martes, 17 de septiembre de 2019

Pequeñas Semillitas 4114

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 14 - Número 4114 ~ Martes 17 de Setiembre de 2019
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina) 
Alabado sea Jesucristo…
Sé un humano pensando como el pájaro… celebrando cada amanecer con una linda canción.
Sé un humano pensando como el caballo… librando los obstáculos con clase, firmeza y determinación.
Sé un humano pensando como un perro… dando tú amor en constante muestra de cariño, lealtad y fidelidad.
Sé un humano pensando como el gato… teniendo la calma y equilibrio en cualquier dificultad.
Sé un humano pensando como la abeja… constatando que nada se construye por sí solo.
Sé un humano pensando como la hormiga… viendo que el trabajo y el éxito caminan juntos y en la misma dirección.
Sé un humano pensando como la ballena… Viendo la importancia y el poder de la solidaridad.
Sé un humano teniendo la pureza y la sencillez de los animales… ¡y la paz mundial dejara de ser un sueño y se convertirá en una realidad! 

¡Buenos días!
El caracol viejo
En tu vida se van dando posibilidades de cambiar para bien. Conviene que te detengas, evalúes con serenidad las ventajas, y tomes decisiones sabias y prudentes, porque ésa es la forma normal de progresar. No caigas en el error de desechar todo cambio por principio; ni tampoco en el otro extremo, de creer que toda novedad es mejor. Una  fábula para ilustrar el  tema.

Un caracol viejo se arrastraba con dificultad. Estirando los cuernos para buscar su camino, hacía con el pescuezo grandes esfuerzos para llegar hasta una hoja de parra donde pensaba almorzar. Más que todo, parecía causarle gran dolencia una abolladura, cicatrizada pero ancha y profunda, que tenía en la cáscara. Unos caracolitos que lo estaban mirando, le dijeron:
—Pero, padre caracol, ¿por qué no cambia usted su cáscara por una nueva? Le debe hacer sufrir mucho esa abolladura que tiene.
—Hijitos –les contestó–, esta abolladura es dolorosa, pero cambiar la cáscara sería peor, y creo que me resultaría fatal (G. Daireaux).

El buen marino de un barco de velas, está siempre atento y obra con habilidad cuando percibe que se levanta una brisa, aunque muy suave. Tú también permanece alerta y cuando surja en tu interior un impulso a cambiar para bien, despliega al punto tus velas y obra decididamente. Como decía san Agustín: “La gracia pasa y no vuelve”.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: 1 Tim 3, 1-13

Salmo: Sal 100, 1-3b. 5-6

Santo Evangelio: Lc 7,11-17
En aquel tiempo, Jesús se fue a una ciudad llamada Naím, e iban con Él sus discípulos y una gran muchedumbre. Cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda, a la que acompañaba mucha gente de la ciudad. Al verla el Señor, tuvo compasión de ella, y le dijo: «No llores». Y, acercándose, tocó el féretro. Los que lo llevaban se pararon, y Él dijo: «Joven, a ti te digo: levántate». El muerto se incorporó y se puso a hablar, y Él se lo dio a su madre. El temor se apoderó de todos, y glorificaban a Dios, diciendo: «Un gran profeta se ha levantado entre nosotros», y «Dios ha visitado a su pueblo». Y lo que se decía de Él, se propagó por toda Judea y por toda la región circunvecina.

Comentario:
Hoy, dos comitivas se encuentran. Una comitiva que acompaña a la muerte y otra que acompaña a la vida. Una pobre viuda, seguida por sus familiares y amigos, llevaba a su hijo al cementerio y de pronto, ve la multitud que iba con Jesús. Las dos comitivas se cruzan y se paran, y Jesús dice a la madre que iba a enterrar a su hijo: «No llores» (Lc 7,13). Todos se quedan mirando a Jesús, que no permanece indiferente al dolor y al sufrimiento de aquella pobre madre, sino, por el contrario, se compadece y le devuelve la vida a su hijo. Y es que encontrar a Jesús es hallar la vida, pues Jesús dijo de sí mismo: «Yo soy la resurrección y la vida» (Jn 11,25). San Braulio de Zaragoza escribe: «La esperanza de la resurrección debe confortarnos, porque volveremos a ver en el cielo a quienes perdemos aquí».
Con la lectura del fragmento del Evangelio que nos habla de la resurrección del joven de Naím, podría remarcar la divinidad de Jesús e insistir en ella, diciendo que solamente Dios puede volver un joven a la vida; pero hoy preferiría poner de relieve su humanidad, para que no veamos a Jesús como un ser lejano, como un personaje tan diferente de nosotros, o como alguien tan excesivamente importante que no nos inspire la confianza que puede inspirarnos un buen amigo.
Los cristianos hemos de saber imitar a Jesús. Debemos pedir a Dios la gracia de ser Cristo para los demás. ¡Ojalá que todo aquél que nos vea, pueda contemplar una imagen de Jesús en la tierra! Quienes veían a san Francisco de Asís, por ejemplo, veían la imagen viva de Jesús. Los santos son aquellos que llevan a Jesús en sus palabras y obras e imitan su modo de actuar y su bondad. Nuestra sociedad tiene necesidad de santos y tú puedes ser uno de ellos en tu ambiente.
+ Rev. D. Joan SERRA i Fontanet (Barcelona, España)

Santoral Católico:
San Roberto Belarmino
Obispo y Doctor de la Iglesia
Nació el año 1542 en Montepulciano (Toscana, Italia), de familia noble. Ingresó en la Compañía de Jesús en 1560, estudió en el Colegio Romano y luego en Padua y Lovaina, donde también fue profesor. Recibió la ordenación sacerdotal en Gante el año 1570. Vuelto al Colegio Romano, enseñó teología, mantuvo brillantes disputas en defensa de la fe católica y publicó obras importantes. Fue provincial de los jesuitas, teólogo del Papa y colaborador de varias Congregaciones romanas. Estuvo relacionado con los grandes personajes y santos de su tiempo, y entre sus amigos y dirigidos espirituales están Luis Gonzaga y Juan Berchmans. Elegido cardenal y nombrado obispo de Capua, permaneció tres años en su diócesis como solícito pastor, hasta que regresó a sus tareas en Roma, donde murió el 17 de septiembre de 1621, día de las llagas de San Francisco, cuya memoria había conseguido que se celebrara en toda la Iglesia.
Oración: Señor, tú que dotaste a san Roberto Belarmino de santidad y sabiduría admirable para defender la fe de tu Iglesia, concede a tu pueblo, por su intercesión, la gracia de vivir con la alegría de profesar plenamente la fe verdadera. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Para más información hacer clic acá.
© Directorio Franciscano – Aciprensa – Catholic.net

Pensamiento del día
“Hay que aprender a no posponer nuestra conversión hasta la proximidad de la muerte... La regla es que los hombres terminen una vida perversa con una muerte miserable... Son demasiado presuntuosas y necias aquellas personas que en un asunto de tal importancia como la felicidad eterna o el tormento eterno, osan permanecer en un estado de pecado mortal incluso por un día, viendo que pueden ser sorprendidas por la muerte en cualquier momento, y que después de la muerte no hay lugar para el arrepentimiento, y que una vez en el infierno ya no hay redención”
(San Roberto Belarmino)

Historias:
Cuánto cuesta un milagro
Una pequeña niña fue a su habitación y sacó un frasco que estaba escondido en su closet. Esparció su contenido en el suelo y contó con cuidado. Tres veces, incluso. El total fue contado a la perfección. No había errores.

Con cuidado regresó las monedas al frasco y cerrando la tapa, ella salió sigilosamente por la puerta trasera y caminó 6 cuadras hasta la Farmacia y esperó pacientemente a que el farmacéutico le prestara atención, pero estaba muy ocupado por el momento.

Tere movió sus pies para que rechinaran sus zapatos. Nada. Se aclaró la garganta lo más  fuerte que pudo. No sirvió de nada, finalmente tomó 25 centavos del frasco y tocó en el mostrador de cristal. Con eso fue suficiente…

“Y ¿qué es lo que quieres?” le preguntó el  farmacéutico con tono de disgusto en la voz. “Estoy hablando con mi hermano que viene de Chicago y que no he visto en años”.

“Eh, bueno, quiero hablar contigo acerca de mi hermano”, le contestó Tere, con el mismo tono de impaciencia, “Él está realmente muy, muy enfermo... y quiero comprar un milagro”.

“¿Perdón?”, dijo el farmacéutico.

“Su nombre es Andrés y algo malo ha estado creciendo en su cabeza y mi papi dice que sólo un milagro puede salvarlo, ahora dime... ¿Cuánto cuesta un milagro?”

“Nosotros no vendemos milagros aquí, chiquita, lo siento pero no puedo ayudarte”, dijo el farmacéutico, con voz suave.

“Oye, tengo dinero para pagarlo. Si no es suficiente, conseguiré lo que falte; sólo dime cuánto cuesta”

El hermano del farmacéutico que era un hombre muy bien vestido, intervino y le preguntó a la niñita: “¿Qué clase de milagro necesita tu hermano?”

“No sé”, replicó Tere, con los ojos muy abiertos. “Yo sólo sé que está muy enfermo y mami dice que necesita una operación. Pero mi papi no puede pagarla, por eso quiero usar mi dinero”.

“¿Cuánto tienes?”, le preguntó el hombre de Chicago

“Un dólar con once centavos”, contestó Tere, apenas audible. “Y ese es todo el dinero que tengo, pero puedo conseguir más si es necesario”

“Bueno, que coincidencia”, sonrió el hombre. “Un dólar y once centavos... el precio exacto de un milagro para los hermanitos.”

Él tomó el dinero en sus manos y con la otra sostuvo la manita enguantada de Tere y le dijo: “Llévame dónde vives, quiero ver a tu hermano y conocer a tus padres. Veamos si tengo el milagro que necesitas.”

Ese hombre bien vestido era el Dr. Carlton Armstrong, un cirujano especializado en neurocirugía.

La operación fue completamente gratis y sin cargo alguno por su estancia en el hospital, hasta que Andrés regresó sano a casa. Mami y papi comentaron felices de la cadena de eventos que les trajo a todo esto.

“Esa cirugía”, susurraba su madre, “fue un milagro real, ya me imagino cuánto podría costar…”

Tere sonrió. Ella sabía exactamente cuánto cuesta un milagro... un dólar con once centavos... más la fe de una chiquilla...

Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
A veces nos cuesta hacer las cosas y creemos que estamos solos, que nadie nos ve, que nadie se percata del esfuerzo que nos cuesta el hacer muchas actividades que hacemos cotidianamente. Pero debemos saber que a Dios nada le pasa desapercibido de todo lo que hacemos, y Él nos premiará en el Cielo por cada mínima tarea que hayamos realizado.
No pocas veces los hombres son un poco desagradecidos y no notan quizás el esfuerzo que realizamos para servirlos y ayudarlos. Nos pasa quizás hasta con nuestros mismos seres queridos, hijos, esposa, esposo, hermanos y demás, que no valoran todo lo que hacemos por ellos. Sin embargo Dios cuenta y pesa cada esfuerzo, cada acto por pequeño que sea, para premiarnos en la eternidad, pero también para darnos un premio ya aquí en la tierra.
No nos desalentemos por los desabrimientos del prójimo, que a veces no valora lo que hacemos por él, sino hagamos todo con mucho amor, ofreciéndoselo a Dios y haciéndolo especialmente por Él, como si la obra o el acto lo hiciéramos no a esta o a aquella persona, sino al mismo Jesucristo, porque esa es la realidad.
Tenemos que poner la fe a funcionar, porque ya lo ha dicho el Señor que lo que hacemos al más pequeño de sus hermanos, se lo hacemos a Él mismo.
Así que ánimo, porque no trabajamos por una paga en dinero ni en bienes materiales, sino por gloria eterna, por felicidad de corazón, por tranquilidad de conciencia de que hemos hecho lo que Dios quería.
Que Dios nos ayude a no descorazonarnos ante las cosas que tenemos que hacer todos los días sirviendo a nuestros prójimos, porque grande es el premio en el Cielo, y ya estamos ocupando un lugar de predilección en el Corazón de Jesús. 

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, monjas, religiosas, novicias, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras patologías graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por las víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Cinco minutos con Jesús
Setiembre 17
Cristo es la verdadera luz que ilumina a todo hombre (cf Jn 1,9; 8,12); pero quiso que los hombres participaran de su luz, a fin de que ellos pudieran, a su vez, transmitir la luz a los otros.
No digas que no tienes cualidades para ser luz del Evangelio; el esplendor de la gloria dinámica de Dios se manifiesta en las obras de sus hijos e invita a todos a encontrarse con el Padre.
No basta que nosotros llevemos una vida que en sí sea signo; es preciso que la realidad, signada por esa vida, sea lo que significa, de suerte que cuantos nos vean no puedan menos de convencerse de la realidad salvadora del Evangelio.
(Padre Alfonso Milagro)
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)

🌸
”PEQUEÑAS SEMILLITAS
🌸
FACEBOOK de “FELIPE DE URCA”
🌸
TWITTER de “PEQUEÑAS SEMILLITAS”
🌸
INSTAGRAM: FELIPE DE URCA
🌸

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Gracias por participar comentando! Por favor, no te olvides de incluir tu nombre y ciudad de residencia al finalizar tu comentario dentro del cuadro donde escribes.