitado y vivo,
eres
la esperanza siempre nueva
de
la Iglesia y de la humanidad;
tú
eres entre nosotros la esperanza de la gloria!”
Tema del día:
¡Resucitó! ¡Aleluya!
Los
ojos de la fe contemplan la gloria del Señor. Sólo, los que se asoman al
sepulcro vacío, en esta mañana de Pascua, pueden –podemos–
entender, el secreto de este Misterio: ¡El gran milagro de Dios! ¡La Resurrección
de Cristo!
Estamos,
todavía impresionados por la Vigilia Pascual; hemos querido prepararnos para el
gran acontecimiento en el que está fundamentada nuestra fe: ¡Ha resucitado!
¡Aleluya!
-Hoy,
en el día del Señor, arranca nuestro propio día; hoy, en el día eterno del
Señor, se comienza a levantar nuestro propio día eterno; hoy, en el sepulcro
abierto del Señor, comenzamos a buscar las llaves del sepulcro de cada uno de
nosotros: ¡Ya no estarán cerrados para siempre! ¡Viviremos! ¡Resucitaremos!
-Hoy,
con la Resurrección de Jesús, comenzamos nuestro propio peregrinar hacia la
Ciudad Santa. No podemos estar tristes. Los peregrinos tienen una meta y,
nosotros, ya tenemos la nuestra: la gloria del Señor, la vida eterna.
La
alegría de las santas mujeres, en la mañana de la Pascua, la tenemos también
nosotros en este día. Felicitamos al Señor en el momento de su gran triunfo: la
Resurrección. Felicitamos al Señor porque, su conquista sobre la muerte, es una
batalla ganada para todo hombre, para todo bautizado, para todo aquel que,
desde la fe y movido por el Espíritu Santo, quiera seguir los caminos del Señor
que conducen a la eterna Pascua.
¿Entendemos
ahora el fin de la Cuaresma? ¿Nos hemos preparado –como deportistas en la fe– a este momento culminante, a este gran final?
¿Vemos con los ojos de la fe?¿Tenemos un corazón sensible y dispuesto para
buscar las cosas de arriba sin quedarnos en el piso firme?
Hoy,
es la mañana con la luz más radiante para toda humanidad. La Resurrección del
Señor lo penetra todo. Lo invade todo. Lo explica todo. Por ella, por la
Pascua, merece la pena cambiar y volver de caminos equivocados. Es el momento
adecuado para morir, en aquello que tengamos que morir, si hemos de vivir con
el que queremos vivir para siempre. La suerte de Cristo (¡qué gran suerte!) es
la nuestra: ¡Viviremos con El!
Hoy,
es la mañana de luz, donde germina la fe en el Resucitado. Una fe que se
enriquece y se hace más fiable cuando recordamos lo que, Jesús, camino de la
Pascua nos ha sugerido: amor, conversión, oración, adoración a Dios. En
definitiva, buscando y modelando con todas las consecuencias, una vida nueva.
Que
tengamos la suerte de encontrarnos con el Señor. No tengamos miedo en asomarnos
al sepulcro vacío. El vacío está lleno de una gran presencia: la mano de Dios.
Un Dios que actúa para la salvación del hombre. Un Dios que sorprende, como
siempre lo hace, a todo aquel que, amándole, no se deja llevar o vencer por
otros dioses de tercera. ¡Ha resucitado! ¡Aleluya!
*P. Javier Leoz
Nuevo vídeo y artículos
Hay
un nuevo vídeo subido al blog
de
"Pequeñas Semillitas" en
internet.
Para
verlo tienes que ir al final de esta página.
Hay
nuevo material publicado en el blog
"Juan Pablo II inolvidable"
Puedes
acceder en la dirección:
Agradecimientos
Dicen
que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las
oraciones de las personas en la tierra:
Una
es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que
atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que
llegan en todo momento.
La
otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y
en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega
ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde
esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por
semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina:
agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros
pedidos de oración.
El
autor de esta página (Felipe), agradece a Dios, a la Santísima Virgen, y a sus
Padres que ya están en el cielo (Felipe y Nené), por los 41 años como médico
cumplidos el día 25 de este mes. Todos ellos lo hicieron posible, para que a
través de esta vocación pueda cumplir aquellas palabras de San Ignacio de
Loyola: “amar y servir”.
Los cinco minutos de Dios
Marzo 27
Algunos
no creen en Dios porque no lo han visto nunca. Pero nunca ven a Dios porque no
creen en Él. ¿Cómo van a verlo si no creen que existe?
Ese
niño que juega con su autito de plástico; ese enfermo postrado en cama hace
mucho o poco tiempo; ese pobre que golpea la puerta en demanda de ayuda; ese
obrero que trabaja de sol a sol para llevar el pan a sus hijos; ese empleado
dejado cesante en su trabajo... En todos ellos y en muchos más está Dios. En
ellos debemos verlo.
Si
creemos que en ellos está Dios, en ellos veremos a Dios; y si en ellos vemos a
Dios, los trataremos de manera muy distinta.
Lo
difícil no es tanto creer en Dios, cuanto vivir de tal forma que podamos ver a
Dios; porque Dios no se hace ver sino de aquellos que poseen humildad de
corazón.
“Que Cristo habite por la fe en sus corazones, y sean
arraigados y cimentados en el amor, así podrán… conocer el amor de Cristo, que
supera todo conocimiento para ser colmados por la plenitud de Dios” (Ef 3,
17-19). El conocimiento bíblico está impregnado de amor y no es un mero
conocimiento conceptual o platónico; es un conocimiento de vida, que supone
vida y lleva a la Vida. Por eso el cristiano conoce a Dios, porque lo ama, y lo
ama porque lo conoce.
* P. Alfonso Milagro
Jardinero de Dios
-el
más pequeñito de todos-
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Gracias por participar comentando! Por favor, no te olvides de incluir tu nombre y ciudad de residencia al finalizar tu comentario dentro del cuadro donde escribes.