miércoles, 14 de noviembre de 2018

Pequeñas Semillitas 3822

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 13 - Número 3822 ~ Miércoles 14 de Noviembre de 2018
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina) 
Alabado sea Jesucristo…
Hoy es el Día Mundial de la Diabetes que se celebra cada año el 14 de noviembre. Se escogió esta fecha siendo el aniversario de Frederick Banting quien, junto con Charles Best, concibió la idea que les conduciría al descubrimiento de la insulina, hormona fundamental para el tratamiento, en octubre de 1921. Y es una oportunidad perfecta para dirigir la atención del público hacia las causas, síntomas, complicaciones y tratamiento de esta grave afección, que se encuentra en constante aumento en todo el mundo.
Como médico, he tratado miles de pacientes diabéticos a lo largo de más de cuarenta años de ejercicio de la medicina. Y voy a transcribir acá el consejo que siempre di a mis queridos enfermos con relación a esta patología: “No le tengas miedo a la diabetes, más bien debes tenerle respeto”. Y es realmente así: hoy existen excelentes y variados tratamientos para la misma con los cuales se logra un óptimo control metabólico a la par que se reducen notablemente las temibles complicaciones de la enfermedad. En cambio, los que no le tienen respeto (no cumplen los tratamientos) son los que se encuentran más proclives a sufrir las severas afecciones secundarias de la diabetes.

¡Buenos días!

Las tareas cotidianas
Tu vida, como la de todos, transcurre, entre sencillas tareas. Puedes caer en el grave error de juzgarlas sin importancia y hacerlas sin implicarte con entusiasmo y amor poniendo lo mejor de ti mismo. No olvides que “no hay virtud más eminente que la de hacer sencillamente lo que tenemos que hacer”. Que descubras y vivas la felicidad y paz del deber cumplido.

Es el primer día de clase. La maestra está haciendo la ficha de cada niño del Jardín de infantes.
—¿Qué hace tu mamá? –le pregunta al pequeñín, refiriéndose a su trabajo. —Prepara la comida –contesta el niño. —Bien, es ama de casa, ¿y tu papá? —Se la come.

Las tareas sencillas y cotidianas son realmente responsabilidades simples; pero, ser fieles al quehacer de cada día es algo importante. La felicidad humana generalmente no se logra con acciones de especial relevancia, que pueden acontecer muy raras veces, sino en ese sencillo deber que realizas todos los días con mucho amor. Valorízalo en ti y en los demás.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios
Lecturas de hoy 
Primera Lectura: Tit 3, 1-7

Salmo: Sal 22, 1-6

SANTO EVANGELIO: Lc 17,11-19
Un día, de camino a Jerusalén, Jesús pasaba por los confines entre Samaría y Galilea, y, al entrar en un pueblo, salieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a distancia y, levantando la voz, dijeron: «¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!». Al verlos, les dijo: «Id y presentaos a los sacerdotes».
Y sucedió que, mientras iban, quedaron limpios. Uno de ellos, viéndose curado, se volvió glorificando a Dios en alta voz; y postrándose rostro en tierra a los pies de Jesús, le daba gracias; y éste era un samaritano. Tomó la palabra Jesús y dijo: «¿No quedaron limpios los diez? Los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios sino este extranjero?». Y le dijo: «Levántate y vete; tu fe te ha salvado».

Comentario:
Hoy, Jesús pasa cerca de nosotros para hacernos vivir la escena mencionada más arriba, con un aire realista, en la persona de tantos marginados como hay en nuestra sociedad, los cuales se fijan en los cristianos para encontrar en ellos la bondad y el amor de Jesús. En tiempos del Señor, los leprosos formaban parte del estamento de los marginados. De hecho, aquellos diez leprosos fueron al encuentro de Jesús en la entrada de un pueblo (cf. Lc 17,12), pues ellos no podían entrar en las poblaciones, ni les estaba permitido acercarse a la gente («se pararon a distancia»).
Con un poco de imaginación, cada uno de nosotros puede reproducir la imagen de los marginados de la sociedad, que tienen nombre como nosotros: inmigrantes, drogadictos, delincuentes, enfermos de sida, gente en el paro, pobres... Jesús quiere restablecerlos, remediar sus sufrimientos, resolver sus problemas; y nos pide colaboración de forma desinteresada, gratuita, eficaz... por amor.
Además, hacemos más presente en cada uno de nosotros la lección que da Jesús. Somos pecadores y necesitados de perdón, somos pobres que todo lo esperan de Él. ¿Seríamos capaces de decir como el leproso «Jesús, maestro, ten compasión de mi» (cf. Lc 17,13)? ¿Sabemos recurrir a Jesús con plegaria profunda y confiada?
¿Imitamos al leproso curado, que vuelve a Jesús para darle gracias? De hecho, sólo «uno de ellos, viéndose curado, se volvió glorificando a Dios» (Lc 17,15). Jesús echa de menos a los otros nueve: «¿No quedaron limpios los diez? Los otros nueve, ¿dónde están?» (Lc 17,17). San Agustín dejó la siguiente sentencia: «‘Gracias a Dios’: no hay nada que uno puede decir con mayor brevedad (...) ni hacer con mayor utilidad que estas palabras». Por tanto, nosotros, ¿cómo agradecemos a Jesús el gran don de la vida, propia y de la familia; la gracia de la fe, la santa Eucaristía, el perdón de los pecados...? ¿No nos pasa alguna vez que no le damos gracias por la Eucaristía, aun a pesar de participar frecuentemente en ella? La Eucaristía es —no lo dudemos— nuestra mejor vivencia de cada día.
P. Conrad J. MARTÍ i Martí OFM (Valldoreix, Barcelona, España)

Santoral Católico:
San José Pignatelli
Restaurador de los Jesuitas

De familia italiana, nació en Zaragoza (España) en 1737. Ingresó a la comunidad jesuita y empezó a trabajar en los apostolados de su Comunidad, especialmente en enseñar catecismo a los niños y a los presos. En 1767 la masonería mundial estableció un acuerdo para pedir a todos los gobernantes que expulsaran de sus países a los padres Jesuitas. El rey Carlos III de España obedeció las órdenes masónicas y expulsó de territorio español y de sus colonias respectivas a todos los jesuitas. El Padre José Pignatelli y su hermano por pertenecer a una familia aristocrática recibieron la oferta de poder quedarse en España pero con la condición de renunciar a su vocación jesuita; los hermanos no aceptaron y prefirieron el destierro en la Isla de Córcega. Sin embargo, los franceses invadieron la isla, y ambos también fueron expulsados del lugar. En 1774 Clemente XIV por petición de los reyes españoles emitió un decreto suprimiendo la Compañía de Jesús; como resultado del decreto, aproximadamente 23 mil jesuitas fueron obligados a abandonar sus respectivos conventos y monasterios. San José Pignatelli junto con sus demás compañeros obedecieron humildemente y durante los 20 años siguientes soportaron pacientemente sufrimientos y humillaciones. Más adelante, el santo con permiso del Papa Pío VI se afilió a los jesuitas que estaban en Rusia y con la ayuda de ellos empezó a organizar a los jesuitas en Italia. Conseguía vocaciones y mandaba los novicios a Rusia para su formación y preparación. El jefe de los jesuitas de Rusia lo nombró provincial de la comunidad en Italia, y el Papa Pío VII aprobó ese nombramiento. Así la comunidad empezaba a renacer otra vez, aunque fuera a paso lento y en secreto. El santo oraba y trabajaba sin descanso por conseguir que su Comunidad volviera a renacer, y en 1804 logró con gran alegría que en el reino de Nápoles fuera restablecida la congregación. Al poco tiempo y con las generosas ayudas que le enviaban sus familiares logró restablecer conventos jesuitas en Roma, en Palermo, en Orvieto y en Cerdeña. A pocos meses de conseguir la aprobación Pontificia y así restablecer la Compañía de Jesús, el Padre José falleció en 1811. Tres años después, libre del destierro de Napoleón, el Papa Pío XI retorna a Roma y decretó instituida la Compañía de Jesús en el mundo.
Para más información hacer clic acá.
© Aciprensa – Catholic.net

Pensamiento del día

"La Iglesia no es una simple institución humana,
como otra cualquiera,
sino que está estrechamente unida a Dios...
no se puede separar a Cristo de la Iglesia"
(Benedicto XVI)

Temas Médicos:
Reportaje a la Diabetes 
Afecta a 9 de cada 10 adultos en el mundo, y solo el año pasado acabó con la vida de 1,5 millones de personas, pero aun así la gente sigue viéndola como una enfermedad pacífica y hasta cándida. Se trata de la DIABETES, una protagonista en el escenario de los grandes males del mundo

¿Quién es usted?
Mi nombre completo es Diabetes Mellitus (‘orina de miel’) y soy una enfermedad causada porque el cuerpo no puede usar el azúcar; eso pasa cuando la hormona encargada de meterla en las células, llamada insulina, no existe o funciona mal. Eso hace que el azúcar se acumule en la sangre y escasee en los sitios del organismo que la necesitan.

¿Qué es la insulina?
Es una hormona que produce el páncreas; es como un mensajero que lleva la glucosa de la sangre hasta el interior de las células. Insulina viene de isla, y se llama así porque se fabrica en los islotes de Langerhans (en el páncreas).

¿Es cierto que usted tiene varios tipos?
Así es. Puedo ser del tipo 1, cuando el páncreas no produce insulina; con ella ataco principalmente a niños y adolescentes. También puedo ser tipo 2, en la que existe insulina, pero escasa o funciona mal; con ella molesto a los adultos. También asusto a las embarazadas cuando tomo una forma llamada gestacional.

¿Por qué le da por aparecer?
Mi tipo 1 aparece cuando el páncreas se daña y no produce insulina, bien porque las mismas defensas del cuerpo lo atacan o porque algo desconocido o externo lo destruye. Desarrollo mi tipo 2 por herencia o ayudada por la obesidad, la falta de ejercicio, el envejecimiento y el estrés. Con los malos hábitos, sin saberlo, las personas impulsan mi existencia. Allá ellas.

¿Cómo se manifiesta cuando se instala?
Si se refiere a los síntomas, le doy este listado: sed y hambres intensas, sueño, cansancio, orina frecuente, calambres, adormecimiento de las extremidades, visión borrosa, lesiones en la piel, heridas que no cicatrizan, infecciones que se repiten, pérdida de peso y disfunciones sexuales. Claro, también puedo hacerme la graciosa y no producir síntomas, y cuando tomo ventaja con las complicaciones produzco unos cuadros aterradores.

Me parece algo solapada...
Si se refiere a que una vez que tomo posesión de un cuerpo, me desarrollo y de él jamás me voy y además lo maltrato de por vida, tiene razón. Usted sabe que soy crónica y que hasta la fecha no tengo cura. ¿Algo más?

¿Y las complicaciones que produce?
Yo no soy una perita en dulce, y en mi máximo nivel de acción puedo causar ceguera, falla renal, amputaciones, daños cardiacos y la muerte... ¿Aterrado?

¿Cómo hace todo ese daño?
Aunque el asunto es más complejo, le digo que el aumento de azúcar en la sangre y la falta de ella dentro de las células que la necesitan se suman y hacen que, por ejemplo, los pequeños vasos sanguíneos se destruyan y dejen los tejidos sin la posibilidad de recibir oxígeno y nutrientes, con lo que los voy matando poco a poco. Empiezo con cosas pequeñas, pero sensibles. Dejo la retina sin irrigación, los nervios con la arquitectura alterada, los dedos sin nutrientes, el riñón con sus redes vasculares destruidas, y si no me frenan avanzo hasta comprometer la función de estos órganos. Soy la primera causa de amputaciones, de ceguera, de daño renal y de lo que me dejen destrozar.

¿Es cierto que se instala en todos los obesos?
No en todos, pero sí le digo que 8 de cada 10 personas en las que asenté mi tipo 2 son obesas o lo fueron en algún momento; es para que quienes tienen sobrepeso se preocupen.

¿Por qué se ensaña con los obesos?
Las personas aumentan progresivamente de peso gracias a las dietas muy calóricas; eso hace que la insulina se vuelva un poco perezosa (resistencia), por lo que el páncreas tiene que fabricar más para bajar de la sangre los niveles de azúcar de esa dieta; el asunto es que llega el momento en que se cansa de producirla, la insulina empieza a escasear y poco a poco yo me abro camino y llego con mis maletas a quedarme por siempre en ese cuerpo.

¿Y eso se puede prevenir?
Claro, si la gente se metiera en la cabeza que con una dieta equilibrada, baja en calorías, pobre en grasas saturadas y rica en fibra, además de hacer ejercicio y bajarle al estrés, me mantienen a raya, estoy segura de que se ahorrarían muchos problemas.

¿Es posible llevar una vida normal con usted ya acomodada en el cuerpo?
Si me atajan no molesto, y en ocasiones hasta puedo esconderme por mucho tiempo. Eso se logra con medidas simples, como los controles médicos regulares, tomarse con rigor los medicamentos, seguir una dieta rigurosa de la mano de un nutricionista, hacer ejercicio, mantenerse en el peso adecuado, mermarle al estrés, revisar el cuerpo y estar atento a cualquier cambio; y consultar, no fumar, medir el azúcar con frecuencia y reconocer signos de alarma para prevenir complicaciones.

Parece fácil...
Ese es el problema, que son medidas sencillas que la gente pasa por alto. De ahí que se necesiten planes continuos de promoción y prevención, campañas serias para generar conciencia del autocuidado en todas las personas, acceso sin barreras al sistema de salud y entender que me pueden controlar.

¿Algo más?
Sí, que mi glotonería crece cada día, que no respeto edades ni razas y que, si no me paran, puedo comerme el mundo.

* Carlos F. Fernández – Asesor Médico de EL TIEMPO

Nuevo vídeo

Hay un nuevo vídeo subido al blog
de "Pequeñas Semillitas" en internet.
Tema: "Qué es la Diabetes"
Para verlo tienes que ir al final de esta página

Meditaciones de “Pequeñas Semillitas” 
Se cuenta sobre un hombre que tenía, en medio de  su  jardín, una enorme piedra.
Él ya estaba cansado de verla allí, sin ningún atractivo, sacando la belleza de sus flores.
Tomó la decisión de usar aquella piedra como objeto de arte y con un martillo y un cincel, comenzó su trabajo. Golpeó aquí, sacó una astilla allá y en poco tiempo, la enorme piedra se transformó en un bello elefante que pasó a  ser el centro atractivo de aquel jardín. 
Un  vecino, viendo la obra magnífica terminada, le preguntó:  
- "¿Cómo consiguió usted esculpir un elefante tan maravilloso?" 
Su respuesta fue:
- "¡Yo apenas fui retirando todo aquello que no parecía con un elefante!"
Todos somos perfectos, sólo necesitamos ir retirando todo aquello que está interfiriendo con su manifestación
Paulo Barbosa  

Pedidos de oración 
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, monjas, religiosas, novicias, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los pacientes internados en la Casa de la Bondad en  Córdoba (Argentina); por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por las víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Continuamos unidos en oración por medio del rezo del Santo Rosario poniendo en Manos de Nuestra Madre Bendita todas nuestras preocupaciones, alegrías y necesidades, poniendo al mundo entero en Manos de nuestra Madre y pidiéndole a Ella paz para el mundo. Al rezar por la paz, rezamos por todo, por la paz en el mundo, en los corazones, porque la violencia sea desterrada, por la paz para los niños que están en peligro de ser abortados. Paz para los jóvenes que no encuentran el camino, paz para los deprimidos. Paz para los que no han tenido la dicha de conocer al Amor. En fin rezamos por la paz, y sigamos haciéndolo.

Cinco minutos del Espíritu Santo 
Noviembre 14
Cuando nos descuidamos, comenzamos a fabricar alguna máscara para evitar los cambios más profundos, o porque no nos atrevemos a ser nosotros mismos.
¿Cuáles son las posibles máscaras que tenemos que entregar al Espíritu Santo para que él las destruya?
Puede ser la máscara de la fuerza, que nosotros creamos para esconder nuestra fragilidad, en lugar de tratar de fortalecernos por dentro con el poder del Espíritu. Esta máscara nos lleva a mostrarnos agresivos, rebeldes, autoritarios, ambiciosos; pero en realidad, de esa manera sólo estamos ocultando nuestros miedos e inseguridades, que siguen haciéndonos daño por dentro.
Otra máscara puede ser la de la bondad, porque nos gusta que digan que somos buenos y humildes, no toleramos que piensen que somos egoístas u orgullosos. Entonces, para aparentar bondad, nunca decimos que no, siempre hacemos lo que los demás nos piden, nunca discutimos. Pero en el fondo del corazón sufrimos una gran violencia, porque todo eso no es auténtico. En cambio, el Espíritu Santo nos fortalece para que nos atrevamos a ser respetuosos y amables, pero auténticos y sinceros, sin pretender dar más de lo que podemos ni esconder nuestras verdaderas convicciones.
Otra máscara muy común es la de la serenidad, como si fuéramos personas imperturbables, que no nos molestamos ni nos enojamos con nada. Pero la procesión va por dentro, y esa ira reprimida termina quemándonos por dentro y enfermándonos. El Espíritu Santo nos enseña a expresar lo que sentimos, sin agredir a los demás ni quejarnos permanentemente, pero sin la vergüenza de manifestar lo que llevamos dentro.
* Mons. Víctor Manuel Fernández 
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)

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