PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 10 - Número 2672 ~ Sábado
2 de Mayo de 2015
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
Cerca de tu casa, en tu trabajo o lugar de estudio, en tu
villa de descanso o vacaciones, o dondequiera que te halles, pueden existir
personas a tu alrededor que estén necesitadas de alguien amable, de un gesto
amistoso o de un poco de cariño, de unas palabras de ánimo o de consuelo. Hoy
acércate generosamente a alguna persona necesitada y comparte con ella unos
pocos minutos de tu grandeza espiritual.
Hoy sé generoso con los demás. Mañana lo serán contigo...
¡Buenos días!
“Cambio de dirección”
La conversión es
un “cambio de dirección” en nuestra vida. Supone ir puliendo, día a día, los
errores, los malos hábitos, las transgresiones que nos alejan de la felicidad
que Dios pensó para nosotros. Volvemos así a lo más puro de nuestra identidad
cristiana: a nuestra condición de hijos de Dios y hermanos de los hombres.
A primera vista la palabra “conversión” puede
resultar antipática. Sin embargo, a nadie que va por una ruta equivocada le
resulta antipático que alguien le advierta su equivocación. Puede resultar
molesto, fastidioso tener que dar vuelta atrás, desandar el camino para tomar
el camino correcto. Pero sin duda es lo más ventajoso que nos puede suceder,
porque seguir por el camino equivocado sería desviarse, más y más, de la
ansiada meta.
La conversión es
un cambio de mentalidad para dar a cada cosa la importancia relativa que tiene,
y poner a Dios en primer lugar. Es un giro del alma que desea encontrar al
Señor. Es un impulso del Espíritu a dejar un itinerario equivocado o inferior y
seguir un camino mejor y más feliz: el de Jesús. Él te invita a convertirte.
Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Si me
conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo
habéis visto». Le dice Felipe: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta». Le
dice Jesús: «¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces Felipe?
El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: ‘Muéstranos al
Padre’? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las palabras
que os digo, no las digo por mi cuenta; el Padre que permanece en mí es el que
realiza las obras.
»Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Al
menos, creedlo por las obras. En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí,
hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al
Padre. Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea
glorificado en el Hijo. Si pedís algo en mi nombre, yo lo haré». (Jn 14,7-14)
Comentario
Hoy, estamos invitados a reconocer en Jesús al Padre que
se nos revela. Felipe expresa una intuición muy justa: «Muéstranos al Padre y
nos basta» (Jn 14,8). Ver al Padre es descubrir a Dios como origen, como vida
que brota, como generosidad, como don que constantemente renueva cada cosa.
¿Qué más necesitamos? Procedemos de Dios, y cada hombre, aunque no sea consciente,
lleva el profundo deseo de volver a Dios, de reencontrar la casa paterna y
permanecer allí para siempre. Allí se encuentran todos los bienes que podamos
desear: la vida, la luz, el amor, la paz… San Ignacio de Antioquía, que fue
mártir al principio del siglo segundo, decía: «Hay en mí un agua viva que
murmura y dice dentro de mí: ‘¡Ven al Padre!’».
Jesús nos hace entrever la tan profunda intimidad
recíproca que existe entre Él y el Padre. «Yo estoy en el Padre y el Padre está
en mí» (Jn 14,11). Lo que Jesús dice y hace encuentra su fuente en el Padre, y
el Padre se expresa plenamente en Jesús. Todo lo que el Padre desea decirnos se
encuentra en las palabras y los actos del Hijo. Todo lo que Él quiere cumplir a
favor nuestro lo cumple por su Hijo. Creer en el Hijo nos permite tener «acceso
al Padre» (Ef 2,18).
La fe humilde y fiel en Jesús, la elección de seguirle y
obedecerle día tras día, nos pone en contacto misterioso pero real con el mismo
misterio de Dios, y nos hace beneficiarios de todas las riquezas de su
benevolencia y misericordia. Esta fe permite al Padre llevar adelante, a través
de nosotros, la obra de la gracia que empezó en su Hijo: «El que crea en mí,
hará él también las obras que yo hago» (Jn 14,12).
P. Jacques PHILIPPE (Cordes sur Ciel, Francia)
Santoral Católico:
San Atanasio
Obispo y Doctor de la Iglesia
Nació en Alejandría de Egipto el año 295, de padres
cristianos. Fue colaborador y sucesor, el año 328, del obispo de Alejandría san
Alejandro, a quien había acompañado como diácono al Concilio de Nicea. Durante
los cuarenta y cinco años de su episcopado, defendió valerosamente la recta fe
católica proclamada en Nicea y, en particular, la divinidad de Jesucristo
contra los arrianos, lo que le acarreó incontables sufrimientos, entre ellos,
cinco destierros decretados por los emperadores. Escribió excelentes obras
apologéticas y expositivas de la fe; mención especial merece su Vida de San
Antonio, en la que narra la vida del santo Abad y que luego sirvió de modelo a
las hagiografías. Difundió incluso en Occidente el ideal monástico. Murió en su
sede de Alejandría el año 373.
Oración: Dios todopoderoso y eterno, que hiciste de
tu obispo san Atanasio un preclaro defensor de la divinidad de tu Hijo,
concédenos, en tu bondad, que, fortalecidos con su doctrina y protección, te
conozcamos y te amemos
© Directorio Franciscano
Palabras del Papa Francisco
“La mujer no es una réplica del hombre; viene
directamente del gesto creador de Dios. La imagen de la costilla no expresa
de ninguna manera inferioridad o subordinación sino, al contrario, que hombre y
mujer son de la misma sustancia y son complementarios. También tienen esta
reciprocidad. ¡Debemos revalorizar el matrimonio y la familia! Y la Biblia dice
una cosa bella: el hombre encuentra la mujer, ellos se encuentran, y el hombre
debe dejar algo para encontrarla plenamente. Y por esto, el hombre dejará a su
padre y a su madre para ir con ella. ¡Es bello! Esto significa comenzar un
camino. El hombre es todo para la mujer y la mujer es toda para el hombre”
Tema del día:
Yo creo en los milagros
No sé cuántos de mis lectores crean aún en los milagros.
Espero que sean la mayoría. Aún recuerdo la definición que me dieron de milagro
cuando comenzaba a estudiar Teología: milagro es un prodigio religioso
(espacio-temporal-visible) que expresa en el orden cósmico una especial
intervención gratuita de la potencia y del amor de Dios, que dirige a los
hombres un signo de la presencia ininterrumpida en el mundo de su palabra de
salvación. Antes de conocer esa definición yo ya creía en los milagros; y
después de conocerla, creo más aún y estoy seguro de que se dan muchos más de
los suele pensarse o imaginarse.
Lo normal cuando se habla de milagros, es que le vengan a
uno a la mente hechos como el que un ciego recupere la vista, o un leproso
quede limpio de su mal, o un muerto resucite. Pero entiendo que restringir sólo
a ese tipo de acontecimientos las intervenciones gratuitas de Dios y los signos
de su presencia, de su potencia y de su amor, sería algo injusto. Porque Dios
no para de enviar a los hombres signos de su permanencia en el mundo y entre
nosotros. Sí, también hoy Dios sigue obrando innumerables prodigios. Lo que
ocurre es que no nos damos ni cuenta de la mayoría de ellos. Podemos estar (y
de hecho lo estamos muchas veces) rodeados de verdaderos milagros sin
percatarnos de ello.
De vez en cuando los periódicos y los medios de
comunicación nos dan la agradable sorpresa de hacerse eco de algunos de estos
prodigios. Suele tratarse de hechos extraordinarios, inesperados,
sensacionales. De esos que tanto ansían encontrar los periodistas, pero que,
curiosamente, rara vez se atreverán a llamar milagros.
No hace mucho, en Italia, uno de los principales diarios
del país recogía la noticia de que una rica señora, dueña de varios hoteles y
grandes propiedades en Roma, había entrado a la edad de 61 años en el convento
de las carmelitas en Belén (Tierra Santa). Y en otro periódico, esta vez de
España, contaban cómo no era cosa de todos los días que un Oficial de la Marina
Mercante, Inspector Jefe del Cuerpo Superior de Policía, juez por oposición,
doctor en Derecho Civil y en Derecho Canónico, profesor de la Universidad
Pontificia Comillas, Magistrado especialista del Tribunal Superior de Justicia
de Madrid y licenciado en Estudios Eclesiásticos, haya sido ordenado sacerdote.
No, ciertamente no parece que ninguno de esos dos
acontecimientos sea cosa de todos los días. Pero los protagonistas de ambos son
sólo una mínima parte de los miles y miles de hombres y mujeres que en el mundo
hoy día siguen cada año dejándolo todo para consagrarse a Dios en el sacerdocio
o en la vida religiosa. Son sólo dos de los muchos brotes producidos por esa
copiosa lluvia de intervenciones de Dios que con su potencia y amor continúa
refrescando el barro partido de nuestro planeta, haciendo despuntar en él
montones de almas que se entregan totalmente a su servicio y al de los demás. Y
es indudable que cada una de ellas es un verdadero prodigio del amor de Dios,
único capaz de arrancar tanto amor y de tantas almas que por Él son capaces de
todo. Cada una es un auténtico signo visible de la presencia de Dios en este
mundo que da la fuerte impresión de querer prescindir tanto de Él.
Creo que nunca dejaré de maravillarme lo suficiente ante
la generosidad de quien encontrándose con Cristo y mirándole a los ojos, se
deja conquistar por su amor y se le rinde. Eso para mí es y será siempre un milagro.
No importa que ese alguien haya sido rico o pobre, letrado o ignorante, famoso
o desconocido. Cada vez que en la tierra se repite ese misterio de llamada y
respuesta, ese intercambio de amor entre Dios y el hombre, vuelvo a
experimentar la necesidad de proclamar convencido que yo creo en los milagros.
© Autor: Marcelino de Andrés | Fuente: Catholic.net
"Pequeñas
Semillitas" por e-mail
Si lo deseas puedes recibir todos los días "Pequeñas Semillitas" por
correo, más el agregado de un powerpoint. Las suscripciones son gratis y solo
tienes que solicitarlas escribiendo a Rocío
(moderadora de los grupos) a: peque.semillitas.3@gmail.com con el título: “Suscripción a Pequeñas
Semillitas”.
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el
Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes,
diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo
místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como
Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por
las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón
de María; por la conversión de todos los
pueblos; por la Paz en el mundo; por los
cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros
lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos
especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la
falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras
enfermedades graves; por el drama de los
inmigrantes del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad
en muchos países del mundo; por la unión de las familias, la fidelidad de los
matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el
aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas
del Purgatorio.
Mes de María
Flor del 2 de mayo: Lirio Perfecto
de Dios
♥Meditación:
“Hágase en mi según Tu Palabra”. “El que haga la Voluntad de Dios, ése es mi
hermano, mi hermana y mi madre” (Marcos 3,35). María cumplió como nadie la
Voluntad de Dios. Esto vale más que todos los demás dones suyos, sean
cualidades humanas o gracias espirituales. Del mismo modo, por cumplir la
Voluntad del Padre, Jesús sufre Su Pasión y Muerte, alcanzándonos la Redención.
♥Oración:
¡Oh María, Preciosísima, Cáliz de Amor! Te ofrecemos nuestro corazón para que
lo guardes junto a vos, uniéndolo al de tu Hijo Dios, como entrega de amor.
Amén.
♥Decena
del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).
♥Florecilla
para este día: Prontitud y alegría para el trabajo, empezando por levantarme
sin pereza y agradeciendo a Dios por un nuevo día.
Fuente: www.reinadelcielo.org
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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