PEQUEÑAS
SEMILLITAS Año
18 - Número 5305 ~ Sábado 6 de Mayo de 2023Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina) ¡Alabado sea Jesucristo!
Cuando me vuelvo hacia adentro durante mis ratos de contemplación y
meditación, entro por las puertas de la plegaria en un santuario donde puedo
descansar en la comodidad que sólo Dios puede dar.
Al cruzar las puertas de la oración me detengo un momento, bañándome en el
fulgor del amor puro y el apoyo incondicional. Siento la amorosa presencia de
Dios, a tal punto que inmediatamente doy las gracias.
En este momento renuevo mi convencimiento de que Dios es mi fuerza y mi
seguridad. Dios me da amor incondicional; a cambio yo doy fe absoluta y amor
con todo mi corazón.
En el reino interior sólo me espera Dios. No se me exige nada, salvo estar
en silencio, pues soy uno con Dios. El amor y el gozo que siento trascienden
cualquier necesidad de palabras.
La Palabra de Dios Lecturas del día ♡ Primera Lectura: Hch 13,44-52
♡ Salmo: Sal 97,1-2ab.2cd.3ab.3cd-4
♡ Santo Evangelio: Jn 14,7-14
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Si me conocéis a mí,
conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo habéis visto». Le
dice Felipe: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta». Le dice Jesús: «¿Tanto
tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces Felipe? El que me ha visto a
mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: ‘Muéstranos al Padre’? ¿No crees que yo
estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las palabras que os digo, no las digo
por mi cuenta; el Padre que permanece en mí es el que realiza las obras.
»Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Al menos, creedlo
por las obras. En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí, hará él también
las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre. Y todo lo que
pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.
Si pedís algo en mi nombre, yo lo haré».
♡ Comentario:
Hoy, estamos invitados a reconocer en Jesús al Padre que se nos revela.
Felipe expresa una intuición muy justa: «Muéstranos al Padre y nos basta» (Jn
14,8). Ver al Padre es descubrir a Dios como origen, como vida que brota, como
generosidad, como don que constantemente renueva cada cosa. ¿Qué más
necesitamos? Procedemos de Dios, y cada hombre, aunque no sea consciente, lleva
el profundo deseo de volver a Dios, de reencontrar la casa paterna y permanecer
allí para siempre. Allí se encuentran todos los bienes que podamos desear: la
vida, la luz, el amor, la paz… San Ignacio de Antioquía, que fue mártir al
principio del siglo segundo, decía: «Hay en mí un agua viva que murmura y dice
dentro de mí: ‘¡Ven al Padre!’».
Jesús nos hace entrever la tan profunda intimidad recíproca que existe
entre Él y el Padre. «Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí» (Jn 14,11).
Lo que Jesús dice y hace encuentra su fuente en el Padre, y el Padre se expresa
plenamente en Jesús. Todo lo que el Padre desea decirnos se encuentra en las
palabras y los actos del Hijo. Todo lo que Él quiere cumplir a favor nuestro lo
cumple por su Hijo. Creer en el Hijo nos permite tener «acceso al Padre» (Ef
2,18).
La fe humilde y fiel en Jesús, la elección de seguirle y obedecerle día
tras día, nos pone en contacto misterioso pero real con el mismo misterio de
Dios, y nos hace beneficiarios de todas las riquezas de su benevolencia y
misericordia. Esta fe permite al Padre llevar adelante, a través de nosotros,
la obra de la gracia que empezó en su Hijo: «El que crea en mí, hará él también
las obras que yo hago» (Jn 14,12).
* P. Jacques PHILIPPE (Cordes sur Ciel, Francia)
Santoral Católico: Santo Domingo Savio [Murió el 9 de marzo,
pero la familia salesiana celebra su memoria el 6 de mayo] Fue un joven
discípulo de san Juan Bosco que, desde la infancia, gozó de un ánimo dulce y
alegre, y recorrió expeditamente el camino de la perfección cristiana, llegando
a la santidad cuando todavía era un adolescente. Nació en Riva de Chieri
(Turín, Italia) el 2 de abril de 1842; su padre era herrero y su madre
costurera. Fue un niño superdotado y desde pequeño hizo proyectos dignos de un
cristiano maduro. Al hacer la primera comunión, se propuso "antes morir
que pecar". A los doce años, su padre lo presentó a Don Bosco, que quedó
prendado de sus cualidades naturales y espirituales. Bajo la guía del Santo,
alcanzó una madurez humana y cristiana precoz. Sus grandes devociones fueron
Jesús Sacramentado, la Inmaculada Concepción de María, el Papa. Tenía una salud
frágil y era de natural vivo y sensible, y tuvo que superarse y afrontar no
pocas dificultades. La enfermedad lo obligó a dejar el Oratorio de Turín y
trasladarse a Mondonio, donde murió el 9 de marzo de 1857.
Oración: Oh Dios, fuente
de todo bien, que en santo Domingo Savio ofreces a los adolescentes un ejemplo
admirable de caridad y de pureza: concédenos también a nosotros crecer como
hijos en la alegría y en el amor hasta la plena estatura de Cristo. Por
Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Para más información hacer clic acá.
© Directorio Franciscano – ACI Prensa – Catholic.net
Pensamiento del día «María, te doy mi corazón,
haz que sea siempre tuyo. Jesús y María sean ustedes mis amigos, pero por
piedad, que yo muera antes que me ocurra la desgracia de cometer un solo pecado…Me
confesaré a menudo, y comulgaré tan frecuentemente como mi confesor lo permita»
(SANTO
DOMINGO SAVIO)
Historia verídica: Aparición de Santo Domingo Savio Por Abel Camasca
en Aciprensa
Santo Domingo Savio se
le apareció a su papá después de haber muerto, y ambos sostuvieron un emotivo
diálogo que le dio consuelo a su afligido padre.
Era el 9 de marzo de
1857 y Domingo Savio estaba en agonía en su casa. Su padre, con lágrimas en los
ojos, cumplía la última petición de su pequeño al leerle las oraciones de la
buena muerte. La madre de Domingo se había ido llorando del cuarto porque no
soportaba el dolor de perder a su querido hijo.
Las Memorias
Biográficas, conjunto de 19 libros sobre la vida de Don Bosco, señalan que el
santo adolescente como que se durmió o tal vez se sumergió en una profunda
meditación. De pronto despertó y pronunció alegremente sus últimas palabras:
“Adiós, papá, adiós; ¡qué cosa tan hermosa veo!”.
Naturalmente, el señor
Carlos Savio se quedó muy acongojado por la partida de Domingo y quería saber
si se había salvado o no. Semanas después vio algo sorprendente.
La confortadora
aparición
“Estaba una noche desde
largo rato en la cama sin poder conciliar el sueño, cuando me pareció que se
abría el techo de la habitación en que dormía y he aquí, que rodeado de
vivísima luz, se me apareció Domingo con el rostro risueño y alegre, pero con
aspecto majestuoso e imponente”, describió.
El hombre quedó
perplejo, hasta que reaccionó y le preguntó a su hijo cómo se encontraba y si
ya estaba en el cielo. El santo le respondió que sí, que ya estaba
“verdaderamente en el cielo”.
El señor Savio exaltó la
misericordia de Dios en su querido Domingo que se hallaba feliz en el paraíso.
Luego le pidió a su pequeño que rogara por sus hermanos y hermanas para que
puedan ir un día con él.
El santo le contestó:
“Sí, sí, padre mío, rogaré por ellos para que puedan venir también un día a
gozar de la inmensa felicidad del cielo”.
Con mucha emoción le
suplicó entonces a su hijo que interceda, además, por su madre y por él para
que puedan salvarse todos y encontrarse en el paraíso. El santo le respondió:
“Sí, sí, lo haré”. Después Domingo Savio desapareció.
Humor de sábados Juan le había pedido a Roberto que lo ayudara a reparar el tejado de su
casa después del trabajo, así que Roberto fue directamente a la casa de Juan.
Cuando llegaron a la puerta, Juan fue a su esposa, la abrazó y le dijo lo
hermosa que era y lo mucho que la echaba de menos en el trabajo.
Cuando llegó la hora de la cena, felicitó a su esposa por su cocina, la
besó y le dijo cuánto la amaba.
Una vez que estaban trabajando fuera reparando el tejado, Roberto le dijo
a Juan que estaba sorprendido de que tanto se preocupara por su esposa.
Juan dijo que había comenzado esto hace unos seis meses, había revivido su
matrimonio, y las cosas no podían ser mejores.
Roberto pensó que lo probaría. Cuando llegó a casa, le dio a su esposa un
abrazo, la besó y le dijo que la amaba. Su esposa estalló en lágrimas.
Roberto estaba confundido y le preguntó por qué estaba llorando.
Ella dijo: "Este es el peor día de mi vida. Primero, el pequeño Billy
se cayó de la bicicleta y se torció el tobillo. Luego, la lavadora se rompió e
inundó el sótano. ¡Y ahora, llegas a casa borracho!"
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas” Selecciona bien tus últimos pensamientos antes de dormir. Insiste en
centrar tu mente en algo positivo, en un objetivo que te gustaría alcanzar, por
ejemplo, y no en lo mal que van tus cosas... De ese modo, una vez que tu cuerpo
físico esté dormido, tu alma irá a buscar ideas mientras duermes, y no se
quedará atrapada rumiando en “más de lo mismo”, cerca de esa mente perturbada
por problemas supuestamente insolubles...
Imagina que tu mente es un ordenador y que le pidieras encontrar la
solución a tus problemas con lo que tiene en su memoria. Sólo te podrá dar lo
que tiene almacenado en ella. Y si se lo vuelves a pedir, una y otra vez,
siempre te dará más y más de lo mismo, por más que le des vueltas toda la
noche. Sin embargo, si conectas ese ordenador a Internet, seguro que encontrará
nuevas posibilidades. El alma es igual que Internet, está conectada, y es parte
del Todo. Si tu alma tiene una 'misión', es decir, si antes de dormir le pides
humildemente que te ayude, ella encontrará las respuestas, atrayéndolas por
vibrar en esa frecuencia. Cuanto más sueltas tu mente concreta, confiando, en
paz, simplemente estando bien atento en tus asuntos diarios, mucho antes encontrarás
tus repuestas, que vendrán vía tus intuiciones. Y entonces, verás con claridad
tus oportunidades.
Recordando al Padre Natalio Oración para crecer
Crecer es dejar atrás algo a lo cual estuvimos
apegados y de lo cual nos cuesta desprendernos; es atrevernos una vez más y
estar dispuestos a ser diferentes de lo que fuimos ayer; es desarrollarnos y
evolucionar desde adentro. Cuando decidimos cambiar una actitud negativa,
estamos creciendo. Cuando decidimos corregir un error, nos estamos superando.
Señor, a veces lo que me trae problemas, son
mis defectos o mi forma de actuar. Quizás no quiero reconocer esos defectos, y
me los oculto a mí mismo. Mis actitudes, mis palabras o mis miradas despiertan
el rencor de los demás, la envidia o el desprecio. Señor, ayúdame a descubrir
mis actitudes de orgullo, egoísmo o indiferencia, ayúdame a ver todo eso que
cae mal a los ojos de los demás. Y dame tu ayuda divina para que pueda cambiar.
Tócame con tu gracia, y embelléceme con virtudes y dones que me hagan más
agradable a los ojos de los hermanos. Quiero ser un instrumento tuyo para
bendecirlos y hacerles bien. Tómame, Señor. Amén. (V. Fernández).
El conocimiento de ti mismo, de tus fortalezas y
debilidades, está en la base de tu crecimiento armónico como persona. Con un
ojo en tus virtudes para conservarlas y darles brillo, y con el otro ojo en tus
debilidades para neutralizarlas, afronta con esperanza y firmeza esta labor
cotidiana de llegar a realizar el proyecto de Dios sobre tu vida.
(P. Natalio)
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