PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 8 - Número 2172 ~ Viernes
25 de Octubre de 2013
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
Infinito Dios, puro poder y fuerza sin límites. Tú eres
mi creador. Yo no soy la obra de un ser débil o cansado. Soy obra tuya, Dios
todopoderoso. Por eso confío en ti, Señor, y te ruego que derrames todavía más
tu poder en mi vida. Dios infinitamente potente y fuerte, que todo lo
sostienes, mira mi debilidad y penetra todo mi ser con ese poder que no tiene
límites. Fortalece cada fibra de mi cuerpo y de mi interior. Así, yo sé que
nada podrá derribarme, porque ningún poder humano, ninguna enfermedad y ninguna
dificultad pueden ser más fuertes que tú. Lléname de tu vida feliz, Señor
amado. Amén.
Mons. Víctor Fernández
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús decía a la gente: «Cuando veis una
nube que se levanta en el occidente, al momento decís: ‘Va a llover’, y así
sucede. Y cuando sopla el sur, decís: ‘Viene bochorno’, y así sucede.
¡Hipócritas! Sabéis explorar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no
exploráis, pues, este tiempo? ¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es
justo? Cuando vayas con tu adversario al magistrado, procura en el camino
arreglarte con él, no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue
al alguacil y el alguacil te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí
hasta que no hayas pagado el último céntimo».
(Lc 12,54-59)
Comentario
Hoy, Jesús quiere que levantemos nuestra mirada hacia el
cielo. Esta mañana, después de tres días de lluvia persistente, el cielo ha
aparecido luminoso y claro en uno de los días más espléndidos de este otoño.
Vamos entendiendo en el tema de cambios de tiempo, ya que ahora los
meteorólogos son casi como de la familia. En cambio, nos cuesta más entender en
qué tiempo estamos o vivimos: «Sabéis explorar el aspecto de la tierra y del
cielo, ¿cómo no exploráis, pues, este tiempo?» (Lc 12,56). Muchos de los que
escuchaban a Jesús dejaron perder una ocasión única en la historia de toda la
Humanidad. No vieron en Jesús al Hijo de Dios. No captaron el tiempo, la hora
de la salvación.
El Concilio Vaticano II, en la Constitución Gaudium et
Spes (n. 4), actualiza el Evangelio de hoy: «Pesa sobre la Iglesia el deber
permanente de escrutar a fondo los signos de los tiempos e interpretarlos a la
luz del Evangelio (…). Es necesario, por tanto, conocer y comprender el mundo
en que vivimos y sus esperanzas, sus aspiraciones, su modo de ser,
frecuentemente dramático».
Cuando observamos la historia, no nos cuesta mucho
señalar las ocasiones perdidas por la Iglesia por no haber descubierto el
momento entonces vivido. Pero, Señor: ¿cuántas ocasiones no habremos perdido
ahora por no descubrir los signos de los tiempos o, lo que es lo mismo, por no
vivir e iluminar la problemática actual con la luz del Evangelio? «¿Por qué no
juzgáis por vosotros mismos lo que es justo?» (Lc 12,57), nos vuelve a recordar
hoy Jesús.
No vivimos en un mundo de maldad, aunque también haya
bastante. Dios no ha abandonado su mundo. Como recordaba san Juan de la Cruz,
habitamos en una tierra en la que anduvo el mismo Dios y que Él llenó de
hermosura. La beata Teresa de Calcuta captó los signos de los tiempos, y el
tiempo, nuestro tiempo, ha entendido a la beata Teresa de Calcuta. Que ella nos
estimule. No dejemos de mirar hacia lo alto sin perder de vista la tierra.
Rev. D. Frederic RÀFOLS i Vidal (Barcelona, España)
Santoral Católico:
Santos Crispín y Crispiniano
Mártires
Información haciendo clic acá.
Fuente: Catholic.net
¡Buenos días!
Comenzando el día
Empezar bien es
importante, porque ayuda a ambientar positivamente la jornada. Que el clima de
este día sea para ti luminoso, festivo y entusiasta. Empiézalo entonces con
pensamientos de confianza, de fuerza, de alegría. Aquí tienes una oración que
te reanimará cuando no te brote la inspiración y corras el riesgo de empezar
tus tareas en tono menor y con el ánimo por el suelo.
Señor: me cuesta comenzar este día, porque sé
que es una nueva tarea, un nuevo compromiso, un nuevo esfuerzo. Pero quiero
comenzarlo con entusiasmo, con alegría reestrenada, con ilusión nueva. Sé que
estás a mi lado: en mi familia, en mis amigos, en las cosas, en mi propia
persona. Gracias por este nuevo amanecer. Gracias por este nuevo empezar.
Gracias por esta tu presencia. Hoy quiero sembrar paz, solidaridad, amor, entre
mis hermanos. Y sé, mi Señor, que esta tarea la comienzan cada día muchos
hermanos míos de cualquier punto de la tierra; y eso me alienta y me empuja.
También te pido por ellos, y con ellos te digo: “¡Buenos días, Señor!”. (P. Fernández).
La Biblia ofrece
textos muy hermosos para el inicio del día como estos: “Confiaré y no temeré
porque mi fuerza y mi poder es el Señor, él es mi Salvador” (Is. 12, 2) y “Los que esperan en el Señor renovarán sus
fuerzas y desplegarán alas como las águilas: caminarán y no se fatigarán,
correrán y no se agotarán” (Is. 42, 31). Que el Señor te bendiga y proteja.
Padre Natalio
Tema del día:
Reportaje a Mons. Víctor
Fernández
Jorge Bergoglio y Víctor Fernández
El diario italiano La Repubblica publicó el domingo una
entrevista al arzobispo Víctor Manuel Fernández, rector de la Pontificia
Universidad Católica Argentina “Santa María de los Buenos Aires”. Se titula:
“Basta con los curas que viven en el lujo y les explico la revolución de
Francisco”. En las breves líneas, sostuvo que la Iglesia, para salir de sí
misma y llegar a todos, necesita adaptar el modo de predicar.
Monseñor Fernández indicó que el Santo Padre aplica un
criterio que ha sido propuesto por el Concilio Vaticano II, conocido como “la
jerarquía de las verdades”. Y explicó que el problema es que “muchas veces los
preceptos de la doctrina moral de la Iglesia son propuestos fuera del contexto
que le dan significado”, lo que hace que “no manifiesten por entero el corazón
del mismo mensaje”.
El arzobispo precisó que, por ejemplo, el entonces
Cardenal Bergoglio solía decir “que si un párroco en un año habla diez veces de
moral sexual y solamente dos o tres del amor fraterno o de la justicia, es
evidente que hay una desproporción”. Y lo mismo, añadió, “si habla mucho contra
el matrimonio homosexual y poco de la belleza del matrimonio”. Monseñor
Fernández agregó: “Si no brilla con fuerza y atracción, la moral de la Iglesia
corre el riesgo de caer como un castillo de naipes. Y aquí está el mayor
peligro”.
El rector de la UCA sostuvo que el papa Francisco desea
proseguir con el espíritu de renovación y reforma de la Iglesia que viene desde
el mismo Concilio. “Por ello está fuera de cualquier obsesión ideológica y
quiere llevar a la Iglesia fuera de sí misma para poder llegar a todos”,
explicó.
Monseñor Fernández también abordó en su columna los
mensajes que el cardenal Bergoglio dirigió a la clase política durante los
tedeums. Sostuvo que las homilías fueron muchas veces interpretadas en clave
política, cuando en realidad ningún funcionario puede afirmar "que tuvo a
Bergoglio como aliado político”, sea de izquierda o de derecha. “Pienso que
quien tenga alguna forma de poder, también eclesiástico, no puede dejar de
sentir sobre sí mismo la espuela de Bergoglio como una espina en su costado,
porque él es y será siempre intérprete de quienes no tienen poder”, precisó.
Monseñor Fernández recordó que en el año 2000, el
entonces arzobispo de Buenos Aires había expresado el deseo de que el poder “no
sea un privilegio inexpugnable”. Esto, aseguró, vale para un presidente, un
gobernador o un hombre de negocios, un cardenal y para los miembros de la curia
romana.
El rector entretanto consideró que existió “una cierta
afinidad” del Papa con el peronismo, pero en la medida en que este movimiento
asumió valores de la doctrina social de la Iglesia. Sin embargo, reconoció que
esto no significa que Bergoglio haya sostenido alguna vez algún poder político.
El teólogo habló de la predicación sobre la pobreza: “No
es un amor al sacrificio por sí mismo ni una obsesión por la austeridad”, sino
“poner a Dios y a los otros en el centro de la propia vida”. Y detalló que a
Francisco “no le gustan los sacerdotes príncipes, que realizan vacaciones
demasiado costosas, o cenan en los mejores restaurantes, con los objetos de oro
ostentados encima de las vestiduras, o las visitas continuas a las personas
potentes”.
Monseñor Fernández consideró finalmente que lo más
importante de la reforma de la curia romana no se debe atar a su estructura,
sino a desarrollar mejor “otras formas de participación”, como los sínodos, las
asambleas de las conferencias episcopales y las consultas a los laicos.
Fuente: Aica.org
La frase de hoy
“Tengan diariamente en las manos la Sagrada Escritura,
a fin de adquirir por la lectura y la meditación
de los sagrados libros (la Biblia),
el sublime conocimiento de Jesucristo”
Concilio Vaticano II
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa
Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas,
catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la
unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro
Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por la
Paz en el mundo, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos
especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos
políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de
las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los
jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y
religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por la salud de María Dolores A. R., que vive en Nicaragua y también por la
recuperación del matrimonio de D.D.
y W.M.
Que el Señor les conceda su gracia.
Pedimos oración por dos personas de Ciudad de Guatemala: Felipe M., afectado de pancreatitis, y Eduardo R. M., con insuficiencia renal
en tratamiento de diálisis, por lo que pedimos a la Virgen del Rosario que los
cuide y a Jesús que los bendiga y sane.
Pedimos oración por el trabajo de Patricia P. de R., que vive en El Salvador. Que el Señor la
proteja, la ilumine y la bendiga.
Pedimos oración por Mercedes
M., 87 años, de Santa Tecla, El Salvador. Se ha fracturado la cadera por
una caída y es una situación muy delicada. Que Dios, con su infinita
misericordia, la ayude a superar esta situación.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por
nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
“Intimidad Divina”
Los trabajadores
de la mies
“Rogad al dueño de la mies que envíe obreros a su mies”
(Mt 9, 38). Jesús pide a sus discípulos la oración con fin apostólico, pero les
pide también la actividad: “Convocando a los Doce… los envió a proclamar el
Reino de Dios” (Lc 9, 1-2). Al lado de los especializados en la oración debe
haber los especializados en la acción; junto a los contemplativos, los activos.
Es necesario el gesto de María, “que sentada a los pies del Señor escuchaba su
palabra” (Lc 10, 39); y es necesario el servicio solícito de Marta que prepara
la mesa de la caridad a los hermanos. Uno y otro son servicio al Señor y ambos
concurren a un único fin: la llegada del Reino para gloria de Dios y salvación
de los hombres. Por lo demás, en cualquier género de vida, para que coopere
efectivamente a la construcción del Reino, se deban encontrar, aunque en
proporción y con modalidades diferentes, los elementos esenciales de la vida
contemplativa y de la activa.
Los obreros evangélicos no se improvisan. Jesús lo ha
atestiguado del modo más elocuente con su vida y con su enseñanza. Es un gran
misterio el hecho de que, habiendo sido enviado a predicar el Reino de Dios,
haya querido dedicar treinta años de su breve existencia terrena a la oración y
a la vida silenciosa y escondida en Nazareth, empleando luego sólo tres en el
apostolado directo. Y sin embargo, su trabajo urgía: la predicación del
Evangelio, la formación de los Apóstoles, la fundación de la Iglesia. Pero
Jesús no tuvo prisa, y antes de iniciar su ministerio estuvo cuarenta días en
el desierto en ayuno y en coloquio permanente con el Padre. Algo parecido pasó
luego con los Apóstoles. En vez de mandarlos a predicar, los retiene consigo
para prepararlos. Los instruye y amonesta, les enseña a orar, a practicar la
virtud y a vivir según las exigencias de la misión que les será luego encomendada,
y sólo de vez en cuando, para que vayan haciendo la experiencia, les confía
alguna misión de apostolado directo.
Siguiendo esta línea, quiere la Iglesia que, antes de
bajar a trabajar en la mies del Señor, se preparen los Apóstoles no sólo cultural,
sino también espiritualmente. Dice el Concilio a propósito de los clérigos:
“…aprendan a vivir en trato familiar y asiduo con el Padre por su Hijo
Jesucristo en el Espíritu Santo… Enséñales a buscar a Cristo en la fiel
meditación de la palabra de Dios, en la activa comunicación con los sacrosantos
misterios de la Iglesia, sobre todo en la Eucaristía y el Oficio divino…
Aprendan los alumnos… a vivir según la forma del Evangelio, a cimentarse en la
fe, la esperanza y la caridad, para alcanzar, con la práctica de estas
virtudes, el espíritu de oración” (OT 8). Sin una formación espiritual seria
ningún apóstol, sea sacerdote, religioso o laico, podrá desarrollar un
apostolado eficaz.
Señor, quiero darte
a las almas y las almas a ti. Para mí, pobre y miserable instrumento, el
trabajo, la renuncia y el gozo de la unión contigo, oh amado Maestro… Haz que
sepa yo ver cada vez mejor los lazos íntimos que hay entre apostolado,
sacrificio y oración… Mediante la oración y la mortificación, quiero tender a
la unión contigo en la vida interior del alma; mediante el apostolado penetrado
de oración y mortificación quiero tender a la unión contigo en las obras
externas. Haz que nunca pierda de vista la meta: la unión gozosa, si tú, oh
Dios… me la concedes, la unión dolorosa, si a ti te place, Señor. Pero de
cualquier modo, siempre unión e intimidad contigo dentro de mí y fuera de mí a
través de las almas. (G. Canovai)
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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