PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año 10 - Número 2687
~ Lunes 25 de Mayo de 2015
Desde la ciudad de
Córdoba (Argentina)
Alabado
sea Jesucristo…
Hoy se cumplen 205 años de aquel 25 de
Mayo de 1810, cuando en el cabildo de la ciudad de Buenos Aires, la entonces capital
del Virreinato del Río de la Plata (de donde años después derivaría la actual
República Argentina), se dio la expresión inicial de libertad al crearse la
primera junta de gobierno local, autóctono, propio, formado entonces por
criollos y algunos españoles, y que seis años después se habría de concretar
con la declaración de la Independencia.
Es un momento propicio para que los
argentinos reflexionemos sobre los valores y la clase de país que queremos,
para nosotros y para nuestra posteridad. Y advirtiendo la difícil situación que
vivimos en este tiempo actual, seamos capaces, con la necesaria ayuda de Dios y
la intercesión de la Virgen de Luján, de dar los pasos necesarios para volver a
crear una Argentina moralmente sana, socialmente justa, y con un futuro mejor
para todos.
¡Buenos días!
Ven, Espíritu Santo
“Frente
a la aguda crisis actual, que es la pérdida del sentido de lo invisible, la crisis
del sentido de Dios, el Espíritu está jugando en lo pequeño e invisible su
partido victorioso”. En esta solemnidad de Pentecostés abre tu corazón al
Divino Espíritu que anhela comunicarte sus dones admirables. Esta oración te
ayudará a entrar en su presencia.
Ven a mí, Espíritu Santo, Espíritu de
sabiduría: dame mirada y oído interior, para que no me apegue a las cosas
materiales, sino que busque siempre las realidades del espíritu. Ven a mí,
Espíritu Santo, Espíritu de amor: haz que mi corazón siempre sea capaz de más
caridad. Ven a mí, Espíritu Santo, Espíritu de verdad: concédeme llegar al
conocimiento de la verdad en toda su plenitud. Ven a mí, Espíritu Santo, agua
viva que salta hasta la vida eterna: concédeme la gracia de llegar a contemplar
el rostro del Padre en la vida y en la alegría sin fin. Amén.
“El
Espíritu Santo está presente tanto hoy como en tiempos de Jesús y los
Apóstoles... está y actúa, llega antes que nosotros, trabaja más y mejor que
nosotros. A nosotros no nos toca ni sembrarlo, ni despertarlo, sino ante todo
reconocerlo, recibirlo, secundarlo, abrirle camino, seguirlo” (Carlos Martín).
Que el Espíritu Santo te haga gozar la nueva vida.
Enviado por el P. Natalio
La Palabra de
Dios:
Evangelio de hoy
Un día que Jesús se ponía ya en camino,
uno corrió a su encuentro y arrodillándose ante Él, le preguntó: «Maestro
bueno, ¿qué he de hacer para tener en herencia la vida eterna?». Jesús le dijo:
«¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios. Ya sabes los
mandamientos: No mates, no cometas adulterio, no robes, no levantes falso
testimonio, no seas injusto, honra a tu padre y a tu madre». Él, entonces, le
dijo: «Maestro, todo eso lo he guardado desde mi juventud». Jesús, fijando en
él su mirada, le amó y le dijo: «Una cosa te falta: anda, cuanto tienes véndelo
y dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; luego, ven y sígueme».
Pero él, abatido por estas palabras, se marchó entristecido, porque tenía
muchos bienes.
Jesús, mirando a su alrededor, dice a
sus discípulos: «¡Qué difícil es que los que tienen riquezas entren en el Reino
de Dios!». Los discípulos quedaron sorprendidos al oírle estas palabras. Mas
Jesús, tomando de nuevo la palabra, les dijo: «¡Hijos, qué difícil es entrar en
el Reino de Dios! Es más fácil que un camello pase por el ojo de la aguja, que
el que un rico entre en el Reino de Dios». Pero ellos se asombraban aún más y
se decían unos a otros: «Y ¿quién se podrá salvar?». Jesús, mirándolos
fijamente, dice: «Para los hombres, imposible; pero no para Dios, porque todo
es posible para Dios». (Mc 10,17-27)
Comentario
Hoy, la liturgia nos presenta un evangelio
ante el cual es difícil permanecer indiferente si se afronta con sinceridad de
corazón.
Nadie puede dudar de las buenas
intenciones de aquel joven que se acercó a Jesucristo para hacerle una
pregunta: «Maestro bueno: ¿qué he de hacer para tener en herencia la vida
eterna?» (Mc 10,17). Por lo que nos refiere san Marcos, está claro que en ese
corazón había necesidad de algo más, pues es fácil suponer que —como buen
israelita— conocía muy bien lo que la Ley decía al respecto, pero en su
interior había una inquietud, una necesidad de ir más allá y, por eso,
interpela a Jesús.
En nuestra vida cristiana tenemos que
aprender a superar esa visión que reduce la fe a una cuestión de mero
cumplimiento. Nuestra fe es mucho más. Es una adhesión de corazón a Alguien, que
es Dios. Cuando ponemos el corazón en algo, ponemos también la vida y, en el
caso de la fe, superamos entonces el conformismo que parece hoy atenazar la
existencia de tantos creyentes. Quien ama no se conforma con dar cualquier
cosa. Quien ama busca una relación personal, cercana, aprovecha los detalles y
sabe descubrir en todo una ocasión para crecer en el amor. Quien ama se da.
En realidad, la respuesta de Jesús a la
pregunta del joven es una puerta abierta a esa donación total por amor: «Anda,
cuanto tienes véndelo y dáselo a los pobres (…); luego, ven y sígueme» (Mc
10,21). No es un dejar porque sí; es un dejar que es darse y es un darse que es
expresión genuina del amor. Abramos, pues, nuestro corazón a ese amor-donación.
Vivamos nuestra relación con Dios en esa clave. Orar, servir, trabajar,
superarse, sacrificarse... todo son caminos de donación y, por tanto, caminos
de amor. Que el Señor encuentre en nosotros no sólo un corazón sincero, sino
también un corazón generoso y abierto a las exigencias del amor. Porque —en
palabras de Juan Pablo II— «el amor que viene de Dios, amor tierno y esponsal,
es fuente de exigencias profundas y radicales».
P. Joaquim PETIT Llimona, L.C. (Barcelona, España)
Santoral Católico:
San Beda el
Venerable
Presbítero y Doctor
de la Iglesia
Nació junto al monasterio benedictino de
Wearmouth, que tiene al lado el filial de Jarrow (Inglaterra), el año 673. Fue
educado por san Benito Biscop, abad de aquel monasterio, en el que Beda ingresó
muy joven. Allí consagró su vida a las observancias de la Regla, a la
convivencia fraterna, a la celebración del culto litúrgico, a la meditación de
las Sagradas Escrituras y de los Santos Padres, y la actividad literaria.
Escribió obras teológicas e históricas de gran fervor y erudición; entre ellas
cabe destacar su Historia eclesiástica de Inglaterra, al final de la cual
escribe: «He pasado toda mi vida dentro del claustro, repartiendo el tiempo
entre el estudio de las Sagradas Escrituras, la observancia de la disciplina
monástica y el diario oficio de cantar en el coro. Todas mis delicias eran
aprender, enseñar o escribir... «Desde mi admisión al sacerdocio hasta el año
presente, en que cuento 59 años de edad, me he ocupado en redactar para mi uso
y el de mis hermanos algunas notas sobre la Sagrada Escritura, sacadas de los
Santos Padres o en conformidad con su espíritu e interpretación». Murió en el
año 735.- Oración: Señor Dios, que has iluminado a tu Iglesia
con la sabiduría de san Beda el Venerable, concede a tus siervos la gracia de ser
constantemente orientados por las enseñanzas de tu santo presbítero y ayudados
por sus méritos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano
La frase de hoy
"Cuando la patria está en peligro,
todo está permitido, excepto no
defenderla”
José de San Martín
Tema del día:
Reportaje a Jorge
Bergoglio
Este es un extracto de una conversación
sostenida por el autor del libro “El Jesuita”, Sergio Rubin y Francesca
Ambrogetti en 2010, cuando Jorge Bergoglio era Cardenal Arzobispo de Buenos
Aires
¿Cómo se presentaría ante un grupo que
no lo conoce?
Soy Jorge Bergoglio, cura. Es que me
gusta ser cura.
¿Un lugar en el mundo?
Buenos Aires.
¿Una persona?
Mi abuela.
¿Cómo prefiere enterarse de las
noticias?
Leyendo los diarios. La radio la
enciendo para escuchar música clásica.
¿Internet?
Tal vez haga como uno de mis
antecesores, el cardenal Aramburu, que empezó a usarla cuando se retiró,
después de cumplir 75 años.
Viaja mucho en ‘subte’ (metro). ¿Es su
transporte predilecto?
Lo tomo casi siempre por la rapidez,
pero me gusta más el colectivo, porque veo la calle.
¿Tuvo novia?
Sí. Formaba parte de la barra de amigos
con la que íbamos a bailar.
¿Por qué finalizó el noviazgo?
Descubrí mi vocación religiosa.
¿Alguna afición?
De joven coleccionaba estampillas.
Ahora, leer, que me gusta mucho, y escuchar música.
¿Una obra literaria?
La poesía de Hölderlin me encanta.
También, muchas obras de la literatura italiana.
¿Por ejemplo?
A “I promessi sposi” la habré leído
cuatro veces. Otro tanto a “La divina comedia”. Me llegan Dostoievski y
Marechal.
¿Borges? Usted lo trató.
Ni qué decir. Además, Borges tenía la
genialidad de hablar prácticamente de cualquier cosa sin mandarse la parte
(alardear). Era un hombre muy sapiencial, muy hondo. La imagen que me queda de
Borges frente a la vida es la de un hombre que acomoda las cosas en su sitio;
que ordena los libros en los anaqueles como el bibliotecario que era.
Borges era agnóstico...
Un agnóstico que todas las noches rezaba
el Padre nuestro, porque se lo había prometido a su madre, y que murió asistido
religiosamente.
¿Una composición musical?
Entre las que más admiro está la
obertura “Leonora” número tres de Beethoven, en la versión de Furtwängler; es,
a mi entender, el mejor director de algunas de sus sinfonías y de las obras de
Wagner.
¿Le agrada el tango?
Muchísimo. Es algo que me sale de
adentro. Creo conocer bastante de sus dos etapas. De la primera, mis preferidos
son la orquesta de D’Arienzo y, como cantantes, Carlos Gardel, Julio Sosa y Ada
Falcón, que después se convirtió en monja. A Azucena Maizani le di la extremaunción.
La conocía, porque éramos vecinos, y cuando me enteré de que estaba internada,
fui a verla (...). De la segunda etapa, admiro mucho a Astor Piazzola y a
Amelita Baltar, que es la que mejor canta sus obras.
¿Sabe bailarlo?
Sí. Lo bailé de joven, aunque prefería
la milonga.
¿Una pintura?
La crucifixión blanca, de Marc Chagall.
¿Qué películas le gustan?
Las de Tita Merello, por supuesto, y las
del neorrealismo italiano, en las que
mis padres me iniciaron, junto con mis hermanos. No nos dejaron faltar ni a una
de Ana Magnani y Aldo Fabrizi, que –al igual que con las óperas– también nos
explicaron. Nos marcaban dos o tres cosas para
orientarnos; íbamos al cine de barrio, donde pasaban tres películas
seguidas.
¿Alguna película que recuerde
especialmente?
“La fiesta” de Babette, más reciente, me
llegó muchísimo. Y muchas del cine argentino. Me acuerdo de las hermanas
Legrand, Mirtha y Silvia, en la película “Claro de luna”. Tenía 8 o 9 años. Una
del gran cine argentino fue Los isleros
(...) Y hace unos años me divertí con “Esperando la carroza”, pero ya no voy al
cine.
¿Su deporte preferido?
De joven, practicaba el básquet, pero me
gustaba ir a la cancha a ver fútbol. Íbamos toda la familia, incluida mi mamá
–que nos acompañó hasta 1946– a ver a San Lorenzo, el equipo de nuestros
amores: mis padres eran de Almagro, el barrio del club.
¿Algún recuerdo futbolístico?
La brillante campaña que el equipo hizo
ese año (1946). Aquel gol de Pontoni que casi merecería un premio Nobel. Eran otros
tiempos. Lo máximo que se le decía al réferi era atorrante, sinvergüenza,
vendido... O sea, nada en comparación con los epítetos de ahora.
¿Qué idiomas habla?
Parloteo el italiano (en realidad,
pudimos comprobar que lo habla perfectamente). En cuanto a otros idiomas,
debería precisar, por la falta de práctica, “los que hablaba”. El francés lo
manejaba de corrido; y con el alemán me desenvolvía. El que más me costó
siempre fue el inglés, sobre todo la fonética (...) Y, por supuesto, entiendo
el piamontés, que fue el sonido de mi infancia.
¿Su primer viaje al exterior?
A Colombia, en 1970. Después visité los
noviciados de América Latina. En México, conocí por primera vez un barrio
cerrado, algo que en aquella época todavía no existía en la Argentina. Me
asombró ver cómo un grupo se segregaba del resto de la sociedad.
¿Cómo fue el encuentro con sus
familiares en Italia? ¿Qué sintió al conocer la región de sus ancestros?
¿Y qué puedo decir? Que me sentí como en
casa hablando en piamontés. Conocí a un hermano de mi abuelo, a mis tíos, a mis
primos. La mayor de mis primas tiene 78 años y cuando voy a visitarla me parece
como si siempre hubiera vivido allí. La ayudo en las tareas hogareñas, pongo la
mesa... De todas formas, les escapo a los viajes.
¿Por qué?
Porque soy casalingo, una palabra italiana que quiere decir hogareño. Amo mi
lugar. Amo Buenos Aires.
¿Cómo veía en sus viajes a la Argentina
desde afuera?
Con mucha nostalgia. Después de un
tiempo, siempre quería volver. Recuerdo que cuando estaba en Fráncfort haciendo
la tesis, por las tardes paseaba hasta el cementerio. Desde allí se podía
divisar el aeropuerto. Una vez, un amigo me encontró en ese lugar y me preguntó
qué hacía, y yo le respondí: “Saludo a los aviones... saludo a los aviones que
van a la Argentina...”
¿Cómo reaccionó su familia cuando le
dijo que quería ser sacerdote?
Primero se lo dije a mi papá, y le
pareció muy bien. Más aún: se sintió feliz. Solo me preguntó si estaba
realmente seguro de la decisión. Él después se lo dijo a mi mamá, que, como
buena madre, había empezado a presentirlo. Pero la reacción de ella fue
diferente. “No sé, yo no te veo... Tenés que esperar un poco... Sos el mayor...
Seguí trabajando... Terminá la facultad”, me dijo. La verdad es que la vieja se
enojó mal.
¿Qué pasó después?
Cuando entré al seminario, mamá no me
acompañó, no quiso ir. Durante años no aceptó mi decisión. No estábamos
peleados. Solamente que yo iba a casa,
pero ella no iba al seminario. Cuando finalmente la aceptó, lo hizo poniendo
cierta distancia. En el noviciado, en Córdoba, venía a visitarme.
Tal vez pensó que no era lo suyo...
No sé. De lo que sí me acuerdo es de que
cuando se lo dije a mi abuela, que ya lo sabía y se hizo la desentendida, me
respondió: “Bueno, si Dios te llama, bendito sea”. E inmediatamente agregó:
“Por favor, no te olvides de que las
puertas de la casa están siempre abiertas y de que nadie te va a reprochar nada
si decidís volver”. Esa actitud (...) me resultó una gran enseñanza para saber
cómo comportarme ante personas que están por dar un paso trascendente en sus
vidas.
Oración por la
Patria
Jesucristo, Señor de la historia, te
necesitamos.
Nos sentimos heridos y agobiados.
Precisamos tu alivio y fortaleza.
Queremos ser nación, una nación cuya
identidad
sea la pasión por la verdad y el
compromiso por el bien común.
Danos la valentía de la libertad de los
hijos de Dios
para amar a todos sin excluir a nadie,
privilegiando a los pobres y perdonando
a los que nos ofenden,
aborreciendo el odio y construyendo la
paz.
Concédenos la sabiduría del diálogo
y la alegría de la esperanza que no
defrauda.
Tú nos convocas. Aquí estamos, Señor,
cercanos a María, que desde Luján nos
dice:
¡Argentina! ¡Canta y camina!
Jesucristo, Señor de la historia, te
necesitamos.
Amén.
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia
Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos,
sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el
cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno,
así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu
Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del
Inmaculado Corazón de María; por la
conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África,
y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos
especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la
falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras
enfermedades graves; por el drama de los
inmigrantes del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad
en muchos países del mundo; por la unión de las familias, la fidelidad de los
matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el
aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas
del Purgatorio.
Pedimos oración para María D. Y., que vive en España, y está
hospitalizada gravemente enferma por cáncer con metástasis. Su esposo es ciego.
Rogamos al Señor que le conceda sus gracias de sanación ya que esta familia
vive una verdadera tragedia.
Tú
quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para
poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha
ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y
concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la
gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y
de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te
lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Mes de María
Flor del 25 de
mayo:
María, refugio de los pecadores
♥Meditación: Yo pecador, yo que me olvido de Dios, yo que no llevo Su Voz y no
doy amor, ¿por qué reclamo obtendré los favores del Señor? Les puedo responder
que por los de la Madre del Juez, ya que la Santa Palabra nos señala “si alguno
peca, tenemos un intercesor, ante el Padre: Jesucristo” (Primera carta de Juan
2,1), y Él nos dejó Su Madre Santa como Abogada para defender a sus hijos del
enemigo y evitar el martirio eterno de no ver el Cielo. Toda alma esforzada que
busca este Santo Refugio será protegida y enriquecida conservando la verdadera
Vida.
♥Oración: María refugio de los pecadores, Madre de los confesores, llena de
misericordia, escóndenos en tu Corazón para que sólo seamos fieles a vos y al
Señor. Amén.
♥Decena del
Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y
Gloria).
♥Florecilla
para este día: Realizar una buena confesión con el
firme propósito de llegar a la pureza y humildad de María, para fortalecerme en
Ella y no volver a caer.
Fuente: www.reinadelcielo.org
Jardinero de Dios
-el más
pequeñito de todos-
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