miércoles, 18 de septiembre de 2019

Pequeñas Semillitas 4115

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 14 - Número 4115 ~ Miércoles 18 de Setiembre de 2019
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina) 
Alabado sea Jesucristo…
"Y por mano del ángel subió delante de Dios la humareda de los perfumes con las oraciones de los santos" (Apoc. 8, 4)
En la Iglesia Católica creemos en la comunión de los santos.  Esta se realiza bajo un doble aspecto: la comunión con las personas santas en la superficie de la tierra y la comunión con las personas santas que nos precedieron a la casa del Padre. Creemos que éstas pueden interceder eficazmente por nuestras necesidades en este mundo.
Nunca es un santo quien concede la gracia: Dios es el dador de todos los dones y bendiciones. Los santos solamente interceden, piden en favor nuestro como amigos nuestros que son.
También nosotros, vivamos santamente para que nuestras oraciones sean llevadas hasta Dios y escuchadas.
¡Que nuestra existencia exhale el perfume de la rectitud, justicia y amor!

¡Buenos días!
El abad generoso
La generosidad es una virtud que te pone en sintonía con Dios que es todo amor y donación de sí mismo. Cada día puedes empezar a ser generoso en gestos pequeños. Con la práctica se te irá abriendo el corazón, descubrirás la alegría de dar y comprobarás, maravillado, que recibes mucho más de lo que das.

En un monasterio había un abad generoso. Jamás negaba hospitalidad a un mendigo, y daba en abundancia. Pero sucedía que cuanto más daba, más prosperaba el monasterio. Al morir, fue reemplazado por un abad mezquino. Un día, llegó un anciano que pidió alojarse. Recordaba que una vez le habían dado hospedaje. El abad se lo negó, pues ya no podían darse ese lujo. —Nuestra abadía no puede albergar a nadie, como cuando éramos prósperos. Ya nadie hace ofrendas. —No me sorprende –dijo el anciano–  creo que se debe a que echaron a dos hermanos del monasterio. —Jamás hemos hecho eso –dijo serio el abad, —Sí, lo hicieron –replicó el anciano– eran gemelos: uno se llamaba “Dad” y el otro “Se os dará”. Como echaron a “Dad, “Se os dará” resolvió irse también.

El egoísmo atrofia al hombre, que sólo en la donación generosa a los demás, encuentra su madurez y plenitud. Si te preocupas demasiado por ti mismo y tu propio entorno, si vives para acumular dinero y comodidades, no te quedará tiempo para los demás. Si no vives para los demás, la vida carecerá de sentido para ti, porque la vida sin amor no vale nada.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: 1 Tim 3, 14-16

Salmo: Sal 110, 1-6

Santo Evangelio: Lc 7,31-35
En aquel tiempo, el Señor dijo: «¿Con quién, pues, compararé a los hombres de esta generación? Y ¿a quién se parecen? Se parecen a los chiquillos que están sentados en la plaza y se gritan unos a otros diciendo: ‘Os hemos tocado la flauta, y no habéis bailado, os hemos entonado endechas, y no habéis llorado’. Porque ha venido Juan el Bautista, que no comía pan ni bebía vino, y decís: ‘Demonio tiene’. Ha venido el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: ‘Ahí tenéis un comilón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores’. Y la Sabiduría se ha acreditado por todos sus hijos».

Comentario:
Hoy, Jesús constata la dureza de corazón de la gente de su tiempo, al menos de los fariseos, que están tan seguros de sí mismos que no hay quien les convierta. No se inmutan ni delante de Juan el Bautista, «que no comía pan ni bebía vino» (Lc 7,33), y le acusaban de tener un demonio; ni tampoco se inmutan ante el Hijo del hombre, «que come y bebe», y le acusan de “comilón” y “borracho”, es más, de ser «amigo de publicanos y pecadores» (Lc 7,34). Detrás de estas acusaciones se esconden su orgullo y soberbia: nadie les ha de dar lecciones; no aceptan a Dios, sino que se hacen su dios, un dios que no les mueva de sus comodidades, privilegios e intereses.
Nosotros también tenemos este peligro. ¡Cuántas veces lo criticamos todo: si la Iglesia dice eso, porque dice aquello, si dice lo contrario...!; y lo mismo podríamos criticar refiriéndonos a Dios o a los demás. En el fondo, quizá inconscientemente, queremos justificar nuestra pereza y falta de deseo de una verdadera conversión, justificar nuestra comodidad y falta de docilidad. Dice san Bernardo: «¿Qué más lógico que no ver las propias llagas, especialmente si uno las ha tapado con el fin de no poderlas ver? De esto se sigue que, ulteriormente, aunque se las descubra otro, defienda con tozudez que no son llagas, dejando que su corazón se abandone a palabras engañosas».
Hemos de dejar que la Palabra de Dios llegue a nuestro corazón y nos convierta, dejar cambiarnos, transformarnos con su fuerza. Pero para eso hemos de pedir el don de la humildad. Solamente el humilde puede aceptar a Dios, y, por tanto, dejar que se acerque a nosotros, que como “publicanos” y “pecadores” necesitamos que nos cure. ¡Ay de aquél que crea que no necesita al médico! Lo peor para un enfermo es creerse que está sano, porque entonces el mal avanzará y nunca pondrá remedio. Todos estamos enfermos de muerte, y solamente Cristo nos puede salvar, tanto si somos conscientes de ello como si no. ¡Demos gracias al Salvador, acogiéndolo como tal!
Rev. D. Xavier SERRA i Permanyer (Sabadell, Barcelona, España)

Santoral Católico:
San José de Cupertino
Presbítero
Nació el año 1603 en Cupertino (o Copertino), pueblo del sur de Italia, de familia pobre y honrada. Desde joven mostró tener muy escasas las dotes intelectuales y las habilidades manuales. Superando muchas dificultades ingresó en la Orden de los franciscanos conventuales y sólo gracias a la fuerte ayuda de Dios llegó al presbiterado. Tras su ordenación sacerdotal se entregó de lleno al sagrado ministerio, inflamado en celo de las almas. Adornado de carismas singulares, éxtasis y levitaciones, por lo que es conocido como el «Santo de los vuelos», los superiores tuvieron que cambiarlo con frecuencia de un convento a otro, huyendo del fanatismo popular. Descolló por su obediencia, humildad, paciencia y caridad para con los necesitados de Dios. Manifestó ardiente devoción a los misterios de la vida de Cristo, en especial la Eucaristía, y a la Madre de Dios. Sus biógrafos dicen que lograba transmitir su santa y franciscana alegría mediante el modo de orar, enriquecido por atractivas composiciones musicales y versos populares que entusiasmaban a sus oyentes, reavivando su devoción. Murió en Ósimo (Marcas) en 1663.
Oración: Dios de misericordia, que con admirable sabiduría has querido que tu Hijo, al ser levantado de la tierra, atrajera todas las cosas hacia él, concédenos, por intercesión de san José de Copertino, tender a la perfección que nos has propuesto en la persona de tu Hijo, y vernos libres de la malicia de este mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Para más información hacer clic acá.
© Directorio Franciscano – Aciprensa – Catholic.net

Pensamiento del día
 
“Si las cosas no tienen solución...
¿Para qué te preocupas?
Si las cosas tienen solución...
¿Para qué te preocupas?
(Proverbio oriental)

Tema del día:
Promesas de la Virgen
Estas son las quince promesas de la Virgen a quienes recen diariamente el Rosario:

1.- El que me sirva, rezando diariamente mi Rosario, recibirá cualquier gracia que me pida (siempre que sea conveniente para su alma).

2.- Prometo mi especialísima protección y grandes beneficios a los que devotamente recen mi Rosario.

3.- El Rosario será un fortísimo escudo de defensa contra el infierno, destruirá los vicios, librará de los pecados y exterminará las herejías.

4.- El Rosario hará germinar las virtudes y también hará que sus devotos obtengan la misericordia divina; sustituirá en el corazón de los hombres el amor del mundo al amor por Dios y los elevará a desear las cosas celestiales y eternas. ¡Cuántas almas por este medio se santificarán!

5.- El alma que se encomiende por el Rosario no perecerá.

6.- El que con devoción rezare mi Rosario, considerando misterios, no se verá oprimido por la desgracia, ni morirá muerte desgraciada; se convertirá, si es pecador; perseverará en la gracias, si es justo, y en todo caso será admitido a la vida eterna.

7.- Los verdaderos devotos de mi Rosario no morirán sin auxilios de la Iglesia.

8.- Quiero que todos los devotos de mi Rosario tengan en vida y en muerte la luz y la plenitud de la gracia, y sean partícipes de los méritos de los bienaventurados.

9.- Libraré pronto del purgatorio a las almas devotas del Rosario.

10.- Los hijos verdaderos de mi Rosario gozarán en el cielo una gloria singular.

11.- Todo lo que se me pidiere por medio del Rosario se alcanzará prontamente.

12.- Socorreré en todas sus necesidades a los que propaguen mi Rosario.

13.- Todos los que recen el Rosario tendrán por hermanos en la vida y en la muerte a los bienaventurados del cielo.

14.- Los que rezan mi Rosario son todos hijos míos muy amados y hermanos de mi Unigénito Jesús.

15.- La devoción al santo Rosario es una señal manifiesta de predestinación a la gloria.

Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
El arzobispo vietnamita Nguyen Van Thuan nos relata su experiencia: “Cuando me arrestaron, tuve que marcharme enseguida, con las manos vacías. Al día siguiente me permitieron escribir a los míos para pedir lo más necesario: ropa, dentífrico, etc. Les puse: Por favor, envíenme también un poco de vino como medicina contra el dolor de estómago. Los fieles comprendieron enseguida. Me enviaron una botellita de vino de misa, con la etiqueta: Medicina contra el dolor de estómago, y hostias hábilmente escondidas en el paquete.
Nunca podré expresar mi gran alegría: diariamente con tres gotas de vino y una de agua en la palma de la mano, celebré la misa. ¡Éste era mi altar y ésta mi catedral! Era la verdadera medicina del alma y del cuerpo. A cada paso tenía ocasión de extender los brazos y clavarme en la cruz con Jesús, de beber con él el cáliz más amargo. Cada día al recitar las palabras de la consagración confirmaba con toda el alma un nuevo pacto eterno entre Jesús y yo, mediante su sangre mezclada con la mía. ¡Han sido las misas más hermosas de mi vida!”

Cinco minutos con Jesús
Setiembre 18
Jesús detalla la proyección del amor al prójimo cuando explicita que debemos amar a los que nos odian y persiguen, nos maldicen, nos calumnian y están dispuestos a  hacernos todo el mal que puedan.
En nuestro corazón hemos de fomentar el amor a nuestros enemigos, no excluyéndolos de las muestras externas de respeto en nuestras conversaciones, en nuestro trato y, sobre todo, en nuestras oraciones por ellos.
(Padre Alfonso Milagro)
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)

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