PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 10 - Número 2676 ~
Miércoles 6 de Mayo de 2015
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
Son buenos frutos los que proceden del Espíritu de Jesús.
El Espíritu de Jesús es no buscar ser servido sino
servir, estar a los pies de los demás para lavar los pies a cualquiera.
El Espíritu de Jesús es compadecerse siempre, sentirse afectado por las
necesidades de otro, y ponerse a disposición para curar, aliviar, lo que haga
falta.
Todo el espíritu de servicio, de compasión con la gente,
de entrega personal por hacer humanidad, es el Espíritu de Jesús.
Si ése es nuestro espíritu, estamos insertados en él,
somos sarmientos vivos.
José Enrique Ruiz de Galarreta
¡Buenos días!
Manos creadoras
Te ofrezco hoy un
soneto de Alfredo Bufano, estremecido de admiración ante las manos del Verbo
eterno que con el Padre y el Espíritu pusieron en marcha el milagro de la
creación.
Celestes, puras, luminosas, buenas,
¡oh tus manos, Señor, de amor henchidas!
Hasta de la impiedad de sus heridas
brotaron rutilantes azucenas.
Ellas, tan leves, con alzarse apenas
mueven mundos por rutas florecidas.
Ellas, del amor único nacidas,
hacen aves de luz y amansan hienas.
Cielos, montañas, selvas, ríos, llanos;
corales, musgos, pájaros, estrellas,
¡oh mi Señor!, nacieron de tus manos.
Tú que pueblas de luces los arcanos,
haz que mi corazón llegue hasta ellas
limpio de tierra y libre de gusanos.
La estructura
clásica del soneto exige sumo esfuerzo para concentrar en catorce versos
símbolos, ideas y sentimientos, ajustándoos a estrictos cánones de ritmo y
rima. Bufano lo ha logrado con maestría. Pero para gustar el poema es necesario
leerlo varias veces centrando tu atención en todo lo bello que dice de las
manos creadoras, “de amor henchidas”.
Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: «Yo
soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. Todo sarmiento que en mí no da
fruto, lo corta, y todo el que da fruto, lo limpia, para que dé más fruto.
Vosotros estáis ya limpios gracias a la Palabra que os he anunciado. Permaneced
en mí, como yo en vosotros. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí
mismo, si no permanece en la vid; así tampoco vosotros si no permanecéis en mí.
Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése
da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada. Si alguno no permanece
en mí, es arrojado fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen, los
echan al fuego y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en
vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis. La gloria de mi Padre está en
que deis mucho fruto, y seáis mis discípulos». (Jn 15,1-8)
Comentario
Hoy contemplamos de nuevo a Jesús rodeado por los
Apóstoles, en un clima de especial intimidad. Él les confía lo que podríamos
considerar como las últimas recomendaciones: aquello que se dice en el último
momento, justo en la despedida, y que tiene una fuerza especial, como de si de
un postrer testamento se tratara.
Nos los imaginamos en el cenáculo. Allí, Jesús les ha
lavado los pies, les ha vuelto a anunciar que se tiene que marchar, les ha
transmitido el mandamiento del amor fraterno y los ha consolado con el don de
la Eucaristía y la promesa del Espíritu Santo (cf. Jn 14). Metidos ya en el
capítulo decimoquinto de este Evangelio, encontramos ahora la exhortación a la
unidad en la caridad.
El Señor no esconde a los discípulos los peligros y
dificultades que deberán afrontar en el futuro: «Si me han perseguido a mí,
también a vosotros os perseguirán» (Jn 15,20). Pero ellos no se han de
acobardar ni agobiarse ante el odio del mundo: Jesús renueva la promesa del
envío del Defensor, les garantiza la asistencia en todo aquello que ellos le
pidan y, en fin, el Señor ruega al Padre por ellos —por todos nosotros— durante
su oración sacerdotal (cf. Jn 17).
Nuestro peligro no viene de fuera: la peor amenaza puede
surgir de nosotros mismos al faltar al amor fraterno entre los miembros del
Cuerpo Místico de Cristo y al faltar a la unidad con la Cabeza de este Cuerpo.
La recomendación es clara: «Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que
permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no
podéis hacer nada» (Jn 15,5).
Las primeras generaciones de cristianos conservaron una
conciencia muy viva de la necesidad de permanecer unidos por la caridad. He
aquí el testimonio de un Padre de la Iglesia, san Ignacio de Antioquía: «Corred
todos a una como a un solo templo de Dios, como a un solo altar, a un solo
Jesucristo que procede de un solo Padre». He aquí también la indicación de
Santa María, Madre de los cristianos: «Haced lo que Él os diga» (Jn 2,5).
Rev. D. Antoni CAROL i Hostench (Sant Cugat del Vallès,
Barcelona, España)
Santoral Católico:
Santo Domingo Savio
Adolescente Santo
Fue un joven discípulo de san Juan Bosco que, desde la
infancia, gozó de un ánimo dulce y alegre, y recorrió expeditamente el camino
de la perfección cristiana, llegando a la santidad cuando todavía era un
adolescente. Nació en Riva de Chieri (Turín, Italia) el 2 de abril de 1842; su
padre era herrero y su madre costurera. Fue un niño superdotado y desde pequeño
hizo proyectos dignos de un cristiano maduro. Al hacer la primera comunión, se
propuso "antes morir que pecar". A los doce años, su padre lo presentó
a Don Bosco, que quedó prendado de sus cualidades naturales y espirituales.
Bajo la guía del Santo, alcanzó una madurez humana y cristiana precoz. Sus
grandes devociones fueron Jesús Sacramentado, la Inmaculada Concepción de
María, el Papa. Tenía una salud frágil y era de natural vivo y sensible, y tuvo
que superarse y afrontar no pocas dificultades. La enfermedad lo obligó a dejar
el Oratorio de Turín y trasladarse Mondonio, donde murió el 9 de marzo de 1857 [La
familia salesiana celebra su memoria el 6 de mayo].
Oración: Oh Dios, fuente de todo bien, que en santo
Domingo Savio ofreces a los adolescentes un ejemplo admirable de caridad y de
pureza: concédenos también a nosotros crecer como hijos en la alegría y en el
amor hasta la plena estatura de Cristo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano
La frase de hoy
“Por una vez se te ha dado un precepto breve:
Ama y haz lo que quieras;
Si callas, tu silencio sea de amor;
Si gritas, grita de amor;
Si tienes que corregir, hazlo por amor;
Si perdonas, perdona por amor;
No falte dentro la raíz del amor,
Porque de ella no puede brotar sino el bien”
~ San Agustín ~
Tema del día:
El adulterio
El pecado de adulterio ha sido y sigue siendo algo muy
frecuente en la historia humana. Surge por diversos motivos y lleva a
resultados nefastos: infidelidad al propio esposo o esposa, tensiones en la
familia, problemas con los hijos.
A pesar de la frecuencia de este pecado y de la condena
firme que encontramos contra el mismo en la Biblia, un extraño silencio parece
envolverlo en nuestros días.
Sí: se habla de pecados muy graves, como la trata de
seres humanos, o el tráfico de drogas, o el crimen, o el robo, o la usura, o la
especulación económica que daña a miles de inocentes. Pero del adulterio, ¿qué
se dice?
Para que el tema no quede abandonado en el limbo del
olvido, podemos entresacar algunas ideas presentes en el “Catecismo de la
Iglesia Católica” (abreviado como CIC).
Una caracterización de este pecado aparece en dos números
del Catecismo, en los cuales encontramos varias citas de la Sagrada Escritura.
En el n. 2380, el adulterio queda definido así: “Esta palabra designa la
infidelidad conyugal. Cuando un hombre y una mujer, de los cuales al menos uno
está casado, establecen una relación sexual, aunque ocasional, cometen un
adulterio”.
Inmediatamente después, ese mismo n. 2380 recuerda
pasajes de la Escritura que hablan del adulterio: “Cristo condena incluso el
deseo del adulterio (cf. Mt 5,27-28). El sexto mandamiento y el Nuevo
Testamento prohíben absolutamente el adulterio (cf. Mt 5,32; 19,6; Mc 10,11;
1Co 6,9-10). Los profetas denuncian su gravedad; ven en el adulterio la imagen
del pecado de idolatría (cf. Os 2,7; Jr 5,7; 13,27)”.
El número siguiente explica la grave injusticia que se
comete en cada adulterio. Quien lo comete “falta a sus compromisos. Lesiona el
signo de la Alianza que es el vínculo matrimonial. Quebranta el derecho del
otro cónyuge y atenta contra la institución del matrimonio, violando el
contrato que le da origen. Compromete el bien de la generación humana y de los
hijos, que necesitan la unión estable de los padres” (n. 2381).
Se trata de un acto que siempre es moralmente ilícito,
que nunca puede ser llevado a cabo, ni siquiera para obtener algún bien (cf.
CIC n. 1756). Por eso se explica cómo en los primeros siglos de la Iglesia el
adulterio era considerado como uno de los pecados más graves, como lo eran
también el homicidio o la idolatría (cf. CIC n. 1447).
Con una doctrina tal clara, y en un mundo tan confundido
y manipulador, vale la pena enfrentarnos al adulterio para denunciar sus males
y para ayudar a tantos hombres y mujeres a huir de este pecado. Y, si alguno ha
caído en el mismo, para acompañarle, con respeto y tacto, a dar el paso que
permita una conversión madura: reconocer que uno ha pecado, arrepentirse, pedir
misericordia en el sacramento de la confesión, y reparar los daños causados en
la propia familia.
Sólo con católicos valientes, que sepan imitar la audacia
de san Juan Bautista al denunciar el adulterio de Herodes, incluso a riesgo de
su vida (cf. Mt 14,1-11), podremos desenmascarar un mal dañino para cada
matrimonio. Así, desde una auténtica conversión, muchos esposos superarán los
males del adulterio, renovarán su amor, y trabajarán con más entusiasmo para
ser fieles a sus compromisos matrimoniales.
© Fernando Pascual
Nuevo vídeo
Hay un nuevo vídeo subido a este blog.
Para verlo tienes que ir al final de la página.
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el
Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes,
diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo
místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como
Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por
las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón
de María; por la conversión de todos los
pueblos; por la Paz en el mundo; por los
cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros
lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos
especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la
falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras
enfermedades graves; por el drama de los
inmigrantes del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad
en muchos países del mundo; por la unión de las familias, la fidelidad de los
matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el
aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas
del Purgatorio.
Pedimos oración por la salud de José Alberto H., de 77 años de edad, de Córdoba, Argentina,
pidiendo a la Santísima Virgen lo proteja y alivie sus dolores, a la vez que a
la familia les dé fuerza y esperanzas.
Pedimos oración para el Padre Martín Carranza, de Córdoba, Argentina, que fue intervenido quirúrgicamente y presenta algunas complicaciones pos operatorias, rogando a Nuestra Señora de Loreto y al Beato Cura Brochero que intercedan por su pronta recuperación.
Pedimos oración por Ana Gabriela S. C., de México, embarazada de cuatrillizos para que la Santísima Virgen proteja esta gestación que es de alto riesgo.
Pedimos oración para el Padre Martín Carranza, de Córdoba, Argentina, que fue intervenido quirúrgicamente y presenta algunas complicaciones pos operatorias, rogando a Nuestra Señora de Loreto y al Beato Cura Brochero que intercedan por su pronta recuperación.
Pedimos oración por Ana Gabriela S. C., de México, embarazada de cuatrillizos para que la Santísima Virgen proteja esta gestación que es de alto riesgo.
Tú quisiste,
Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de
manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora
las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a
cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de
sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse
unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos
por Cristo nuestro Señor.
Amén
Mes de María
Flor del 6 de Mayo: Madre
Inmaculada
♥Meditación:
“Alégrate, la llena de Gracia, el Señor está contigo” (Lucas 1,28). Gracia
plena, es María; siempre estuvo llena de Gracia, por lo que no tiene mancha de
pecado. Nunca se halló privada de la Gracia sobrenatural y santificante de
Dios, pues Ella sería el Vaso Puro que llevaría al mismo Dios. Así se presentó
en Lourdes como la Inmaculada Concepción, título que por Dogma la misma Iglesia
le había reconocido.
♥Oración:
¡Oh María, Gracia plena!. Permítenos que nos alegremos con vos ya que el Señor
te eligió y nos regaló tu Corazón, para que pongamos en El el nuestro como
ofrenda al Dios Eterno. Amén.
♥Decena
del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).
♥Florecilla
para este día: Cómo debo guardar la pureza de pensamientos y de obras.
Fuente: www.reinadelcielo.org
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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