jueves, 24 de octubre de 2013

Pequeñas Semillitas 2171

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 8 - Número 2171 ~ Jueves 24 de Octubre de 2013
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Por la gracia de Dios estamos retornando con esta página después de un corto período de descanso. Y en estos días finales del Mes de las Misiones, me parece bueno reproducir un texto tomado de “La verdad católica” que nos recuerda que:
"No hay Iglesia sin esfuerzo misionero. Los que ahora creemos, hemos respondido al llamado amigable de la gracia porque algún testigo, padre o madre de familia nos introdujo al encuentro con Dios. Sus palabras y sus obras de tal manera nos han persuadido que nos hemos decidido a creer. El don de la fe se materializó en una serie de señales creíbles que nuestros antepasados en la fe obraron agradecidamente a favor nuestro".
Por eso, recemos al Señor para que los esfuerzos misioneros se multipliquen y la Buena Nueva pueda ser llevada a todos los pueblos del mundo.
En este mes, que también consagramos como Mes del Rosario, pidamos a María que nos acompañe en la tarea de llegar a más y más hermanos para llevarles el mensaje de amor y de esperanza… el mensaje de Jesús.

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división. En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos: el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra».
(Lc 12,49-53)

Comentario
Hoy, el Evangelio nos presenta a Jesús como una persona de grandes deseos: «He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo!» (Lc 12,49). Jesús ya querría ver el mundo arder en caridad y virtud. ¡Ahí es nada! Tiene que pasar por la prueba de un bautismo, es decir, de la cruz, y ya querría haberla pasado. ¡Naturalmente! Jesús tiene planes, y tiene prisa por verlos realizados. Podríamos decir que es presa de una santa impaciencia. Nosotros también tenemos ideas y proyectos, y los querríamos ver realizados enseguida. El tiempo nos estorba. «¡Qué angustia hasta que se cumpla!» (Lc 12,50), dijo Jesús.
Es la tensión de la vida, la inquietud experimentada por las personas que tienen grandes proyectos. Por otra parte, quien no tenga deseos es un apocado, un muerto, un freno. Y, además, es un triste, un amargado que acostumbra a desahogarse criticando a los que trabajan. Son las personas con deseos las que se mueven y originan movimiento a su alrededor, las que avanzan y hacen avanzar.
¡Ten grandes deseos! ¡Apunta bien alto! Busca la perfección personal, la de tu familia, la de tu trabajo, la de tus obras, la de los encargos que te confíen. Los santos han aspirado a lo máximo. No se asustaron ante el esfuerzo y la tensión. Se movieron. ¡Muévete tú también! Recuerda las palabras de san Agustín: «Si dices basta, estás perdido. Añade siempre, camina siempre, avanza siempre; no te pares en el camino, no retrocedas, no te desvíes. Se para el que no avanza; retrocede el que vuelve a pensar en el punto de salida, se desvía el que apostata. Es mejor el cojo que anda por el camino que el que corre fuera del camino». Y añade: «Examínate y no te contentes con lo que eres si quieres llegar a lo que no eres. Porque en el instante que te complazcas contigo mismo, te habrás parado». ¿Te mueves o estás parado? Pide ayuda a la Santísima Virgen, Madre de Esperanza.
Rev. D. Joan MARQUÉS i Suriñach (Vilamarí, Girona, España)

Santoral Católico:
San Antonio María Claret
Obispo y Fundador de los Claretianos
San Antonio María Claret, obispo, que, ordenado presbítero, durante varios años se dedicó a predicar al pueblo por las comarcas de Cataluña, en España. Fundó la Sociedad de Misioneros Hijos del Corazón Inmaculado de la Virgen María y, ordenado obispo de Santiago de Cuba, trabajó de modo admirable por bien de las almas. Habiendo regresado a España, tuvo que soportar muchas pruebas por la Iglesia, muriendo desterrado en el monasterio de monjes cistercienses de Fontfroide, cerca de Narbona, en el mediodía de Francia († 1870)

Información amplia haciendo clic acá.
Fuente: Catholic.net    

¡Buenos días!

Las tareas de cada día

Si esperas el momento oportuno de hacer algo verdaderamente grande, ¿cuántas veces en tu vida se te presentarán ocasiones semejantes? Aprovecha las oportunidades que te ofrece cada día para realizar acciones ordinarias de manera extraordinaria. Cada tarea te permite dedicarte con lo mejor de ti mismo, madurar y vivir a pleno.

Realiza las cosas pequeñas de cada día, con esperanza. Realízalas con dedicación, como el alumno inclinado sobre su cuaderno se esfuerza en su tarea cotidiana. Las pequeñas cosas parecen insignificantes, pero traen la paz. Son como las flores silvestres. Nos parecen sin fragancia, pero todas juntas perfuman el aire. La oración de las pequeñas cosas es inocente. En cada pequeña cosa hay un ángel. (Georges Bernanos)

Las tareas sencillas y cotidianas son realmente responsabilidades simples; pero, ser fieles al quehacer de cada día es algo importante. La felicidad humana generalmente no se logra con acciones de especial relevancia, que pueden acontecer muy raras veces, sino en ese sencillo deber que realizas todos los días con mucho amor. Valorízalo en ti y en los demás.
Padre Natalio

Tema del día:
El poder de la oración
1) Para saber

Un gran don que se recibe al ser bautizados, es la gracia y, con ella, el ser hijos de Dios. Pero, ¿cómo comportarnos como hijos de Dios? El modelo a seguir es precisamente el Hijo de Dios. San Pablo nos invita a tener los mismos sentimientos de Cristo. Seremos mejores hijos de Dios en la medida en nos parecemos a Jesucristo, en especial en su amor.

Ese amor de Jesús lo lleva querer salvar a todas las personas y para ayudarles fundó la Iglesia dotándola de todos los medios para la salvación. Por ello el cristiano tendría que desear que todos participen de los bienes de la Iglesia.

Podríamos preguntarnos cómo es nuestro afán por la salvación de los demás.

2) Para pensar

Un ejemplo reciente es el que nos da una mujer vietnamita, católica, cuyo marido no solo no era católico sino que odiaba a la Iglesia.

El hijo de ambos, llamado Hung Phuoc Lam, cuenta su experiencia. Su madre lo bautizó en la Iglesia católica, pero su vida de fe no fue fácil: “Mi padre era muy severo y prohibía a mi madre y a mí ir a la Iglesia. Odiaba el catolicismo por el trato que había recibido en un par de ocasiones por curas y religiosas… Desde entonces se llenó de prejuicios contra los sacerdotes y contra la Iglesia”.

Pero madre e hijo no dejaron de orar durante tantos años. Él mismo recuerda: “Yo seguí confiando en Dios. Rezaba. Le rogaba que cambiara el corazón de mi padre costara lo que costara. No excluí mi propia llamada, porque con Dios todo es posible”.

El Señor no tardó en responder: “Dios me llamó al sacerdocio en la orden dominica. Tenía 26 años y mi padre no aceptó la vocación”.

Su padre estaba furioso y le decía: “¡Te prohibía ser católico y ahora quieres ser sacerdote!”. De hecho casi le abandonó.

Pero el Señor comenzaba a actuar en su padre. Gradualmente fue desapareciendo su prejuicio contra la Iglesia. Antes de su ordenación le pidió a su padre que dejara a su madre ir a la Iglesia. Aceptó y su madre era la mujer más feliz en la faz de la tierra. “Fue una alegría el día de mi ordenación, pues la paz regresó a mi familia”.

El padre de Hung reconoció: “He sido derrotado por Dios; no le puedo arrebatar a mi hijo. Mi hijo es sacerdote”.

Y el Señor seguía actuando. Cuatro años después de hacerse sacerdote ocurrió un hecho maravilloso: “Mi padre expresó el deseo de ser cristiano”. Fue el hijo el que bautizó a su padre en 2006. El que le dio la vida material era ahora el hijo espiritual: “Bauticé a mucha gente, pero jamás olvidaré el momento en que bauticé a mi padre”.

Afirma este fraile dominico que “Dios derrotó a mi padre… esto fue obra de Dios y todo es para su gloria. Me dio mucho más de lo que yo le pedí en 20 años de oración. Él, con su poder, hace milagros en cosas normales”.

Está convencido de que su vocación sacerdotal y la conversión de su padre es obra de Dios y también por la intercesión de los mártires, pues Vietnam es una tierra regada por la sangre de muchos mártires que dieron su vida por el anuncio del Evangelio.

3) Para vivir

En 1988 Juan Pablo II proclamó santos a un total de 117 mártires vietnamitas. Aquellos mártires no murieron en vano, además de ganarse el Cielo, su sangre sigue dando frutos en la Iglesia. Su sacrificio fue su oración para Dios.

La oración siempre tiene fruto, no dejemos nunca de acudir a Dios a través de ella.
Pbro. José Martínez Colín

Pensamiento de hoy

"Haz, Señor, que ardamos en caridad y encendamos un fuego de amor por donde pasemos; que deseemos eficazmente y procuremos por todos los medios contagiar a todos de tu amor. Que nada ni nadie nos arredre, Señor. Que nos gocemos en las privaciones. Que abordemos los trabajos, que abracemos los sacrificios. Que nos complazcamos en las calumnias y alegremos en los tormentos. Señor, que no pensemos sino cómo seguir e imitar a Jesucristo en trabajar, sufrir y procurar siempre y únicamente la mayor gloria tuya y la salvación de las almas. Amén."
San Antonio María Claret

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por la Paz en el mundo, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por las siguientes personas de Santa Fe, Argentina: Alejandro, 49 años, con ataque de pánico; Graciela, 55 años, con mucha angustia y debilidad emocional; Darío, 35 años, con un tumor benigno en cerebro y en tratamiento para su extirpación; Lucía, 3 años, será operada de amígdalas y adenoides; Silvana, 35 años, que no puede quedar embarazada; Esmeralda, con problemas renales; María Rosa, 58 años, que busca trabajo; Graciela Beatriz, 53 años, grave en terapia intensiva; y por las ancianas de 85 años Norma y María Rosa. Oramos por todas estas personas.

Pedimos oración por Imelda, de Coahuila, México, que con la ayuda de Dios salió de un cáncer cérvico uterino y ahora se encuentra luchando nuevamente con esta terrible enfermedad en los intestinos; y los doctores no le dan esperanzas de sobrevivir. Rogamos a la Divina Misericordia tenga piedad de ella y le vuelva la salud para continuar disfrutando su esposo, dos pequeños hijos y demás familiares.

Pedimos oración por la familia PR de República Dominicana. Tú conoces, Señor, todo lo que está sucediendo. Tú sabes cuán complejo es el problema, cuán grave lo que acontece y cuán traumático podría ser cualquier evento que por circunstancias no sea correctamente manejado, cualquier desenlace fuera de orden, y eso, Señor, tan sólo Tú puedes lograrlo. 

Pedimos oración por la sanación física y espiritual de Edwin G. L., que vive en Colombia, rogándole al amado Jesús que lo libere de las drogas.

Pedimos oración por el eterno descanso del alma de Rodolfo, fallecido en Miami. Paz para él y consuelo para su familia.

Pedimos oración por Kathy M., de México, por su matrimonio y por su familia. Los encomendamos a los cuidados amorosos de la Virgen de Guadalupe.

Pedimos oración por Domingo S., internado en Córdoba, Argentina, en estado muy delicado. Que el Señor con su infinita bondad le conceda lo mejor.

Pedimos oración por Ramiro, 18 años, de Buenos Aires, Argentina, quien está internado luego de ser operado de un tumor de pulmón, complicado por vómitos y mucho dolor que requiere morfina. Que Jesús le conceda su gracia de sanación.

Pedimos oración por la niña Milena Agustina, de 5 años de edad, de Buenos Aires, Argentina, que es autista. Que el Niño Jesús le conceda la gracia de curarse.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

“Intimidad Divina”

Colaboradores de Dios

“Yo soy el Señor, y fuera de mí no hay Salvador” (Is 43, 11). Dios, único creador, es también el único Salvador; sólo de él viene la salvación. Para actuarla, se sirve de su único Hijo: “Dios envió al mundo a su Hijo único, para que vivamos por medio de él” (1 Jn 4, 9). Jesús es el “enviado”, el apóstol del Padre, encargado de realizar la obra de la salvación; él mismo se presentó como “el que el Padre ha enviado” (Jn 6, 29), y dijo: “Esta es la voluntad del que me ha enviado: que no pierda a ninguno de los que él me ha dado, sino que los resucite el último día” (ib. 39). Enviado por el Padre para dar a los hombres la vida, Jesús envía a su vez a sus discípulos encargándoles continuar su obra salvadora: “Como el Padre me envió, también yo os envío” (Jn 20, 21). Desde ese momento la Iglesia naciente toma a su cargo ese mandato apostólico y se extiende por el mundo perpetuando a través de los siglos la misión redentora de Cristo… El apostolado no es nunca una actividad personal, fruto de recursos y capacidades humanas, sino que es siempre colaboración a la obra de Cristo, el cual es ”la fuente y el origen de todo el apostolado de la Iglesia” (AA 4). Todo creyente es apóstol y, por ende, salvador, en la medida en que colabora con humildad y con amor a la obra redentora de Jesús.

Los apóstoles, cualesquiera que sean, son “colaboradores de Dios creador, redentor y santificador” (AA 16). El apóstol trabaja en el campo o viña del Padre, no por propio arbitrio ni por propia virtud, sino en dependencia del Padre que lo envía, con la ayuda de su gracia y del modo y en la medida establecidas por él. Todos los apóstoles, dice San Pablo, son “ministros”, servidores de Dios, “y cada uno según lo que el Señor le dio”. No hacen otra cosa que prestar a Dios su esfuerzo, mas el verdadero actor es sólo Dios. “Yo planté, Apolo regó, mas fue Dios quien dio el crecimiento” (1 Cr 3, 5-7). Nadie puede jactarse y decir: este campo es mío, es el fruto de mis fatigas. El campo, lo mismo que el fruto, pertenecen a Dios solo… El apostolado no es obra humana, sino obra divina a la que el apóstol presta su colaboración como humilde instrumento.

No se trata, con todo, de un instrumento material, sino vivo, personal; y por tanto, ha de ponerse voluntariamente a disposición de Dios, empleando todos los talentos recibidos de él y procurando al mismo tiempo sintonizar su modo de pensar, de querer y de obrar con el modo divino, o sea con el plan salvífico de Dios, con su voluntad de redimir a todos los hombres. Una vez más: se trata de entrar en la corriente del amor infinito de que brota la voluntad salvífica de Dios, de asociarse a esa voluntad y de ofrecerse a ella en total disponibilidad a imitación de Cristo, el cual se puso a total disposición del Padre para la salvación de la humanidad. El apóstol está con Jesús en las cosas del Padre (Lc 2, 49) y trabaja con él en la difusión del Reino.

Oh Verbo eterno, cuando fuiste clavado en el durísimo leño de la cruz, a otra cosa no miraste que a conducir… las criaturas a ti. Dijiste: “Sitio”, demostrando no sólo que tenías sed de las presentes, sino también de las que vendrían más tarde. Padeciste sed, oh dulce Dios, padeciste sed, oh Dios bueno y amorosísimo… ¡Oh! ¿Cómo podrá ser que quien sacia su sed con la Sangre del eterno Verbo, no le sacie a él la sed que tiene de sus criaturas? (Santa M. Magdalena de Pazzis)
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D. 
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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