PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 8 - Número 2166 ~ Sábado
5 de Octubre de 2013
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
Vivir no es solamente trabajar. Si quieres realmente
transformarte, tienes que separar un tiempo para reflexionar sobre tu vida.
Siempre que vamos a tomar una decisión importante,
necesitamos reflexionar. Sin embargo, la decisión más importante de todos se
refiere a tu transformación personal.
Reflexionar no es entristecerse o llorar. Es pensar
profundamente, ir más allá de lo tangible y experimentar lo que hay dentro del
propio ser. Escucharte a ti mismo, tu voz interior, y seguir lo que ella dice.
Hazlo, verás los resultados muy pronto.
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, regresaron alegres los setenta y dos,
diciendo: «Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre». Él les dijo:
«Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad, os he dado el poder de
pisar sobre serpientes y escorpiones, y sobre todo poder del enemigo, y nada os
podrá hacer daño; pero no os alegréis de que los espíritus se os sometan;
alegraos de que vuestros nombres estén escritos en los cielos».
En aquel momento, se llenó de gozo Jesús en el Espíritu
Santo, y dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque
has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a
pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. Todo me ha sido entregado
por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; y quién es el
Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».
Volviéndose a los discípulos, les dijo aparte: «¡Dichosos
los ojos que ven lo que veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes
quisieron ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron, y oír lo que vosotros
oís, pero no lo oyeron».
(Lc 10,17-24)
Comentario
Hoy, el evangelista Lucas nos narra el hecho que da lugar
al agradecimiento de Jesús para con su Padre por los beneficios que ha otorgado
a la Humanidad. Agradece la revelación concedida a los humildes de corazón, a
los pequeños en el Reino. Jesús muestra su alegría al ver que éstos admiten,
entienden y practican lo que Dios da a conocer por medio de Él. En otras
ocasiones, en su diálogo íntimo con el Padre, también le dará gracias porque
siempre le escucha. Alaba al samaritano leproso que, una vez curado de su
enfermedad —junto con otros nueve—, regresa sólo él donde está Jesús para darle
las gracias por el beneficio recibido.
Escribe san Agustín: «¿Podemos llevar algo mejor en el
corazón, pronunciarlo con la boca, escribirlo con la pluma, que estas palabras:
‘Gracias a Dios’? No hay nada que pueda decirse con mayor brevedad, ni oír con
mayor alegría, ni sentirse con mayor elevación, ni hacer con mayor utilidad».
Así debemos actuar siempre con Dios y con el prójimo, incluso por los dones que
desconocemos, como escribía san Josemaría Escrivá. Gratitud para con los
padres, los amigos, los maestros, los compañeros. Para con todos los que nos
ayuden, nos estimulen, nos sirvan. Gratitud también, como es lógico, con
nuestra Madre, la Iglesia.
La gratitud no es una virtud muy “usada” o habitual, y,
en cambio, es una de las que se experimentan con mayor agrado. Debemos
reconocer que, a veces, tampoco es fácil vivirla. Santa Teresa afirmaba: «Tengo
una condición tan agradecida que me sobornarían con una sardina». Los santos
han obrado siempre así. Y lo han realizado de tres modos diversos, como
señalaba santo Tomás de Aquino: primero, con el reconocimiento interior de los
beneficios recibidos; segundo, alabando externamente a Dios con la palabra; y,
tercero, procurando recompensar al bienhechor con obras, según las propias
posibilidades.
+ Rev. D. Josep VALL i Mundó (Barcelona, España)
Santoral Católico:
Santa Faustina Kowalska
Apóstol de la Divina
Misericordia
En Cracovia, en Polonia, santa María Faustina (Elena)
Kowalska, virgen de las Hermanas de la Bienaventurada Virgen María de la
Misericordia, solícita de anunciar el misterio de la divina misericordia
(1938). Fue beatificada el 18 de abril de 1993 y luego canonizada el 30 de
abril de 2000, en sendas ceremonias presididas por el Papa Juan Pablo II.
Información amplia haciendo clic acá.
Fuente: Catholic.net
¡Buenos días!
El labrador y la víbora
“No hay en el mundo fruta más sabrosa que la
sensación de descanso y alivio que se siente al perdonar, así como no hay
fatiga más desagradable que la que produce el rencor. Vale la pena perdonar, aunque
sea solo por interés, porque no hay terapia más liberadora que el perdón” (I.
Larrañaga). “La espiral de la violencia sólo la frena el milagro del perdón”
(Juan Pablo II).
Una víbora se acercó arrastrándose a donde
estaba el hijo de un labrador, y lo mató. Sintió el labrador un dolor terrible
y, tomando su hacha, se puso al acecho junto al nido de la serpiente, dispuesto
a matarla tan pronto como saliera. Asomó la víbora la cabeza y el labrador le
dio un hachazo, pero falló el golpe, partiendo en dos a la vecina piedra.
Temiendo después la venganza del reptil, intentó reconciliarse con ella; pero
ésta repuso: —Ni yo puedo alimentar
hacia ti buenos sentimientos viendo el hachazo en la piedra, ni tú hacia mí
contemplando la tumba de tu hijo. Esopo.
Vivir la caridad
cristiana no es fácil. En verdad está por encima de nuestras fuerzas. Por eso
es indispensable suplicar con humildad y constancia al Señor el don de la fraternidad
para poder elevarnos sobre nuestros egoísmos, retraimientos, susceptibilidades…
Pero cuando el amor de Dios nos invade podemos perdonar, soportar y esperar sin
límites.
Padre Natalio
Palabras del Papa Francisco
“Cuando en los medios de comunicación se habla de la
Iglesia, creen que la Iglesia son los curas, las monjas, los obispos, los
cardenales y el Papa. Pero la Iglesia somos todos. Y todos tenemos que
despojarnos de esta mundanidad que es el espíritu contrario de las
bienaventuranzas, el espíritu contrario al espíritu de Jesús”
Papa Francisco
Tema del día:
Promesas de Jesús de la
Divina Misericordia
A continuación, podrán leer las promesas dictadas por
Jesús a Santa Faustina Kowalska:
“Me queman las llamas de la Misericordia, deseo
derramarlas sobre las almas, y las almas no quieren creer en mi bondad. Oh, qué
dolor me dan cuando no quieren aceptarlas (...) Dile a la humanidad doliente
que se abrace a mi Corazón misericordioso y Yo la llenaré de paz”.
“La humanidad no encontrará la paz hasta que no se dirija
con confianza a mi Misericordia”.
"De todas Mis llagas, como de arroyos, fluye la
misericordia para las almas, pero la herida de Mi Corazón es la Fuente de la
Misericordia sin límites, de esta fuente brotan todas las gracias para las
almas".
“El alma que confíe en mi Misericordia no perecerá, ya
que todos sus asuntos son míos. El alma más feliz es la que confía en mi
Misericordia, pues Yo mismo la cuido”.
"Proclama que ningún alma que ha invocado Mi
misericordia ha quedado decepcionada ni ha sentido confusión".
"Hija Mía, escribe que cuanto más grande es la
miseria de un alma tanto más grande es el derecho que tiene a Mi misericordia e
invita a todas las almas a confiar en el inconcebible abismo de Mi
misericordia, porque deseo salvarlas a todas. En la cruz, la Fuente de Mi
Misericordia fue abierta de par en par por la lanza para todas las almas, no he
excluido a ninguna".
"Que los más grandes pecadores pongan su confianza
en Mi misericordia. Ellos más que nadie tienen derecho a confiar en el abismo
de Mi misericordia. Hija Mía, escribe sobre Mi misericordia para las almas
afligidas. Me deleitan las almas que recurren a Mi misericordia. A estas almas
les concedo gracias por encima de lo que piden. No puedo castigar aún al
pecador más grande si él suplica Mi compasión, sino que lo justifico en Mi
insondable e impenetrable misericordia. Escribe: Antes de venir como juez justo
abro de par en par la puerta de Mi misericordia. Quien no quiere pasar por la
puerta de Mi misericordia, tiene que pasar por la puerta de Mi
justicia..."
"Prometo que el alma que venere esta imagen no
perecerá. También prometo ya aquí en la tierra la victoria sobre el enemigo y
sobretodo a la hora de la muerte, Yo mismo la defenderé como a mi propia
gloria... Ofrezco a los hombres el vaso con el que han de venir a recoger las
gracias a la fuente de la Misericordia".
"A las almas que difunden el culto de mi
Misericordia, las protejo a lo largo de su vida como una madre cariñosa protege
a su niño todavía lactante. A la hora de su muerte, no seré para ellas su juez
sino su Salvador misericordioso. En aquella última hora no hay para el alma más
que una sola protección: MI MISERICORDIA"...
"Yo preservaré a las ciudades y casas en las cuales
se encontrase esta imagen".
"Yo también protegeré a aquellas personas que
veneren esta Imagen y tengan confianza en mi Misericordia".
Tomado de Web Católico de Javier
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa
Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas,
catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la
unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro
Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por la
Paz en el mundo, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos
especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos
políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de
las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los
jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y
religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por el eterno descanso del alma de José Manuel Ramos, de Venezuela, que
ayer ha sido llamado por Dios a Su presencia.
Pedimos oración por Laura
Marcela M. O, de 26 años de edad, colombiana. Para que el Señor la libere
de toda esa situación de angustia, miedos y rebeldía en que se ha sumido. Para
que el Señor la libere de esas cadenas de odio, amargura, negativismo y
desánimo que la rodean y pueda retornar la calma a su vida, encaminado sus
propósitos y metas con la Bendición del Señor.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por
nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
"Pequeñas
Semillitas" por e-mail
Si lo deseas puedes recibir todos los días "Pequeñas Semillitas" por
correo, más el agregado de un powerpoint. Las suscripciones son gratis y solo
tienes que solicitarlas escribiendo a Rocío
(moderadora de los grupos) a: peque.semillitas.3@gmail.com con el título: “Suscripción a Pequeñas Semillitas”.
Humor en sábado
Uno de los chistes favoritos que Einstein relatara en
reuniones con políticos y científicos. Se cuenta que en los años 20 cuando
Albert Einstein empezaba a ser conocido por su Teoría de la Relatividad era con
frecuencia solicitado por las universidades para dar conferencias. Dado que no
le gustaba conducir y sin embargo el coche le resultaba muy cómodo para sus
desplazamientos contrató los servicios de un chofer. Después de varios días de
viaje Einstein le comentó al chofer lo aburrido que era repetir lo mismo una y
otra vez.
- 'Si quiere -le dijo el chofer- lo puedo sustituir por
una noche. He oído su conferencia tantas veces que la puedo recitar palabra por
palabra.' Einstein estuvo de acuerdo y antes de llegar al siguiente lugar intercambiaron
sus ropas y Einstein se puso al volante. Llegaron a la sala donde se iba a
celebrar la conferencia y como ninguno de los académicos presentes conocía a
Einstein no se descubrió la farsa.
El chofer expuso la conferencia que había oído repetir tantas
veces a Einstein. Al final un profesor en la audiencia le hizo una pregunta...
El chofer no tenía ni idea de cuál podía ser la respuesta, sin embargo tuvo una
chispa de inspiración y le contestó:
- 'La pregunta que me hace es tan sencilla que dejaré que
se la responda la persona que se encuentra al final de la sala... que es mi
chofer'
“Intimidad Divina”
Bienaventurados
los que lloran
Jesús, venido a anunciar la Buena Noticia a los pobres,
vino también “a proclamar la liberación a los cautivos…, para dar la libertad a
los oprimidos” (Lc 4, 18). Esta es la señal inconfundible de la salvación
prometida por Dios a su pueblo y anunciada por los profetas; el Mesías se
inclina sobre todas las miserias humanas para salvar de ellas, para dar alivio
y gozo a los afligidos y para consolar al que llora. No obstante, nunca dejará
de haber afligidos, lo mismo que pobres, en el mundo. Las curaciones milagrosas
obradas por el Señor no son más que el símbolo de una salvación más profunda y
esencial. La obra de Jesús no se detiene en los cuerpos, sino va más a fondo:
toca los corazones y los cura del mayor de los males, el pecado. Las
aflicciones físicas y morales –las enfermedades, los duelos, las operaciones,
las angustias de la vida– se convierten en vehículo por el que la obra de la
salvación llega más fácilmente al hombre... Y si bien el consuelo total lo
tendrán en la vida eterna, aquí en la tierra, en medio de sus angustias, no
carecerán de la consolación de sentirse más cerca de Cristo, el cual lleva con
ellos y para ellos su cruz.
Cuando los males físicos o morales atormentan al hombre y
parecen clavarlo a situaciones irremediables, no es fácil creer en la
bienaventuranza proclamada por el Señor. Y con todo, el dolor oculta siempre un
misterio de vida y de salvación. “Los que sembraron con lágrimas, cosechan
entre cantares –dice el Salmo–. Al ir, iba llorando, llevando la semilla; al
volver, vuelve cantando, trayendo sus gavillas” (Sl 125, 5-6). Como el grano de
trigo debe pudrirse en el surco para dar vida a nuevas espigas, así el hombre
debe ser macerado por el sufrimiento para dar frutos de alegría eterna. Pero
hay que aguardar y esperar el consuelo sólo de Dios. Hay que atender sólo a él,
el único que salva y cambia el llanto en gozo verdadero. Hay que tener el
coraje de abrazar la cruz no sólo con resignación, sino con amor, y con
voluntad resuelta de seguir a Jesús doliente hasta el Calvario y el sepulcro,
pues sólo de la muerte puede florecer la resurrección. Y esto se ha de hacer
con un corazón dilatado por la caridad que acepta padecer y morir también por
la resurrección de los hermanos… Es la bienaventuranza del sufrimiento que
comienza ya a verificarse acá para quien sabe padecer con Cristo por la
salvación del mundo.
Mas para los que aman a Dios hay otros motivos de llanto.
Son las lágrimas ardientes de Agustín que no cesa de lamentarse: “Tarde te he
amado, oh Belleza siempre antigua y siempre nueva, tarde te he amado” (Conf. X,
27, 38). Son las lágrimas de Magdalena penitente y de Pedro que llora su caída.
Son las lágrimas de quien aun amando sinceramente a Dios, tiene que reprocharse
todos los días alguna flaqueza o infidelidad; lágrimas santas de compunción,
don del Espíritu Santo, que purifican del pecado y unen a Dios. Y, en fin, son
las lágrimas por todo el mal que, anegando el mundo, hace tantas víctimas,
arrolla a tantos inocentes, hace a muchos torcer de la fe, veja a la Iglesia y
ofende a Dios. También estas lágrimas, que son una participación en el llanto
de Cristo sobre Jerusalén y en su agonía en el huerto de Getsemaní, serán
enjugadas, porque quien sufre con Cristo será glorificado con él (Rm 8, 17).
Dios mío, heme aquí
en tu presencia, pobre, pequeño, carente de todo. Soy nada, nada tengo, nada
puedo… Tú eres mi todo, tú eres mi riqueza. Dios mío, te doy gracias de haber
querido que yo no fuese nada delante de ti… Te doy gracias de las decepciones,
de las injusticias, de las humillaciones. Reconozco que las necesitaba. Dios
mío, seas bendito cuando me pruebas. Anonádame cada vez más. Que sea yo en el
edificio no como la piedra trabajada y pulida por la mano del artista, sino
como grano de arena desconocido, sacado del polvo del camino. Dios mío, te doy
gracias por haberme dejado vislumbrar la dulzura de tus consuelos. Te doy
gracias por haberme privado de ellos. Sólo siento no haberte amado bastante.
Nada deseo sino que tu voluntad se cumpla. Oh Jesús, tu mano es dulce, hasta en
el ápice de la prueba. Que sea yo crucificado, pero crucificado contigo.
(General De Sonis)
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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