PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 9 - Número 2472 ~ Martes
23 de Setiembre de 2014
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
Hoy recordamos con admiración y alegría al Santo Padre Pío de Pietrelcina, un
enorme santo de nuestro tiempo, un contemporáneo de muchos de los que ahora
leen estas letras. Como para que entendamos que si queremos encontrar grandes
ejemplos de santidad no necesitamos ir a buscarlos en la profundidad de los
siglos… sino que Dios nos ha regalado extraordinarios seres que llegaron a la
santidad muy cercanos en el tiempo a todos nosotros, como el Padre Pío, como
los papas Juan XXIII y Juan Pablo II, como Josemaría Escrivá de Balaguer, como
Maximiliano Kolbe, como la Madre Teresa de Calcuta (todavía no canonizada, pero
sólo es una cuestión de tiempo para que lo sea).
Estos santos de nuestro tiempo, más los otros muchos santos anónimos con los que transitamos
por el mundo y que tal vez no llegarán nunca a los altares, pero están acá… son
la mejor prueba de que Dios nos ama, que Dios nos sigue acompañando (a pesar de
nuestras conductas… o precisamente para cambiarlas), y por eso nos regala estos
modelos espirituales cercanos para ayudarnos a orientar nuestras vidas hacia
Él.
Hace exactamente cinco meses, el Señor me regaló la dicha
de pasar dos días en San Giovanni Rotondo, el lugar donde el Padre Pío vivió
casi toda su vida, y allí pude recorrer sus lugares y sentir muy dentro mío la
fuerza de su carisma y su mensaje de conversión.
¡Ojalá seamos capaces de mirarnos en su ejemplo y como él
podamos entregar nuestra vida a Jesús!
¡Buenos días!
El amor vence al odio
La regla de oro
de las grandes religiones es el amor al prójimo. En el libro de Tobías el
anciano ciego, sintiendo cercana la muerte, dio preciosos consejos a su hijo.
Entre ellos se destaca: “No hagas a nadie lo que no te agrada a ti”. Norma
fundamental y obvia, pero tantas veces transgredida por egoísmo o
inconsciencia.
“No tenemos, ni queremos tener otros medios
para vencerlos que el amor. Jamás emplearemos contra ustedes la violencia. Por
medio del amor, a ustedes, que son nuestros enemigos, los convertiremos en
amigos. A la capacidad de ustedes de hacernos sufrir, opondremos la nuestra de
soportar el sufrimiento. Póngannos en la cárcel, y los seguiremos amando.
Quemen nuestras cosechas, y los seguiremos amando. Aterroricen a nuestros
hijos, y los seguiremos amando. Envíennos gente que nos apalee, y los
seguiremos amando. Llegará un día en que se avergonzarán de su propia violencia.
En ese día nos darán libertad y lograrán la de ustedes, porque se habrán
librado del odio. En ese día se alcanzará una doble victoria”. Martin Luther.
King.
“En una humanidad
dividida por guerras y discordias, pidamos al Señor, que las luchas se
apacigüen y crezca el deseo de la paz, que los enemigos vuelvan a la amistad,
que los adversarios se den la mano y los pueblos busquen la unión, que el
perdón venza al odio y la indulgencia a la venganza”. La paz, recuerda,
comienza con una sonrisa.
Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, se presentaron la madre y los hermanos
de Jesús donde Él estaba, pero no podían llegar hasta Él a causa de la gente.
Le anunciaron: «Tu madre y tus hermanos están ahí fuera y quieren verte». Pero
Él les respondió: «Mi madre y mis hermanos son aquellos que oyen la Palabra de
Dios y la cumplen». (Lc 8,19-21)
Comentario
Hoy leemos un hermoso pasaje del Evangelio. Jesús no
ofende para nada a su Madre, ya que Ella es la primera en escuchar la Palabra
de Dios y de Ella nace Aquel que es la Palabra. Al mismo tiempo es la que más
perfectamente cumplió la voluntad de Dios: «He aquí la esclava del Señor:
hágase en mí según tu palabra» (Lc 1,38), responde al ángel en la Anunciación.
Jesús nos dice lo que necesitamos para llegar a ser sus
familiares, también nosotros: «Aquellos que oyen...» (Lc 8,21) y para oír es
preciso que nos acerquemos como sus familiares, que llegaron a donde estaba;
pero no podían acercarse a Él a causa del gentío. Los familiares se esfuerzan
por acercarse, convendría que nos preguntásemos si luchamos y procuramos vencer
los obstáculos que encontramos en el momento de acercarnos a la Palabra de
Dios. ¿Dedico diariamente unos minutos a leer, escuchar y meditar la Sagrada
Escritura? Santo Tomás de Aquino nos recuerda que «es necesario que meditemos
continuamente la Palabra de Dios (...); esta meditación ayuda poderosamente en
la lucha contra el pecado».
Y, finalmente, cumplir la Palabra. No basta con escuchar
la Palabra; es preciso cumplirla si queremos ser miembros de la familia de
Dios. ¡Debemos poner en práctica aquello que nos dice! Por eso será bueno que
nos preguntemos si solamente obedezco cuando lo que se me pide me gusta o es
relativamente fácil, y, por el contrario, si cuando hay que renunciar al
bienestar, a la propia fama, a los bienes materiales o al tiempo disponible
para el descanso..., pongo la Palabra entre paréntesis hasta que vengan tiempos
mejores. Pidamos a la Virgen María que escuchemos como Ella y cumplamos la
Palabra de Dios para andar así por el camino que conduce a la felicidad
duradera.
Rev. D. Xavier JAUSET i Clivillé (Lleida, España)
Santoral Católico:
San Pío de Pietrelcina
Presbírteo Capuchino
San Pío de Pietrelcina (Francisco Forgione), presbítero
de la Orden de Hermanos Menores Capuchinos, que en el convento de San Giovanni
Rotondo, en Apulia, se dedicó a la dirección espiritual de los fieles y a la
reconciliación de los penitentes, mostrando una atención particular hacia los
pobres y necesitados, terminando en este día su peregrinación terrena y
configurándose con Cristo crucificado (1968) Más información haciendo clic acá.
Fuente: Catholic.net
Las frases de hoy
"Siempre humíllense amorosamente ante Dios y ante
los hombres.
Porque Dios le habla a aquellos que
son verdaderamente
humildes de corazón,
y los enriquece con grandes dones"
"Dulce es el yugo de Jesús, liviano su peso,
por lo tanto, no demos lugar al enemigo
para insinuarse en nuestro corazón y robarnos la paz"
"Sólo quiero ser un fraile que reza"
Santo Padre Pío
Tema del día:
La Santa Misa explicada por
San Pío de Pietrelcina
-Testimonio del P. Derobert, hijo espiritual del Padre Pío-
Él me había explicado poco después de mi ordenación
sacerdotal que celebrando la Eucaristía había que poner en paralelo la
cronología de la Misa y la de la Pasión. Se trataba de comprender y de darse
cuenta, en primer lugar, de que el sacerdote en el Altar es Jesucristo. Desde
ese momento Jesús en su Sacerdote, revive indefinidamente la Pasión.
Desde la señal de la cruz inicial hasta el ofertorio es
necesario reunirse con Jesús en Getsemaní, hay que seguir a Jesús en su agonía,
sufriendo ante esta "marea negra" de pecado. Hay que unirse a él en
el dolor de ver que la Palabra del Padre, que él había venido a traernos, no
sería recibida o sería recibida muy mal por los hombres. Y desde esta óptica
había que escuchar las lecturas de la misa como estando dirigidas personalmente
a nosotros.
El Ofertorio, es el arresto. La Hora ha llegado...
El Prefacio, es el canto de alabanza y de agradecimiento
que Jesús dirige al Padre que le ha permitido llegar por fin a esta
"Hora".
Desde el comienzo de la Plegaria Eucarística hasta la
Consagración nos encontramos rápidamente con Jesús en la prisión, en su atroz
flagelación, su coronación de espinas y su camino de la cruz por las
callejuelas de Jerusalén teniendo presente en el "momento" a todos
los que están allí y a todos aquellos por los que pedimos especialmente.
La Consagración nos da el Cuerpo entregado ahora, la
Sangre derramada ahora. Es místicamente, la crucifixión del Señor. Y por eso el
Padre Pío de Pietrelcina sufría atrozmente en este momento de la Misa.
Nos reunimos enseguida con Jesús en la Cruz y ofrecemos
desde este instante, al Padre, el Sacrificio Redentor. Es el sentido de la oración
litúrgica que sigue inmediatamente a la Consagración.
El "Por él, con él y en él" corresponde al
grito de Jesús: "Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu". Desde
ese momento, el Sacrificio es consumado y aceptado por el Padre. Los hombres,
en adelante, ya no están separados de Dios y se vuelven a encontrar unidos. Es
la razón por la que, en este momento, se recita la oración de todos los hijos:
"Padre Nuestro....."
La fracción del Pan marca la muerte de Jesús.....
La intinción, el instante en el que el Padre, habiendo
quebrado la Hostia (símbolo de la muerte...) deja caer una partícula del Cuerpo
de Cristo en el Cáliz de la preciosa Sangre, marca el momento de la
Resurrección, pues el Cuerpo y la Sangre se reúnen de nuevo y es a Cristo vivo
a quien vamos a recibir en la comunión.
La bendición del Sacerdote marca a los fieles con la
cruz, como signo distintivo y a la vez como escudo protector contra las
astucias del Maligno....
Se comprenderá que después de haber oído de la boca del
P. Pío tal explicación, sabiendo bien que él vivía dolorosamente esto, me haya
pedido seguirle por este camino...lo que hago cada día...¡y con cuánta alegría!
El texto precedente está tomado de una producción
especial dedicada al Padre Pío por el Web Católico de Javier. Para información
detallada y amplia que incluye biografía, oraciones, anécdotas, frases,
curiosidades, películas, y más cosas, sugiero entrar en dicha página especial
del Padre Pío producida por el Web Católico de Javier, haciendo clic acá.
Nuevo video y artículo
Hay un nuevo video subido a este blog.
Para verlo tienes que ir al final de la página.
Hay nuevo material publicado en el blog
"Juan Pablo
II inolvidable"
Puedes acceder en la dirección:
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el
Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos,
seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de
Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre
y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las
misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón
de María; por la conversión de todos los
pueblos; por la Paz en el mundo; por nuestros hermanos sufrientes por diversos
motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto,
la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la
falta de libertad en muchos países del mundo; por la unión de las familias, la
fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este
sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por
las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por María
N. P., que vive en la ciudad de Bayamón, Puerto Rico, vive sola con su hija
y hace meses está sin trabajo por lo que su situación se torna desesperante.
Que el buen Jesús le conceda pronto un empleo digno para sostenerse junto a su
niña.
Pedimos oración para Vera,
de Ontario, Canadá, que ha perdido su pasaporte en Europa, rogando al Padre
misericordioso que le entreguen otro para que pueda seguir su viaje.
Pedimos oración por Alberto Leonardo, 79 años, de Córdoba, Argentina, que será operado de cataratas.
Pedimos oración por Alberto Leonardo, 79 años, de Córdoba, Argentina, que será operado de cataratas.
Tú quisiste,
Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de
manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora
las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a
cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de
sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse
unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos
por Cristo nuestro Señor.
Amén
Un estímulo todos los días
Setiembre 23
Nuestra relación con Jesús puede ser muy cercana, llena
de ternura y de cariño, o puede ser muy respetuosa, muy cuidadosa, porque lo
sentimos muy lejano, muy distante. Para saber cómo nos trata realmente Jesús es
bueno contemplar en los evangelios cómo trataba a las personas que lo
necesitaban.
Por ejemplo, cuando se encontró con un sordomudo no lo
curó deslumbrándolo desde lo alto, con una actuación maravillosa, sino que “le
metió sus dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua” (Mc 7,33).
Cuando se encontró con un ciego “tomó al ciego de la mano, lo sacó fuera del
pueblo, y le puso saliva en los ojos” (Mc 8,23).
Nada de lejanía. Jesús realiza gestos que lo hacen sentir
muy cercano, hace cosas que uno sólo haría con alguien muy querido, con un
amigo de mucha confianza: te toma de la mano, te lleva a la intimidad, pone sus
dedos en tus oídos, toca tu lengua con su propia saliva. De la misma manera
quiere tratarte hoy, con esa misma cercanía quiere entrar en tu vida, pero
necesita que pierdas el miedo y se lo permitas.
Mons. Víctor Manuel Fernández
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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