PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 8 - Número 2162 ~ Martes
1 de Octubre de 2013
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
Por la gracia de Dios, estamos iniciando el mes de
Octubre y entramos al último trimestre del año.
Este mes, que la Iglesia consagra al Santo Rosario y
también a las Misiones, comienza con una semana poblada de importantes
celebraciones: hoy recordamos a Santa Teresita del Niño Jesús; mañana a los
Santos Ángeles Custodios, y el viernes a San Francisco de Asís, un santo muy
grande y muy querido y que últimamente ha cobrado nueva y fuerte
vigencia desde que el nuevo Papa de la Iglesia eligió justamente ese nombre
–Francisco– lo que es todo un reconocimiento al poverello de Asís y también una
señal de lo que ya estamos viendo, que es su relación preferencial con los pobres.
Luego, el mes continúa con otras celebraciones de enormes
santos cuyas vidas serán motivo para ser tratadas y evocadas en esta página en su
momento…
Alabemos al Señor por tantas gracias y dispongamos el
corazón para vivir Octubre de la forma más espiritual e intensa posible.
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Sucedió que como se iban cumpliendo los días de su
asunción, Él se afirmó en su voluntad de ir a Jerusalén, y envió mensajeros
delante de sí, que fueron y entraron en un pueblo de samaritanos para
prepararle posada; pero no le recibieron porque tenía intención de ir a
Jerusalén. Al verlo sus discípulos Santiago y Juan, dijeron: «Señor, ¿quieres
que digamos que baje fuego del cielo y los consuma?». Pero volviéndose, les
reprendió; y se fueron a otro pueblo.
(Lc 9,51-56)
Comentario
Hoy, en el Evangelio, contemplamos cómo «Santiago y Juan,
dijeron: ‘Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo y los consuma?’.
Pero volviéndose, les reprendió» (Lc 9,54-55). Son defectos de los Apóstoles,
que el Señor corrige.
Cuenta la historia de un aguador de la India que, en los
extremos de un palo que colgaba en sus espaldas, llevaba dos vasijas: una era
perfecta y la otra estaba agrietada, y perdía agua. Ésta —triste— miraba a la
otra tan perfecta, y avergonzada un día dijo al amo que se sentía miserable
porque a causa de sus grietas le daba sólo la mitad del agua que podía ganar
con su venta. El trajinante le contestó: —Cuando volvamos a casa mira las
flores que crecen a lo largo del camino. Y se fijó: eran flores bellísimas,
pero viendo que volvía a perder la mitad del agua, repitió: —No sirvo, lo hago
todo mal. El cargador le respondió: —¿Te has fijado en que las flores sólo
crecen a tu lado del camino? Yo ya conocía tus fisuras y quise sacar a relucir
el lado positivo de ellas, sembrando semilla de flores por donde pasas y
regándolas puedo recoger estas flores para el altar de la Virgen María. Si no
fueses como eres, no habría sido posible crear esta belleza.
Todos, de alguna manera, somos vasijas agrietadas, pero
Dios conoce bien a sus hijos y nos da la posibilidad de aprovechar las
fisuras-defectos para alguna cosa buena. Y así el apóstol Juan —que hoy quiere
destruir—, con la corrección del Señor se convierte en el apóstol del amor en
sus cartas. No se desanimó con las correcciones, sino que aprovechó el lado
positivo de su carácter fogoso —el apasionamiento— para ponerlo al servicio del
amor. Que nosotros también sepamos aprovechar las correcciones, las contrariedades
—sufrimiento, fracaso, limitaciones— para “comenzar y recomenzar”, tal como san
Josemaría definía la santidad: dóciles al Espíritu Santo para convertirnos a
Dios y ser instrumentos suyos.
Rev. D. Llucià POU i Sabater (Vic, Barcelona, España)
Santoral Católico:
Santa Teresa del Niño Jesús
Virgen y Doctora de la
Iglesia
Memoria de santa Teresa del Niño Jesús, virgen y doctora
de la Iglesia, que entró aún muy joven en el monasterio de las Carmelitas
Descalzas de Lisieux, llegando a ser maestra de santidad en Cristo por su
inocencia y simplicidad. Enseñó el camino de la perfección cristiana por medio
de la infancia espiritual, demostrando una mística solicitud en bien de las
almas y del incremento de la Iglesia, y terminó su vida a los veinticinco años
de edad, el día treinta de septiembre († 1897)
Información amplia haciendo clic acá.
Fuente: Catholic.net
¡Buenos días!
¿Somos ciegos?
Jesús liberó a
muchos ciegos de su dura condición de no videntes. Sin duda ofrecía de ese modo
un llamativo símbolo de otras deficiencias espirituales que desea ardientemente
sanar. Son sutiles cegueras que van deteriorando la luz de nuestra percepción
profunda de la realidad.
Somos “ciegos” cuando vemos muy bien los
errores y defectos de los demás, pero nos negamos a reconocer los nuestros. O
cuando nos encerramos tercamente en nuestra manera de pensar y ni siquiera
queremos escuchar las ideas y razones de los otros. Somos “ciegos” cuando no valoramos
los bienes sencillos pero insustituibles de la vida: la familia, los hijos, el
trabajo, la amistad. Somos “ciegos” cuando nos dejamos arrastrar por el afán de
tener más, y no paramos nunca, cuando lo único que aparece en el horizonte de
nuestra vida son los bienes materiales. Somos “ciegos” cuando nos encerramos en
resentimientos en lugar de liberarnos a través del perdón.
Cada uno ha de
examinar de qué tinieblas y sombras debe salir y levantarse. Jesús quiere
liberarte con la luz que viene de lo alto y guiar tus pasos por senderos de verdadera
paz. Dios nos ofrece el libro de su Palabra, y Jesús, Palabra viva del Padre,
nos ilumina con sus mensajes y ejemplos. Destina un tiempo cada día para
acercarte a esta luz celestial.
Padre Natalio
Frases del Santa Teresita
"Para mí, la oración es un impulso del corazón, una
simple mirada dirigida al cielo, un grito de agradecimiento y de amor, tanto en
medio del sufrimiento como en medio de la alegría. En una palabra es algo
grande, algo sobrenatural que me dilata el alma y me une a Jesús"
“Vivir de amor es navegar sin tregua en las almas
sembrando paz y gozo. ¡Oh mi Piloto amado!, la caridad me urge, pues te veo en
las almas, mis hermanos. La caridad me guía, ella es mi estrella, remo siempre
a su luz. En mi vela yo llevo grabada mi divisa: ¡Vivir de amor!”
“Morir de amor, es ésta mi esperanza, cuando vea romperse
mis cadenas. Mi Dios será mi recompensa grande, otros bienes no quiero poseer.
Quiero ser abrasada por su amor, quiero verle y unirme a él para siempre. Este
será mi cielo y mi destino: ¡¡¡Vivir de amor...!!!”
“¡Cuántas almas llegarían a la santidad si fuesen bien
dirigidas...! Sé muy bien que Dios no tiene necesidad de nadie para realizar su
obra. Pero así como permite a un hábil jardinero cultivar plantas delicadas y
le da para ello los conocimientos necesarios, reservándose para sí la misión de
fecundarlas, de la misma manera quiere Jesús ser ayudado en su divino cultivo
de las almas”
Santa Teresita
Tema del día:
No dejes de rezar el Rosario
Hoy empezamos Octubre y lo celebramos como el “Mes del Rosario”.
Rezar el Rosario para algunas personas es un tiempo
desperdiciado en una letanía de repetidas oraciones, que en la gran mayoría,
están dichas de una manera distraída y maquinalmente. Pero no es así. El hecho
de ponernos a rezarle ya es un acto de amor a la Madre de Dios. Es una súplica
constante y repetida para pedir perdón y rogarle por nosotros y por todos los
hombres en el presente y también en la hora de la muerte.
Rezar el Rosario es meditar en los Misterios de la Vida
de Cristo, de suerte que el Rosario es una especie de resumen del Evangelio, un
recuerdo de la vida, los sufrimientos, los momentos luminosos y
transcendentales y glorificación del Señor, siempre acompañado de los momentos
de grandeza de la Santísima Virgen, su Madre, siendo así una síntesis de su
obra Redentora.
Rezar el Rosario es un método fácil y adaptable a toda
clase de personas, aún las menos instruidas y una excelente manera de ejercitar
los actos más sublimes de fe y contemplación. El Padrenuestro con el que se
empieza cada Misterio es la oración que Cristo nos enseñó y quienes lo han
penetrado a fondo no pueden cansarse de repetirlo. En cuanto el Avemaría, toda
ella está centrada en el Misterio de la Encarnación y es la oración más
apropiada para honrar dicho Misterio. Aunque en el Avemaría hablamos
directamente a la Santísima Virgen e invocamos su intercesión, esa oración es
sobre todo una alabanza y una acción de gracias a su Hijo por la infinita misericordia
que nos mostró al encarnarse en Ella y hacerse hombre para su Misión redentora.
La Santísima Virgen en sus repetidas apariciones, siempre
ha sido la súplica más importante que en sus mensajes nos ha dado. Ella nos ha
pedido que recemos el Rosario. Ella nos lo pide insistentemente porque tiene su
rezo un gran valor. Quiere que
repitamos una y otra vez la súplica, la alabanza, con la esperanza puesta en su
gran amor por toda la Humanidad.
Tal vez, por lo repetitivo del rezo, como decía Santa
Teresa, la "loca de la casa", nuestra mente, se nos vaya de aquí para
allá en pertinaz distracción, pero aun así nuestro corazón y nuestra voluntad
está puesto a los pies de la Madre de Dios, y esas Avemarías son como el
incienso que sube en oscilantes volutas hasta el corazón de nuestra Madre la
Virgen Santísima.
Nuestro mundo se está olvidando de rezar. Tenemos fe,
creemos en Dios pero no hablamos con Él. El mundo actual, ahora más que nunca,
necesita de muchos Rosarios.
Hagamos un alto en nuestro diario vivir. Quince minutos
tan solo... y con seguridad que el mundo y "nuestro mundo" será
mejor.
Autor: Ma Esther de Ariño / Fuente: Catholic.net / Imagen: Google
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa
Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas,
catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la
unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro
Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por la
Paz en el mundo, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos
especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos
políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de
las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los
jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y
religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por Gonzalo,
de Escobar, Buenos Aires, Argentina, que padece una complicada enfermedad, de
la cual se encuentra ahora en crisis. Que el Buen Jesús lo ayude y lo acompañe
para superar esta situación.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por
nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Estadísticas
El siguiente es el estado demostrativo de la cantidad de
visitas registradas en los dos blogs que llevamos adelante en internet: "Pequeñas Semillitas" y "Juan Pablo II inolvidable".
Esta información se publica el primer día de cada mes.
Debe recordarse que las visitas se cuentan desde el
inicio de cada uno de ellos que ha sido en fechas distintas:
Desde el 1º de
Marzo de 2007 hasta hoy ha sido visitado por 1.926.638 lectores. Durante el último mes (setiembre 2013) registró
11.841 nuevas visitas.
Desde el 25 de
Diciembre de 2009 hasta hoy ha sido visitado por 369.898 lectores. Durante el
último mes (setiembre 2013) registró 3.260 nuevas visitas.
“Intimidad Divina”
Espíritu de
fortaleza
El Espíritu Santo, al mismo tiempo que instruye al
cristiano sobre sus deberes de hijos de Dios, le da también fuerza para
cumplirlos. “Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros,
y seréis mis testigos” (He 1, 8), dijo Jesús a sus discípulos momentos antes de
subir al cielo. No se trata de la virtud de la fortaleza otorgada al bautizado
junto con las demás virtudes infusas, sino de un don particular del Espíritu
Santo, que supera el modo humano de obrar, sobrepujando las limitaciones y
debilidades que persisten aun en el hombre más virtuoso. Después de Pentecostés
los Apóstoles, revestidos de este don, aparecieron completamente transformados.
Si cuando la captura de Jesús habían huido y después de su muerte se habían
encerrado en casa “por miedo a los judíos” (Jn 20, 19), recibido el Espíritu
Santo se presentaron al pueblo y sin temor alguno comenzaron la predicación. No
los contuvo ni la fuerza moral de la autoridad pública, que quería hacerlos
callar, ni la fuerza de los sufrimientos físicos con que les amenazaron o que
les infligieron. Quedaron convertidos en testigos, mensajeros y mártires. La
fuerza del Espíritu Santo obraba en ellos.
San Pablo pide a Dios que los creyentes sean
“robustecidos por la acción de su Espíritu en el hombre interior” (Ef 3, 16).
El hombre interior es el hombre nuevo regenerado por el bautismo; debe crecer y
desarrollarse, y como su nacimiento fue por virtud del Espíritu Santo, así su
crecimiento se efectúa por su poder. El hombre interior debe ser “robustecido”,
fortalecido y corroborado por el Espíritu para alcanzar la edad perfecta, la
“estatura de la plenitud de Cristo” (Ef 4, 13). Toda la acción del Espíritu
Santo mira, en efecto, a plasmar al cristiano perfecto, al hijo adoptivo de
Dios, conforme “a la imagen de su Hijo… primogénito entre muchos hermanos” (Rm
8, 29). Es necesario, por eso, que el creyente se deje asir y poseer por el
Espíritu, que se deje formar y reformar según su beneplácito. El mismo Espíritu
le dará la fuerza de decir siempre si
a sus inspiraciones y seguir de continuo sus llamamientos.
Hace falta coraje para ser fiel a toda costa a la ley de
Dios y para soportar valerosamente todas las tribulaciones de la vida, y hace falta
más aún para secundar esa acción interior del Paráclito y no retroceder ante
las pruebas con que él purifica y robustece a los que en él se confían. Es un
maestro dulce y suave, pero también exigente, porque no puede llevar al
cristiano a la plena conformidad con Cristo, sin hacerlo pasar por el camino de
la cruz y sin pedirlo todo. Justamente es en este campo donde el hombre
espiritual experimenta su flaqueza: intuye lo que Dios quiere de él, a veces lo
ve con claridad pero no tiene fuerza para realizarlo al menos cabalmente. Es el
gran tormento del hombre de buena voluntad pero inmaduro todavía. Se precisa
pedir muy humildemente el auxilio del Espíritu Santo y al mismo tiempo no
desistir de las tentativas personales. Los esfuerzos repetidos con constancia
son una tácita pero eficaz invocación del don de fortaleza. En el momento
oportuno intervendrá el Espíritu Santo con su poder para robustecer lo que es
débil y pusilánime.
Oh Espíritu Santo,
alma de mi alma, yo te adoro. Ilumíname, guíame, fortaléceme, consuélame,
enséñame lo que debo hacer, dame tus órdenes; te prometo someterme a todo lo
que desee de mí y aceptar todo lo que permitas me suceda. (D. Mercier)
Oh Espíritu Santo,
rompe mi rigidez interior, la inquietud y la turbación que me impide reposar en
ti… Lo que tú quieres de mí es una franca, dulce, sencilla y pacífica adhesión
a tu voluntad, es un dejar hacer, un estar pasivamente en tus manos como cera
blanda; es un no inquietarme ni atormentarme como si todo lo que sucede no
dependiese de mí sino de ti. (L. de Grandmaison)
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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